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El sábado 21 de junio, EE. UU. se involucró de forma directa en la guerra que Israel le había declarado el 13/6 a Irán atacando objetivos militares, sitios de logística de transporte nucleares y de petróleo, además del asesinato de varios lideres militares y políticos. Con la operación llamada “martillo de medianoche”, EE. UU. bombardeó instalaciones nucleares de Fordow, Natanz e Isfahan. Dos días más tarde, al cierre de esta nota, la administración Trump anunció un supuesto alto al fuego, que por el momento no ha sido confirmado ni por Israel ni por Irán.

El parlamento iraní recomendó cerrar el estrecho de Ormuz, decisión que toma en última instancia el líder supremo del régimen, el Ayatollah Alí Khamenei. Por ese estrecho pasa el 20% del consumo diario mundial de petróleo, lugar clave para el comercio internacional, sobre todo para Europa, Estados Unidos y también para China. Por lo que, si el conflicto se extiende en el tiempo, las consecuencias económicas a nivel mundial van a ser muy importantes, ya que habrá un aumento del precio del petróleo, eso encarecerá los fletes de mercancías, lo que llevará a un aumento en los precios generales que aumentará la presión inflacionaria en medio de una recesión mundial.

Algunos funcionarios del régimen iraní se reunirán con Putin para buscar reforzar alianzas. Irán sigue atacando con misiles a Israel, lo que está provocando una aceleración de una crisis política al interior del enclave y dudas sobre dónde los está llevando la política de Netanyahu.

Al intervenir, EE. UU. intenta salvar a su socio de Israel y reconfigurar Medio Oriente, en medio de una situación de descomposición del imperialismo norteamericano y de desesperación del enclave imperialista de Israel, que está viendo cómo se resquebraja su poderío en la región. En esta situación mundial estos ataques militares expresan que el imperialismo ya no puede dominar con las instituciones creadas en la posguerra y debe apelar al poderío militar para conseguir triunfos tácticos, pero que abren escenarios de mayor convulsión mundial. Inclusive algunos asesores de Trump le recomendaron no involucrarse, ya que tienen una amenaza mayor en el interior de su país con los conflictos abiertos por la política anti inmigratoria.

Asistimos a una tendencia de guerra generalizada, en la que el imperialismo norteamericano en decadencia pretende mantener su hegemonía mundial sin haber logrado cerrar el desarrollo de una crisis mundial abierta desde 2008. A esto se suman los procesos de asimilación de los ex Estados obreros al sistema capitalista que, como muestra la situación, cada vez se tornan más catastróficos. La ruptura del equilibrio inestable abre un sinfín de procesos políticos y sociales que el imperialismo intenta saldar con preparativos guerreristas y ataque a las masas y a los que nosotros debemos responder con la preparación de procesos revolucionarios, para frenar las tendencias belicistas y dar una salida obrera y socialista derrotando al imperialismo y sus agentes nacionales. Debemos desarrollar una lucha internacional para involucrar a gran parte del proletariado al debate de los problemas internacionales y las tareas que de ellos se desprenden.

Estamos por el triunfo militar de Irán contra el imperialismo y el enclave de Israel, pero no defendemos el régimen iraní; apelamos a la organización independiente del proletariado, que es la única clase que está interesada en derrotar a sus verdugos. Es una tarea central recuperar las consignas antiimperialistas y enfrentar a los regímenes bonapartistas sui generis de Oriente Medio; estas burguesías títeres del imperialismo son traidoras a la causa palestina. Son traidoras a toda idea de liberación nacional, incluso de sus propios países, llevando con sus experimentos de corte nacionalista burgués, ya sean nacionalistas o islámicos, a la total postración al imperialismo, a la represión violenta de los trabajadores y el pueblo pobre y a la descomposición territorial de los semi Estados artificiales creados en la posguerra como vemos hoy en Libia, Siria, Líbano o Irak.

El proletariado de Medio Oriente y del Magreb debe enfrentar a sus gobiernos y expulsar al imperialismo de la región y destruir el enclave de Israel y así frenar el genocidio en Gaza, formando una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente y el Magreb como forma estatal de la dictadura del proletariado internacional. El proletariado de los países imperialistas debe derrotar a sus gobiernos y frenar la guerra. El proletariado ruso y ucraniano debe luchar en conjunto para derrotar el proceso de asimilación de los ex Estados obreros y transformar esa guerra en una guerra de autodefensa revolucionaria. El proletariado chino debe entrar en escena contra el proceso de asimilación y unirse a las luchas obreras de todo el mundo. En definitiva, debemos buscar la intervención de los batallones obreros en todos los países, de forma independiente, para que, con los métodos y la organización de la clase, logremos parar la masacre de una nueva guerra mundial, a la que nos quieren llevar.

Por una Conferencia Internacional por la reconstrucción de la IV Internacional

Ante la magnitud de la crisis, la aceleración de los preparativos guerreristas y las consecuencias que esto tendrá para nuestra clase se torna urgente el llamado a una Conferencia Internacional con las corrientes que aún levantan la dictadura del proletariado. Hacemos este llamado desde la necesidad de avanzar en abrir un debate al interior de las corrientes trotskistas, para reagrupar a la vanguardia detrás de un programa revolucionario y poder intervenir en la situación internacional como dirección revolucionaria que aspira a que emerja una nueva generación que retome las tareas históricas de construir el partido mundial de la revolución que en esta época es la reconstrucción de la IV Internacional.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

Se mantiene el asedio genocida del enclave de Israel sobre el pueblo Palestino. A dos meses que el enclave sionista rompiera el cese al fuego limitado, retomando sin cesar las masacres, Netanyahu anuncia los planes para invadir y vaciar Gaza de gazatíes con la intención de expulsarlos o aniquilarlos, propagandiza insertar asentamientos de colonos y ejercer el control político y militar directo de la franja de la mano del imperialismo. Enconado en este objetivo, no permite el ingreso de alimentos y medicinas a la franja, lo que ya está provocando la muerte por inanición de niños y cientos de víctimas que no pueden ser asistidas, además de continuar con el ataque a hospitales, e infraestructura, y suma a diario más y más muertes de palestinos.

Esto se da en el marco de una orientación del imperialismo norteamericano de retomar su debilitada hegemonía mundial, buscando pactos regionales con las descompuestas burguesías y lumpenburguesías como la de Arabia Saudita, la de Siria o la del Líbano, etc, quienes intentan restablecer un nuevo equilibrio ya que el que estableció la postguerra mediante el nakba y la misma creación del enclave de ocupación imperialista, se encuentra hecha añicos. Ruptura del equilibrio que fuerza al imperialismo también a buscar imponer condiciones a los ex estados obreros para semicolonizarlos como en Ucrania, o la guerra arancelaria para disputarle el comercio mundial a China.

En el plano interno el gobierno de Trump viene teniendo una línea de persecución y represión ante las manifestaciones en apoyo a Palestina, chocando abiertamente con amplios sectores de la juventud norteamericana e inmigrante, con epicentro en las universidades. Y es que esta crisis de hegemonía del amo yanqui provoca la absorción de las contradicciones mundiales en su seno abriendo procesos de lucha de clases donde la poderosa clase obrera norteamericana puede desempeñar un papel primordial para detener la maquinaria de guerra con los métodos obreros.

También se verifica que las instituciones de posguerra como la ONU se encuentran en la total decadencia al no poder dar una salida reaccionaria como la de dos estados entre Israel y Palestina, mientras caen asesinados decenas de médicos y rescatistas vinculados a organismos internacionales, con el aval silencioso o cínico de los representantes del imperialismo europeo, que aparece como “un actor de reparto” ante la orientación de la administración Trump.

Trump ha llevado una línea agresiva para imponer nuevas condiciones en el reparto mundial, en la búsqueda de asimilar a los ex estados obreros al sistema capitalista, además de una nueva relación capital trabajo.

Las burguesías árabes y del medio oriente han mostrado su rol pérfido en el conflicto, incluidas las direcciones palestinas como las de la ANP, las que buscan poner paños fríos y evitar que escale la solidaridad con el pueblo Palestino.

Además de su propia descomposición interna Israel se enfrenta a la resistencia palestina y de las masas árabes aisladas o contenidas por sus direcciones burguesas. Es el proletariado mundial con sus métodos debe encabezar la solidaridad con la resistencia y el pueblo palestino, en especial en los países imperialistas que deben detener la máquina de guerra.

¡Viva la resistencia palestina!

¡Por la destrucción del estado de Israel!

¡Por una federación de republicas socialistas de medio oriente y el Magreb!

Miércoles, 30 Abril 2025 21:21

Periódico El Nuevo Curso #39

1° DE MAYO-¡LEVANTEMOS LA BANDERA INTERNACIONALISTA DE LA CLASE OBRERA REVOLUCIONARIA!-DECLARACIÓN DE LA TRCI

En "El Nuevo Curso 39", publicación periódica de la Corriente Obrera Revolucionaria de Chile.

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Miércoles, 30 Abril 2025 19:19

O SOCIALISTA nº123

 

Ante la crisis capitalista y las políticas guerreristas

En el mundo se sigue desarrollando una etapa que hemos denominado de descomposición del imperialismo y procesos de asimilación de los ex Estados obreros.

Estados Unidos ha lanzado una guerra arancelaria como respuesta decadente de un imperialismo en crisis, que no logró estabilizar su hegemonía con las instituciones creadas en la posguerra, ni pudo asimilar a los ex Estados obreros al sistema de Estados capitalistas (lo cual implicaría la destrucción de sus fuerzas productivas, el desmembramiento territorial y la recomposición del imperio de la ley del valor reemplazando la centralización burocrática estatal por el sistema de monopolios, convirtiéndolos en semicolonias). Esto llevó a que todas las contradicciones del sistema, en crisis, hicieran eclosión en el corazón mismo de los Estados Unidos. Estamos en presencia de una política muy aventurera y delirante de ruptura del equilibrio inestable de posguerra. Es decir, que estamos presenciando una transición a una nueva reconfiguración de los equilibrios en un momento agudo de la crisis capitalista.

La economía mundial se encamina a una recesión con elementos de depresión, con crisis de deuda en las semicolonias y procesos inflacionarios en gran parte del planeta. El sistema capitalista expresa una crisis histórica en su organización de las relaciones sociales de producción y sus formas de dominación. Ha entrado en una contradicción explosiva, ya que no logra que la relación capital-trabajo sea contenida en las instituciones creadas para su dominación y no ha podido encontrar en el proceso histórico su reemplazo por otra forma de dominación estatal burguesa.

En este contexto internacional, los trabajadores de EE. UU. tienen la palabra. Deben enfrentar a Trump y sus aliados, recuperar los sindicatos de manos de la burocracia sindical y la aristocracia obrera históricamente ligada al Partido Demócrata y ganar sectores del proletariado para una política internacionalista y de unidad de ramas productivas en los distintos países donde ha penetrado el capital imperialista.

Ante la debacle del Reino Unido, la Unión Europea y el Estado de bienestar, que sólo tienen para ofrecer preparativos de guerra. La respuesta obrera debe ser abrir procesos revolucionarios que enfrenten a los gobiernos imperialistas que nos pusieron en esta situación.

Tenemos que frenar las políticas guerreristas del imperialismo en todo el mundo: para que en Medio Oriente triunfe la resistencia palestina y destruya al enclave israelí y todas las direcciones contrarrevolucionarias; para que el proletariado ucraniano y ruso enfrenten a sus gobiernos y desarrollen una guerra revolucionaria para derrotar el proceso de asimilación en curso; para que el proletariado chino sea parte de las luchas del proletariado mundial y enfrente el proceso de asimilación del ex Estado obrero.

Los trabajadores de todo el mundo debemos enfrentar esta situación histórica a nivel mundial con la fuerza de nuestra clase para destruir este sistema capitalista que sólo nos garantiza superexplotación y una vida miserable. A su vez, debemos combatir toda noción de conciliación de clases en nombre de “frentes antifascistas” para frenar a una supuesta “ultraderecha” y que llevan a defender la democracia burguesa detrás de variantes “progre” como Bernie Sanders, el Parti de Gauche, en los países imperialistas, o en sus formas semicoloniales al estilo del PT brasilero, el FA chileno, o las coaliciones peronistas en Argentina. Las corrientes trotskistas deben pelear por la independencia de clase y no recrear de forma degradada la táctica de Frente Único con partidos que no tienen ninguna base obrera y sólo llevan a confiar las instituciones burguesas.

Este 1º de mayo reafirmamos nuestra historia como clase y levantamos con firmeza las banderas de la Comuna de París, de la Revolución Rusa, de los mártires de Chicago y de los dirigentes obreros que murieron o fueron asesinados enfrentando a este sistema. Por eso, a 139 años de aquel 1° de mayo en el que la burguesía norteamericana asesinaba a los mártires de Chicago, es central retomar las tareas de los revolucionarios en la pelea contra el capitalismo y sus instituciones, especialmente los Estados nacionales. Luchamos por la destrucción del Estado burgués y nos apoyamos en la experiencia de la Revolución Rusa y su sistema soviético para seguir ese camino de lucha.

Para que se desarrolle el internacionalismo es de primer orden la reconstrucción de la IV Internacional, para dotar de una dirección revolucionaria a este proceso histórico, para regenerar una vanguardia obrera que pueda dar una perspectiva marxista al proletariado mundial. Creemos que como primera tarea en esa dirección debemos llamar a una Conferencia internacional de las corrientes trotskistas que aun reivindican la dictadura del proletariado para discutir las tareas ante la situación mundial.

Por la unidad internacionalista de los trabajadores en contra del imperialismo y su política guerrerista.

¡Por la derrota del enclave de Israel y el triunfo de la resistencia Palestina!

¡Viva la lucha de la clase obrera mundial! ¡Viva la IV Internacional!

 

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina 

 

 

Organicemos a nuestra clase para parar el genocidio

El enclave sionista ha roto el martes 18 de marzo unilateralmente la tregua con Hamas, asesinando a centenares de gazatíes (los muertos se cifran en más de 500 además de centenares de heridos, y desaparecidos). “Tregua” por lo demás superficial, manteniendo la continuidad del asedio, la colonización, represión y muerte en Cisjordania, además de las recientes masacres de parte de EEUU en Yemen, o los bombardeos sobre Siria o el Líbano.

Israel ha realizado ataques por aire y por tierra a Gaza, todo esto con el apoyo del imperialismo norteamericano. Trump y su administración, además de blandir su sadismo genocida de convertir a Gaza en un resort, viene reprimiendo en el frente interno toda manifestación de apoyo a la resistencia palestina. La emprendió contra la juventud y activismo, sobre todo de las universidades, que tiene como símbolo el arresto y procesamiento de Mahmoud Khalil, preparando su deportación por haber sido parte de las protestas universitarias el año pasado contra la administración Biden de apoyo irrestricto al enclave de Israel.

El imperialismo viene buscando imponer un nuevo ordenamiento mundial, pretendiendo la asimilación de los ex estados obreros (como Rusia o China) como semicolonias, y establecer una nueva relación capital trabajo ante a decadencia de la hegemonía yanqui. Las instituciones creadas por ellos mismo en la posguerra como la ONU ya no le es útil, institución imperialista que fue la que creó al enclave de Israel, dando luz verde a los sionista para la Nakba de los palestinos, y sacramentó el latrocinio de la tierra y el exterminio de la población con la política reaccionaria de dos estados.

Detengamos el Genocidio

Miles de manifestaciones en apoyo al pueblo palestino y contra el genocidio se despliegan en distintas partes del mundo. Es prioritario que confluyan con la clase obrera que es la que puede, mediante sus métodos como el paro o el boicot a la producción y transporte de armamento, el bloqueo a los puertos y suministros al enclave, detener la maquinaria de guerra yendo en auxilio de las masas palestinas.

Queda claro que la intervención del imperialismo en Medio Oriente, con el apoyo de diversas fracciones de la burguesía árabe y demás elementos descompuestos, sólo lleva a la barbarie, a la desorganización de la resistencia y al agobio y penurias de los pueblos de la región. Sólo una dirección revolucionaria puede brindar una perspectiva interviniendo con el claro norte de destruir el enclave israelí, en unidad con la clase obrera mundial, en una guerra revolucionaria por instaurar una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente y el Magreb. Ante este escenario hacemos un llamado a las organizaciones que reivindican la necesidad de la dictadura del proletariado y del partido mundial de la revolución socialista a impulsar una conferencia internacional para saldar la crisis de dirección, dando pasos en la reconstrucción de la IV Internacional.

Por destrucción del Enclave de Israel.

Por la victoria de la resistencia palestina

Por una Federación de Republicas Socialistas del Medio Oriente y el Magreb

Por la Revolución Socialista Mundial

Lunes, 10 Marzo 2025 19:44

O SOCIALISTA nº122

Lunes, 10 Marzo 2025 19:39

O SOCIALISTA nº121

Preparemos a nuestra clase en la lucha contra el capitalismo imperialista

 

El 8 de marzo es el día internacional de la mujer trabajadora. Conmemoración forjada con la lucha valerosa de cientos de miles de mujeres activistas y revolucionarias desde los inicios de la actual etapa de descomposición del capitalismo, el imperialismo. Ora por los derechos políticos, por los derechos reproductivos, por la igualdad social y contra la explotación del capital, fuente de esa doble opresión. Fue la revolución de febrero en Rusia (el 8 de marzo para el calendario gregoriano) la que coincidió con la conmemoración del día Internacional dela mujer trabajadora, que tuvo como protagonista indiscutible a las obreras rusas, cuyo impulso puso en marcha el derrocamiento del zar que inició el proceso que llevara a la victoria al proletariado, inaugurando la era de la revolución proletaria.

Durante decenios el capitalismo ha intentado cooptar, absorber, domesticar esta conmemoración, con el fin de confundir a la mujer trabajadora en las filas de la mujer burguesa. Los feminismos de conjunto, como una expresión pequeñoburguesa, han diluido el carácter de clase de la luchas de la mujer, levantando reivindicaciones propias del arribismo burgués (participación de la mujer en directorios de empresas o en instituciones burguesas) o con expresiones separatistas para fragmentar las filas obreras.

Cientos de organizaciones autodenominadas revolucionarias, abandonaron sus larvados programas para levantar la bandera “feminista”, provocando la disgregación de los programas y las luchas políticas, para sumarse a las agendas identitarias quitando el filo revolucionario a la lucha por la liberación de la mujer de toda forma de opresión.

El regreso de Trump a la presidencia de EEUU, con su línea de imponer un reordenamiento mundial, deja al descubierto el carácter del imperialismo que es reacción en toda línea. Una reacción que se juega a asestar duros golpes sobre el proletariado internacional, pauperizando a la clase de conjunto y empeorando las condiciones sociales de la mujer obrera.

Ante esto se levantan voces de que la lucha es “contra el fascismo” o contra una supuesta “restauración conservadora”. Estas consignas encubren el carácter reformista de su orientación, pretendiendo una vez más diluir la lucha contra la descomposición capitalista y la ofensiva imperialista en una lucha por maquillar el régimen burgués.

En Chile, luego de más de 3 años de un gobierno “feminista”, el carácter reaccionario de este bonapartismo pequeñoburgués, nos recuerda el apoyo dado de amplios sectores a esta farsa de “lucha contra el fascismo”. El balance vuelve a ser que se perdió la oportunidad de “conquistar derechos” con la derrota del proceso constituyente. Preparan un escenario preelectoral donde los actuales administradores, y parásitos menores, de los negocios capitalistas, posen de abanderados de los derechos democráticos. Los mismos que blindaron con impunidad a represores y asesinos, que encarcelaron a luchadores, que despojan a pobladores de sus viviendas, que militarizan el país ante cada oportunidad, que criminalizan la protesta y la pobreza, que encubre desapariciones como Julia Chuñil, volverán a mostrarse como la alternativa o “mal menor” ante el fortalecimiento electoral de tendencias ultrareaccionarias. Tendencias que, como la de Milei en Argentina, se van debilitando al calor de su propia decadencia y de las luchas obreras.

Es necesario recuperar el 8 de marzo como un día de lucha de la mujer trabajadora, un día de nuestra clase en su lucha por la emancipación.

Paso a la Mujer trabajadora

Recuperemos nuestras organizaciones para la lucha

Por un Congreso de delegados de base de la clase trabajadora

Luchemos por la aparición con vida de Julia Chuñil

Em novembro do ano passado, um importante debate sobre condições de trabalho se impôs, superando as bolhas da internet, que foi a discussão sobre a escala 6x1, impulsionado pela deputada Erika Hilton (PSOL), que apresentou projeto de lei na câmara dos deputados.

O tema mobilizou forças políticas em todos os espectros políticos - contra e a favor - e trouxe à ordem do dia a pauta sobre as condições de trabalho, e consequentemente ataques diretos aos trabalhadores como forma de garantir os lucros da burguesia e recuperar a produtividade, em um momento de aprofundamento da crise capitalista, marcada entre outros justamente pela queda dos índices mundiais de produção.

Porém, a discussão posta com a proposta da deputada psolista se dá de forma rebaixada, localizada nos marcos do parlamento burguês e acompanhando as próprias políticas de flexibilização do patronato. O que está implícito no bojo dessa medida são: a redução de jornada com a redução de salário, lay-off, banco de horas e o arrocho salarial.

As escalas de trabalho sofrem alterações ou mudanças de ritmo e tempo de acordo com as necessidades e interesses dos capitalistas, cujo processo produtivo já emprega inúmeras jornadas de trabalho na perspectiva da divisão social do trabalho. Essas escalas são negociadas nas mesas dos burocratas sindicais, que estão há tempos afastados dos locais de trabalho, logo de suas bases e colados ao Estado, conciliando-se com patrões enquanto atuam como muro de contenção da luta de classes.

Como contraponto a essa política patronal, a política que se impõe é a da ESCALA MÓVEL DAS HORAS DE TRABALHO - em que todo o trabalho disponível, deve ser distribuído entre toda a força de trabalho disponível, sem qualquer redução salarial, e essa luta deve ser levantada não através das instituições da burguesia como o parlamento e o judiciário, mas através de nossos métodos históricos de luta, e sempre sob a luz da independência de classe.

Para isso, mais do que atos de rua isolados, é preciso que os sindicatos e centrais sindicais tomem a frente desse processo, tomando para si o protagonismo dessa luta, porém, diante da política deliberada de contenção da luta de classes, empreendida pelas direções sindicais e políticas da esquerda eleitoral, se torna urgente a necessidade de recuperação dos sindicatos dessas camarilhas que se apossaram do nosso instrumento de luta e o transformaram em seu meio de vida, desviando toda a luta histórica para as instituições burguesas, advogando que migalhas em meio aos destroços, devem ser consideradas como vitórias.

  • PELA ESCALA MÓVEL DE HORAS DE TRABALHO!
  • PELA ORGANIZAÇÃO NAS NOSSAS ESTRUTURAS, COM NOSSOS MÉTODOS HISTÓRICOS DE LUTA E INDEPENDÊNCIA DE CLASSE!