TRCI-web

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Wednesday, 13 November 2019 19:52

Un salto en la lucha de los trabajadores

El paro del martes 12 de Noviembre convocado por la Mesa de Unidad Social y diversas organizaciones fue contundente. A diferencia de los paros anteriores, además de los trabajadores del sector público movilizado, se expresó la adhesión de los sectores de la minería y de la industria que mostraron la predisposición y capacidad de lucha de los sectores productivos, que encorsetados por la legalidad burguesa, se manifestaron adhiriendo en numerosas empresas, bloqueando caminos, realizando paralizaciones parciales, asambleas en los lugares de trabajo o manifestaciones en las puertas de las plantas. Durante toda la jornada se concentraron cientos de miles en las principales capitales de todo el país en marchas masivas que se prolongaron durante toda la tarde y noche, teniendo a la juventud como un protagonista principal que con inagotable energía se enfrentaba a los contingentes de las fuerzas represivas, haciéndolos retroceder en muchas ocasiones, mejorando a cada paso los métodos en las barricadas, con un despliegue de provisiones y atención de heridos en la retaguardia que prolongaban los combates durante horas.

Fue un paro que tuvo características de huelga general semiinsurreccional, al día 25 de lucha y movilización.

La política de un cambio constitucional ha calado en las expectativas de amplios sectores de masas que ven en esta perspectiva de reforma a las bases jurídicas del régimen semicolonial una puerta de entrada para dar respuesta a las penurias de la población.

El debilitado gobierno de Piñera, acicateado por una crisis que es incapaz de cerrar, se ha abierto a la opción de cambio constitucional y pretende un gran acuerdo nacional con la oposición burguesa para fraguar esta salida en el marco institucional, o sea del mismo Estado o semi-estado capitalista, junto con una feroz persecución del brazo judicial contra los que luchan.

En la semana precedente el gobierno intentó cerrar la situación con una respuesta de manual, otorgando concesiones a sectores de la pequeñaburguesía con una serie de puntos de prórrogas y exenciones impositivas, o acceso al crédito para las pymes. Creyendo que con ese solo gesto ya tenía a los sectores medios en el bolsillo, pasó (el jueves 7/11) a delinear una política represiva con una serie de leyes para castigar  severamente a los que enfrentan a carabineros, resucitó la ley Hinzpeter (del odiado exministro de su primer mandato) para prohibir las huelgas y manifestaciones, llamó al COSENA (Consejo de Seguridad Nacional), con los representantes de los cuerpos represivos y legislativos, para dar una salida de “orden público”. Esta decisión no hizo más que encender los ánimos de la población que vieron una reedición del estado de emergencia, provocando una nueva manifestación multitudinaria al día siguiente, luego de una semana tomada por aguerridas luchas estudiantiles de miles de jóvenes que derribaban rejas de colegios para concentrarse en las plazas públicas. Los más de 200  casos de manifestantes que han perdido un ojo por el uso de balines, se vino a sumar a la bronca por las vejaciones de todo tipo realizada por carabineros, constituyéndose una oposición de masas a las fuerzas represivas, que impide que se asiente una base social favorable a una represión desbocada, habiendo desgastado (al menos momentáneamente) el recurso de la intervención militar.

Las fuerzas de la oposición en el congreso, han cerrado filas por la salida de Asamblea Constituyente, preparándose para discutir fórmulas o consensuar un plebiscito. Asediados y cuestionados también por el movimiento de masas pretenden desesperadamente encausar la lucha y discusión dentro de los canales orgánicos del régimen burgués, procurando retornar con ello a la “normalidad” de la charlatanería parlamentaria.

Lo que no tienen en cuenta quienes pretenden festinar a esta democracia para ricos es que esta situación es parte de un proceso agudo de lucha de clases que recorre Latinoamérica. La salida intempestiva de Evo, huyendo cobardemente de Bolivia, plantea a la clase obrera Boliviana organizar la resistencia obrera ante la ofensiva reaccionaria de la derecha y el imperialismo para aplastar el movimiento de masas, disciplinándolo mediante nuevas facciones pequeñaburguesas. Así también en Argentina con una transición ordenada por el FMI y contenida por la burocracia sindical que parapetará el gobierno de Fernández. O recientemente con la liberación de Lula sectores de la burguesía brasilera tratan de anticiparse a contener procesos explosivos de lucha de masas. Es necesario que la clase obrera del continente busque unificar sus luchas para enfrentar decididamente al imperialismo y sus burguesías acólitas, poniendo en el norte la lucha por una Federación de Estados Obreros de Latinoamérica.

Es prioritario que ante el salto en el accionar de los trabajadores busquemos profundizar la organización y la discusión programática, para una salida obrera a la actual situación. Por ello, es necesario hacer un llamado a todas las organizaciones obreras a poner en pie un Congreso de delegados de bases, que discuta y vote un plan de lucha, junto a un pliego de reivindicaciones hasta hacer caer al gobierno e imponer una salida independiente de clases.

Es necesario para los sectores de vanguardia de la clase trabajadora y de la juventud no difuminar las energías del torrente de masas, sino por el contrario hacer los esfuerzos necesarios para poner en pie un partido revolucionario internacionalista, que impulse la militancia obrera, retomando las lecciones históricas de las luchas de nuestra clase, para la resolución de la crisis de dirección revolucionaria, para la reconstrucción de la IV Internacional.

Tuesday, 05 November 2019 22:33

La era de Alberto

La fórmula FF ganó las elecciones sin tener que ir a balotaje contra Macri. Si bien se esperaba un margen mayor de diferencia, el Frente de Todos se impuso por 8 puntos.

El FIT-U sólo logró un 2%, siendo una de sus peores elecciones desde que se formó este frente. Fracasó un método centrista de relacionarse con las masas, con el que degradaron el programa revolucionario para tratar de dialogar con un sector de la opinión pública, pero sin embargo no pudieron capitalizarlo en votos. Su debacle no está en el porcentaje obtenido, sino en la desviación parlamentaria, por la cual sólo se limitan a intentar llevar la lucha de clases al Parlamento.

Un resultado electoral que no cierra la crisis

Todas las alas de la oposición burguesa y pequeño-burguesa festejaron que la situación de crisis en la Argentina se haya dirimido en las urnas y no en las calles, como está pasando en gran parte de América Latina. Un festejo quizás de corto tiempo ante el agravamiento de la crisis, no sólo nacional, sino en el plano internacional.

La prensa burguesa se apresuró a decir que estamos ante una transición ordenada y que, después del resultado de las elecciones, en el que Cambiemos obtuvo 40%, estamos ante la aparición de un nuevo bipartidismo. Intentan mostrar una normalidad inexistente en esta transición. Más bien lo que estamos presenciando es una política burguesa de contención ante el nivel de crisis del régimen político, cuando lo que está en juego es su supervivencia como clase. La descomposición de los partidos patronales, que aún no han logrado recuperarse de la crisis del 2001, impide la aparición de un bipartidismo. El PJ se rejuntó de forma precaria en contra de Macri. Por otra parte, el macrismo es una coalición electoral anti-peronista que perdió. Son coaliciones que no han logrado actuar de forma organizada con un programa que incorpore a un sector de masas a la política. Este último escenario aún no está planteado. El caso del PJ es quizás la expresión descompuesta de lo que los marxistas analizamos en las semicolonias como un frente popular en forma de partido, que después del proceso del 2001 logró incorporar en su coalición a organizaciones piqueteras conciliadoras.

Transición

Alberto debe pasar esta transición hasta el 10 de diciembre intentando que no se desequilibre nada de los acuerdos con el macrismo y que sea el gobierno saliente quien haga el trabajo sucio, que acentuará aún más la crisis social: cepo al dólar, congelamiento de tarifas, dejar pasar los aumentos de los precios, cierre de fábricas, despidos y suspensiones en grandes fábricas... Hermosa transición pactada.

Otra fracción de clase, igualmente al servicio de los explotadores

El nuevo presidente votado ha generado mucha expectativa en sectores de masas que creen que van a mejorar sus condiciones de vida ante el desastre del macrismo. Difícil. Los únicos que seguro seguirán ganando -ya lo dan por descontado- son las grandes empresas imperialistas, las grandes empresas nacionales, la patronal agraria y algunas pymes para las cuales los economistas FF ya preparan un sinfín de medidas para garantizar sus ganancias. Se prepara un nuevo acuerdo con el FMI, que de seguro será más pauperización para los trabajadores y el pueblo pobre.

Nada bueno puede venir de un gobierno de Alberto, que es un agente de los negocios burgueses y pequeños burgueses y que defiende a una clase que no es la nuestra. La característica estructural de las semicolonias es que son bonapartismos sui generis, una forma de poder estatal especial. Ya que la relación de dependencia con el imperialismo impide que las burguesías autóctonas tengan un carácter independiente, por lo que deben subordinarse al capital imperialista y definir cómo se van a relacionar con el proletariado. El macrismo se disciplinó de forma directa con el imperialismo norteamericano y atacó muy fuertemente al proletariado, con la complicidad de la burocracia sindical. Alberto es de otra fracción pequeño burguesa, que intenta tener otra relación con el imperialismo apoyándose más en el capital nacional y la burocracia sindical para mejor negociar las migajas con el imperialismo. Para generar esa nueva relación de fuerzas interna debe dar concesiones a las masas, pero ante el nivel de crisis, debe apelar primero a un supuesto pacto o acuerdo social que es, de hecho, una tregua para pasar el ajuste.

El acuerdo que busca con los empresarios, la burocracia sindical y la Iglesia es acordar los mecanismos para que la crisis la paguemos los trabajadores. El plan de Alberto de redistribuir y segmentar -cobrando impuestos- las tasas de ganancias de las distintas ramas de la economía, apunta a que el Estado sostenga artificialmente los negocios del empresariado nacional e internacional. La intervención de un semi Estado en la economía desarrolla capas parasitarias a costa de la explotación de los trabajadores.

Por eso debemos enfrentar a este gobierno, como lo hicimos con el macrismo, mostrando al conjunto de la clase cuál es el proyecto de la fracción FF y desenmascarar sus políticas estatistas para garantizar el pago al FMI y de la deuda externa.

Nos apoyamos en los ejemplos de lucha de nuestros compañeros de Chile, Ecuador y de otros puntos del mundo, que se levantan contra sus gobiernos y sus ajustes.  

Por una salida obrera y socialista.

 

Publicado en : www.cor-digital.org

 

El levantamiento del estado de emergencia de parte del gobierno significó el repliegue de los contingentes militares a los cuarteles pero no de la ofensiva represiva de carabineros, esos lúmpenes organizados por el Estado que no han escatimado en desatar todo tipo de acciones vejatorias como asesinatos, torturas o violaciones contra los trabajadores y jóvenes en lucha.

El cambio de gabinete, celebrado sólo por representantes del FA como Beatriz Sanchez, expresó el intento de moderar el discurso reaccionario para tender puentes con sectores medios ante la masividad y contundencia de la manifestación social. Sin embargo, este retoque cosmético no puede embaucar a las grandes masas y mucho menos a la juventud que en estos días ha mantenido un enfrentamiento constante en las calles con las fuerzas represivas, señalizando correctamente al Estado como el enemigo.

Pero no sólo las fuerzas represivas constituyen el enemigo, estas expresan la esencia de la democracia semicolonial de sujeción y dominación, de resguardo a la propiedad privada de los ricos. El puñado de familias burguesas que controlan Chile de la mano del capital imperialista, se encuentran resguardadas por el conjunto del andamiaje político jurídico, un aparato burocrático de cientos de hombres dedicados al salvataje de la dominación imperialista.

Ya ésta justicia para ricos ha mandado a perseguir a los activistas y luchadores que comenzaron a revelarse contra las alzas del pasaje boicoteando los torniquetes del metro.

También el parlamento, su ala izquierda FA y PC, quien luego de las medidas de “corte social” del gobierno, se allanaron afablemente a conversar sobre una salida reformista a la situación, con el mismo gobierno que desató una represión salvaje contra el pueblo. Eso sí, piden que se fortalezcan las mediaciones, pretenden que la burocracia sindical de la CUT se pueda sentar a la mesa de una negociación para fortalecerse como los interlocutores privilegiados de la burguesía. Es decir, se postulan para ejercer su rol de lugartenientes del capital pretendiendo un giro político del gobierno para que se asiente la dominación imperialista del semi-estado chileno apoyándose sobre concesiones a las masas para contener y desviar las luchas en curso. Que mejor ejemplo que evitar que a Piñera lo tire el pueblo embaucando con la vía de una acusación constitucional.

Se han escuchado voces que llaman a un “pacto social”. Una especie de intento de regenerar la sociedad burguesa con tono refundacional. Con este mismo objetivo llaman a una Asamblea Constituyente. Como si en la actual etapa histórica fuese posible volver a colocar de pie una estructura reaccionaria y perimida por la misma lucha de clases, una especie de Estado burgués de nuevo tipo. Desde hace más de un siglo, con la primera conquista del poder por los trabajadores, la Revolución Rusa, se abrió la etapa histórica de la revolución proletaria. No hay posibilidad alguna de que los procesos de la lucha de clases lleven a refundar la sociedad burguesa, menos aún en un proceso de descomposición abierta del capitalismo mundial. Los sucesos de Chile constituyen un proceso profundo de la lucha de clases que se está expresando de forma radicalizada en distintos países de la región, y empujan a los trabajadores y al pueblo a buscar las vías para derrotar al capitalismo y a la dominación imperialista. Es por esto que la única salida realista es buscar los medios y recursos para poner en pie a la clase trabajadora para que prepare las etapas de la conquista del poder obrero, de la dictadura del proletariado sobre la clase burguesa buscando su extensión internacional, y superando todas las formas distorsionadas y aberrantes que dio la lucha por el socialismo.

La lucha por un” nuevo pacto social” hoy implica una política de conciliación entre la burguesía y el proletariado, entre los explotados y los explotadores.

Los trabajadores mineros y portuarios vienen interviniendo con acciones decididas en la actual situación. Se abre una etapa crucial de organización que debemos aprovechar. Es necesario que convoquen a todas las organizaciones obreras a un Congreso de delegados de base donde discutir un plan de lucha para derribar al gobierno y un programa de salida a la crisis. La alianza de los trabajadores con sus hermanos del continente deberá ser una bandera de lucha permanente.

La batalla por el castigo a los represores será también una batalla contra los tribunales burgueses y exigirá poner en pie verdaderos tribunales obreros.

Trump ha confirmado su visita a Chile para la cumbre APEC que se realizaría en dos semanas. Es necesario recibir al representante del imperialismo con la paralización de las empresas imperialistas y la lucha en las calles contra la segura militarización de la capital.

 

Recibamos a Trump con una gran lucha antiimperialista

Juicio y castigo a los represores

Impulsemos la lucha por tirar a Piñera, no a la trampa parlamentaria de la acusación constitucional

Que intervenga la fuerza organizada de los trabajadores, por un Congreso Obrero de Emergencia

Abajo Piñera

Por un Gobierno Obrero

Por una Federación de Estados Obreros de América Latina

Friday, 25 October 2019 07:05

PREPAREMOS LA RESPUESTA OBRERA

A una semana de la irrupción de las masas en Chile luego de un llamado a paro nacional el miércoles 23 donde trabajadores portuarios, mineros, de la salud, de la educación, funcionarios públicos se expresaran junto a la juventud, concentrándose por cientos de miles en todas las ciudades del país, de norte a sur, manteniendo manifestaciones y luchas en las calles contra carabineros hasta desafiar el toque de queda a altas horas de la noche. Lo que comenzó con la lucha de la juventud por el alza del pasaje y por la evasión se convirtió en un enorme levantamiento popular. Esta situación abre la posibilidad de que la lucha de un salto en calidad con la intervención del proletariado de como caudillo de la nación explotada y oprimida.

El gobierno acorralado por no poder imponer fácilmente su ofensiva reaccionaria y la utilización interna de los militares como mandata el imperialismo para Latinoamérica, intenta descomprimir la situación retrocediendo en su programa de gobierno y cambiando a uno de corte más “redistribucionista”(mayores impuestos a las fortunas y miserables aumento del gasto social en seguros de salud, pensiones y salario mínimo) , intentando tender un puente por medio de algunas dádivas con la oposición parlamentaria para destrabar el conflicto con el llamado a la unidad nacional. Llamado a la unidad que está coronado y bendecido por el mantenimiento del Estado de emergencia y los toques de queda, desatando una feroz represión con asesinatos, detenciones, secuestros, desapariciones, violaciones y vejaciones de todo tipo. Este llamado a la unidad nacional de los partidos de gobierno y oposición no cuaja en la separación abrupta de las masas con el Estado y espolea en la memoria de los trabajadores y la juventud la continuidad de las transas con que cerraron la lucha contra Pinochet a finales de los 80´s para dar paso a la “transición a la democracia”.

Mal que le pese a todos los grupos defensores de esta democracia para ricos, la actual situación está mostrando de manera descarnada la verdadera “esencia de la democracia burguesa” como dictadura del capital. Asimismo los procesos de lucha de clases y descomposición de los gobiernos latinoamericanos, impulsa a los regentes de la democracia semicolonial a acelerar las políticas de la ofensiva del imperialismo yanqui en la región, que ya venía solicitando la intervención interna de las fuerzas armadas. Como recientemente expresó Bolsonaro dispuesto a desatar un verdadero genocidio si el poderoso proletariado brasilero se levanta. Del Chile modelo destinado a albergar cumbres internacionales, como el foro APEC o la COP25, poco y nada queda, y hoy se encuentra abierto un proceso profundo de lucha de clases que se extiende por la región donde es necesario que la intervenga, en medio de la espontaneidad e iniciativa de las masas, la fuerza organizada de la clase trabajadora para enfrentar de forma directa al capital y su aparato estatal.

También en el circo de la vía muerta del parlamento, buscando legislaciones cosméticas express para cerrar este proceso, sectores como el PC y FA buscan establecer un puente con sectores de masas, buscando revivir como mediación a través de la CUT, por lo que vienen planteando entre otras cosas una asamblea constituyente para una nueva constitución, y nuevo pacto social. Se postulan a salvar la democracia y perfeccionarla Se trata de la política de conciliación de clases con empresarios, parlamento, poder judicial, FFAA, etc. La lucha por una Asamblea Constituyente que hace sentido en algunos sectores en lucha, sobre todo universitarios y de capas medias, es la lucha por la máxima expresión de la democracia para ricos, buscando una expresión política policlasista para salvar la esencia del Estado. Es por esto que los trabajadores no deben engañarse con las buenas “intenciones republicanas” para salvar un régimen de explotación de clases y por el contrario deben intervenir en esta situación para fortalecer la organización obrera, y discutir un programa de salida a esta crisis que exprese la necesidad de enfrentar y destruir el aparato burocrático militar que sostiene la dominación de clases. Las fuerzas militares que están actuando salvajemente contra las masas no se escindirán de sus mandos a favor de los trabajadores y el pueblo, como ha sucedido en otros momentos de la historia, con llamados a la conciencia y humanidad de sus tropas. Sólo la acción decidida de las masas obreras enfrentando al aparato de Estado puede hacer mella en base de la tropa, planteando la disolución de las bandas de lúmpenes organizados como carabineros.

Necesitamos exigir a todos los sindicatos, federaciones y centrales convocar de forma inmediata a un Congreso de Emergencia de delegados de base para votar un programa obrero y un plan de lucha que dé salida a la actual situación en curso, asimismo debemos expulsar de nuestras organizaciones a dirigentes traidores que en medio de la lucha pretender cerrar acuerdo con un gobierno que carga en sus espalda la muerte y la represión de cientos de luchadores como lo es Juan Carlos Olguín de la FTC. Es necesario que en esta lucha pese la intervención del proletariado organizado. Es necesario organizar con fuerza la paralización nacional y un plan de lucha, al tiempo que poner en pie comités de autodefensa para organizar el enfrentamiento al aparato represivo del Estado.

Es prioritario levantar comités de vigilancia de precios constituidos por delegados de las fábricas y las minas para develar a la población la verdad de los aumentos de tarifas de transporte, alimentos, de la canasta básica etc, también pueden establecerse comités de abastecimiento impulsado por los sindicatos de las cadenas de abastecimiento, que deben imponer el control obrero y organizar la circulación de las mercancías, evitar el desabastecimiento de la población obrera, demostrando ampliamente que los verdaderos saqueadores son los explotadores capitalistas.

Es necesario imponer el control obrero del conjunto del sistema de transporte imponiendo una tarifa obrera-estudiantil del pasaje. Hay que imponer a los patrones que cubran el costo completo de la movilización de los trabajadores. También será necesario extender el control obrero a recursos estratégicos como la energía, empresas sanitarias o la minería, donde la crisis capitalista está provocando miles de despidos y cierre de faenas.

La juventud sigue estando en la primera fila de combate contra la opresión capitalista y la ofensiva reaccionaria en curso. Es necesario que centros de alumnos y demás organizaciones impulsen comités de apoyos para coordinar con los sindicatos las acciones necesarias para una salida obrera. Hay que organizar la experiencia de lucha de la juventud enriqueciéndola con lazos y acciones de solidaridad con la juventud en lucha en Latinoamérica y el mundo.

Abajo el Estado de Emergencia

Impulsemos un Plan de Lucha Obrero y juvenil con Paro Nacional activo con movilización

Que los trabajadores Portuarios y Mineros convoquen y preparen un Congreso Obrero de Emergencia de delegados de base

Impongamos el control obrero de la producción

Abajo Piñera

Por un Gobierno Obrero

Desde el lunes 14 de Octubre las luchas de la juventud contra el alza del pasaje y por la evasión fueron creciendo en cantidad y muestras de apoyo de los trabajadores y el pueblo. La despiadada represión desatada al interior de las estaciones y vagones del metro de santiago los días jueves y viernes, con lacrimógenas dentro de los trenes, golpizas indiscriminadas a jóvenes de parte de carabineros, hasta balinazos que dejaron sangrando a una estudiante, despertó la bronca de amplios sectores sociales que salimos a las calles a protestar contra esta represión salvaje. Durante la jornada del viernes, la represión desmedida y amplia condena de la misma llevó al gobierno a dictar la Ley de Seguridad del Estado, el acuartelamiento de los militares y el repliegue de carabineros, paralizaron la red de metro, y se produjeron sospechosos incendios de estaciones, edificios y vagones con trabajadores en su interior, derivando en el llamado al estado de emergencia (de excepción) sacando los militares y tanquetas a las calles.

La respuesta obrera, juvenil y popular no se hizo esperar, salimos cientos de miles a las calles a manifestar contra este feroz ataque y en particular contra la militarización de la capital. La irrupción de distintas fuerzas sociales en todas las poblaciones se extendió a todo el país, con convocatorias masivas que se iban reforzando a cada hora con nuevos elementos de lucha enfrentando abiertamente la represión. La lucha se dirigió también contra los símbolos del poder económico como los bancos, las corporaciones, el transporte público, se extendieron de forma generalizada los saqueos a supermercados y centros de retail. Los militares en funciones llamaron a toque de queda en la noche del sábado 19, toque de queda que no fue respetado por miles de barricadas y caceroleos espontáneos que enfrentaron la represión hasta altas horas de la madrugada. Ya se contabilizan con la intervención militar algunos muertos de bala, atropellos con carros policiales, cientos heridos y detenidos. Aún continúan encendiéndose las barricadas mientras los jefes de las instituciones del Estado burgués (ejecutivo, parlamento, senado, corte suprema) salen, luego de un afable almuerzo presidencial, a expresar la necesidad de impulsar la unidad nacional alineándose incondicionalmente con el estado de excepción en curso para que de la mano de una cruenta represión comience el “diálogo social” entre ellos mismos.

No hace ni dos semanas que Piñera sostenía que “en medio de esta América Latina convulsionada vemos a Chile, es un verdadero oasis, con una democracia estable”. El pavoneo del “país modelo” del imperialismo le duró poco. La situación de procesos de lucha de clases y descomposición de los gobiernos latinoamericanos, lo ha llevado a acelerar las políticas de la ofensiva del imperialismo yanqui en la región, que ya venía solicitando la intervención interna de las fuerzas armadas como sucede en Río de Janeiro, también con desastrosas consecuencias. Cumbres internacionales, del desmembrado orden internacional,  como el foro APEC o la COP25, exigían que dar muestras al mundo de “normalidad democrática”, es decir de un sistema de represión y opresión para garantizar la democracia para ricos y la dominación imperialista. La intención de reforzar una ofensiva reaccionaria ante la debacle de los gobiernos  bonapartistas sui generis en crisis alineados directamente con el imperialismo yanqui como el de Macri o Bolsonaro, aceleró las contradicciones latentes de un profundo malestar social, de la pauperización y la miseria creciente, y un Chile modelo que hace agua.

Las direcciones oficiales de la CUT llamaron al gobierno a dialogar retirando el estado de emergencia y amenazando con un llamado a una asamblea sindical abierta. El “dialogo social”para estas direcciones es llevar el torrente de la lucha a una política de conciliación de clases. Se está llamando actualmente desde CUT/ANEF/CONFECH, etc, a una medida de paro nacional para el próximo miércoles 23 de Octubre.

Necesitamos exigir a todos los sindicatos, federaciones y centrales convocar de forma inmediata a un Congreso de Emergencia de delegados de base para votar un programa y un plan de lucha que de salida a la actual situación en curso. Es necesario que intervengan las fuerzas organizadas de la clase trabajadora para irrumpir como caudillos de la nación explotada y oprimida. Es necesario impulsar con fuerza el paro nacional y levantar al mismo tiempo comités de autodefensa para organizar el enfrentamiento al aparato represivo del Estado.

Es prioritario levantar comités de vigilancia de precios constituidos por delegados de las fábricas y las minas para develar a la población la verdad de los aumentos de tarifas de transporte, alimentos, de la canasta básica etc, demostrando ampliamente que los verdaderos saqueadores son los explotadores capitalistas.

Es necesario imponer el control obrero del conjunto del sistema de transporte imponiendo una tarifa obrera-estudiantil del pasaje. Hay que imponer a los patrones que cubran el costo completo de la movilización de los trabajadores. También será necesario extender el control obrero a recursos estratégicos como la energía, empresas sanitarias o la minería, donde la crisis capitalista está provocando miles de despidos y cierre de faenas. No se tratará de pelear por un cambio de propiedad a manos del estado de los patrones, sino de intervenir activamente con las fuerzas de nuestra clase que son los que tienen el resorte del poder en la producción, la fuente de creación de la riqueza. Ya los portuarios salieron a convocar a acciones de paralización y movilización, es necesario extender y centralizar estas acciones.

La juventud ha estado y está en la primera fila de combate contra la opresión capitalista y la ofensiva reaccionaria en curso. Es necesario que centros de alumnos y demás organizaciones impulsen comités de apoyos para coordinar con los sindicatos las acciones necesarias para que intervengan los batallones organizados de la clase trabajadora. Al mismo tiempo esta experiencia de lucha puede enriquecerse estableciendo lazos y acciones de solidaridad con la juventud en lucha en latinoamérica y el mundo, apoyando las luchas y organización de la clase trabajadora

La vanguardia obrera y juvenil debe intervenir y organizarse activamente en esta situación. En particular las corrientes que se reivindican del trotskismo, del marxismo revolucionario, tenemos una responsabilidad gigante en la situación en curso. Llamamos a estas corrientes a coordinar reuniones a la brevedad para discutir la situación y la política a levantar y al mismo tiempo la necesidad impulsar una Conferencia Latinoamericana, para discutir un programa que levante la necesidad de la lucha por el poder obrero ante los grandes acontecimientos de nuestra región.

 

 

Abajo el Estado de Emergencia

Paro Nacional activo con movilización

Congreso Obrero de Emergencia

Plan de lucha nacional obrero y juvenil

Por un Gobierno Obrero

 

By Orlando Landuci

More than a year ahead for the presidential elections, the US is already in campaign. The Republican side, leaded by Donald Trump, carries as banner the figures of the economic bonanza sustained in the last three years. The Democrats, on their side, promote the impeachment to the President for the scandal of the Ukrainian connection, in an attempt to undermine him. Meanwhile, Trump’s constant attacks against the chairman of the Federal Reserve (FED, the American Central Bank), Jerome Powell, let us see the fears that the administration and the whole capitalist class have for the bleak prospect of a likely recession.

Signs

Although economists and analysts do not reach an agreement, there are clear symptoms of a slow down in American economy. In the first place, there are the figures of economic growth of world economy –that since the crisis of 2008 has not been able to recover and it can be characterized as a stagnation. The fall in the figures of world trade and the entrance of Germany in a recession, as well as the sustained weakening of Chinese economy; the uncertainty on the structural effects of Brexit and the last escalation of oil prices due to the bomb attack in the main Saudi refinery show a worsening of foreign pressures on American economy.

In the main statistics US economy still shows good health, with a decrease in the unemployment rate and 124 consecutive months of economic growth. Nonetheless, some figures cause concern. According to the PMI index, elaborated by the Institute for Supply Management, this August, for the first time in three years, manufacturing industry’s activity contracted, after four months of slow down in its growth. Industrial exports also show a fall in the last three months, which means that the interest rate of the 10-year bonds paid by the Treasury becomes higher than the rate paid by 2-years bonds. Without a solid economic explanation, econometrists have determined that this phenomenon keeps a correlation with the beginning of a recession at the short term. The fear to this is such, that the main imperialist Central Banks have began to revert their increasing interest rates policy, which were extraordinarily low after the launching of the “Quantitative Easing” (QE), that means, wild money printing, applied to ride out the most catastrophic effects of the recession of 2008. Trump’s rhetorical offensive against the FED comes from the idea that a new QE, this time preventive, is necessary.

USA and the World

EEUU y el mundo

As we have written before in other publications, Trump has faced a new orientation for American imperialism, with the aim of acknowledging the crisis of balance within the system of States established at the end of WWII. His policy, focused on attacking the imperialist postwar institutions, has been coherent, but has not yet been able to show a so called new order. Currently, the trade war with China is the main instrument to face the task of imperialist assimilation of the former workers’ States; Russia and –above all- China. This policy, that has for sure affected China, however, has also generated domestic problems in the USA by producing divisions among the different bourgeois sectors, that appear to be either benefited or badly injured (agricultural exporters, industries based on imported commodities) by the tariffs rise. For the time being, the bargaining with China is still on, without reaching yet an agreement, that would be the result of a war that has revealed to be not so easy to be won as the President had declared. In the Middle East, the break up of the nuclear agreement with Iran and the pressure on the European countries to make them also drop it has created even more instability. Trump bets all to the gendarme role of Israel, though the consequences of this instability appear clearly at every step –the last one with the drone attack on refineries of Saudi Arabia that has led to the stopping of 50% of production of the first exporter of crude oil in the world and the rise in the prices of the top raw material to industrial machinery to work in the imperialist countries. By the time this article was written, USA was evaluating a military attack on Iran in reprisal to their supposed responsibility for the attack, which call on revolutionary forces and the vanguard of the working class on guard to confront this new offensive of imperialism. We must stand for its defeat in the military field, if it decides to get into a new war against the oppressed people of the Middle East.

Before the events in Saudi Arabia, Trump had dismissed his national security adviser, Bolton, due to differences. One of the most important was the failure of the “Guaido Operation” in Venezuela, made up by Bolton as a more or less quick transition to get out of Maduro’s rule. Now Guaido is being accused for having links with the Colombian drug dealers and Trump seeks a direct negotiation with Maduro. In general terms, we could talk about major complications in the imperialist offensive on Latin America, where the structural reforms that the sepoy governments must impose are being stopped by workers’ and oppressed people’s mobilizations. The case of Brazil and the weakness of Bolsonaro’s administration to enforce the reforms and recover economic growth is resounding. But even more dazzling is the failure of the bet –with billions of dollars of the IMF- for Macri’s transition in Argentina. Trump’s influence to make the IMF give the greatest ransom loan in its history has today an uncertain future.

The greatest challenge

Trump intends to avoid being, like GW Bush, “the administration of recession”, even more taking into account that he bets all his electoral chances on economy. The contradiction of this imperialist course is that the only tool with which they count on to impose their way-out is the bourgeois State itself, based on a national territory –and therefore in open contradiction with the international character of productive forces. Trump’s orientation to try to revert the deterioration of USA’s imperialist hegemony is coherent, but it collides with the historical elements of structural crisis of imperialist decomposition. It will be very difficult that the pack of state measures to try to avoid recession (tariffs, FTA’s with other countries, interest rates lower up to less than 0%) will be able to counterbalance the deep trends of capitalist economy as world entity. 

But the greatest challenge is only beginning to develop in the field of production itself, with the coming out to struggle of workers of different industries; workers who don’t see the economic bonanza of the statistics reflected in their life conditions. Some people talk about a real labor unrest in the last years, with examples such as the strikes in Verizon (telephone workers), the 8,000 workers in Marriot (hotels) last year, the great teachers’ strikes in 2018, the 31,000 supermarket workers in the Northeast in early 2019. In total, almost half a million workers took part in strikes and block outs last year, reaching a record since 1986.

By the time this was written, 50,000 General Motors (GM) workers’, members of the powerful UAW union are on strike for the four-year contract bargaining. According to Credit Suisse, GM losses for the strike could reach up to $ 50 million a day. The Teamsters have declared solidarity by deciding not to cross the picket lines of the workers that blockade GM plants. This has led to a lockout in one of the plants belonging to the company in Ontario and possible problems in production in other GM factories in Canada and Mexico.

What do the workers of GM claim for? Although union bureaucracy of the UAW avoids to give any information about the details of the bargaining with the bosses and rejects the presentation of a concrete list of demands before the rank-and-file members, different interviews in the picket lines reveal the general content of what the workers are hoping to gain with this strike: recover what they have lost with the concessions that the UAW did to the bosses at the time of the Great Recession in 2008. This is, eliminate the two-tier contract system, make a permanent contract for temporary and outsourced workers, besides wage rise and health care benefits. That and to make GM take back their restructuring plan that includes the shut down of four factories in the US; a plan that shows how false Trump’s speech on repatriation of factories with his foreign policy turned out to be. GM has had three years of huge profits based on labor flexibilization introduced between 2007 and 2008; which the workers take as exceptional but that the bourgeoisie considers to be permanent in the sough for the establishment of a new relation between capital and labor. The confrontation is already there, as well as the evident centrality of the unions in their relationship with production. The “struggle for unions” appears to be clear, where Donald Trump’s promises blur away, while new trends like the Democratic Socialism seek to gain influence to lead the proletariat behind a bourgeois program incarnated in the Democratic Party. The struggle for the recovery of unions from a transitional program and a revolutionary leadership find a fertile soil in the current situation. The efforts of those who commit to the reconstruction of the IV International and its American section will be oriented in that direction in the next period.

 

 

Saturday, 07 September 2019 13:56

A 46 AÑOS DEL GOLPE CONTRARREVOLUCIONARIO

SEGUIMOS EN PIE DE LUCHA CONTRA LA BURGUESÍA, SU ESTADO, EL IMPERIALISMO Y POR EL PODER OBRERO

El gobierno de Piñera y las cámaras empresarias han salido a oponerse al proyecto de las 40 horas presentado por la diputada PC Camila Vallejo, y que es respaldada transversalmente por EL PC, FA. y partidos de la ex Nueva Mayoría. Hemos dicho que es una ilusión reformista pretender que un cambio legislativo pueda reducir las tasas de explotación. De aprobarse, será la burguesía la que mediante distintos mecanismos de extracción de plusvalía descargará sobre la clase obrera los costos de reducción de jornada, ora con mayor cesantía ora con reducciones salariales, buscando al mismo tiempo saldar su crisis.

La lucha por reducción de jornada del trabajo, una lucha histórica de la clase trabajadora, tuvo su cause en un cambio legislativo ya que se daba en el periodo del “capitalismo orgánico” en el siglo XIX , luchas que fueron enormes gestas y que dieron mártires de la clase obrera; en la época imperialista esto es ilusorio porque la burguesía no puede dar ninguna concesión duradera para clase obrera.

Partidos reformistas como el PC vienen planteando estas ideas reaccionarias de que mediante leyes aprobadas en el parlamento se pueden mejorar las condiciones en que la clase obrera es explotada. Cuando se conmemora un aniversario más del golpe contrarrevolucionario del 73 estas direcciones viene a reflotar de manera más acotada la idea de mejorar las condiciones laborales mediante la institucionalidad burguesa; otrora los guiaba la “vía chilena (pacífica) al socialismo” , hoy es la intervención del parlamento en la reducción de la jornada laboral para una mejor “redistribución de la riqueza”.

Hoy los revolucionarios debemos discutir contra las viejas formulas estatistas y distribucionistas que se vuelven a reflotar ante la crisis histórica del capitalismo y su institucionalidad de posguerra.

El imperialismo viene imponiendo sus planes en la región para los cuales las burguesías locales se vienen realineando. Las sub-burguesías locales que buscaban un margen mayor de regateo con el capital imperialista hoy están dispuestos aplicar los ajustes como lo ordena el amo imperialista, y donde las burocracias sindicales juegan el rol de contención y disciplinamiento burgués en el movimiento obrero. El seguidismo a facciones políticas burguesas como el Chavismo, Lulismo o Kirchnerismo sólo ha llevado a la desmoralización y catástrofe social al proletariado.

Esto demuestra palmariamente que la única clase progresiva en la sociedad capitalista es la clase obrera.

Por ello es necesario darle una salida obrera a esta crisis, peleando por una política de independencia de clases en los sindicatos imponiendo el control obrero de las ramas económicas, luchando por la escala movil del salario y de las horas de trabajo, por un salario mínimo indexado a la canasta familiar. Estos y otros puntos programáticos serán impuestos a las patronales mediante los métodos de la clase obrera y no con el método de la presión y la confianza en el parlamento burgués.

A 46 Años del golpe contrarrevolucionario que masacrara a toda una generación de luchadores y revolucionarios para salvar al capitalismo de su ruina, es necesario retomar las lecciones históricas para armar a las nuevas generaciones. Regenerar una vanguardia revolucionaria que prepare en el seno de la clase obrera, consciente y pertinazmente, las fuerzas para la conquista del poder político preparando a cada paso la destrucción del Estado burgués es una tarea de primer orden.

Ante los planes de imperialismo en la región debemos inscribir en nuestra bandera la lucha por una Federación de Estado Obreros de Latinoamerica.

79 years ago, Leon Trotsky was murdered by an agent of Stalinism in Mexico city. His revolutionary ideas and actions are still in force as a guide for revolutionary Marxists in the 21st Century, who take over the historical tasks of the struggle against capitalism.

 

The assassination of this great revolutionary was executed by Stalinism, the political trend that betrayed the world proletariat once it gained control over the Soviet State and, since then, has provided a great service to the capitalist master in the maintenance of the bourgeois order. This counterrevolutionary trend has already won its deserved place in the dustbin of history.

 

Today, when an economic crisis of historical features is developing in the world, the bourgeoisie begins to see once again the ghosts that were thought to be dead and buried. This is because, in its decay, a parasitic class such as the bourgeoisie gets once again the feeling of being in danger. And in some way, it is right, for the whole structure of the postwar period, the institutions and agreements among different States that sustained the world order is beginning to crack down. We are now witnessing a decomposition of imperialism.

 

In these scenarios, revolutionary Marxists have a lot to say and do. Great historical tasks appear before us, with the imperative need to learn from the new phenomena and incorporate those learnings to the heritage of the Marxist theory and make it richer.

 

The theoretical and political legacy of Trotsky allows us to face these challenges from a revolutionary perspective. This is, to apply Marxism as a method of analysis of social relations with the aim of transforming them; that means, as a guide for revolutionary action. Different to what the whole of Trotskyite centrism did, as they limited to a mere analysis of readings.

 

Therefore, to update the Marxist theory requires to go further in the path traveled by Trotsky as regards the Theory of the Permanent Revolution. That is, like he said: to develop the character of revolution, its internal link and the method of international revolution in general. This last point is what we must develop in the heat of the elements of capitalist decomposition and the processes of assimilation of former workers’ States.

 

The Permanentist idea that Trotsky incorporated and developed is one of the most important contributions to the Marxist theory. It allows the comprehension of the development of concepts and their transitions, for a scientific study of the laws of capitalist economy, its institutions –the system of States and the forms of States, such as Bonapartism-, the processes of class struggle in relation to socialist revolution and the stages of the proletarian dictatorship. This theory has been so forgotten that those who tried to “update” it in fact only updated the tactics in a reformist way to keep it up with the postwar epoch of two systems and thus adapt to the consciousness that was in vogue in that period. On the contrary, we cannot forget the Permanentist idea of the party that Trotsky incorporates and that stablishes the base for the construction of the revolutionary organization on the historical task of our class, rather than on a determined present consciousness. The Permanentist dimension that Trotsky gives to the proletarian dictatorship has disappeared from the perspective of the main Left organizations, who dread to scare away public opinion; or, at best, they formulate it in a democratic form and limited to the national borders. They did not understand what Trotsky said about the proletarian dictatorship in Russia, that it was provisionally enclosed within the national borders, but he gave it an internationalist character and, therefore, permanent, when he said that that was a first episode of world revolution. This was one of the lessons of the Russian Revolution and its transition in the process of class struggle.

 

 

Our group is making an effort in order to move forwards in the field of theory and praxis, with the solid conviction that we must intervene as a new generation of revolutionaries and break up with the ideas of centrist Trotskyites of the postwar period, in the need to regenerate the workers’ movement and forge a revolutionary vanguard that fights for the reconstruction of the IV International, since we think that this is the only way to recover the Marxist strategy.

 

Trotsky had to discuss, due to the betrayal of the Stalinized III International, for the recovery of the method and the mechanics of the program. Therefore he elaborated the Transitional Program, that, as he said, leaves us at the doorstep of revolution. He emphasized that this program was a system of transitional demands that advanced the need to attack on the foundations of the bourgeois regime. That means, to develop one of the strategic premises of the III International in its revolutionary stage, that was to disorganize the bourgeoisie. Let us remember that the other two premises were: to organize the proletariat and, at last, to prepare the stages of the proletarian dictatorship. They could generalize the revolutionary experience of the epoch of crisis, wars and revolutions through the building up of the International and, with it, strategy gained international dimension and put our class before tasks that exceeded the national basis of our struggle. Trotsky defined the International as a school of revolutionary strategy.

 

Today we are witnessing the crisis of the trends that still vindicate the legacy of Mandel, Moreno, Ted Grant, Lambert and others; who cannot respond to the open processes and whose theories have expired, because they have been built up in a period that is already disappearing. They cannot respond to the fall of the Welfare States in Europe, because of their adaptation; neither to the processes of assimilation of the former workers’ States; nor to imperialist decomposition, because they have split economy from politics; nor to the challenges of class struggle, because they keep the idea of class conciliation as their guideline, without understanding the dynamics of Permanent Revolution, when the organized trends of the past are no longer there and the character of revolution becomes international, not national.

 

We are aware that new generations that are coming out to struggle do not carry with them the burden of the defeats of the proletariat, neither the influence of Stalinism; but they do have a significant confusion of aims. It is a task of revolutionaries to prepare the future, as Marx said, not with the vulgar criterion of “evolutionists”, that only see slow changes, but rather dialectically. “In events of such a magnitude, twenty years are more than a day –wrote Marx to Engels--, even though in the future there may come days in which twenty years are materialized.”

 

We are part of the struggles and we endorse the demands of those who have been fighting, with the strong conviction of helping the development of a vanguard, that we want to win over programmatically, in political battle, so it becomes the basic element of a revolutionary party that is able to uproot the problems of our class.

 

We keep thinking, 79 years after the assassination of Leon Trotsky, that: “Only by reviving the great traditions of revolutionary Marxism, by breaking up with class collaboration, socialpatriotism and the priests of submission within the labor movement and by taking the path of a resolutely offensive class struggle, by launching the assault against the fortress of capitalism, with the invincible weapons forged by our great masters, Marx and Engels, Lenin and Trotsky, can the exploited of the world move away from paralysis and defeat, marching forwards, as the solid phalange of the socialist future.” (Manifest to the workers of the world, published by the International Executive Committee of the IV International, 1938. Quotation translated from Les Congrès de la Quatrième Internationale #1, Paris, La Brèche, 1978.)

 

After the results of the Argentinean Primary Elections (PASO) were known, the economy deepened its crisis with a 30% devaluation of the local currency, a consequential fall of real wages and a greater cost of life. In the meantime, the presidential candidates of the IMF point their fingers at each other to find out who is to blame for a new and recurring crisis. The workers and the poor people are the ones who pay the consequences.

 

As Marxists we know that bourgeois democracy grants the workers an apparent political control over the leaders through elections. That appearance is what we saw in the past Primaries, in which a great majority expressed itself against Macri and supported the “F-F” formula (Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner). On the contrary, this bourgeois democracy never allows the slightest control over the economic administration, which is the basis of the exploitation it exercises, and that ends up in anarchy, bankruptcy and misery for the great masses.

 

Some trade union sectors are already advancing the urgent need to reopen collective wage bargaining, in face of the brutal impact of the post-PASO devaluation. The COR encourages this debate in all the workers’ sectors, by advancing the concrete motion to demand the immediate activation of the trigger clause, to compensate for devaluation. 

 

This is an emergency measure. But the worsening of the ongoing economic crisis demands the workers to intervene by attacking the bourgeoisie in its foundations, that means, in production. To the economic disorder, we must impose workers’ control of production, banks and trade. With that control we will be able to develop the sliding scale of working hours and wages, creating the conditions to raise the general standard of living of the working population before the debacle to which the IMF, Macri, F-F and Lavagna are leading us. To do that we must develop a great deliberation within our class, in order to confront our enemies in our own ranks, those are the union bureaucrats, by imposing a general strike to express our force in this crisis. We must regroup the workers’ vanguard behind an action program in order to act independently from the bourgeois and petty bourgeois variants and prepare the conditions for the struggle for power.

 

We must organize caucus meetings or assemblies in our work places to vote for shop stewards and impose a Congress of rank-and-file shop stewards with mandates, to vote for a battle plan to achieve our demands.

 

It is imperative that we intervene in this crisis; being conscious that this struggle is part of an international struggle, since this imperialist attack is also being suffered by the proletariat of all Latin America. We must make an appeal for the active solidarity of the American and European proletariat to defeat the imperialist policies.

 

Down with Macri!

 

For a workers’ government.

 

 

Tuesday, 20 August 2019 21:10

PERIÓDICO "EL NUEVO CURSO" #24

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