Incendios en gran Valparaíso

Sunday, 04 February 2024 12:30

Ante la desidia empresarial, organicemos la lucha por la reconstrucción

 

Más de 50 fallecidos y miles de damnificados está dejando el devastador incendio que afecta a zonas rurales y urbanas del gran Valparaíso y Viña del mar.

Al menos 18 campamentos han sido arrasados dadas las precarias condiciones de habitabilidad, dejando en la calle a miles de familias.

El fuego se expandió desde Quilpué hacia el poniente arrasando con el Salto dejando varias industrias y talleres incendiados, como Passol, Pareti, Sorepa y Tricolor.

La primera decisión del gobierno de Boric fue recurrir a la militarización y declarar el toque de queda en la zona. Como todo problema social, el Estado recurre con el despliegue represivo. No vaya a ser que la angustia de perderlo todo, incluidos a familiares, y la impotencia de no contar con los recursos necesarios para evitar la expansión del incendio, sumado al impetuoso impulso de solidaridad, se transformen en bronca dirigida contra las “autoridades”, que hoy desfilan arremangados sobre los escombros para retornar pronto a su labor de cuidar los intereses del gran empresariado.

Sobre el paño quemado ya se encuentran especulando sobre proyectos inmobiliarios o construcción de carreteras, mientras abandonarán a su suerte a miles de familias, quizás otorgándoles algún que otro voucher para enseres y dejando la reconstrucción en manos de fundaciones como “Techo”, verdaderos gestores inmobiliarios.

Criminal ha sido también el funcionamiento compulsivo de las empresas tanto del comercio como de la industria que impelieron a continuar en sus puestos de trabajo a miles de habitantes de la zona que, no sólo ponían en riesgo su vida, sino que quedaron atrapados sin poder volver a sus hogares.

Es necesario que los sindicatos y organizaciones obreras de la región se movilicen para organizar la reconstrucción, de las industrias siniestradas y la exigencia de un plan de construcción de viviendas (no precarias) y obras públicas de prevención. Desde los lugares de trabajo debemos elegir delegados brigadistas y de reconstrucción que se encarguen de tomar en sus manos el control de la situación.

Nada podemos esperar del Estado al servicio de las forestales, mineras e inmobiliarias, quienes año tras año en estos siniestros demuestra la desidia de no disponer de los recursos ni para prevenir ni para combatir este tipo de sucesos intencionales o no, empezando por CONAF, la empresa privada encargada de reducir costos para no tener recursos en el combate a los incendios.

Necesitamos organizar, de forma independiente del Estado y sus fundaciones, la solidaridad y reconstrucción, confiscando todos los materiales y medios disponibles colocándolos a disposición de un plan de reconstrucción bajo control de los trabajadores.

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