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La clase obrera es una y sin fronteras

Abajo la represión de la burguesía y el imperialismo

Abajo la xenofobia de la burguesía

 

Familias enteras se encuentran al intemperie sobreviviendo y tratando de salir de Chile, impedidos en la frontera entre con Perú, producto de la “agenda de seguridad” que ha trazado el gobierno de Boric, con las leyes sobre infraestructura critica, militares en la frontera, órdenes del fiscal Valencia para meter en prisión a extranjeros, y leyes que aceleran la expulsión del país.

Desde abril se encuentran viviendo en condiciones infrahumanas, trabajadores venezolanos, colombianos y haitianos sin acceder a alimentación, salud, techo, sufriendo la represión de militares y policías de ambos países. No hay que olvidar que durante el gobierno de Boric se han recrudecido las medidas antiinmigrantes que políticos de ultraderecha hubiesen querido aplicar.

Las salidas reaccionarias de los gobiernos de la región demuestran la descomposición capitalista y la crisis de los semiestados latinoamericanos. Recordemos que muchos trabajadores huyeron de sus países por sus condiciones materiales de vida para venir al “oasis chileno”, que era la forma como la burguesía y el imperialismo vendían al país modelo y disciplinado a los dictados del amo yanqui, toda una farsa ya que la burguesía los recibió con precariedad, desocupación, bajos salarios, represión, etc.

Gobiernos latinoamericanos vienen aplicando ajustes y sendos ataques contra los trabajadores, reprimiendo la movilización obrera y del pueblo. La clase obrera viene interviniendo aunque de manera diluida en movilizaciones que han sido desviadas por procesos electorales o constituyentes, cambios de régimen y reformas a los estados.

Los sindicatos de los países latinoamericanos deben ampliar sus funciones, imponer el control obrero de la producción contra la anarquía del capital, garantizando la escala móvil de horas de trabajo y de salarios, asegurando la ocupación de los trabajadores cesantes, un plan de obras públicas, el derecho a vivienda, salud, y educación, desarrollando la planificación socialista de la sociedad, luchando por una federación de estados socialistas latinoamericanos y del caribe. Para estas y otras tareas transicionales se hace necesaria la construcción del estado mayor de la revolución, la IV internacional reconstruida.

El pasado 7 de mayo se realizaron las elecciones a consejo constitucional. Una reiteración de la farsa de la reforma al aparato estatal.

Si la anterior farsa constituyente, que obtuvo un rotundo rechazo, concitaba la atención (no la esperanza) en amplios sectores de masas de que algo podía cambiar- en una operación de desvío que no cuajó -, el actual proceso sólo significa una necesidad del régimen burgués de dar vuelta la página a la discusión constitucional, a la “constitución de Pinochet” y ojalá conjurar levantamientos de masas como el de Octubre del 19. Mal que les pese a muchos reformistas “bienintencionados”, la lucha de clases es un proceso histórico e internacional, no conjurable con maquillajes jurídicos.

Una de las “sorpresas” destacadas en esta votación fue el 28% (del total de votos emitidos) obtenido por el Partido Republicano. Una derecha “radical” o más reaccionaria, que es sustentada por sectores evangélicos, militares, policías, fuerzas de represión en general, pequeñoburgueses enfurecidos, y también penetra en sectores de trabajadores y el pueblo desesperanzado. Sin embargo este partido está lejos de representar algo más orgánico y, por el contrario, es un rejunte de despojos humanos y de reaccionarios disconformes.

Lo caricaturesco de este resultado es que Republicanos conquistó la mayoría de este “consejo” (23 de 50) siendo uno de sus principales detractores. Claramente luego de este resultado han intentado contenerse mostrándose como buenos demócratas que llevarán adelante la tarea encomendada. Baste decir que dicha tarea ya se encuentra pauteada con los “bordes” acordados en nimios acuerdos de “unidad nacional”, y regenteados por una “comisión de expertos” liderados por el pinochetista Hernán Larraín. Es así que el resultado de las elecciones otorga una mayoría absoluta (34 de 50) a la derecha en bloque para la tarea de escribir las “bases fundantes de la casa de todos”.

Boric, luego de lamer las heridas de su sector que sacó apenas un 22 % (del total de votos emitidos), llamó reiteradamente a buscar los “equilibrios”, “aprender de los errores”, etc , etc, en un intento de expresar que están a entera disposición de las fuerzas de la derecha. Y es que en este acto la coalición gobernante vio esfumarse los votos que los llevaron a la presidencia en la lucha del “lápiz azul contra el fascismo”. Al parecer, sus reiterados intentos por congraciarse con el gran empresariado, firmando el TPP11, impulsando el gatillo fácil y la impunidad para los represores, entregando recursos naturales al capital trasnacional, etc, etc, no han sido suficientes para demostrar que a la hora de gobernar pueden ganarse las medallas de defensores de los intereses capitalistas. Si esto lo hacían en nombre de una simulada y manipulada “opinión pública”, en lo sucesivo no podemos esperar más que “negociaciones” en corto con esa minoría de “republicanos” para volver sus políticas reaccionarias, más reaccionarias.

Una mención especial cabe a los más de 5 millones de personas que no votaron o votaron blanco o nulo. En particular el voto nulo, con 2.119.506 votos (17%), que expresaron en su inmensa mayoría una disconformidad con el proceso, la situación, o el gobierno. Nos contamos dentro de las fuerzas de izquierda y revolucionaria que llamaron a anular el voto. Algunos análisis versan sobre que es un número histórico desde la vuelta a la democracia. Sin embargo, contario a los que se atribuyen títulos de dominio o características especiales a esta masa de votantes, esta es una expresión heterogénea y distorsionada dentro de una elección burguesa, sin que exprese por si misma algún nivel de conciencia y organización, aunque sí deje en evidencia una mayor crisis del semiestado en su relación con las masas.

Los resultados de esta elección son una consecuencia de las políticas reaccionarias (militarización, represión, presos políticos, sumisión al capital financiero, etc) seguidas por el gobierno y de un reflujo más general de las luchas de masas. Cabe destacar que este reflujo, de lo que fue la semiinsurrección de Octubre del 19 a esta parte, no es producto de una derrota física o categórica impuesta sobre la clase trabajadora y el pueblo; constituye una política de desvío, un intento de consolidar el orden burgués para intentar dar respuesta a la crisis de dominación imperialista. Algo difícil de conseguir en un proceso de descomposición del capitalismo a nivel mundial que hace resquebrajar el andamiaje del semiestado. La actual coyuntura está signada por un conservadurismo de masas, espoleado por la crisis económico-social, que evidenciará giros bruscos en la situación de tanto en tanto.

Podemos resaltar las luchas que continúa dando la juventud secundaria enfrentándose a esta política reaccionaria del gobierno y las autoridades educativas, como también la decena de luchas de trabajadores que intentan vencer el aislamiento en contra de los ajustes y los despidos en curso.

La izquierda centrista se encuentra más dolida con este resultado por su apuesta constante en una salida constituyente. Aun no pueden sacar balance de sus seguidismo al gobierno bonapartista de Boric y de sus devaneos de reforma constituyente.

Es necesario que impulsemos la organización de nuestra clase para enfrentar los ataques del gobierno, los empresarios y el imperialismo. Levantemos y recuperemos sindicatos para la lucha. Impulsemos un congreso de delegados de base de toda la clase trabajadora para discutir un programa de independencia de clases y un plan de lucha como salida a la crisis.

La construcción de un partido revolucionario, como la herramienta fundamental de la vanguardia proletaria, en lucha por la reconstrucción de la IV Internacional, está a la orden del día.

Wednesday, 03 May 2023 23:26

Folleto #2 - Juventud de la COR

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Tuesday, 02 May 2023 11:33

Periódico "El Nuevo Curso #33"

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La burguesía aceita su aparato represivo

 

Se promulgo la ley Nain Retamal, que busca fortalecer el aparato represivo del estado burgués, garantizando mayor impunidad a policías, militares y servicios de inteligencia, con la figura de “legítima defensa privilegiada”. La ley fue rápidamente aprobada por las cámaras del congreso, lo que luego termino en su promulgación por parte del Boric.

Con la muerte del Policía pudimos ver como se montó todo un funeral del estado donde acudieron prácticamente todos los representantes de los “poderes” del estado burgués. Todos los sectores políticos de la burguesía pidiendo más y más represión, y un lavado de imagen de políticos verdugos del pueblo, etc, presentando a los pacos como víctimas, si hasta el criminal Claudio Crespo que cegó a Gustavo Gatica y atacó a tantos otros llegó a hablar en el televisado funeral.

Con la excusa de combatir el narcotráfico, que el mismo imperialismo y que los estados semicoloniales regentean como “parte de su economía no formal”, en connivencia y protección de los descompuestos aparatos represivos, lo que subyace en la discusión del fortalecimiento de la policía y la optimización de la función represiva del estado, es que la burguesía se prepara para tener una máquina más aceitada para cuando se agudice la lucha de clases. Por eso la militarización de la Araucanía y en las fronteras, y es que quieren anticiparse para evitar cualquier cuestionamiento por “violación de derechos humanos”, de eventuales procesamiento a represores, una suerte de amnistía anticipada por parte de ésta “ley del gatillo fácil”.

Debemos tener claro que conscientemente la burguesía sintió la fuerza de la clase obrera durante la semi-insurrección del Octubre del 19, donde acciones de paralización parcial de la producción, y la intervención de amplios sectores de masas que de forma espontánea, con los límites que imponen la falta de conciencia y organización, se enfrentaron a la maquinaria represiva estatal, que no dudó en asesinar, mutilar, encarcelar y torturar a los que luchan, masificó una experiencia de masas y de las nuevas generaciones en el enfrentamiento al aparato de estado.

Ésta experiencia intentó ser truncada por una batería de elecciones y procesos de reforma al descompuesto anadamiaje jurídico del semi-estado, en un desvío que no cuajó. En el mismo proceso, la cooptación de amplios sectores del activismo en lucha y de la pequeñaburguesía, acompañaron la farsa de apoyar a Boric y el fantoche constituyente en una supuesta lucha contra “el fascismo”. El coro histriónico “antifascista” provenía centralmente de las alas izquierdas de la democracia burguesa, como el PC o Convergencia Social, etc. Lo que motiva a éstos militantes “sociales”, además de las prebendas y repartijas de cargos estatales, es su norte por instrumentar, en medio de una acelerada descomposición mundial del capitalismo, la conciliación de clases, entre la burguesía y el proletariado, subsumiendo éste a la ofensiva patronal e imperialista, conciliación base reaccionaria del bonapartismo pequeñoburgués. Hoy de forma disciplinada se alinean tras esta cobertura de impunidad para fortalecer a la policía, a la que se suman leyes como la de “infraestructura crítica” para solicitar la intervención militar en caso de huelgas obreras y con ello aceitar el aparato represivo, haciéndolo más eficiente para la lucha de clases.

El pueblo trabajador debe reivindicar a sus propios y genuinos mártires, y no tener ninguna muestra de conmiseración ante los Pacos y policías en general, lúmpenes que organiza el estado burgués, que desde su génesis la burguesía los organizó como “brazo” de la represión estatal contra la clase trabajadora y el pueblo para defensa de la propiedad privada capitalista.

Las atrocidades cometidas por las policías contra la clase obrera son innumerables, habría que recordar cómo fueron parte de la eliminación de compañeros durante la dictadura militar y las cometidas durante el levantamiento de octubre; como decía León Trotsky, un policía es burgués al servicio del estado capitalista. La clase obrera debe organizarse incluso en el plano militar para enfrentar a la policía que es parte de sus enemigos de clase y de su estado.

Se conmemora un nuevo 29 de marzo del joven combatiente, donde reivindicamos el arrojo de esa juventud que se enfrentó a la represión estatal de Pinochet, debiendo sortear persecuciones, cárcel, tortura,  asesinatos, etc. Asimismo reivindicamos a la juventud que ha salido a luchar el 2006 y 2011, así como en el 18O, y la viene protagonizando luchas en Perú contra la represión Boluarte, y la juventud que interviene en las luchas de la clase obrera en Francia.

El gobierno de Boric ha sido continuidad en la represión hacia el pueblo y a la clase obrera, ha salido recientemente a dar un “espaldarazo” a esa institución lumpen  como son los Carabineros y la Policía, ha acelerado la agenda de “seguridad” y pretenden desde la UDI al PC darle manga ancha a la policía para reprimir mediante leyes que les aseguren mayor impunidad. Si ya las mutilaciones, asesinatos y atrocidades cometidas por esta institución podrida durante el levantamiento de octubre y posteriormente había quedado casi sin sanción, ahora el margen para dar rienda a la represión será mayor contra la juventud y los trabajadores. Ya lo vemos con la represión constante contra las movilizaciones estudiantiles, la implementación de medidas de expulsión de alumnos, y los ataques a las organizaciones estudiantiles.

Una nueva generación de jóvenes comienza a salir luchar y organizarse, enfrentando las consecuencias de la descomposición capitalista y la ofensiva de la dominación imperialista.

Es necesario que en esta nueva generación se forjen la militancia revolucionaria e internacionalista, que impulsando las luchas de la juventud como fuerza auxiliar de las luchas de la clase obrera, salga a luchar para enfrentar la crisis del capitalismo en descomposición, como lo viene haciendo en Francia, por ejemplo, como ya lo ha hecho en el pasado.

Luchemos por construir la organización de la juventud revolucionaria, levantemos las banderas de la juventud cuarta internacionalista.

¡Abran paso a la juventud!

¡Abran paso a los hijos de la clase obrera!

Publié dans l’édition #84 de El Impreso de la COR

Avec 201 voix pour et 115 contre, le Sénat français a approuvé mercredi 8 la réforme des retraites de Macron, qui propose essentiellement d'augmenter l'âge de la retraite en deux ans - de 62 à 64 ans - et, à partir de 2027, de porter à 43 le nombre d'années de cotisation nécessaires pour obtenir une retraite sans décote. Alors que les jours de grève et de manifestations se multiplient, le gouvernement fait le pari que le parlement approuvera finalement la réforme dans les 20 prochains jours. Dans le cas contraire, il pourrait faire appel à l'article 49.3 de la Constitution, suspendant ainsi le débat parlementaire et exacerbant les contradictions et la crise politique du bonapartisme sénile français. 

Le Sénat vote la réforme au lendemain d'une nouvelle journée de lutte. Le 7 mars, les travailleurs ont organisé une nouvelle grève générale et des mobilisations de masse à l'appel des centrales syndicales. Bien qu'il s'agisse de la quatrième mesure appelée par les centrales depuis que Macron a fait passer la loi au Congrès en janvier, la bureaucratie a déjà révélé son rôle ouvertement perfide dans la lutte. Elle tente désespérément d'empêcher le processus d'échapper à tout contrôle, afin de pouvoir, à la première occasion, lui tordre le cou : l'Intersyndicale mise encore et toujours sur le "dialogue " et les réunions avec le gouvernement, à la recherche d'une solution convenue dans le cadre du régime bourgeois.

Face à l'offensive déterminée du gouvernement et à la trahison de la bureaucratie, l'avant-garde discute comment surmonter les limites imposées par les directions des organisations de masse. Les cheminots, les raffineries, le secteur de l'énergie, ainsi que les travailleurs de l'éducation dans leurs villes et régions promeuvent les assemblées et les différentes formes de grèves. À l'heure d’écrire cet article, samedi 11 mars, les mobilisations s'étendent à tout le pays.

 

Il faut préparer la grève générale

Il est évident que des journées de lutte isolées ne suffisent pas pour gagner. Cependant, bien que les conditions préalables à la grève générale soient établies, sa préparation ne se limite pas à une discussion méthodologique. Il s'agit de programme, d'organisation, d'agitation et de propagande. Il faut mettre en place des comités d'action, liés à l'unité de production, où on élit de nouveaux délégués et où on repousse la bureaucratie syndicale. C'est dans le feu de la lutte qu’il doit se forger une nouvelle direction. En ce sens, la politique des révolutionnaires à l'égard des syndicats doit être claire, car elle détermine la relation entre l'élément conscient et les masses laborieuses. En raison de leurs liens avec l'État, les syndicats et les centrales syndicales ont tendance à se dégrader, et le processus actuel montre une fois de plus que ces institutions continuent à abriter les secteurs les plus concentrés de l'économie, avec la pleine capacité de frapper la bourgeoisie là où elle détient son pouvoir, c'est-à-dire dans la production.

Il est nécessaire de reprendre les syndicats et, en élargissant leurs fonctions, d'en faire des outils révolutionnaires de lutte contre le capital. Il faut un congrès de délégués venus de tout le pays pour préparer la grève générale et voter un programme.

 

Une lutte internationaliste

L'intervention du prolétariat avec ses méthodes et son programme ne peut se limiter à l'arrêt de la réforme et à l'obtention d'une augmentation des salaires, plus quelques revendications. Une conception qui se trouve derrière du syndicalisme révolutionnaire français, qui incluait dans son programme la dictature du prolétariat, mais niait à tort le rôle irremplaçable du parti révolutionnaire.

Bien que Macron, comme on l'avait souligné dans des notes précédentes, joue avec une idée redistributive, la réforme des retraites fait partie d'un ensemble de réformes capitalistes qui, face à la crise impérialiste et à la décomposition, cherchent à établir un nouveau pacte entre le capital et le travail. Un nouveau rapport de forces entre les classes du monde entier pour produire plus de plus-value.

Face aux attaques successives, à l'inflation croissante et à la perte du pouvoir d'achat, une vague de grèves se propage en Europe : Portugal, Grèce, Italie, Grande-Bretagne, etc.

Les révolutionnaires doivent intervenir avec un programme de transition, en prenant des mesures pour unifier le prolétariat européen avec celui de ses semi-colonies, pour déclarer la guerre à l'offensive de l'OTAN et à l'intervention de Poutine, pour désorganiser la bourgeoisie et pour lutter pour la destruction de l'État bourgeois.

Dans cette perspective, une Conférence internationale avec toutes les organisations qui luttent pour la dictature du prolétariat et pour la reconstruction de la IVe Internationale est nécessaire et urgente.

 

"Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres" [Rosa Luxemburgo]

El 8 M conmemoramos el día internacional de la mujer trabajadora, fecha instaurada a partir de una gesta obrera de fines del siglo XIX en el corazón de EEUU que puso a las mujer trabajadora en primera fila contra la desigualdad salarial, por la disminución de la jornada de trabajo, el acoso y vejación de patrones y las condiciones laborales paupérrimas. Esa gran lucha fue respondida con el incendio de una fábrica textil donde murieron más de 120 trabajadoras, encerradas con llave por sus patrones para ser consumidas por las llamas, en un acto más de brutalidad de la esclavitud asalariada. Aunque el 8M fue fijado por el inicio de la Revolución Rusa en Febrero (8 de marzo según nuevo calendario) donde el impulso de la conquista del primer Estado Obrero fue dado por las mujeres trabajadoras rusas derrocando al zar.

Cientos de luchas revolucionarias protagonizadas por la clase obrera y el pueblo, teniendo como protagonista decidido y abnegado a la mujer trabajadora, lograron arrancar a la burguesía algunas concesiones mínimas como el derecho al voto, la incorporación al trabajo o los derechos de descanso pre y posnatal entre otros.

Sin embargo, la sociedad capitalista en descomposición torna cualquier reforma en ilusoria volviendo a relegar a la mujer trabajadora a labores domésticas continuamente, siendo parte del ejército de reserva, utilizada su fuerza de trabajo para bajar los salarios y precarizar las condiciones de vida de las familias obreras.

La farsa del feminismo burgués y pequeñoburgués de colocar paridad o cupos de mujeres en cargos políticos, de dirección de empresas o en las instituciones represivas, puede haber aumentado la presencia mujeres en los cargos de administración de los negocios de la burguesía, mientras las condiciones de explotación de nuestra clase y de la mujer trabajadora en particular siguen empeorando. La política de “no discriminación” por género hecha ley, sólo aplica para cargos iguales, no para las concentraciones obreras como la industria alimenticia, supermercado o las empresas de limpieza donde la mayoría son mujeres trabajadoras que apenas ganan un poco más que el salario mínimo. La crisis que acentuó la pandemia aumentó la desocupación de la mujer trabajadora en mayor medida sin considerar el impacto en el sistema de salud, lo que agrava las deplorables condiciones de la salud reproductiva, las labores de cuidados, etc.

El 8 M fue puesto en el centro por las mujeres socialistas a principios del siglo XX. Ellas se delimitaban claramente del feminismo “las feministas burguesas aspiran a conseguir las reformas en favor del sexo femenino en el marco de la sociedad burguesa, a través de una lucha entre los sexos y en contraste con los hombres de su propia clase, no cuestionan la existencia misma de dicha sociedad. Las mujeres proletarias, en cambio, se esfuerzan a través de una lucha de clase contra clase, en estrecha comunión de ideas y de armas con los hombres de su clase – los cuales reconocen plenamente su igualdad – por la eliminación de la sociedad burguesa en beneficio de todo el proletariado.” [Clara Zetkin]

Las actuales marchas del 8M han tomado un carácter reaccionario al expulsar de su participación y lucha a trabajadores, jóvenes y militantes que levantan la liberación de la mujer de toda forma de opresión. Central responsabilidad la tienen las direcciones de la izquierda centrista quienes de forma oportunista se han hecho eco del feminismo burgués y pequeñoburgués llegando a modificar sus programas, suplantando la necesidad que los militantes se levanten contra toda injusticia y forma de opresión, por exigencias de reformas de inclusión al aparato estatal burgués o institucional. Del mismo modo han obrado con las “posmodernas” políticas burguesas “identitarias” relegando la lucha de clases y fragmentando a nuestra clase en disputas de géneros e individualidades.

Es prioritario recuperar el 8M como un día de lucha, organización y combate de nuestra clase, con la mujer trabajadora en la primera fila, por la liberación de la mujer de toda forma de opresión que inscribirá la clase obrera en la tumba del capitalismo.

“El grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación general” [Marx]

Paso a la Mujer Trabajadora

Conmemoramos 10 años del asesinato del dirigente sindical Juan Pablo Jiménez, cuando se encontraba dando lucha contra la patronal Azeta, contratista de Chilectra e impulsaba la organización de los trabajadores subcontratados.

Su asesinato ha quedado impune a manos de la justicia burguesa, donde salieron ridículas teorías como lo de “la bala loca” que habría matado a Juan Pablo. En su momento nuestra corriente señaló la necesidad de que, al mismo tiempo que exigíamos verdad y justicia, no depositáramos un ápice de confianza en el Estado y sus descompuestas instituciones como la PDI y sus peritajes.

La lucha de Juan Pablo y de cientos de luchadores contra el subcontrato es fundamental. Con el subcontrato la burguesía asestó un golpe a la organización sindical, fragmentando y atomizando a la clase obrera, así como redoblaron la explotación para maximizar sus ganancias.

No fue sólo mediante contratos, tercerizaciones y precarización, sino que impulsaron ataques a los intentos de lucha y organización que incluyeron asesinatos obreros, como el del trabajador forestal Rodrigo Cisternas o del obrero minero Nelson Quichillao, donde -bajo la dirección del PS y el PC, la CUT entregó la lucha de los subcontratistas durante los gobiernos concertacionistas.

Nuevamente la burocracia sindical vuelve a jugar un rol pérfido de colaborador con el gobierno “progre de turno” pactado un miserable reajuste que pulveriza el salario. Así como la burguesía impuso la subcontratación para “regular” la responsabilidad de las empresas mandantes, o mediante la reforma laboral del 2016, donde acabo la huelga de los trabajadores del subcontrato; ahora lo hará con el proyecto de ley de 40 horas, donde la burguesía ya empezó a desplegar la flexibilidad laborar y los aumento de los ritmos de producción en las empresas para mantener las tasas de explotación y plusvalía, incluso a incrementarla.

La lucha de las organizaciones sindicales debe tomar las banderas de lucha de Juan Pablo, es necesario organizar a los trabajadores y cuestionar la subcontratación de raíz. El actual gobierno inició su mandato reprimiendo la lucha de los trabajadores subcontratistas de Enap que exigían condiciones de trabajo equivalentes a las de los trabajadores de planta.

Es necesario organizar a nuestra clase y golpear a la burguesía en el plano de la producción imponiendo el control obrero y establecer escala móvil de salario y horas de trabajo.

Levantemos bien alto la bandera la lucha contra la impunidad del asesinato de Juan Pablo y de todos nuestros caídos.

texte original publié dans COR Argentina

Mardi 10 janvier, le gouvernement français a annoncé un projet visant à faire passer l'âge de la retraite de 62 à 64 ans et à exiger 43 années de cotisation à partir de 2027. La colère a explosé dans les rues, avec trois jours massifs de protestation, qui vont se poursuivre.

Le redistributionnisme impérialiste : prendre aux travailleurs pour soutenir les capitalistes

Emmanuel Macron était conscient de l'antipathie que susciterait ce que l'on a appelé en France "la mère de toutes les réformes" et c'est pourquoi il a retardé l'annonce qui était préparée pour décembre. Il tente à tout prix de montrer que cette réforme est dans l'esprit de la justice sociale, en arguant que le système redistributif doit être "équilibré", en faisant cotiser les actifs plus d'années et plus longtemps au cours de leur vie. L'idée n'est pas nouvelle, en 2014 le "socialiste" François Hollande avait déjà fait voter une loi pour augmenter les années de cotisations à partir de 2030, que Macron propose maintenant d'avancer à 2027. Nous avons déjà entendu le FMI appeler à une baisse des pensions en raison du "risque que les gens vivent plus longtemps que prévu" (GFSR 2012).

Le gouvernement défend le projet en affirmant que l'âge de la retraite en France est l'un des plus bas d'Europe. Les mensonges capitalistes ne peuvent plus cacher le soleil avec une main. La vérité est que l'impérialisme français n'échappe pas à la tendance générale de la décadence capitaliste et, plongé dans plus d'une décennie de crise économique, sociale et d’échafaudage institutionnel national et supranational (UE), ajoutée aux conséquences économiques de la pandémie et de la guerre en Ukraine, il met à nu son véritable caractère réactionnaire. Si l'État-providence et la redistribution des richesses en vue de l'équité sociale ont été, dans l'après-guerre, la bannière de cet impérialisme pour dominer, sur l'exploitation des travailleurs de la métropole, des semi-colonies et des colonies, il n'y a maintenant aucun moyen de le maintenir. Macron prétend défendre la redistribution, en s'attaquant aux travailleurs et à leurs conditions de vie, afin de soutenir les capitalistes et sauver leurs profits de la crise. La réponse des travailleurs ne s'est pas fait attendre et les syndicats réagissent en préparant "la mère de toutes les batailles".

19 et 31 janvier, 7 février, les protestations se poursuivent

Macron fait le pari que la réforme des retraites sera adoptée rapidement, mais, pour la faire passer au parlement, il a besoin d'alliances faibles pour l'instant et d'au moins six semaines pour la faire passer. Sinon, il peut prendre un décret, ce qui aggraverait la crise politique au milieu d'un processus de masses, et confrontant la classe ouvrière et le prolétariat industriel. Ces trois premières journées de mobilisations ont dépassé les deux millions de manifestants dans tout le pays, dans ce qui a été jusqu'à présent la journée de pointe du 31 janvier. Mais ce ne sont pas les premières mobilisations de masse auxquelles Macron est confronté ; lors de son précédent mandat, les gilets jaunes ont déclenché un raz-de-marée de manifestations de rue. Ce qui est distinctif cette fois-ci, c'est que le mouvement ouvrier est à nouveau au centre de la scène.

Face à ce phénomène, qui en est venu à être comparé aux luttes historiques de 1995 contre le "plan Juppé" de privatisations, un important processus de politisation et de délibération a lieu au sein de la classe ouvrière. Même si la question de la retraite est loin, une nouvelle génération de travailleurs fait la grève et manifeste parce que le coût de la vie frappe de plus en plus fort dans une puissance impérialiste en déclin. Et il n'y a pas d'amélioration immédiate en vue, bien au contraire. Ce mois-ci, il y aura des augmentations des tarifs du gaz et de l'électricité.

Il est clair que la bureaucratie syndicale qui appelle à l'"unité" lors des journées de protestation et qui dirige les principales centrales syndicales cherchera une issue au sein de l'ordre bourgeois. Toutefois, il n'est pas exclu qu'ils soient débordés. Depuis l'été (en Europe), on assiste à d'importants processus de lutte, notamment dans l'industrie pétrolière et les services de transport. Mais les récentes mobilisations dans l'industrie automobile ont également eu un soutien important, aussi que chez les enseignants et des étudiants de différents niveaux d'enseignement, etc. Cela met à l'ordre du jour la tâche de récupérer les syndicats et d'élargir leurs fonctions, avec un programme de transition qui attaque les bases de l'ordre bourgeois. C'est une perspective à proposer aux centaines de délégués et de militants d'avant-garde qui émergent dans le feu de ces luttes. On doit pousser des Comités d'action dans chaque région, avec des délégués votés dans leurs unités de production, afin de préparer une véritable grève générale, en appelant à la solidarité avec tous les travailleurs de l'UE, des colonies françaises et du prolétariat britannique, qui vient de faire de grandes grèves. Notre objectif ne doit pas s'arrêter à l'arrêt de la réforme de Macron, mais à l'intervention indépendante du prolétariat européen dans la guerre en Ukraine, pour arrêter l'offensive impérialiste de l'OTAN et vaincre la restauration de Poutine.

Pour une direction révolutionnaire

C'est dans ce scénario brûlant que se pose l'urgence de régler la question de la crise de la direction révolutionnaire du prolétariat, non plus pour proposer une issue à la France, mais pour ouvrir une perspective mondiale de renversement du capitalisme décadent.

La gauche française - et par là on veut dire les courants qui n'ont pas été assimilés au régime impérialiste, comme l'ont été le PS et le PC - a traversé crise après crise et en affronte maintenant une autre. Le NPA, un parti "anticapitaliste" qui a été fondé sur la base de différents courants issus du trotskysme centriste de l'après-guerre pour constituer une organisation "large" avec un programme suffisamment lâche pour accueillir diverses lignes politiques en son sein (rappelons qu'à sa fondation, ils ont éliminé la dictature du prolétariat du programme), vient de subir une nouvelle rupture par un secteur disposé à rejoindre la France Insoumise, de l'ancien militant du Parti socialiste et fondateur du Parti de gauche, Jean-Luc Mélenchon, qui s'est positionné comme une figure publique électorale de la gauche parlementaire. Malgré cela, diverses tendances, internes ou externes au NPA, envisagent de discuter de la nécessité de créer un parti révolutionnaire.

Sans aucun doute, la question de la direction est essentielle pour que la situation évolue de manière révolutionnaire. C'est pourquoi il est fondamental d'ouvrir une discussion programmatique face à l'ensemble de l'avant-garde ouvrière afin de développer cette perspective. Parmi les débats qui surgissent ces journées-ci, il y a : "comment continuer ? comment gagner ? comment imposer une stratégie ?".

De notre côté, le COR, on veut apporter notre vision. La classe ouvrière ne peut pas attendre que les colonnes capitalistes tombent de leur propre poids, et encore moins les remplacer par de "nouvelles" institutions bourgeoises "démocratiques". Le défi pour le prolétariat et son avant-garde est de mettre en place ses propres institutions pour briser la domination capitaliste. Il est nécessaire de devancer les plans impérialistes - qui, face à l'impossibilité de coopter économiquement, tenteront de le faire politiquement en générant de nouvelles médiations - en brisant la volonté de l'ennemi et, sur cette base, de construire la direction révolutionnaire internationale. Les courants de gauche persistent à considérer le Programme de transition comme un moyen de faire pression sur l'État ou de formuler des exigences à son égard. De cette façon, ils ne pourront pas sortir du fétichisme démocratique et éloigneront l'avant-garde des tâches de préparation des étapes de la dictature du prolétariat. C'est pourquoi le Programme de transition ne vise pas à "désorganiser la bourgeoisie" sur le terrain du régime politique - même s'il intègre des revendications démocratiques - comme le croient les centristes, mais la conception de la désorganisation est dans la production et, à partir de là, se formera une nouvelle direction ouvrière qui pourra prendre en main la tâche de détruire l'État bourgeois et d'instaurer un État de transition avec une économie planifiée.

Notre courant accepte le défi proposé par Trotski : compléter le programme et le mettre en action. Cela implique de collaborer, de récupérer et de complexifier la méthode d'analyse des tendances impérialistes et les tâches des révolutionnaires, pour surmonter la crise de la direction révolutionnaire mondiale et la reconstruction de la Quatrième Internationale. Le Programme de transition est le programme d'action de l'ingérence de l'État ouvrier dans la société capitaliste. Dans cette transition s'inscrit la révolution mondiale et la dictature du prolétariat mondial.

De notre courant, le COR, et le courant international dont ont fait partie, le TRCI, nous réitérons notre appel à tous les courants qui revendiquent la lutte pour la dictature du prolétariat et la refondation de la Quatrième Internationale à préparer une Conférence Internationale pour discuter et mettre en œuvre les tâches que cette période nous impose.