La OTAN, a un paso de intervenir directamente en Ucrania

Martes, 21 Mayo 2024 19:54

 La contraofensiva que fracasó en Ucrania y el avance de Rusia en el territorio están complicando los objetivos de la OTAN, que no logra que el ejército ucraniano mantenga las posiciones, lo cual dificulta una salida negociada con Putin. Esto plantea que el imperialismo baraje distintas hipótesis del desarrollo del conflicto. La OTAN está discutiendo una intervención más abierta, no sólo enviando armas, sino ejércitos regulares al territorio para reforzar y apuntalar una posible desbandada del ejército ucraniano, que no logra reponer sus bajas. Es claro que la prolongación de la guerra ha sumido al gobierno de Zelensky en una crisis política importante.

Por su parte, Rusia refuerza sus alianzas, centralmente con China, y si bien por ahora respeta las “líneas rojas” en el territorio, está asediando a Kharkiv, segunda ciudad en importancia de Ucrania. Algunos analistas sostienen que este asedio es un movimiento táctico para dividir aún más las fuerzas ucranianas.

Tendencias guerreristas en ascenso

La guerra en Rusia y Ucrania está entrando en un territorio de guerra más abierta entre la OTAN y Rusia, lo que daría un salto en calidad con derivaciones bélicas de carácter mundial. Por eso, es importantísimo para el imperialismo norteamericano darle una salida diplomática al enfrentamiento en Palestina, ya que este genocidio está generando un gran repudio a nivel mundial, centralmente de la juventud. Este cuestionamiento le impide al imperialismo consolidar una base social que le permita una intervención más directa en el proceso de asimilación de los ex Estados obreros, como Rusia.

En este escenario los trabajadores debemos intervenir de forma independiente. Las guerras que plantean el imperialismo, sus agentes y la burocracia de los ex Estados obreros no son nuestras guerras y debemos parar esta política guerrerista con los métodos de la clase obrera. Tenemos que organizarnos para derrotar a sus gobiernos en esos países, expulsarlos con una lucha antiimperialista de las semicolonias y derrotar a las burocracias restauracionistas, que son agentes del imperialismo en los ex Estados obreros en proceso de asimilación. Estas son las tareas que se desprenden de la situación internacional y son tareas histórica que no conocen analogías, ya que estamos frente a una guerra entre dos ex Estados obreros, como Rusia y Ucrania, y a un proceso de asimilación en China. Los restauradores del capitalismo aun no logran conformarse como clase y están en una indefinición en cuando a qué tipo de Estado se dará como resultado si triunfa esta transición al capitalismo.

Estamos atravesando una etapa signada por la descomposición del imperialismo, de sus formas de dominación, como los Estados burgueses, y a una crisis histórica en la relación entre capital y trabajo. Nunca en la historia estuvieron estos elementos en la arena de la lucha de clases. Lo que sí es una constante en cada uno de estos fenómenos es la preeminencia del sistema capitalista y sus leyes. Este sistema y sus leyes fueron puestos en cuestión en los procesos revolucionarios, procesos que dejaron importantes lecciones: se puede superar al capitalismo y desarrollar procesos transicionales hacia el socialismo. La subsistencia del capitalismo en su agonía también plantea la existencia del proletariado como su sepulturero. El capitalismo es consciente de esta amenaza y por eso, aun en su profunda crisis, no se va a retirar sin dar pelea y, en su ocaso, también intentará llevar a nuestra clase a la barbarie.

Por la reconstrucción de la IV Internacional

Los procesos de guerra más generalizados aceleran los tiempos para desarrollar el internacionalismo proletario, por lo que la tarea de primer orden es reconstruir la IV Internacional y sus secciones nacionales. Esta dirección debe dar las directrices al proletariado norteamericano para que pare la industria bélica de su país y destruya la alianza imperialista con Israel, que se una a las manifestaciones universitarias contra el genocidio en Palestina y las dirija, llamando a la clase obrera de Medio Oriente a enfrentar a sus burguesías que obstaculizan también la lucha por la destrucción del enclave sionista. También para que el proletariado chino se levante contra la burocracia del PC, detenga el envió de armamento a Rusia y llame al proletariado ruso y ucraniano a una guerra revolucionaria contra sus gobiernos restauracionistas para derrotar de forma revolucionaria el proceso de asimilación.

Reiteramos nuestro llamado a las corrientes revolucionarias que defienden el programa de la dictadura del proletariado a organizar una Conferencia Internacional cuyo objetivo sea sentar las bases para la reconstrucción de la Cuarta Internacional. Reconstruir la Cuarta Internacional es darle una dirección a la tarea de establecer la dictadura del proletariado internacional, es proveer a los trabajadores del mundo de una herramienta revolucionaria y de un programa antagónico al capitalismo, que lo único que nos ofrece es guerra y más miseria.

 

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  • A un año de la guerra Rusia-Ucrania

    El 24 de febrero de 2022, Putin, en lo que denominó “Operación especial”, invadía Ucrania para impedir el avance de la OTAN en la zona y la posible incorporación de este país a ser miembro de dicha institución.

    A un año de esa invasión, la operación especial fracasó y la guerra se sigue desarrollando. Ucrania, con el apoyo de la OTAN, sigue resistiendo el ataque ruso y ha logrado empantanar el frente militar de Rusia, inclusive haciendo que retroceda en algunas zonas conquistadas a lo largo del conflicto.

    La guerra se desarrolla en medio de una crisis mundial, con los coletazos de la pandemia, por lo que se ha agudizado y acelerado esta situación, llevando a la economía mundial a un proceso de recesión, con inflación y tendencias a la depresión. La extensión de la guerra sin salida aparente, por lo menos en el corto plazo, genera grandes desequilibrios políticos en los regímenes con intervención en algunos lugares de procesos de masas; algunos más directamente vinculados a la guerra, como las movilizaciones que llevaron a la caída del gobierno en Moldavia, y otros espoleados por las consecuencias de la misma, como las huelgas por salario en Gran Bretaña, Francia y otros países europeos.

    En este escenario se mezclan una línea diplomática de salida al conflicto con una política más guerrerista de preparación ante una escalada militar más ampliada. Rusia rompe pactos en los acuerdos nucleares y amaga con una ofensiva en el campo militar en Ucrania. EEUU anuncia mayor apoyo militar y económico para Ucrania y detrás de esta línea disciplina a la UE y los países que son parte de la OTAN. China intenta mediar ante estas líneas, buscando mantener su alianza con Rusia, pero buscando otro interlocutor interno en Rusia que no sea Putin. China busca una negociación para un hipotético proceso de paz, planteando plebiscitos por la autonomía en la zona del Donbass, que Crimea siga en manos de Rusia, pero que se repliegue militarmente en el resto de Ucrania.

    La OTAN utiliza este conflicto bélico para acelerar el proceso de asimilación de los ex Estados obreros, tratando de imponerles condiciones de carácter semicolonial. Por eso, en el territorio ucraniano se están definiendo procesos históricos inconclusos, en la necesidad de supervivencia del sistema capitalista.

    La asimilación de los ex Estados obreros se plantea en la arena mundial y no en las particularidades de cada país. Es un grave error caracterizar esta guerra como un problema de autodeterminación nacional o defensa de la soberanía de alguno de los bandos en disputa, dejando de lado el problema fundamental de las relaciones sociales de producción y las contradicciones aun no resultas en el proceso de restauración capitalista de los ex estados obreros. Por eso sostenemos la unidad revolucionaria del proletariado ucraniano y ruso en contra de sus gobiernos actuales, contra esta guerra que no defiende ninguno de nuestros intereses como clase. Para que se desarrolle el internacionalismo es de primer orden la reconstrucción de la IV Internacional.

    Llamamos a una Conferencia Internacional a las corrientes trotskistas que aun reivindiquen la dictadura del proletariado. Por la unidad internacionalista de los trabajadores en contra del imperialismo y la OTAN. ¡Por la expulsión de las tropas rusas de Ucrania! Por una federación de repúblicas socialistas de Europa y Asia.

     

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