18-O. A DOS AÑOS DEL LEVANTAMIENTO ORGANICÉMONOS Y PROFUNDICEMOS LA LUCHA CONTRA EL CAPITALISMO

Domingo, 17 Outubro 2021 21:08

Al conmemorarse dos años de la semiinsurrección de fuerzas elementales protagonizada por diferentes estratos de la clase obrera y la juventud, vemos como este proceso álgido de lucha clases, la burguesía no ha logrado derrotar a las masas trabajadoras, pese a haber ocupado el arsenal represivo del Estado sistemáticamente, y puesto en marcha el desvío con la constituyente.
En esta conmemoración del 18O nos encuentra ante la cercanía de las elecciones presidenciales y parlamentarias, donde la burguesía busca a engañar a los trabajadores y el pueblo.
El gobierno trata de “derechizar la situación” imponiendo el estado de emergencia en la Araucanía, orquestado por una puesta en escena de los grupos de empresarios forestales y camioneros, desplegando gran contingente militar y policial. Esto ante la debilidad del gobierno, que simbólicamente firmó el decreto de militarización de la zona mapuche el mismo 12 de Octubre, pocas horas después de asesinar a Denisse Cortés en las cercanías de la plaza dignidad.
Los ataques a la CC por parte de sectores derechistas no provienen del actuar “ soberano”, y menos revolucionario, de esta institución transitoria del estado burgués, sino más bien cumple el rol de colocar límites a cualquier reforma del aparato que sostiene la dominación imperialista, límites a los cuales se adaptan paulatinamente los representantes de la pequeñoburguesía. Su rol de desvío queda muy bien graficado al dar inicio a la redacción de la constitución el mismo 18-O, intentando dar por cerrado un ciclo de luchas. Muy simbólico es que referentes de las comunidades mapuches en la convención, empezando por la propia presidenta, se sienten cómodamente a redactar la carta magna mientras los militares se despliegan por el territorio y las comunidades mapuches
La Convención fue un subproducto de la irrupción violenta de las masas, del 18-O, con la finalidad de evitar una escalada y la inevitable caída del gobierno de Piñera ante la huelga general del 12 noviembre de ese año. Fue la intervención de la clase trabajadora paralizando el aparato productivo en esa huelga general de carácter semiinsurreccional la que puso al gobierno al borde del precipicio. La burguesía y pequeña burguesía desde la UDI al Frente Amplio, con Boric a la cabeza, blindaron al gobierno mediante el llamado “acuerdo por la paz y el orden público”. Mientras se mantenían las manifestaciones con su carácter heterogéneo, y con el visto bueno del gobierno se sucedieron los muertos, los mutilados, y los presos políticos producto del actuar de las policías, la fiscalía y tribunales.
Arribó la pandemia al país y eso le dio una oportunidad al gobierno en extremo debilitado, para poder sacar a las masas de las calles, mediante la intervención del Estado burgués (siempre reaccionario) con toques de queda, despliegue de personal militar y de carabineros. Así, la política para cuidar las ganancias de los empresarios, quienes multiplicaron su fortuna en la pandemia, fue fortificada con suspensiones, pérdida de derechos en los convenios colectivos, mayor carga laboral, reducciones salariales explotando la fuerza de trabajo inmigrante etc. Para contener la explosividad de una potencial crisis social de alza de la desocupación y la pobreza, tuvo que ceder con los retiros de los fondos previsionales, incrementar la deuda con subsidios estatales, etc. Asimismo vimos el desastre sanitario, con miles de muertes, producto del precario sistema de salud semicolonial, desastre que fue atenuado por el valioso trabajo de los trabajadores de la salud que le pusieron el hombro a la situación con extenuantes jornadas laborales.
Pero también pudimos ver interesantes procesos de lucha y de organización obrera para enfrentar los ataques. Distintos sectores obreros salieron a la huelga por mejores condiciones laborales, sectores del proletariado minero, transportes, supermercados, trabajadores bancarios, etc, que pueden expresar moleculares procesos de organización obrera, etc. Los trabajadores de la salud también han salido a luchar contra los despidos del gobierno que dejó en la calle a miles de trabajadores como si la pandemia hubiese terminado, dejando al ya precario sistema de salud que el capitalismo tolera para los explotados en peores condiciones que previo a la pandemia. Por su parte los trabajadores de la educación vienen de realizar un contundente paro y una masiva movilización ante un ataque directo de Piñera quien vetó un proyecto de ley que restringía despidos por evaluación docente, abordaba las deudas previsionales y la “deuda histórica” que se arrastra de la dictadura militar, entre otros beneficios; lo que debe ser un punto de apoyo para retomar la contundente lucha que dieron en el 2019 retomando los plenarios de delegados impulsando un plan de lucha nacional.
También la juventud ha organizado la solidaridad ante la crisis y la pandemia, ha enfrentado la represión del Estado y ha estado en la primera línea de la liberación de los presos político.
El levantamiento del 18 de Octubre de 2019 es parte de los procesos de masas que recorren el continente, como se diera en Ecuador, Colombia o Bolivia, ante la descomposición del capitalismo y la ofensiva reaccionaria de los Estados y el imperialismo.
La entrada en escena de la clase obrera mediante huelgas generales, aunque aún de forma espontánea y heterogénea, coloca la perspectiva de la intervención del proletariado para dar salida a la crisis de un sistema en decadencia.
Es preciso organizar nuestras fuerzas, recuperando los sindicatos en manos de la burocracia, unificándolo, organizando a la juventud como batallón auxiliar de estas luchas.
La experiencia de los trabajadores y el pueblo con una democracia para ricos ampliada puede ser un primer episodio de la intervención consciente de la vanguardia obrera y de la juventud para luchar por colocar a la clase trabajadora en el poder destruyendo el aparato estatal de la burguesía.
La lucha por una dirección revolucionaria internacional, la reconstrucción de la IV, el partido mundial de la revolución social, es una tarea primordial de las actuales y nuevas generaciones.
18/10/21

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  • ANTE LAS ELECCIONES

    Nos encontramos ad portas de una nueva elección, esta vez de presidenciales y parlamentarias. El centro de esta democracia para ricos coloca a los trabajadores y al pueblo en la disyuntiva de elegir quién será su próximo verdugo, el que aplique los planes que la patronal y el imperialismo tienen en carpeta.

    Como en toda elección de cargos a las instituciones del aparato estatal burgués es una coyuntura favorable para los empresarios. El actual escenario donde el candidato (Sichel), designado por el gobierno y las cámaras empresariales, se proyecta con pocas posibilidades de ganar esta elección, les provoca incertidumbre en cuanto a la relación a establecer con la clase obrera (con más mediaciones o no) a la hora de desplegar su orientación para descargar la crisis (de la deuda, la inflación, la cesantía, etc) sobre las espaldas de la población trabajadora.

    Junto a esto su necesidad política de fortalecimiento del aparato represivo, que ha dado una gran muestra de unidad en la acción y en la omisión ante la militarización de la Araucanía de parte de todos los candidatos, de Kast a Boric. Y esta política es fundamental para el próximo periodo ya que se trata de fortalecer al estado para confrontar con los procesos de lucha de clases que se vienen desarrollando. Ya el candidato de Apruebo Dignidad pagó su derecho a estar en la papeleta presidencial salvando a Piñera de su derrocamiento por medio de la huelga general, mediante el “Acuerdo por la paz y el orden público” y el respaldo de las leyes represivas en medio de las movilizaciones de masas.

    Lo claro es que la burguesía requiere un candidato que les garantice el ajuste y ataques a la clase obrera sin la necesidad de procurar (por ahora) una derrota física a ésta. Por ello es difícil que después del 18-O la burguesía apueste sus fichas a un candidato como Kast, toda vez que la política dictada desde el amo yanqui de intervenciones militares para el control interno ha provocado la respuesta de las masas desarrollando procesos álgidos de lucha de clases en el patio trasero del imperialismo.

    Respecto al candidato de la pequeñaburguesía, en el coalición electoral Apruebo Dignidad, donde conviven una serie de partidos y grupos políticos con concepciones estatistas, identitarias , etc, expresa en su programa, lo dicho por el candidato Boric, traer estabilidad con cambios, de manera gradual, en definitiva garantizar el orden burgués con reformas al estado. Ante la presión empresarial dio marcha atrás con la política de conciliación de clases de intentar meter representantes obreros en los directorios de las empresas, reculó “con gradualidad” sobre la disminución de la jornada laboral, etc, etc, y apuesta a coronar lo iniciado con el Acuerdo del 15N, dando por cerrado el proceso abierto del 18-O junto a la C.C.

    Un importante sector lo vota por el temor de que salga elegido el candidato “fascista Kast”. Si bien este candidato es un sujeto ultra reaccionario amigo de contrarrevolucionarios del estirpe del genocida Krassnoff (condenado a más de 840 años de cárcel), debemos dejar en claro que estructuralmente el fascismo (como una variante del bonapartismo en los países imperialistas, fue una corriente burguesa del capital monopolista para extender sus dominio coloniales y conjurar la extensión de revoluciones obreras) no se puede desarrollar en los países semicoloniales. El fortalecimiento de esta candidatura, sí puede considerarse como la reserva de un bonapartismo sui generis apoyado más decididamente en el aparato represivo para sostener la dominación imperialista. Toda la cantata “antifascista” que engrupe hasta sectores de la izquierda revolucionaria, no significa más que un embellecimiento de la democracia de los ricos, para cerrar filas con otras fracciones burguesas y del arribismo pequeñoburgués.

    Mientras el candidato estalinista Artés lleva a cabo el reaccionario programa del socialismo en un solo país de la burocracia soviética, pero ahora a un estado burgués con la idea de “reindustrialización”, que impulsará la “independencia nacional” de la mano de las “pequeñas y medianas empresas” mediante planes “quinquenales”, representándose como virtud todas las deformaciones del Estado, entre ellas el culto al burócrata y al absolutismo burocrático.

    Lamentablemente sectores del trotskismo como el POR han llamado a votar por este candidato, adaptándose a los programas nacionales de los grupos populistas y reformistas, y olvidando que con el estalinismo ríos de sangre obrera nos separan. En la adaptación a la democracia burguesa caen los grupos centristas agrupados en el frente de unidad por la clase trabajadora, cuyo principal partido es el PTR, quien continúa desarrollando su línea de adaptación a los slogans surgidos de la pequeña burguesía y de la opinión pública. En ese sentido va su derrotero, de la vieja consigna militante de “trabajadores al poder” se reconvierte en su adaptación a la “lucha contra la derecha” en la consigna de “trabajadores al congreso”, con la idea de que en ese reducto burgués se pueden votar leyes a favor de los trabajadores. De mismo modo han dejado la posibilidad abierta de votar en segunda vuelta por algún candidato contra el “fascismo”(?!!).

    Es por esto que en este escenario burgués como son las elecciones, denunciamos el carácter patronal de las mimas y llamamos a votar nulo o en blanco tanto en primera como en segunda vuelta.

    Los trabajadores debemos prepararnos para enfrentar el ataque que preparan las patronales, el que aplicarán con mayor o menor dificultar con cualquier presidente y coalición parlamentaria resultante de estas elecciones. El ensayo de reforma constitucional, pretende llevar las demandas sociales al seno del Estado burgués, buscando su estatización, su absorción, su liquidación, para que no sean los trabajadores organizados los que impongamos una salida independiente confrontando con el aparato reaccionario de las patronales y su gobierno, con los métodos de la lucha de clases, y con un programa obrero en la lucha por la conquista del poder.

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