Trump y la agudización de la decadencia imperialista
Miércoles, 06 Noviembre 2024 19:35Elecciones en Estados Unidos
El martes 5/11 se realizaron las presidenciales en Estados Unidos. Con una diferencia más amplia de lo esperado, el miércoles por la mañana Trump se consagró nuevo presidente, ganándole a Kamala Harris tanto en cantidad de electores como en cantidad de votos nominales. Kamala Harris intentó despegarse del gobierno de Biden, girando a posiciones reaccionarias (no tan radicalizadas como las de Trump), pero no le sirvió de mucho. La gran mayoría de los votantes expresaron que su balance de los cuatro años de Biden fue negativo, centralmente en el plano económico. La política exterior fue un elemento de peso, ante un electorado reticente a la guerra. En estos últimos 4 años, la administración demócrata no ha podido darle una orientación clara al imperialismo yanki ante los conflictos bélicos como el de Rusia-Ucrania y el genocidio en Palestina por parte del enclave de Israel, lo que muestra su debilidad como potencia imperialista. Mientras Harris prometió más apoyo a Ucrania contra Rusia, Trump cosechó simpatía al plantear que finalizaría con la guerra lo antes posible (lo cual hay que ver si lo logra y cómo). Este último también le ha dado un férreo respaldo a Netanyahu, lo cual el gobierno de Israel interpreta como libertad de acción para seguir adelante con el genocidio palestino en un momento en el que tanto internamente como a nivel mundial se encuentra muy cuestionado. El triunfo de Trump expresa la decadencia imperialista, que no logra encontrar un rumbo en los objetivos imperialistas mientras condensa todas las contradicciones mundiales al interior de su Estado.
El regreso de Trump se da en medio de una crisis general del sistema capitalista en su fase imperialista y su relación con las formas estatales de dominación burguesa. La democracia burguesa -y su relación con las masas- es una de las formas de dominación de clase que está siendo fuertemente cuestionada, pero a diferencia de lo que fue el enfrentamiento revolucionario de la Revolución rusa al Estado burgués, en este caso el cuestionamiento se da por el avance de sectores más reaccionarios. Esta “democracia”, que ha entrado en crisis, surgió como respuesta de la burguesía a la competencia con el sistema soviético. Así surgieron, en particular en los países imperialistas, los Estados de bienestar, que buscaron estatizar a las organizaciones obreras y a las masas trabajadoras en general, cooptando a la aristocracia obrera y asimilando a una gran franja de la pequeña burguesía vía derechos civiles. En las semicolonias, se los intentó emular a través de los bonapartismos sui generis como forma especial de poder estatal. El derrotero de los últimos años de crisis económicas, políticas, pandemia y procesos de asimilación de los ex Estados obreros implicó un ataque en línea a las formas estatales de posguerra sin poder encontrar aun otra forma de dominación que dé cierto equilibrio inestable al putrefacto sistema capitalista.
La bancarrota del progresismo
En este proceso los que han caído en desgracia han sido los supuestos progresismos (estatistas, redistribucionistas, populistas, reformistas),que no pueden hacer nada ante el avance de la descomposición todas las instituciones burguesas, anhelando un Estado de bienestar que ya nunca volverá y se niegan a enfrentar la pauperización de la pequeña burguesía de forma revolucionaria en alianza a los trabajadores.
El triunfo de los republicanos ha hecho entrar en pánico a la UE y la OTAN, ante su posible desinterés en la guerra Rusia-Ucrania y la línea de que se hagan cargo los gobiernos europeos del conflicto. Este punto ha sido clave en estas elecciones, ya que el supuesto progresismo ha mostrado su cara más belicista y su incapacidad para dar una salida, que no sean mayores penurias para las masas.
En América Latina es posible que se reconfiguren las relaciones de las burguesías nativas con el imperialismo norteamericano ante el avance de China en la región. Es posible que Trump favorezca a figuras como Milei, en desmedro de otras como Lula o Sheinbaum.
El triunfo de Trump no va a traer nada bueno a los trabajadores del mundo, ni lo iba hacer Kamala. Lo que sí deja en claro es que debemos organizarnos para enfrentar al imperialismo y que esto debe ser de forma internacional. Debemos llamar a los trabajadores de Norteamérica a que rompan con las fuerzas políticas imperialistas que dirigen su propio Estado. Se está desarrollando actualmente un proceso de sindicalización que debe tomar como tarea el enfrentamiento al gobierno de Trump y frenar la guerra paralizando y bloqueando el arsenal bélico que envía EEUU a Ucrania e Israel. Otra tarea fundamental del proletariado norteamericano es unirse al proletariado ruso y ucraniano para que desarrollen una guerra revolucionaria que derrote la restauración capitalista en curso.
Debemos reconstruir la IV Internacional para plantear las directrices de una lucha unificada a nivel mundial para enfrentar la descomposición del imperialismo y el proceso de asimilación de los ex Estados Obreros. Entre sus tareas está planteado que el proletariado norteamericano y el chino se unan contra el imperialismo y contra la burocracia restauracionista del PC chino. No podemos permitir que Trump, con su proteccionismo, desarrolle el chovinismo en los trabajadores (nativos, así como inmigrantes) contra los trabajadores de todo el mundo. Nuestra clase es internacional y nuestro enemigo también.
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