Ante la crisis capitalista y las políticas guerreristas
En el mundo se sigue desarrollando una etapa que hemos denominado de descomposición del imperialismo y procesos de asimilación de los ex Estados obreros.
Estados Unidos ha lanzado una guerra arancelaria como respuesta decadente de un imperialismo en crisis, que no logró estabilizar su hegemonía con las instituciones creadas en la posguerra, ni pudo asimilar a los ex Estados obreros al sistema de Estados capitalistas (lo cual implicaría la destrucción de sus fuerzas productivas, el desmembramiento territorial y la recomposición del imperio de la ley del valor reemplazando la centralización burocrática estatal por el sistema de monopolios, convirtiéndolos en semicolonias). Esto llevó a que todas las contradicciones del sistema, en crisis, hicieran eclosión en el corazón mismo de los Estados Unidos. Estamos en presencia de una política muy aventurera y delirante de ruptura del equilibrio inestable de posguerra. Es decir, que estamos presenciando una transición a una nueva reconfiguración de los equilibrios en un momento agudo de la crisis capitalista.
La economía mundial se encamina a una recesión con elementos de depresión, con crisis de deuda en las semicolonias y procesos inflacionarios en gran parte del planeta. El sistema capitalista expresa una crisis histórica en su organización de las relaciones sociales de producción y sus formas de dominación. Ha entrado en una contradicción explosiva, ya que no logra que la relación capital-trabajo sea contenida en las instituciones creadas para su dominación y no ha podido encontrar en el proceso histórico su reemplazo por otra forma de dominación estatal burguesa.
En este contexto internacional, los trabajadores de EE. UU. tienen la palabra. Deben enfrentar a Trump y sus aliados, recuperar los sindicatos de manos de la burocracia sindical y la aristocracia obrera históricamente ligada al Partido Demócrata y ganar sectores del proletariado para una política internacionalista y de unidad de ramas productivas en los distintos países donde ha penetrado el capital imperialista.
Ante la debacle del Reino Unido, la Unión Europea y el Estado de bienestar, que sólo tienen para ofrecer preparativos de guerra. La respuesta obrera debe ser abrir procesos revolucionarios que enfrenten a los gobiernos imperialistas que nos pusieron en esta situación.
Tenemos que frenar las políticas guerreristas del imperialismo en todo el mundo: para que en Medio Oriente triunfe la resistencia palestina y destruya al enclave israelí y todas las direcciones contrarrevolucionarias; para que el proletariado ucraniano y ruso enfrenten a sus gobiernos y desarrollen una guerra revolucionaria para derrotar el proceso de asimilación en curso; para que el proletariado chino sea parte de las luchas del proletariado mundial y enfrente el proceso de asimilación del ex Estado obrero.
Los trabajadores de todo el mundo debemos enfrentar esta situación histórica a nivel mundial con la fuerza de nuestra clase para destruir este sistema capitalista que sólo nos garantiza superexplotación y una vida miserable. A su vez, debemos combatir toda noción de conciliación de clases en nombre de “frentes antifascistas” para frenar a una supuesta “ultraderecha” y que llevan a defender la democracia burguesa detrás de variantes “progre” como Bernie Sanders, el Parti de Gauche, en los países imperialistas, o en sus formas semicoloniales al estilo del PT brasilero, el FA chileno, o las coaliciones peronistas en Argentina. Las corrientes trotskistas deben pelear por la independencia de clase y no recrear de forma degradada la táctica de Frente Único con partidos que no tienen ninguna base obrera y sólo llevan a confiar las instituciones burguesas.
Este 1º de mayo reafirmamos nuestra historia como clase y levantamos con firmeza las banderas de la Comuna de París, de la Revolución Rusa, de los mártires de Chicago y de los dirigentes obreros que murieron o fueron asesinados enfrentando a este sistema. Por eso, a 139 años de aquel 1° de mayo en el que la burguesía norteamericana asesinaba a los mártires de Chicago, es central retomar las tareas de los revolucionarios en la pelea contra el capitalismo y sus instituciones, especialmente los Estados nacionales. Luchamos por la destrucción del Estado burgués y nos apoyamos en la experiencia de la Revolución Rusa y su sistema soviético para seguir ese camino de lucha.
Para que se desarrolle el internacionalismo es de primer orden la reconstrucción de la IV Internacional, para dotar de una dirección revolucionario a este proceso histórico, para regenerar una vanguardia obrera que pueda dar una perspectiva marxista al proletariado mundial. Creemos que como primera tarea en esa dirección debemos llamar a una Conferencia internacional de las corrientes trotskistas que aun reivindican la dictadura del proletariado para discutir las tareas ante la situación mundial.
Por la unidad internacionalista de los trabajadores en contra del imperialismo y su política guerrerista.
¡Por la derrota del enclave de Israel y el triunfo de la resistencia Palestina!
¡Viva la lucha de la clase obrera mundial! ¡Viva la IV Internacional!
COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina