PTU (ex Prueba de Selección Universitaria). Perseguir y Castigar

Miércoles, 06 Enero 2021 06:51

Luego de que a inicios del año pasado amplios sectores de la juventud fueran protagonistas del boicot a la PSU, logrando la suspensión de la evaluación en varios recintos, recibiendo la ardua represión de carabineros, este año debuta la misma prueba con otro nombre, donde se retiran algunas preguntas y se ponderan algunos puntajes con la intención de esconder el carácter elitista y segregador, o sea burgués, del sistema educativo.

No sólo un cambio de nombre de una prueba que se volvió a dar con los recintos educativos blindados por todo el personal represivo, en una clara señal de que la juventud sigue siendo significada como un estigma conjurable para el Estado, sino que fue blindada por el propio gobierno quien trató de mostrar una supuesta “normalidad” de este proceso de selección excluyente. Así el ministro Belollio salió preventivamente a denunciar los posibles llamados a la “violencia” contra quienes deseen ejercer su “derecho de poder entrar a la universidad”, para corregir esta frase más tarde por el “derecho a postular a la educación superior”.

No conforme con esto desde el DEMRE se instruyó que se realizara listas negras con aquellos estudiantes que osaran manifestarse llamando al boicot a esta prueba, dejándolos excluidos de tanto de la rendición como del acceso a la educación superior junto, claro está, con la persecución “judicial y penal” correspondiente.

Y lo hicieron efectivo, cientos de jóvenes se manifestaron, muchos de la agrupación ACES, con barricadas y con la toma de las dependencias del DEMRE, fueron reprimidos, golpeados y encarcelados, para luego cínicamente llamarlos al “diálogo”, queriendo mostrar un rostro humano de un gobierno asesino.

Y es que luego del desvío constituyente el Estado endurece su persecución a los que luchan para seguir poblando las cárceles de presos políticos.

En la educación, generación tras generación se ha manifestado la descomposición de la misma sociedad de clases con ese sesgo evidente entre las escuelas para pobre o escuelas para ricos, algo que con el desarrollo de la pandemia se acentúa, entre quienes tienen educación particular y quienes ni siquiera poseen los recursos para la educación online. Y es en este contexto que se realiza esta PTU donde la falta del derecho a la educación se entrecruza con la falta del derecho al trabajo, siendo excluidos de las escuelas y universidades, y teniendo como presente y futuro la cesantía y la precariedad laboral.

No se trata ya de la mentada “gratuidad” por la que se luchó primeramente y que terminó en un conjunto de becas miserables en la farsa del gobierno de la Nueva Mayoría y la cooptación de la “bancada estudiantil” del Frente Amplio-Concerta-PC (este último desfinanciando y destruyendo la universidad Arcis, no olvidemos). Y es que una y otra vez se insiste en el estatismo educativo. Se apunta a que mayor o mejor educación en manos del Estado se convertirá a ésta en un derecho. Ahí es donde el ejército de reformadores de la pequeñaburguesía que postulan a la comisión constituyente se pavoneará con este slogan. A esto también apunta la demanda de “acceso universal” o de conquistar un “sistema articulado” del sistema educativo en su conjunto, mientras los hijos de la clase trabajadora siguen siendo excluidos de la misma. Hoy la crisis del capitalismo agrava esta situación en particular en los países semicoloniales incluidos aquellos que tienen un fuerte aparato educativo estatal gratuito que se cae a pedazos al mismo ritmo que son expulsados millones de jóvenes del aparato educativo y son predispuestos como mano de obra barata. E ahí el carácter de burgués de la educación que se deriva del carácter de clase del Estado.

El derecho a la educación y al trabajo se conquistarán mediante la lucha. No será con reformas cosméticas al Estado que resultará en que lo que den con una mano lo que saquen con la otra.

La lucha debe ser por abrir las puertas de escuelas y universidades al conjunto de la clase trabajadora y sus hijos. La juventud encendió la chispa que levantó en Octubre del 2019 a millones en una semiinsurrección espontánea. Hoy, es la juventud la llamada a preparar el escenario del ingreso de la clase obrera organizada, de la organización de sus destacamentos juveniles. Tomemos las escuelas y universidades como centros de debate y organización, como laboratorio de conciencias revolucionarias, como impulso a la necesaria organización de nuestra clase.

Comencemos por redoblar los esfuerzos por liberar a nuestros presos.

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