Recibamos al G20 con una gran lucha antiimperialista
Jueves, 16 Mayo 2019 23:14Entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre, la ciudad de Buenos Aires será sede de la Cumbre de presidentes del G20. El G20 fue diseñado como un foro desde el cual los países imperialistas (EE.UU., Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia,) y los dirigentes de los ex Estados obreros (China y Rusia) pudieran negociar políticas económicas ante la crisis de las instituciones de la posguerra. Tras el estallido de la crisis mundial en 2008, cobró mayor relevancia al incorporar a los jefes de Estado de los 19 países más la Unión Europea (UE), para intentar coordinar las políticas de salvataje al capitalismo en putrefacción, como fue el caso de las políticas de emisión monetaria masiva y bajas tasas de interés que lanzaron los bancos centrales de Japón, la UE y la FED de EE.UU., junto a un ataque en toda la línea contra la clase obrera y sus organizaciones a nivel mundial.
Desde la llegada de Trump al comando del imperialismo yanqui, queda en cuestionamiento la política de coordinación económica de las potencias imperialistas, profundizándose la guerra comercial y la política agresiva hacia los países semicoloniales, como es el caso de los países latinoamericanos. Por ello, se espera que Trump y sus contrapartes de los demás países imperialistas usen el foro como tribuna en sus disputas, mientras EE.UU. disciplina a los países de su patio trasero (México, Brasil y Argentina), con el aporte del FMI. Y profundizan la agenda de reformas contra el proletariado, incluyendo las reformas laborales, previsionales, educativas y en el ámbito de la salud en todo el planeta.
En Argentina, la Cumbre en Buenos Aires será un ensayo del gobierno y el imperialismo para imponer el ajuste de hambre con represión y mano dura, trazando un virtual Estado de sitio en la ciudad. Es parte de la escalada represiva, que incluye la militarización de la frontera norte y el envío de gendarmería a las barriadas de las grandes ciudades. Una política que también se aplica en Brasil, con el comando militar de la seguridad de Río de Janeiro y la militarización de las favelas.
Las burocracias sindicales en nuestra región viene dejando pasar la ofensiva imperialista, colocándose en un rol de contención como la CGT, o sumidas en una crisis profunda por su histórica línea de conciliación de clases, como es el caso de la CUT de Brasil, la CUT de Chile y las CTAs de Argentina.
Los dirigentes del G20 merecen que la clase obrera latinoamericana los reciba encabezando un gran lucha antiimperialista. Hay que paralizar las empresas imperialistas, golpeando en la producción y preparando la autodefensa para enfrentar a Trump y a los gobiernos regionales que sostienen su política. Impulsemos asambleas en los lugares de trabajo e impongamos a la burocracia congresos de delegados con mandato para que los trabajadores tomemos en nuestras manos la tarea de dar una salida a la crisis acaudillando a los demás sectores del pueblo oprimido. El movimiento estudiantil de los diferentes países tiene planteado apuntalar las acciones obreras con sus energías, actuando como batallón auxiliar, a partir de asambleas en los lugares de estudio y acciones en las calles.
Para expulsar definitivamente al imperialismo de América Latina, es necesario luchar por el control obrero por rama, superando las fronteras nacionales, y por la expropiación del capital imperialista, desarrollando así la lucha por el poder, es decir, por la dictadura del proletariado y su extensión internacional en una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina. Es fundamental conquistar la solidaridad del proletariado de los países imperialistas en esta perspectiva, principalmente del proletariado norteamericano.
Para esto, se impone la necesidad de una dirección internacional, de un partido mundial basado en el programa de transición y la teoría de la revolución permanente. Proponemos a las corrientes que reivindicamos la necesidad de reconstruir la IV Internacional y la lucha por la dictadura proletaria que impulsemos las medidas necesarias para poner en pie y unificar a la vanguardia obrera internacional detrás de un programa revolucionario. Para esto, llamamos a una Conferencia Latinoamericana para comenzar inicialmente en nuestra región a ayudar a la vanguardia en el arduo proceso de forjar la dirección revolucionaria.