Un salto en la lucha de los trabajadores
Quarta, 13 Novembro 2019 19:52El paro del martes 12 de Noviembre convocado por la Mesa de Unidad Social y diversas organizaciones fue contundente. A diferencia de los paros anteriores, además de los trabajadores del sector público movilizado, se expresó la adhesión de los sectores de la minería y de la industria que mostraron la predisposición y capacidad de lucha de los sectores productivos, que encorsetados por la legalidad burguesa, se manifestaron adhiriendo en numerosas empresas, bloqueando caminos, realizando paralizaciones parciales, asambleas en los lugares de trabajo o manifestaciones en las puertas de las plantas. Durante toda la jornada se concentraron cientos de miles en las principales capitales de todo el país en marchas masivas que se prolongaron durante toda la tarde y noche, teniendo a la juventud como un protagonista principal que con inagotable energía se enfrentaba a los contingentes de las fuerzas represivas, haciéndolos retroceder en muchas ocasiones, mejorando a cada paso los métodos en las barricadas, con un despliegue de provisiones y atención de heridos en la retaguardia que prolongaban los combates durante horas.
Fue un paro que tuvo características de huelga general semiinsurreccional, al día 25 de lucha y movilización.
La política de un cambio constitucional ha calado en las expectativas de amplios sectores de masas que ven en esta perspectiva de reforma a las bases jurídicas del régimen semicolonial una puerta de entrada para dar respuesta a las penurias de la población.
El debilitado gobierno de Piñera, acicateado por una crisis que es incapaz de cerrar, se ha abierto a la opción de cambio constitucional y pretende un gran acuerdo nacional con la oposición burguesa para fraguar esta salida en el marco institucional, o sea del mismo Estado o semi-estado capitalista, junto con una feroz persecución del brazo judicial contra los que luchan.
En la semana precedente el gobierno intentó cerrar la situación con una respuesta de manual, otorgando concesiones a sectores de la pequeñaburguesía con una serie de puntos de prórrogas y exenciones impositivas, o acceso al crédito para las pymes. Creyendo que con ese solo gesto ya tenía a los sectores medios en el bolsillo, pasó (el jueves 7/11) a delinear una política represiva con una serie de leyes para castigar severamente a los que enfrentan a carabineros, resucitó la ley Hinzpeter (del odiado exministro de su primer mandato) para prohibir las huelgas y manifestaciones, llamó al COSENA (Consejo de Seguridad Nacional), con los representantes de los cuerpos represivos y legislativos, para dar una salida de “orden público”. Esta decisión no hizo más que encender los ánimos de la población que vieron una reedición del estado de emergencia, provocando una nueva manifestación multitudinaria al día siguiente, luego de una semana tomada por aguerridas luchas estudiantiles de miles de jóvenes que derribaban rejas de colegios para concentrarse en las plazas públicas. Los más de 200 casos de manifestantes que han perdido un ojo por el uso de balines, se vino a sumar a la bronca por las vejaciones de todo tipo realizada por carabineros, constituyéndose una oposición de masas a las fuerzas represivas, que impide que se asiente una base social favorable a una represión desbocada, habiendo desgastado (al menos momentáneamente) el recurso de la intervención militar.
Las fuerzas de la oposición en el congreso, han cerrado filas por la salida de Asamblea Constituyente, preparándose para discutir fórmulas o consensuar un plebiscito. Asediados y cuestionados también por el movimiento de masas pretenden desesperadamente encausar la lucha y discusión dentro de los canales orgánicos del régimen burgués, procurando retornar con ello a la “normalidad” de la charlatanería parlamentaria.
Lo que no tienen en cuenta quienes pretenden festinar a esta democracia para ricos es que esta situación es parte de un proceso agudo de lucha de clases que recorre Latinoamérica. La salida intempestiva de Evo, huyendo cobardemente de Bolivia, plantea a la clase obrera Boliviana organizar la resistencia obrera ante la ofensiva reaccionaria de la derecha y el imperialismo para aplastar el movimiento de masas, disciplinándolo mediante nuevas facciones pequeñaburguesas. Así también en Argentina con una transición ordenada por el FMI y contenida por la burocracia sindical que parapetará el gobierno de Fernández. O recientemente con la liberación de Lula sectores de la burguesía brasilera tratan de anticiparse a contener procesos explosivos de lucha de masas. Es necesario que la clase obrera del continente busque unificar sus luchas para enfrentar decididamente al imperialismo y sus burguesías acólitas, poniendo en el norte la lucha por una Federación de Estados Obreros de Latinoamérica.
Es prioritario que ante el salto en el accionar de los trabajadores busquemos profundizar la organización y la discusión programática, para una salida obrera a la actual situación. Por ello, es necesario hacer un llamado a todas las organizaciones obreras a poner en pie un Congreso de delegados de bases, que discuta y vote un plan de lucha, junto a un pliego de reivindicaciones hasta hacer caer al gobierno e imponer una salida independiente de clases.
Es necesario para los sectores de vanguardia de la clase trabajadora y de la juventud no difuminar las energías del torrente de masas, sino por el contrario hacer los esfuerzos necesarios para poner en pie un partido revolucionario internacionalista, que impulse la militancia obrera, retomando las lecciones históricas de las luchas de nuestra clase, para la resolución de la crisis de dirección revolucionaria, para la reconstrucción de la IV Internacional.