TRCI-web
TRFI International Journal #2
Revista Internacional TRQI #2
Crise, guerras e os desafios dos revolucionários
Debate
CRISE, GUERRA E OS DESAFIOS DOS REVOLUCIONÁRIOS
Sábado 9/4
17hs Argentina-Brasil
16hs Chile
COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina
La asunción de Boric y su crónica de gatopardo
El pasado 11 de marzo asumió el gobierno de Boric dándose un “baño de masas”, no tan numerosas como cuando amplios sectores salieron a festinar la derrota electoral del candidato ultraderechista, más bien un cúmulo de expresiones heterogéneas donde la algarabía por el inicio de un “nuevo Chile” era condimentado por una cruenta represión de los pacos (ahora de Boric) contra los que exigían la libertad de los presos por luchar. Al día posterior retiraron 139 querellas por ley de seguridad del estado contra los presos políticos, cuyo efecto es absolutamente nulo ya que a nadie dejará en libertar, a lo sumo disminuirá la potencial condena en algún caso aislado. En un gobierno esmerado en la producción de los simbolismos culturales o identitarios, es bien simbólico que la encargada de liderar el “tema de los presos políticos”, Camila Barros, sea la que envió a al profesor Roberto Campos a la cárcel por atentar contra un torniquete del metro el mismo 18 de Octubre de 2019.
No tardó Boric en llamar a terminar con las “actividades delictuales” de los viernes en “plaza Italia” en alusión a las persistentes manifestaciones dando luz verde a la continuidad de la represión. Lo que no es de extrañar de un gobierno integrado por el PC que intentará aislar y liquidar cualquier expresión crítica que surja “por izquierda”. Eso sí, felicitó emocionado contar con “escuadrones paritarios” de represión (de pacas y pacos) que darán el sello “feminista” al gobierno al garantizar el orden en la democracia semicolonial.
En el mismo sentido dio continuidad al Estado de Excepción en el norte del país con el fin de atacar el “problema migratorio” de cientos de miles de familias trabajadoras que emprendieron rumbo hacia el “oasis” chileno que las acoge a punta de fusiles.
La expresidenta del colegio médico devenida en ministra del interior, que se autopostula como la “madre de Chile”, fue recibida a balazos cuando trató de ingresar a la comunidad mapuche de Temucuicui con una comitiva de autos blindados, carabineros y servicios de inteligencia. Evidentemente el “baño de masas” recibido unos días atrás, así como los saludos en lengua mapuche, no fueron suficientes para seducir a los jóvenes, trabajadores y campesinos mapuches que, asediados en una zona militarizada por décadas, requieren llevar adelante una profunda y extensa revolución agraria que lideren los trabajadores forestales cuestionando la propiedad privada de los medios de producción.
La incorporación y cuoteo de cargos estatales con los viejos personeros de la concertación deja en calma a la burguesía, como el ministro de hacienda Mario Marcel, un ejecutor eficiente de políticas del imperialismo como la regla del superávit estructural, quien promete sostener la reducción del 20% del gasto público así como limitar la reforma tributaria a subir algunos puntos al impuesto a las ganancias, sin afectar por supuesto a las 7 familias que regentean Chile que casi triplicaron sus ganancias durante la pandemia.
Prometen ingresar al congreso como parte de su promesa de campaña el proyecto de salario mínimo de$ 400 mil, digamos que el salario medio que hoy reciben las familias trabajadoras y que no llega ni a la mitad de una canasta familiar, el que será absorbido por la creciente inflación. Eso sí, muy probablemente el proyecto venga acompañado con algunos subsidios para ir en ayuda de las pobres “pymes” emprendedoras, de los pequeños explotadores que abundan en las grandes empresas donde el los niveles de subcontratación llegan al 70%.
La reforma laboral que tienen en carpeta apunta a la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 hs semanales, algo que despierta sin dudas expectativas entre los trabajadores. Sin embargo los empresarios ya están imponiendo distintas formas de “jornadas excepcionales” para que las 40 hs no signifique trabajar de lunes a viernes, sino que imponer la flexibilización laboral con jornadas que alternen descansos entre semana y cambios de turno alternados. Al mismo tiempo aprovecharán estos cambios para reducir los salarios por medio de la rotación, aprovechando el extenso ejército de reserva, incluida la mano de obra barata a que destinan al trabajador inmigrante. Los trabajadores debemos organizarnos e impulsar un Congreso de delegados de base de toda la clase trabajadora para levantar un plan de lucha e impedir este ataque en curso contra nuestra jornada y salario imponiendo el control obrero en las empresas y luchando por la escala móvil de horas de trabajo y salario.
Una última referencia la podemos dar a la Convención Constitucional que, en sintonía con el actual gobierno, se encuentra entrampada en las definiciones semánticas de Estado, aunque ya zanjó el “derecho a la propiedad privada” para dar “seguridad jurídica” a las empresas imperialistas. Tratarán de sacar el nuevo texto constitucional lo antes posible para hacer que su aprobación sea como una suerte de plebiscito del nuevo gobierno. “Sanar las heridas del estallido” en palabras de Boric, no significa otra cosa que terminar de asentar el desvío de la semiinsurrección de Octubre del 19, en una operación de maquillaje al aparato burocrático militar que sostiene la dominación del capital y el imperialismo.
Bregamos porque el activismo y la izquierda revolucionaria puedan recapacitar de su política de seguidismo y exigencia al actual gobierno y nos demos a la tarea de impulsar una política de independencia de clase hacia la conquista de un gobierno obrero, sobre las ruinas del semiestado capitalistas.
Artículo publicado en "El Impreso #80", Periódico de la Corriente Obrera Revolucionaria de Argentina, próximamente en www.cor-digital.org
Fora as tropas russas da Ucrânia. Pela unidade internacionalista do proletariado contra o imperialismo da OTAN
Fora as tropas russas da Ucrânia. Pela unidade internacionalista do proletariado contra o imperialismo da OTAN
7 de março de 2022
A denominada “Operação especial” do governo Putin contra a Ucrânia já soma 12 dias de invasão, tratando de impor, através da força militar, as condições de um novo status quo no cenário mundial, depois da queda do muro de Berlin e o desmembramento da URSS.
Enquanto isso, a OTAN utiliza este conflito bélico para acelerar o processo de assimilação dos ex-estados operários, buscando submetê-los em condições de semicolônia. Por isso, no território ucraniano estão se definindo processos históricos inconclusos, na necessidade de sobrevivência do sistema capitalista.
É que a assimilação dos ex-estados operários deveria ocorrer na arena mundial e não nas particularidades de cada país. É por isso que exige dos revolucionários que se concentrem na tarefa urgente de reagrupar as forças para desenvolver uma direção revolucionária, que nesta época é a reconstrução da IV Internacional, para regenerar uma vanguarda operária que possa oferecer uma perspectiva marxista ao proletariado mundial, frente aos cenários de guerra onde nos levam os países imperialistas e as direções bonapartistas e restauracionistas dos ex-estados operários.
Putin trouxe o fantasma de Lênin ao cenário de guerra, acusando o revolucionário de ser o responsável pela Ucrânia ter ideia de nação independente, quando sempre deveria ser parte da grande Rússia. Devemos recordar que foi a direção da revolução russa que inovou com a forma estatal da ditadura do proletariado internacional, o que denominaram Federação e, a partir disso, a autodeterminação foi proposta à Ucrânia para que escolhessem a forma de se relacionar com o processo revolucionário aberto. A população ucraniana decidiu se incorporar à Federação de repúblicas soviéticas e esse fato histórico mostrou a superioridade de uma direção consciente contra as políticas do imperialismo de anexações e colonialismo reinantes. É esta parte da história que não querem contar nesta situação, é esse fantasma que tentam esconder e é justamente de onde nós, revolucionários, devemos começar para implantar nossas políticas, das mais avançadas, que nos foram dadas pela nossa classe, como foram as federações. É por isso que defendemos a unidade revolucionária do proletariado ucraniano e russo contra seus governos atuais.
Lênin defendia, antes da primeira guerra mundial, em alguns momentos sozinho, que havia que converter a guerra em guerra civil contra seus governos. Com essa linha conseguiu convencer a grande parte dos revolucionários e foi uma das mais destacadas táticas militares da época imperialista. Porém, nesta situação, da invasão da Rússia à Ucrânia, devemos repensar a tática militar, já que é um fato inédito na história que ex-estados operários em processo de assimilação ao capitalismo entrem em guerra. A dinâmica de classes destas formações transicionais é diferente da dos estados burgueses consolidados. Devemos defender “fora as tropas russas da Ucrânia” e a necessidade de enfrentar os governos da Rússia e Ucrânia com uma insurreição proletária que destrua o processo de restauração capitalista em curso. Esta insurreição deve se inscrever dentro da tática de guerra revolucionária, como defendia Lênin, na tarefa de que esta seja parte das revoluções complementares que Trotsky defendia, para impedir os processos de assimilação ao sistema capitalista.
Defendemos que os trabalhadores da Ucrânia devem defender as fábricas e suas organizações com armas nas mãos, quer dizer, devem formar uma direção proletária contra a invasão. E os trabalhadores russos devem impor os métodos operários para deter a invasão e se unir ao proletariado ucraniano na necessidade de converter essa guerra em uma guerra revolucionária. É evidente que estas tarefas não podem realizá-las sozinhos, para isso deve vir em seu auxílio o proletariado mundial, principalmente o proletariado dos países que integram a OTAN, e no calor destes combates de classe devemos reconstruir nossa direção internacional que não é outra que a IV Internacional.
Por uma conferência internacional urgente com as correntes que ainda levantam a necessidade da ditadura do proletariado, na qual avancemos em ações internacionalistas.
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Organizar uma resposta operária ao conflito OTAN-Rússia
24 de fevereiro de 2022
O governo Putin realizou uma ação militar denominada “operação militar especial" na Ucrânia, reivindicando uma defesa na região pró-russa de Donbass. A Rússia bombardeou alvos militares e estratégicos na Ucrânia e está ameaçando com uma invasão de suas tropas de diferentes flancos a uma Ucrânia sitiada.
Putin justifica o ataque dizendo que busca garantir a independência das autodenominadas "repúblicas populares" de Donetsk e Lugansk, que nos últimos 8 anos foram atacadas pelo exército ucraniano. Desta forma, ele tenta desestabilizar o governo ucraniano, que é aliado da OTAN.
A resposta do imperialismo norteamericano e da UE são maiores sanções econômicas para que Putin desista de seu avanço belicista. Por outro lado, a China tenta encontrar um equilíbrio nessa situação caótica.
Diante desse cenário, nós revolucionários, devemos intervir propondo uma solução operária para a crise que se abriu, para intervir de forma independente em uma situação mundial marcada pela crise econômica e acelerada pela pandemia. Devemos agitar, frente ao conjunto dos trabalhadores, que esta não é nossa guerra, que é totalmente alheia aos interesses históricos do proletariado. Os interesses perseguidos pela OTAN e o imperialismo são de assimilar os ex-Estados operários como semicolônias. Do lado do governo Putin, se busca apoiar uma burocracia restauracionista ao serviço de uma protoburguesia que não está disposta, em sua transição para o capitalismo, a ser uma simples semicolônia.
As “severas sanções econômicas" propostas pelo imperialismo serão pagas à custa de uma maior exploração de nossa classe, não apenas em seus próprios países, mas também através da exploração das semicolônias. É por isso que devemos unir os trabalhadores contra os governos de turno e impedir, com métodos operários, que a máquina militar seja acionada para defender os interesses imperialistas. Na região em conflito, devemos buscar a unidade entre o proletariado ucraniano e russo para deter a restauração capitalista em curso, expropriar a protoburguesia e retomar as tarefas revolucionárias que ficaram inacabadas. Para isso, devemos partir da recuperação das lições mais avançadas do processo revolucionário de outubro, como a formação de federações, forma estatal da ditadura do proletariado; lições que, não por acaso, tanto o imperialismo, quanto Putin e os restauracionistas russos abominam e querem apagar da história.
Este conflito ocorre em meio a uma decomposição do imperialismo e um processo de assimilação dos ex-Estados operários. O imperialismo norteamericano tenta reconquistar a hegemonia mundial, expondo, por sua vez, sua debilidade histórica, enquanto as burocracias a mando dos ex-Estados operários da Rússia e da China tentam manter o lugar que conquistaram dentro do sistema capitalista em crise.
Àqueles, como nós, que reivindicam o marxismo revolucionário, chamamos urgentemente as correntes que ainda levantam a ditadura do proletariado para uma Conferência Internacional para discutir um programa e ações internacionalistas em comum.
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Ofensiva da OTAN na Ucrânia
A escalada belicista por intermédio da OTAN para disciplinar as zonas de influência da Rússia, neste caso na Ucrânia, a qual o imperialismo norte americano pretende que pertença à OTAN contradizendo a consideração da Rússia de que deve estar sob sua influência, entrou na diplomacia das armas.
Esta situação se dá em um contexto internacional onde a suposta normalidade do pós pandemia é uma miragem, já que a variante Ômicron segue demostrando que não está solucionado o problema da Covid. O impacto da crise econômica é cada vez maior, apesar da retomada de 2021 e as expectativas de recuperação impulsionadas pela vacinação massiva, as economias em geral não conseguiram alcançar os níveis de produção de 2019 e para este ano já se prevê uma forte desaceleração.
O território em disputa, a Ucrânia, condensa os processos históricos do último período. Foi parte da URSS, parte de seu processo de dissolução e das disputas territoriais na formação de seu Estado, considerando que em seu momento foi um dos motores econômicos da ex URSS por seu petróleo e recursos naturais.
Esse conflito deve ser enquadrado dentro de uma etapa histórica que nós definimos como um processo combinado de decomposição do imperialismo e de assimilação dos ex-Estados Operários. Consideramos importante fazer esta precisão na análise, porque nos permite entender melhor o fenômeno, no qual o imperialismo norte-americano em sua decadência pretende recuperar a hegemonia mundial e tenta assimilar a Rússia ao sistema capitalista, embora a protoburguesia russa negocia a condição de sua transição ao capitalismo.
Nós marxistas sustentamos que a assimilação dos ex-Estados Operários se desenvolverá na arena mundial, onde se definirá se sua transição é para Estados ou semi-Estados semicoloniais, ou se no desenvolvimento da restauração capitalista se dêem processos revolucionários, com revoluções complementares – como denominava Trotsky às revoluções internas que corrigiriam o rumo das transições na dinâmica de revolução permanente –, onde derrotemos a transição capitalista e formemos um novo Estado Operário. A burocracia russa que sobreviveu ao eclosão da URSS, mas que não pode se converter em classe burguesa por sua relação com os meios de produção ainda estatais em sua maioria, não pode se conformar como classe e portanto dificulta a formação de um Estado burguês e essa contradição, levada ao plano internacional, obriga a essa protoburguesia em formação à auto adaptação ao processo de restauração capitalista conquistado parcialmente, defendendo-o e buscando áreas de influência mediante mecanismos econômicos ou militares como foi a anexação da Criméia em 2014.
Na transição do capitalismo ao socialismo, no alvorecer do primeiro Estado Operário do mundo, Trotsky se perguntava se a burocracia soviética iria ser assimilada no processo de transição, situação que não se deu e foi essa burocracia que truncou a extinção do Estado e se conformou em um bonapartismo que preparou as condições para a restauração capitalista. O que essa burocracia não pode prever foi que sua assimilação ao sistema capitalista se produziria no momento de uma decadência histórica e sem garantias de sobrevivência.
Entretanto, o imperialismo norte-americano tenta, em meio de uma crise mundial que a pandemia veio acelerar, recuperar terreno perdido na arena mundial, utilizando seu poderio militar para disciplinar seus aliados como a UE, que está em crise total, e mostrar sua direção frente seu inimigo número um, que é a China. A debilidade dos EUA para impor seu poderio é sua situação interna, já que não pode recriar uma base social que apóie uma eventual guerra.
Assistimos a uma situação mundial convulsiva, onde temos presenciado processos de massas em diferentes pontos do mundo enfrentando a política imperialista frente a pandemia e os ataques às condições de vida da população.
O conflito aberto entre a Rússia e a OTAN obriga aos revolucionários fazerem uma grande campanha internacional para que os trabalhadores intervenham contra a OTAN e seus países membros e impulsionar a solidariedade entre o proletariado ucraniano e russo para enfrentar a restauração capitalista com métodos revolucionários. É necessário que o proletariado desta região recupere o mais avançado das lições do processo revolucionário, como a conformação de federações como forma estatal da ditadura do proletariado.
A crise mundial e a pandemia aceleraram as definições históricas na situação internacional para a sobrevivência do imperialismo norte-americano e para fechar o período dos Estados Operários. Nesta situação nós marxistas temos grandes desafios e responsabilidades. Insistimos em nosso chamado para uma Conferência Internacional com as correntes que ainda reivindicam a ditadura do proletariado e a necessidade da reconstrução da IV Internacional como tarefa urgente.
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Los obreros deben triunfar
600 trabajadores de la mina La Florida de la comuna de Alhue, en propiedad de la Canadiense Yamana Gold, llevan más de 38 días de huelga, en lo que constituye una lucha histórica para la minera y un hito en la lucha de clases del presente periodo.
No sólo su pliego de negociación abarca temas de importancia como beneficios de educación y salud, además del bono de término, sino que sus denuncias sobre las condiciones laborales y de insalubridad e inseguridad están también sobre la mesa. Así denuncian el trabajo contínuo de más de 13 días sin descanso, debiendo pernoctar en muchas ocasiones en colchonetas en el suelo sin las más mínimas condiciones de higiene, ventilación, etc, etc.
Yamana Gold, explota minas oro, plata y diversos minerales en distintos países (Canadá, Chile, Argentina) además de proyectos de exploración (Brasil, Mexico, Colombia, etc). Sus resultados del año 2021, en plena pandemia, ha tenido volúmenes de producción récord. Como lo denuncian los propios trabajadores en lucha, no han parado la producción pese a los contagios, aislamientos, accidentes laborales, etc.
La huelga ha logrado paralizar la producción, una medida fundamental para golpear la centralidad capitalista. La organización en turnos ha conseguido mantener el piquete en el acceso de entrada, lo que ha obligado a la minera a trasladar para el ingreso y egreso a un puñado de trabajadores que mantienen funciones básicas de la mina en helicóptero.
El corte de rutas efectuado periódicamente ha afectado la circulación de mercancías, lo que llevó a la empresa a trasladar a contingentes de carabineros de fuerzas especiales, dispuestos al servicio de la patronal, los que con guanacos, zorrillos y demás pertrechos, se trasladaron hacia la zona, siendo bienvenidos con una arsenal de piedras, “y los mineros sabemos de piedras”, por lo que la acción represiva no tuvo mayor efecto.
Se han hecho presente constituyentes, diputados, concejales a dar su apoyo y manifestar la “impotencia” de estas instituciones de charlatanería al servicio de la dominación capitalista.
También han recibido el apoyo de distintos sindicatos, entre ellos varios mineros y de federaciones mineras, aunque no han efectuado hasta el momento un apoyo activo para que su lucha triunfe instando a la movilización de nuestra clase.
La compañía asegura estar “negociando de buena fe”, al tiempo que asegura a sus accionistas que “no espera ningún impacto negativo en la producción y los costos generales, ya que sus otras minas compensarán con creces cualquier posible déficit como resultado de la acción laboral”. Por ello también es prioritario establecer contacto y acuerdos de apoyo mutuo con los trabajadores organizados en las otras minas en los distintos países, tanto en las faenas de Yamana Gold, como hacia el resto de la rama minera mundial.
Es preciso llevar a cabo acciones de solidaridad y lucha para que triunfen los mineros en huelga, e impulsar el control obrero de la producción minera.
El freno del estatismo
Varios activistas que han pasado a solidarizar con la huelga del sindicato minera florida, han señalado que el camino es impulsar un proyecto de renacionalización del cobre y los recursos naturales, impulsando amplias campañas de firmas para que se declame esto en la nueva carta magna. Y lo hacen también impulsando una lógica redistribucionista, declarando que con dicha nacionalización se solucionarán todos los problemas, porque habrá dinero para solucionar la pobreza, la educación, la salud, las pensiones etc. Incluso en sus versiones más izquierdistas, que proclaman que esta nacionalización debe estar bajo control de los trabajadores, pretenden abstraerse del carácter mundial de la economía capitalista, recurriendo a recetas de corte estatistas pretendiendo reformar el aparato estatal burgués “en beneficio del pueblo”. De este modo en vez de impulsar el camino de la independencia política de nuestra clase, forjada en la acción, la lucha y la organización contra el capital y el imperialismo, pretenden llevar a los trabajadores a exigir migajas para la redistribución del renta nacional de la economía semicolonial.
La misma producción de oro sólo expresa la explotación de una materia prima cuyo producto ganó su lugar en la historia como equivalente general dentro de la sociedad capitalista, que hoy es fuente de salvaguarda en los flujos de capital, y residualmente como insumo para procesos productivos. Lo mismo podríamos decir del cobre cuya fluctuación en su precio se haya asociado a los vaivenes de la producción mundial. Intentar ver la acumulación capitalista como un proceso de base nacional el cual puede distribuirse de forma “justa” o “equitativa”, lleva de cabeza al estatismo reaccionario, que exige ora a la burguesía ora a la pequeñoburguesía que realice tareas que son propias de nuestra clase. El control obrero en el régimen capitalista debe imponerse de forma activa, ante los descalabros ocasionados por la descomposición del capitalismo producto de su desarrollo anárquico, al que habrá que oponerle la planificación socialista de la economía mundial.
No ceder a los cantos de sirena
Ya la misma burguesía en el pasado encuentro de Icare tertulió con el mandatario electo felicitándolo por expresar el “absoluto respeto a la institucionalidad y la democracia, como lo hizo usted Presidente el 15 de noviembre de 2019, optando por la institucionalidad, al suscribir el histórico Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” en palabras del explotador Juan Sutil. Boric por su parte, entre lectura de poemas y frases colmadas de esperanza, prometió un gobierno de cambios con gradualidad, orden y responsabilidad fiscal. El espaldarazo de los empresarios a los futuros resultados de la “nueva” constitución, manifiestan que la democracia para ricos está a salvo y la explotación y expoliación imperialista siguen su curso.
Descartan que los trabajadores por medio de su lucha y su organización aún tiene mucho que decir. Y esto se expresa en cientos de procesos organizativos que se producen al interior de las fábricas y las minas. De importantes luchas obreras que van dejando lecciones como las de los mineros de Florida o los trabajadores de la fábrica de chocolates La Fete que se mantuvieron 25 días de huelga pasando el fin de año en pie de lucha por recuperar lo perdido.
Gran parte de los luchadores obreros y juveniles, y de la izquierda revolucionaria, pasaron del apoyo crítico a la candidatura de Boric a la exigencia. Planteando algunos que éste es un gobierno de frente popular (habría que saber quién representa a la clase obrera al interior del bloque Apruebo Dignidad) seguramente para volver a jugar la carta de la “lucha contra el fascismo” ya que esta sería la anteúltima carta de la burguesía antes de la salida contrarrevolucionaria.
Esta orientación sólo hará perder tiempo en sembrar expectativas en los juegos políticos propios de la democracia patronal. Será necesario apoyar e impulsar toda expresión genuina de lucha de los trabajadores y el pueblo, al tiempo que atacar y enfrentar sin descanso todas las formas de engaño propias de la dominación capitalista. Por ello es de vital importancia apoyar y potenciar las luchas de la clase trabajadora, sobre todo aquellas centradas en la producción donde reside el poder de la burguesía.
Que las organizaciones obreras en lucha convoquen y organicen un Congreso de delegados de base de toda la clase obrera para votar un programa y un plan de lucha que desarrolle un camino de independencia de clase hacia la conquista del poder, hacia la instauración de un gobierno obrero.
LA LIBERTAD DE TODOS LOS PRESOS POR LUCHAR SERÁ PRODUCTO DE LA LUCHA DE CLASES Y NO DE LAS COMPONENDAS CON LOS CARCELEROS
La situación de los presos políticos se ha transformado en un tema molesto para el gobierno de Boric. Mientras comienza a acentuar su giro hacía la vieja ex concertación, en busca de la repartija de ministerios y cargos en el Estado, el gobierno de Boric que aún no asume, se esmera en dar tranquilidad al empresariado dando muestra que será un gobierno responsable, y del orden.
Este gobierno busca a cerrar el ciclo abierto con la semi-insurrección del 18-O, y parte de esto es intentar responder a la exigencia de sectores del activismo que lo apoyaron críticamente y hoy le exigen que se defina por la libertad de los presos por luchar. Fiel a su estilo, Boric hace la distinción entre presos por delitos “violentos” con los que no. Esta distinción además de ser absurda, coloca un doble candado a las celdas de los presos políticos ya que todos los hechos por los que se les acusan son para el Estado “delitos violentos”. En la misma línea, no es tan tajante cuando se trata de la atacar la impunidad de los pacos, señalando “la buena disposición de carabineros a un proceso de reforma”. Por incomodidad, y por evitar que se le abra un flanco al gobierno, busca dar alguna salida particular a los familiares, dejándolo como un tema doméstico, no político, no como la esencia represiva del Estado burgués contra los trabajadores y el pueblo.
La salida de retirar las querellas por ley de seguridad interior del estado, además de promover el indulto, no son más que gestos simbólicos porque han sido de cientos los presos, mutilados, y asesinados por el Estado que la burguesía busca borrar; y los estratos de la pequeñaburguesía en los cargos del aparato estatal buscan olvidar con fuegos de artificio y pasar la página, como lo hicieron en la Convención Constitucional, la que no sesionaría con presos en las cárceles.
El parlamento que justifica día a día el accionar represivo en la Araucanía manteniendo su militarización no puede darles una salida. Incluso el indulto general no será una salida porque será el Estado burgués el que dirimirá a quien otorgárselo. Lo mismo con la impunidad de ayer y de hoy, cuando existen cientos de desaparecidos y muertos por el estado burgués, así como los asesinatos cometidos en “democracia” que los que no han quedado impune, se han resuelto con condenas irrisorias para los represores e insultantes para los familiares.
Al igual que cualquier conquista al interior del capitalismo en descomposición deberá ser arrebatada mediante la lucha de clases, serán las organizaciones de la clase obrera mediante sus métodos, tal como lo mostró parcialmente la huelga del el 12 noviembre 2019, con la paralización de la producción, las barricadas, los comités de autodefensa, la primera línea, la acción de los sindicatos, la clase obrera deberá intervenir de forma independiente para acaudillar al conjunto de la nación explotada y oprimida, dotándose para ello de un partido revolucionario internacional que aglutine a los mejores elementos de su vanguardia obrera y juvenil.
Es preciso llamar a no depositar confianza en las instituciones de la democracia para ricos para resolver una tarea que es parte de nuestra lucha. Decenas de organizaciones se han pronunciado por la libertad de los presos por luchar y por el castigo efectivo a los represores de ayer y de hoy. Es necesario arrancar a nuestros presos de sus cárceles. Sin intención de hacer analogías, sobran los ejemplos en la historia de la lucha de clases donde se ha conquistado la libertad mediante la lucha, como en el “Devotazo” en Argentina (mayo del 73), donde la movilización abrió las puertas de las cárceles liberando a los detenidos.
Las organizaciones obreras, los organismos de DDHH, las agrupaciones de familiares, los activistas y luchadores en general, podemos llamar a concentrar las movilizaciones donde están nuestros compañeros.
Libertad y desprocesamiento a los presos por luchar
Castigo efectivo a los represores de ayer y de hoy
No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos
Chile: Elecciones Presidenciales. Boric, la nueva cepa
El pasado domingo 19, el candidato de Apruebo Dignidad, obtuvo un contundente triunfo electoral (55,87% a 44,13%)en una elección que numéricamente se encontraba perdida si se observa los resultados de la primera vuelta. Los acercamientos de los principales personeros y sus tránsfugas de la vieja Concertación, como Ricardo Lagos o Michelle Bachelet , consiguieron moderar las propuestas de gobierno del candidato del árbol prometiendo gradualismo y una política de “grandes acuerdos” volviéndolo un personaje más aceptable para la burguesía y el imperialismo.
Sin embargo, lo significativo de esta victoria del “lápiz bic” no fue su acercamiento al “centro” político, como le llama la prensa burguesa, sino en la afluencia adicional de más de un millón doscientos cuarenta mil votantes que acudieron a las urnas dando un triunfo decisivo revirtiendo los resultados de primera vuelta en la mayoría de las regiones del centro y norte del país con excepción de la región centro sur (Maule, Ñuble, Araucanía). La participación electoral superó al plebiscito por una nueva constitución, siendo el candidato a presidente con mayor caudal de votos en términos absolutos y la elección con mayor participación (55,64 %) en términos relativos bajo el voto voluntario.
Este mar adicional de votantes fue aportado por un importante contingente de jóvenes, de una nueva generación, que se desplazó a votar para conjurar una eventual presidencia de Kast. También el voto femenino fue significativo ante una candidatura oficialista que promovía la eliminación del ministerio de la mujer, la anulación del aborto en tres causales y un discurso moral cristiano centrado al relegamiento de la mujer a la crianza y el trabajo doméstico.
Con distintas expresiones en las principales plazas del país, decenas de miles salieron a festinar, algunos el triunfo y la gran mayoría la derrota del candidato pinochetista. La coalición triunfante montó el escenario en la Alameda a poco más de un kilómetro de Plaza Dignidad, epicentro de la insurrección del 18-O y lugar de disputa, para unos símbolo de la “destrucción violenta” del Chile “modelo”, símbolo de la lucha “por la dignidad” para otros, además de ser el lugar donde se produjeron gran cantidad de asesinatos y mutilaciones durante el “estallido”. Esta distancia también es significativa ya que fue el lugar donde el próximo presidente fue funado por los manifestantes a pocos días de haber firmado el “Acuerdo por la paz y el orden público”.
No podríamos hablar de un voto de “clase” ante la expresión ampliamente heterogénea que ofrece de forma distorsionada las elecciones burguesas. El artificio de la democracia consiste en ofrecer la igualdad del ciudadano individualizado ante el acto del sufragio para encubrir y consolidar su desigualdad social. Por supuesto que para llegar a la papeleta el candidato a “administrar los asunto públicos”, o sea, los negocios de la burguesía, debe haber pasado los filtros de la blancura como lo hizo Boric desde el momento que salvó a Piñera cuando éste se encontraba al borde de su derrocamiento por la huelga general del 12N. Sin embargo en esta distorsión, al igual que en el plebiscito constitucional, se volvió a expresar el triunfo del candidato oficialista en las comunas más ricas del país y, por el contrario, el aumento exponencial de votantes así como el resultado favorable para el candidato opositor se dio en las comunas más pobres.
Y esto es también lo que está leyendo la burguesía del proceso que, pese a haber puesto en marcha una batería de elecciones, de haber descargado los efectos de la crisis y de la pandemia sobre la clase trabajadora y la población, no ha logrado derrotar a las masas y paralizarlas por simple conservadurismo.
El Boric 3 (el del candidato triunfante) prometió un sinnúmero de medidas estatistas para garantizar “derechos sociales”, pensiones dignas, mejores salarios, acceso universal de salud, fin al lucro en educación, respeto a las minorías y diversidades, etc, etc. No tiene sentido ponerse a desembrollar cada una de estas promesas que se contradicen con el Boric 1 o el Boric 2. Antes de subirse al podio de ganador dialogó “civilizada y republicanamente” con Piñera y junto con él recorrió los jardines de la Moneda al día después de bajarse del escenario.
El apoyo social obtenido también refleja amplias expectativas de cambio que chocarán con las tendencias recesivas de la economía mundial y las exigencias de ajuste de la patronal. Boric promete más gasto estatal al tiempo que cumplir con el superávit estructural impuesto por el imperialismo; promete mejores salarios y también que se amoldará a la reducción del presupuesto del año entrante; que volverá el acceso a la salud universal pero sin tocar las ganancias de clínicas y laboratorios; que retirará las querellas de seguridad del Estado contra los presos pero que no indultará a saqueadores de supermercados o incineradores de iglesias; que no “violará los derechos humanos” pero “respaldará a carabineros y aumentará su dotación y presupuesto”. Así va perfilando en su práctica de equilibrista propia del bonapartismo pequeñoburgues que oscila para sostener el aparato de estado y la dominación imperialista.
Dado el “equilibrio” parlamentario entre oficialismo y oposición, sus promesas de ir “peldaño a peldaño” por el camino de los acuerdos en la ya conocida práctica concertacionista de “en la medida de lo posible”, ante la agudización de las contradicciones sociales y económicas, preanuncian llamados reiterados a sus votantes a defender su gobierno, a defender su democracia, a que "la esperanza le gane al miedo" una vez más, y a aceptar los ataque burgueses, eso sí… con gradualidad. Así se reiterará la épica de la “lucha contra el fascismo”, la que quedó desdibujada en la civilizada última recta electoral, ante la consolidación de una degradada pero no derrotada derecha dura.
Hay quienes plantean que el actual gobierno es el de la versión chilena del Podemos español o del Syriza griego, preanunciando correctamente su descomposición. Si bien el Frente Amplio cumple cabalmente con estas características de fenómenos políticos transitorios de carácter pequeñoburgués, no se tiene en consideración que la reanimación del FA (casi desintegrado en la víspera de la elección constituyente) se dá en un proceso posterior a una semiinsurrección de fuerzas elementales con tendencias a la huelga general. Por ello el triunfo del Boric para la burguesía significa también terminar de cerrar, de liquidar un proceso, al tiempo que buscan los resquicios para reformar el estado semicolonial, para que éste sea más asequible para las masas. Repitiendo frases de Alwin en el inicio de la transición, los llamados a la unidad nacional de los “compatriotas” se configuran en los intentos de la burguesía de establecer un nuevo “pacto social”, una suerte de ensayo para imponer una nueva relación entre el capital y el trabajo.
De acá al 11 de marzo se procederá al cuoteo político del botín de cargos y ministerios estatales, pero también para dar señales de tranquilidad a la patronal y al mismo tiempo a las expectativas sociales. Probablemente veremos en los ministerios de hacienda o economía a personeros de la vieja concertación y a uno que otro “progresista” de la coalición en los ministerios sociales.
Parte de la afluencia masiva a la votación se debe a que Kast representaba nítidamente a la derecha pinochetista, algo sensible para la población, al mismo tiempo que la continuidad, en una versión descarnada, del actual gobierno de Piñera.
Decenas de agrupamientos “populares”, de izquierda y hasta revolucionarios le dieron el apoyo a Boric e impulsaron su campaña. Algunos para enfrentar el “fascismo” con el “lápiz bic”, otros argumentando conseguir más tiempo para organizarnos. Sin embargo en este apoyo y fugaz triunfo pírrico en la democracia para ricos, también se contiene el programa estatista de una fracción patronal que puja por un recambio generacional del personal político burgués que “refresque” un régimen semicolonial en descomposición.
La tarea de luchar por la independencia política de la clase trabajadora, es una tarea de elaboración programática claro está, pero significa al mismo tiempo aportar claridad absoluta a los elementos más avanzados de nuestra clase y de las nuevas generaciones para una lucha sin cuartel contra el capitalismo. La construcción del partido de la revolución socialista, es una tarea internacional, y a la vez imposible de realizar diluyéndose en frentes y experimentos políticos que apuntan a remendar lo que está caduco. La militancia por poner en pie a la clase obrera está en el corazón del objetivo de los revolucionarios. Aggiornarse a los programas estatistas del reformismo, de alguna que otra variante patronal, o embellecer las instituciones transitorias de la democracia burguesa (CC), no sólo se separa años luz de esta tarea sino que abiertamente la traiciona. La lucha porque la clase obrera tome el poder es el desafío nodal de un programa de transición.