Print this page

Primera Vuelta de la Derecha

Terça, 18 Novembro 2025 21:07

Las elecciones del pasado 16 de noviembre dieron un amplio respaldo al conjunto de los partidos de derecha y de extrema derecha llegando a obtener de conjunto más del 50% de los sufragios (Republicanos, Nacional Libertarios y ChileVamos).

Pese a obtener la primera mayoría (con un 27%) la candidata del oficialismo obtuvo un resultado que no le permitiría remontar en una segunda vuelta presidencial.

Se repite el escenario de votación de segunda vuelta presidencial del 2021 que enfrentó a Boric con Kast (hoy Jara con Kast), que terminó dando el voto al actual gobierno pretendiendo expresar un “programa de transformaciones” que daría respuestas al “estallido social del 2019”, en su enfrentamiento al “fascismo”.

Ya en aquella votación de voto voluntario fueron a votar poco más de la mitad del padrón, en una expresión de la separación de las masas con el Estado. Hoy, pese a que Jara proviene del PC, es muy difícil “vender” su figura como la de una adalid de lucha contra el fascismo. No sólo por batir el record de “volteretas” políticas que ostenta el presidente, sino por tratar de renegar una y otra vez del mote de “comunista” presentándose como una genuina “socialdemócrata”, representante de un escudo protector de la “república democrática”.

Ese desgaste del efecto de la opción del “mal menor” es cosecha directa de las políticas represivas, antiobreras y de maquillaje institucional que fueron la tónica del actual gobierno. Esto sin contar que la evidente disputa de cargos y fondos que implica la disputa del “botín del Estado” dejó al descubierto su “espíritu republicano” en decenas de casos de corruptelas.

Persecución y encarcelamiento de activistas sociales; represión de luchas obreras y estudiantiles; batería de elecciones burguesas (constituyentes) y leyes reformistas para imponer políticas reaccionarias (salvataje AFP, flexibilización laboral); impunidad para policías y militares; ajustes presupuestarios por vía administrativa; cooptación estatal de “movimientos sociales”; entre muchas medidas que pintan el cuerpo un gobierno que desenvolvió la política de reacción de la burguesía para intentar restablecer el sistema de dominación del capital imperialista luego que fuera cuestionado por la semiinsurrección espontánea del 19.

Pese a estas políticas de cooptación y represión (sumemos el efecto reaccionario de intervención estatal en la Pandemia) no lograron imponer una derrota categórica a la clase trabajadora, aunque sí lograron contener y desviar hasta desvirtuar todo proceso de lucha y organización.

Entendemos las elecciones burguesas como una expresión distorsionada de las relaciones entre las clases. Tanto el resultado favorable a las fuerzas burguesas más reaccionarias, así como las expresiones más “anticasta” “pro-clasemedia” de la tercera fuerza (Parisi), igualmente reaccionarias, no son una cheque en blanco que permita al gran capital arrasar con ajuste y represión. Eso es algo que lo resolverá la lucha de clases y no el escenario electoral para renovar el personal que administre los negocios capitalistas.

Figuras como Kast o Parisi, representan los sectores más parásitos de esa burguesía rentística del capital financiero. Las políticas que impondrán, distintas en matiz de las de un Boric o una Jara, serán las que la burguesía está ensayando en distintos países como Grecia o Francia, de mayor flexibilidad laboral, ajuste fiscal, aumento de la edad jubilatoria, etc. Así como Milei, el más disciplinado de los discípulos del imperialismo en la región, intentarán un mayor alineamiento con la ofensiva del capital en medio de su descomposición, no sin enfrentar procesos de lucha y organización.

Lamentablemente organizaciones que se llaman revolucionarias aún no sacan lecciones de su apoyo a Boric en las elecciones pasadas, como también es lamentable la adaptación del centrismo al régimen buscando “enfrentar a la derecha” desviviéndose por empatizar con la “opinión pública”.

La fragmentación y atomización de las filas obreras, y el accionar de la burocracia sindical, sus políticas estatistas, etc., son uno de los escollos primordiales para superar. Se vuelve necesario que la vanguardia se prepare con un programa revolucionario para levantar una dirección revolucionaria internacional, que apunte a organizar a nuestra clase y armarla con un programa de transición que nos coloque en el umbral del poder, en lucha por la revolución socialista.

Más en Cor-Chile