TRCI-web
Hacia un 8 M de la clase obrera, antiimperialista e internacionalista
Se conmemora un nuevo 8M, día internacional de la mujer trabajadora.
No es un día de fiesta, es un día de lucha y organización, donde históricamente la mujer trabajadora ha reivindicado sus grandes gestas como las partícipes indiscutibles en la primera línea de la lucha contra el capitalismo y todas sus formas de opresión.
El capitalismo, una y otra vez ha intentado asimilar, anular o cooptar esta lucha por medio de “políticas de género”, instando a que los problemas de la mujer tendrían solución con reformas tales como la paridad de puestos en las instituciones del estado o mayor participación femenina en los directorios de empresas o en el mando capitalista, o por medio de míseras políticas sociales que sólo reproducen y acentúan la opresión y explotación de la mujer en la sociedad capitalista. Cada crisis, como lo demostró la pandemia, la mujer trabajadora es recluida a las labores domésticas aisladas o de cuidados golpeando sobre los salarios y la cesantía a la mujer, imponiendo condiciones peores al conjunto de la clase y castigando de esta forma a las familias trabajadoras.
Algunas representantes del “feminismo” como la coordinadora 8M, se esfuerzan por separar a los trabajadores por género, debilitando con ello la lucha del conjunto de los explotados. Se dicen “autónomas” de los partidos y gobiernos, pero cada vez que el régimen sirvió la mesa del engaño se presentaron fervorosamente a reformar el estado, como lo hicieron con la convención constituyente, o con su militancia por el voto a Boric su “candidato feminista”. Hoy pretenden desmarcarse pero para acentuar nuevamente ideas “antihombres” o de corte identitario, y con ello retrasan la necesidad de que la mujer junto a sus compañeros de clase imponga en las reivindicaciones obreras, en los sindicatos y las organizaciones de trabajadores las demanda de lucha contra toda forma de opresión y explotación.
Esta conmemoración se enmarca en el Genocidio del “estado” de Israel contra el pueblo Palestino, donde se han masacrado a niños, hombres y mujeres sin distinción de género, todo con la aprobación de los países imperialistas.
No obstante, la población en los países imperialistas y distintas partes del mundo ha salido a manifestarse y repudiar a sus gobiernos que han apoyado las acciones e incursiones del ejército israelí sobre la población gazatí. Es así que estas complicaciones en lo interno han llevado a los gobiernos como el de Biden a tratar de aparecer morigerando la situación; de manera cínica envían unas cuantas ayudas mezcladas con las bombas que lanzan a los palestinos. Lo largo que ha sido la incursión sionista contra la resistencia palestina y su empantanamiento en los objetivos que se trazaban, es lo que ha fermentado el justo odio hacia este enclave imperialista en la región, y el mundo. Es que los bloques imperialistas Unión Europea, Estados Unidos, y Reino Unido, son los únicos puntos de apoyo del sionismo, es decir, a los sionistas solo los sustentan el poderío militar y la maquinaria de guerra de las burguesías imperialistas. No es casualidad el que Israel provea de armamentos e insumos para la represión de los trabajadores y luchadores en los diversos países, como lo confirma la enorme ligazón que tiene como proveedor principal de las también genocidas fuerzas armadas chilenas.
En ninguna parte logran convencer de que se trata de una guerra contra “el terrorismo” o que se trata de una guerra “por la libertad y la democracia” y menos de que apunta contra el antisemitismo como balbucean los sionistas.
Para parar la maquinaria de guerra del sionismo y el imperialismo, la clase obrera debe entrar en escena y tomar el protagonismo mediante acciones de boicot, paralización o huelgas en solidaridad con el pueblo palestino, hombre y mujer de esta poderosa y enorme clase internacional deben ponerse en movimiento para enfrentar la guerra oponiéndole la revolución.
A parar la masacre sionista de Israel
Unifiquemos las filas obreras.
Paso a la mujer trabajadora
Justicia por Juan Pablo y todos nuestros caídos
Algunas lecciones para enfrentar a las patronales y sus gobiernos.
Se cumplen un nuevo año del asesinato del dirigente obrero Juan Pablo Jimenez ocurrido el año 2013. Asesinato que quedó impune por parte de la patronal subcontratista Azeta y de la mandante Chilectra (Enel). “Bala loca” sentenciaron los organismos periciales de la PDI, cerrando carpeta a la obtención de justicia. Queda claro, que no podemos confiar en investigaciones de los órganos estatales. Un aparato estatal al servicio de las patronales, que además de la desidia con la que obra, ha dado sobradas muestras de su naturaleza de clase en la complicidad y ejecución de muertes obreras y del pueblo como la de Rodrigo Cisternas, Nelson Quichilliao, Camilo Catrillanca, Pablo Marchant entre muchos otros.
A estos asesinatos en “democracia” hay que sumarle las decenas ocurridas durante la semiinsurrección de octubre del 19 y los cientos de mutilados, presos y torturados. Ahora la justicia burguesa persigue a trabajadores de salud que luchaban entonces por las condiciones laborales y salud en la pandemia. Toda una venganza de la burguesía y sus gobiernos en contra de los trabajadores y el pueblo.
Nos encontramos en el contexto de descomposición del imperialismo como lo expresa la guerra entre los ex estados obreros Ucrania y Rusia, y el genocidio del pueblo palestino que resiste heroicamente la masacre que perpetra el enclave Israel. En Latinoamérica los gobiernos vienen imponiendo planes de ajustes contra la clase obrera, como en Argentina o en Chile.
El gobierno de Boric junto a las patronales viene imponiendo la línea de mayor intervención militar. Lo vienen haciendo en la Araucanía y el norte, pero ahora buscan ampliarlo a otros lugares, por eso la convocatoria al COSENA donde el estado mayor de la burguesía busca un acuerdo para el despliegue de una agenda de control y represión estatal. Asimismo viene impulsando junto a todo el régimen un lavado de cara a los represores como a las policías y a los responsables políticos como el difunto Sebastián Piñera, genuino representante de su clase parasitaria, quien estaba en la presidencia cuando asesinaron a Juan Pablo.
La desocupación golpea a nuestra clase con despidos y cierres de empresas a diario, como el de la Fundición Paipote de la Región de Atacama. Sendos ataques a clase obrera con la ley de flexibilidad laboral (40h), acuerdos de congelamiento sobre salario mínimo en medio de la carestía de la vida, amarrados por la burocracia sindical de la CUT.
El subcontrato sigue siendo una de las formas de organización de la producción de la burguesía para extraer plusvalía y sobre todo para dividir a la organización obrera. Ni bien iniciado su gobierno, Boric no tuvo empacho en reprimir la lucha de los trabajadores subcontratados de Enap quienes exigían igualación de condiciones laborales con los trabajadores de planta.
Es necesario organizar a los trabajadores levantando sindicatos y pelear por unificar nuestras filas. Es por eso que sigue vigente la lucha y la inscripción en el programa por el pase a planta de los trabajadores del subcontrato; a igual trabajo igual salario, y la unificación de los sindicatos obreros para golpear a la burguesía en el plano de la producción imponiendo el control obrero y establecer escala móvil de salario y horas de trabajo.
Levantemos bien alto la bandera la lucha contra la impunidad del asesinato de Juan Pablo y de todos nuestros caídos.
Enterrado Piñera, sepultemos al capitalismo
Homenajes de Estado, matinales lacrimosos, condolencias de pinochestistas hasta “comunistas”, incluso un sobreseimiento judicial póstumo a crímenes de lesa humanidad, se abigarraron en la escena política para repasar la muerte de Sebastián Piñera.
Boric, Jadue, Chadwick, Vallejos, todos lamentando la partida de un “estadista”, un “demócrata”, un “presidente elegido constitucionalmente”. Al mismo tiempo se expresaron un centenar de manifestantes en plaza dignidad, unos festejando su muerte, otros lamentando su deceso en impunidad (para él y todos sus cómplices); recordando cuando miles salimos a “celebrar”, con el mismo sabor a tarea pendiente, la muerte del dictador genocida Pinochet.
Todo el cierre de filas de amigos y opositores, refleja el alineamiento incondicional de los políticos de la burguesía y la pequeñoburguesía con la democracia burguesa, con la dictadura de una clase criminal que no escatima en esfuerzos para someter al pueblo a las cadenas de la dominación imperialista.
Y Piñera representaba fielmente al tipo clásico de burguesía chilena, una burguesía rentista parasitaria del capital financiero imperialista, dependiente de éste y parasitaria residual de la expoliación de recursos naturales y de la explotación obrera. Pinochetista ambiguo, ladrón, estafador, mentiroso, asesino, explotador, pueden resumir brevemente las características de cualquier personaje de esta clase en descomposición.
Pero toda la parafernalia desatada para homenajear a este esperpento, no sólo se debe a su pertenencia al corazón de la clase capitalista, sino a los hitos que atravesaron a sus dos periodos de gobierno. Sólo por mencionar los más importantes hechos tenemos; a la movilización del estudiantado en el 2011, fuertemente reprimida y desviada con la ayuda de la burocracia estudiantil de entonces (que hoy forma la camarilla gobernante); montajes judiciales y prisión política contra activistas obreros, populares y mapuches; represión violenta contra el levantamiento de los pobladores de Aysén en el 2012; asesinato del dirigente obrero Juan Pablo Jiménez en el 2013, asesinato de Camilo Catrillanca (2018) y Pablo Marchant (2021); y la represión de la semiinsurrección espontánea de Octubre del 19, con más de 40 muertos y 500 mutilados oculares, además de los presos políticos y los torturados, donde sacó a los militares a la calle y le declaró la “guerra” al pueblo.
Boric, Vallejo, Toha, lamentan su partida, y se disculpan de sus expresiones críticas de ayer, porque están llevando adelante la agenda de continuidad de la burguesía. Ajuste, desocupación, militarización, represión, explotación, presos políticos, persecución contra los luchadores, etc.
Y este es el principal motivo de su homenaje, pretenden con gestos unitarios, enterrar la lucha de clases, demonizar todos los hitos de lucha y organización de nuestra clase.
En momentos de profunda descomposición del sistema capitalista, debemos redoblar nuestros esfuerzos para terminar de enterrar a este cadáver insepulto.
Incendios en gran Valparaíso
Ante la desidia empresarial, organicemos la lucha por la reconstrucción
Más de 50 fallecidos y miles de damnificados está dejando el devastador incendio que afecta a zonas rurales y urbanas del gran Valparaíso y Viña del mar.
Al menos 18 campamentos han sido arrasados dadas las precarias condiciones de habitabilidad, dejando en la calle a miles de familias.
El fuego se expandió desde Quilpué hacia el poniente arrasando con el Salto dejando varias industrias y talleres incendiados, como Passol, Pareti, Sorepa y Tricolor.
La primera decisión del gobierno de Boric fue recurrir a la militarización y declarar el toque de queda en la zona. Como todo problema social, el Estado recurre con el despliegue represivo. No vaya a ser que la angustia de perderlo todo, incluidos a familiares, y la impotencia de no contar con los recursos necesarios para evitar la expansión del incendio, sumado al impetuoso impulso de solidaridad, se transformen en bronca dirigida contra las “autoridades”, que hoy desfilan arremangados sobre los escombros para retornar pronto a su labor de cuidar los intereses del gran empresariado.
Sobre el paño quemado ya se encuentran especulando sobre proyectos inmobiliarios o construcción de carreteras, mientras abandonarán a su suerte a miles de familias, quizás otorgándoles algún que otro voucher para enseres y dejando la reconstrucción en manos de fundaciones como “Techo”, verdaderos gestores inmobiliarios.
Criminal ha sido también el funcionamiento compulsivo de las empresas tanto del comercio como de la industria que impelieron a continuar en sus puestos de trabajo a miles de habitantes de la zona que, no sólo ponían en riesgo su vida, sino que quedaron atrapados sin poder volver a sus hogares.
Es necesario que los sindicatos y organizaciones obreras de la región se movilicen para organizar la reconstrucción, de las industrias siniestradas y la exigencia de un plan de construcción de viviendas (no precarias) y obras públicas de prevención. Desde los lugares de trabajo debemos elegir delegados brigadistas y de reconstrucción que se encarguen de tomar en sus manos el control de la situación.
Nada podemos esperar del Estado al servicio de las forestales, mineras e inmobiliarias, quienes año tras año en estos siniestros demuestra la desidia de no disponer de los recursos ni para prevenir ni para combatir este tipo de sucesos intencionales o no, empezando por CONAF, la empresa privada encargada de reducir costos para no tener recursos en el combate a los incendios.
Necesitamos organizar, de forma independiente del Estado y sus fundaciones, la solidaridad y reconstrucción, confiscando todos los materiales y medios disponibles colocándolos a disposición de un plan de reconstrucción bajo control de los trabajadores.
Periódico El Nuevo Curso #36
Plebiscito Constitucional
Votar blanco, anular o no votar
Este 17 de diciembre estamos convocados a revalidar una nueva farsa de la democracia para ricos.
Todos los partidos y personeros del régimen burgués, y su maquinaria electoral y publicitaria, se encuentran empeñados en que los trabajadores y el pueblo decidan por la opción “a favor” o “en contra” curiosamente esgrimiendo los mismos argumentos por los que optar por una u otra opción.
Sanamente el actual proceso no despierta ninguna expectativa en amplios sectores obreros y populares expresando una profunda indiferencia en relación al resultado.
Lamentablemente hay también grupos de la izquierda revolucionaria que se desviven por impulsar la opción “en contra” como los verdaderos adalides de la lucha “contra la derecha”. Esto no es otra cosa que la expresión de su adaptación al régimen político convirtiéndose en furgón de cola de las coaliciones burguesas o pequeñoburguesas.
El actual proceso constituyente pretende ser la coronación de una larga lista de elecciones (plebiscito, municipales, constituyentes, primarias, presidenciales, constituyentes de nuevo, etc.) con las que los empresarios y el gobierno de turno intentaron liquidar la semiinsurrección de octubre el 19.
Desde aquel estallido, se han sucedido una batería de ataques -pandemia mediante- contra la clase trabajadora y el pueblo en su conjunto, descargando los efectos de la crisis de la descomposición capitalista sobre las espaldas de las familias obreras.
También, el gobierno bonapartista del “mal menor” de Boric, viene a consagrarse como el gobierno que más leyes represivas ha sacado, para liquidar todo vestigio de lucha y organización (con represión y presos políticos además) y preparar el aparato represivo del estado para nuevas embestidas contra las masas (ley “gatillo fácil” Naím-Retamal, ley de infraestructura crítica, ley antitomas, etc.). Sumemos la naturalización de la militarización de distintas zonas del país, la persecución, encarcelamiento y condenas ejemplares contra luchadores populares (con el accionar del aparato judicial del estado), y la situación general que hoy los tiene discutiendo declarar el estado de excepción (u “otras formas” según el gobierno del FA-PC) comuna por comuna; mientras la desocupación, la carestía de la vida agrava las condiciones sociales de nuestra clase y le niega cualquier perspectiva de futuro a la juventud, futuro negado de antemano dentro del sistema capitalista.
Mención aparte merecen la gran mayoría de organizaciones “populares” que se alinearon con el apoyo al gobierno de Boric como una salida al “fascista” Kast, política que continuaron con el apoyo a la farsa constituyente anterior, y que al día de hoy, viendo defraudadas todas sus expectativas de un “gobierno de transformaciones”, no han sacado balance de sus posiciones y perspectivas. Con ello se alejaron aún más de la necesidad de luchar por superar la falta de conciencia y organización con la que nos encontró a la clase trabajadora el levantamiento de hace 4 años.
Pese a toda esta política reaccionaria, que busca enterrar cualquier perspectiva de lucha o mínima resistencia de parte de los trabajadores, las masas no han recibido una derrota categórica. Los profundos problemas que fueron planteados aún siguen vigentes y se intensifican junto a los procesos mundiales de mayor presión y políticas guerrerista del imperialismo, guerra en Ucrania, masacre genocida sobre la población Palestina, un ataque feroz a la población en distintos países como el que prepara el gobierno de Milei contra los clase obrera argentina, etc.
Es en esta ofensiva despiadada del capital financiero que tenemos que preparar nuestras fuerzas para enfrentar los ataque y preparar nuestras luchas desde la producción. Es prioritario volcar nuestros esfuerzos para organizar a la clase trabajadora que forme sindicatos, que los recupere de manos de dirigentes amarillos o burocráticos, que impulse la democracia obrera y tense los músculos de nuestra clase. Impulsar un Congreso de delegados de base de toda la clase trabajadora, que discuta un programa de salida a la crisis, será una gran herramienta.
Sólo la perspectiva permanente de lucha por la independencia política de nuestra clase evitará que caigamos una y otra vez en las trampas que imponen nuestros enemigos de clase.
Para ello es de vital importancia construir un Partido Revolucionario, que agrupe a lo mejor de la vanguardia obrera y juvenil, para forjar la dirección que necesitamos, una dirección internacional revolucionaria en lucha por la revolución socialista.
Llamamos a impugnar el proceso mediante el voto blanco, nulo o no ir a votar, sabiendo que gane el “a favor” o gane el “en contra", las tareas de lucha contra la explotación capitalista y la dominación del imperialismo será lo fundamental en cualquier escenario.
Muertes obreras y el derecho a la vivienda
El 07 de noviembre acaban de morir calcinados en un campamento familias enteras en un incendio en la ciudad de Coronel en la Región del Bio Bio. Según la prensa habría 14 fallecidos, entre ellos 8 niños y 6 adultos, donde por los precarios materiales de construcción de las viviendas el incendio se propagó rápidamente. Seguramente la investigación que se inicia concluirá que el problema es de haberse calcinados era de ellos mismos por estar viviendo en un campamento “ilegal” como si el capitalismo les dejara otra opción.
Se trata de familias obreras migrantes que se encontraban sobreviviendo en paupérrimas condiciones en busca del “oasis” que les prometieron. Ahí quedó la retórica del gobierno de ayudar a las familias que sufren de estos siniestros que ya son hasta naturalizados. Para lo único que han servido las políticas de éste y los anteriores gobiernos es para subsidiar a los negocios de las inmobiliarias, además de garantizar los negocios de las forestales en la zona.
La política del gobierno de bonos para la construcción de viviendas destruidas por incendio en anteriores tragedias que afectan a los sectores más pauperizados de la clase obrera y el pueblo pobre no atacan el principal factor del problema de la vivienda, que es el negocio de los capitalistas de las construcción así como la defensa de la gran propiedad del suelo. Es más el gobierno ha buscado aplacar la lucha por la vivienda con la cooptación estatal de dirigentes y leyes represivas como la recién aprobada ley “antitomas”, que prepara el desalojo de miles de familias que viven en campamentos y la criminalización de los sectores que luchan.
La única salida al problema de la vivienda vendrá de la mano de la clase obrera. Los sindicatos junto a las organizaciones obreras y populares deben imponer a las patronales un plan de construcción de viviendas, expropiando a la gran propiedad privada para la construcción de estas y la confiscación de los materiales de construcción.
Además de esto debemos levantar una investigación independiente a las instituciones del estado burgués, para establecer los culpables de estas muertes obreras e imponer sanciones y pago de indemnizaciones a los familiares ante las patronales tanto privadas como del estado.
18-O: A Retomar la lucha y organización
Levantemos la bandera de lucha por la revolución socialista
En este nuevo aniversario del 18 O la clase obrera y la juventud debemos sacar balance de lo que ha sido estos 4 años de desvíos por parte de la burguesía en procesos constituyentes y elecciones para mantener la falsa idea de que mediante las reformas al estado se puede salvar la democracia para ricos y mejorar nuestras condiciones materiales de vida.
Toda una farsa donde todo el arco burgués y pequeño burgués ha apostado por fortalecer el aparato represivo con leyes como la ley “gatillo fácil” Naim-Retamal, para darles mayores atribuciones para reprimir a las policías; la ley de infraestructura crítica para desplazar militares a los hospitales, puertos y minas para reprimir a la clase obrera en el caso de una huelga general; ha militarizando de forma permanente la Araucanía, desalojando, reprimiendo y encarcelando al activismo indígena; mantiene los presos por luchar en las cárceles, como la reciente condena a Nicolás Piña; ha reprimido y perseguido a la juventud secundaria que lucha; además de ataques directos contra la clase obrera como la ley de 40 horas para flexibilizar las jornadas de trabajo; y prepara la ley “antitomas” en beneficio de las grandes inmobiliarias preparando los medios represivos para arrasar con desalojos a las familias que viven en campamentos.
Estos ataques se dan en el marco de la descomposición del capitalismo a nivel mundial que está desatando una de las masacres más feroces sobre el pueblo palestino en Gaza por parte del “estado” sionista de Israel, donde el gobierno mostró una vez más el alineamiento incondicional con la política del imperialismo.
El 18 de Octubre del 2019 fue una semiinsurrección espontánea, una irrupción de las fuerzas elementales que no llegó a superar los márgenes de Estado burgués. Fue un proceso que tuvo su punto culminante en la huelga general del 12 de Noviembre de carácter semiinsurreccional del mismo año que puso al borde de su caída a Piñera, quien fue rescatado mediante el infame acuerdo del 15 de Noviembre que pretendió cerrar el proceso. El carácter fundamental de este proceso fue la falta de conciencia y organización de la clase trabajadora. Esto posibilitó que cientos de miles de activistas y luchadores sociales fueran absorbidos por las políticas del Estado, los que impulsaron el primer proceso constituyente y pusieron en la presidencia a un gobierno bonapartista pequeñoburgués altamente reaccionario.
Sin embargo, y pese a los golpes recibidos y al reflujo general de la lucha obrera y popular, las masas no sufrieron una derrota categórica. Se descargó una política de desvío que no cuajó, que no logró atenuar siquiera la separación entre el aparato estatal burgués y las masas, aunque agudizó (pandemia y recesión mediante) la imposición de una modificación de la relación entre el capital y el trabajo, descargando la crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador.
Asistimos a una nueva farsa constituyente altamente reaccionaria que no gusta ni a quienes la impulsaron, y que sólo demuestra el grado de descomposición del estado semicolonial.
A 4 años del levantamiento de la clase obrera y el pueblo, debemos sacar las lecciones necesarias de esta gesta de los trabajadores el pueblo y la juventud, bregando por la organización obrera y de la juventud para enfrentar las tareas que tenemos en frente, por la libertad de los presos por luchar, contra las patronales, la burocracia y el imperialismo. Debemos emprender la lucha internacionalista por la victoria de Palestina contra los sionistas y el imperialismo, y por una Federación de Repúblicas Socialistas del Medio Oriente.
Cumplidos 50 años del golpe contrarrevolucionarios que aniquiló a una generación de trabajadores revolucionarios, que se plantearon la perspectiva de superar las miserias del capitalismo, es necesario retomar la lucha por el socialismo, construyendo un partido revolucionario internacional de la clase trabajadora por la revolución socialista mundial.
Detenhamos o massacre sionista na Faixa de Gaza
Detenhamos o massacre sionista na Faixa de Gaza
A classe trabalhadora internacional é convocada a intervir com os seus métodos
A resposta de Israel à ofensiva lançada pelo Hamas no sábado, 7/10, no seu território foi imediata. Os sionistas bombardearam sistematicamente a Faixa de Gaza, utilizando inclusive armas proibidas como o fósforo branco, para aplicar uma “punição coletiva” a todos os palestinos por ousarem desafiar o ocupante. Utilizam um discurso racista, degradando os palestinos à condição de “bestas humanas”, para justificar o cerco que deixou mais de 2 milhões de residentes sem comida, água ou eletricidade. Para completar a sua tarefa assassina, os agentes israelenses do imperialismo preparam-se neste momento (15/10) para invadir a metade norte da faixa com toda a sua maquinaria de guerra de última geração.
Diante disso, na sexta-feira 13/10, capitais europeias, cidades dos EUA e de vários países árabes e muçulmanos viram suas ruas inundadas com manifestações de apoio à heróica resistência palestina. Em muitos destes países, as manifestações foram proibidas ou reprimidas, como em Roma, Berlim e Paris. Os governos imperialistas temem a reação das massas frente ao exemplo mais cru da decomposição do seu sistema social baseado na exploração da nossa classe e na espoliação de colônias e semicolônias: a existência de Israel sobre a expulsão dos palestinos de seu território histórico há 75 anos.
Uma situação explosiva
O atual confronto em terras palestinas não surgiu do nada. Israel tem acelerado a sua política de conquista territorial sobre os territórios palestinos, pelo menos desde a época do governo Trump. Isto levou a diferentes enfrentamentos em Jerusalém e na Cisjordânia, sobre os quais os sionistas e os seus colonos (movimento paraestatal de ocupação de terras) têm avançado. O ataque ao campo de refugiados de Jenin, em julho passado, foi o episódio anterior destes confrontos.
O governo de Netanyahu deve responder a uma situação frágil devido à crise em que os Estados árabes vizinhos, como a Síria e o Líbano, entraram, por conta dos efeitos da pandemia e da crise econômica global. A saída utópica de dois Estados foi enterrada pela realidade e Israel procura avançar em acordos para a “normalização das relações” com vários governos da região. Em 2020, sob os auspícios de Trump, os Emirados Árabes Unidos e o Bahrein assinaram os Acordos de Abraham com este propósito, e Marrocos também reconheceu o enclave israelense na sua pretendida condição de Estado.
Mas a crise mundial atravessa agora uma fase mais aguda com o aprofundamento das tendências bélicas. A guerra entre a Rússia e a Ucrânia coloca pressão sobre Israel, um fornecedor de armas e suprimentos para ambos os contendores. Israel é agora o principal foco da ajuda bélica dos EUA, o que levou Zelensky a protestar para que os seus padrinhos imperialistas não o deixassem relegado nos esforços militares. Israel certamente dá prioridade ao armamento do seu próprio exército. São geradas, assim, novas contradições na relação da Ucrânia com a OTAN, paralisando ainda mais a solução reacionária que tanto a Rússia, por um lado, como o imperialismo pretendem dar aos Ex-Estados operários através da sua assimilação.
O inimigo não é invencível
A verdade é que a ofensiva palestina, realmente desesperada e com métodos que não partilhamos, explica-se pelo encurralamento a que Israel pretendia levar a resistência. A tentativa de assinar um acordo com o reino saudita foi suspensa face à brutalidade sionista. A frente imperialista pró-Israel parece estar mais sólida do que nunca, mas ao mesmo tempo desenvolvem-se mobilizações, compostas por enormes contingentes de imigrantes árabes e muçulmanos, no coração mesmo das metrópoles.
O governo de ocupação também mostra uma falsa imagem de “unidade nacional”, enquanto milhares dos seus “cidadãos” fogem para os seus países de origem ao verem que a ocupação não lhes garante segurança na “terra prometida”. O governo de coligação ampliada, ao qual se juntou a oposição que vinha denunciando as reformas institucionais de Netanyahu, não pode ser chamado de unidade nacional, porque Israel não é um Estado, mas uma ocupação militar com uma população implantada sobre a limpeza étnica do povo palestino.
É claro que a luta é totalmente desigual se a restringirmos às fronteiras da Palestina histórica; uma luta heróica e vital, mas com poucas perspectivas. Nós, trotskistas, colocamos a luta em outro nível, no qual os contingentes do proletariado internacional podem colocar na balança todo o peso da classe capaz de libertar todas as forças da produção social da humanidade dos laços a que as relações burguesas de propriedade e a putrefação do imperialismo as submetem.
Apoiar a resistência palestina, uma tarefa internacionalista
Devemos ter claro que não estamos diante de um confronto “de séculos” (o sionismo começou a colonizar a Palestina no início do século XX e Israel foi criado em 1948) entre dois povos, mas sim uma luta entre uma nação oprimida e o estabelecimento de um enclave imperialista no coração do Oriente Médio para controlar os seus interesses estratégicos e o petróleo. O sionismo é uma ideologia e movimento reacionário, que postulou uma solução para o povo judeu, perseguido durante séculos, baseada na colonização de um território habitado por outro povo e na defesa dos interesses do imperialismo. Por esta razão, dizemos que Israel nem sequer é um Estado burguês propriamente dito, mas sim uma criação do imperialismo no momento da sua maior decomposição.
Os revolucionários e a vanguarda da classe trabalhadora devemos intervir neste conflito ao lado dos palestinos, com ações que atinjam o imperialismo e a sua maquinaria militar na produção, tais como as greves nas indústrias imperialistas e o bloqueio dos transportes, tomando o exemplo do portos da Califórnia, Durban e Livorno que, em 2021, interromperam os embarques de suprimentos militares destinados a Israel. Devemos apoiar todas as mobilizações pelo fim dos ataques israelenses, pelo fim do bloqueio e pela retirada imediata do exército sionista da Faixa de Gaza, pelo direito de regresso dos refugiados e das pessoas deslocadas e pela liberdade de todos os prisioneiros palestinos das prisões israelenses.
Os trabalhadores dos países da região e, em primeiro lugar, os seus batalhões centrais do ramo petrolífero, têm a chave para avançar na expulsão do imperialismo da Síria, do Líbano, do Iraque, da Líbia e, claro, da Palestina, lutando contra os governos burgueses árabes, parceiros do imperialismo. É fundamental levar as ações de rua que se desenvolvem na Europa e nos EUA para o centro da produção. A luta internacional em apoio à libertação da Palestina permitirá contribuir com o surgimento de uma direção operária e revolucionária no Oriente Médio, a única forma de destituir as direções reacionárias islâmicas ou nacionalistas árabes, como o Hamas ou o Fatah, que levam a luta palestina para um beco sem saída.
A necessidade de resolver a crise de direção revolucionária é urgente frente à situação dos palestinos, o que mostra de forma dolorosa o significado do que chamamos de decomposição imperialista. Mas é impossível considerar a construção de uma direção revolucionária internacional a partir de uma somatória de programas nacionais, que refletem a adaptação às direções alheias à classe trabalhadora em cada país.
A questão palestina é um problema social e internacional, trata-se da luta contra o imperialismo. Por esta razão, são impotentes os programas embasados em qualquer solução nacional a partir da constituição de um Estado burguês na Palestina histórica, isto é, cujos fundamentos estruturais são a propriedade privada dos meios de produção.
Há uma gradação que vai desde uma Palestina “laica, democrática e não racista” como propõem as correntes morenistas, um Israel laico (programa que os setores antissionistas desmoralizados começam a levantar), até à solução de dois Estados, proposta levantada pelo imperialismo. Mesmo defender simplesmente uma Palestina Socialista, sem considerar a dinâmica internacional que o processo histórico imprime ao processo revolucionário, nem abordar programaticamente a extensão internacional da ditadura de classe a partir da ideia de federações, é limitado e errôneo.
Armados com a Teoria da Revolução Permanente, e depois de décadas de experiência das massas com as traições das direções burguesas e pequeno-burguesas árabes e islâmicas, devemos levantar claramente a necessidade de expropriar os expropriadores para destruir as bases sociais da dominação imperialista. É neste sentido que levantamos a palavra de ordem destruição do Estado de Israel como condição necessária para a tomada do poder pela classe trabalhadora do Oriente Médio, estabelecendo a sua ditadura de classe, cuja forma política será uma Federação das Repúblicas Socialistas do Oriente Médio e Magreb.
15/10/2023
Pela destruição do Estado de Israel
Por uma Federação das Repúblicas Socialistas no Oriente Médio
Nas últimas horas, o Hamas, organização que comanda a Faixa de Gaza, lançou uma ofensiva contra o enclave imperialista de Israel. A operação foi realizada em resposta à ofensiva reacionária deste último contra os territórios palestinos e contra sua intenção de anexar a Cisjordânia. Isso acontece em um cenário internacional onde as lideranças árabes da região têm buscado acordos com os EUA e a China, acordos os quais nenhum deles dá solução para a situação histórica do povo palestino.
Os governos Biden e a União Europeia apoiam o governo Netanyahu, como não poderia ser de outra forma. O governo argentino e todos os candidatos patronais que aspiram ser o próximo saíram rapidamente para condenar o ataque e se colocaram à disposição de Israel. Da mesma forma, governos da região, como Chile, Colômbia e Brasil, vieram a público condenar a ofensiva do Hamas, declarando-o terrorista, alinhando-se ao regime sionista e pedindo para promover a linha reacionária de estabelecimento de dois Estados. O imperialismo apoia seu enclave e os lacaios dos governos semicoloniais respondem ao chamado de seu amo. Nesta situação, é evidente que os trabalhadores e o povo pobre devem estar do lado da resistência palestina, erguendo as bandeiras anti-imperialistas e chamando a todos os trabalhadores da região para enfrentarem os seus governos para expulsar o imperialismo do Oriente Médio. Apelamos aos trabalhadores do mundo a lutar pelo triunfo do povo palestino e defender uma política operária independente frente ao cenário belicista colocado pelo imperialismo no Oriente Médio. Assim como devemos enfrentar a política da OTAN na Ucrânia e a invasão de Putin, no processo de assimilação dos ex-Estados operários.
Defendemos o direito de defesa do povo palestino, sem ter nenhum tipo de acordo com a direção do Hamas, uma liderança contrarrevolucionária que luta por um Estado teocrático. Devemos nos mobilizar para apoiar a resistência palestina.