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Luego de un silencioso y disciplinado año escolar de parte de la burocracia sindical, se ha convocado a un paro regional de los profesores de 24 horas. Esto como preparativo, o amague, de una movilización mayor, por las malas condiciones laborales de los docentes, por problemas de infraestructura, etc. También porque la promesa de una solución parcial a la deuda histórica de los docentes, al igual que muchas otras lindas promesas (como el fin al CAE), no sólo no se han cumplido, sino que quedan supeditadas a una eventual reforma tributaria o “pacto fiscal”.

Por supuesto que el objetivo de este “pacto” es diseñar un plan de impuestos y gasto fiscal, como traje a medida del gran empresariado y de la dominación imperialista. Primero tendrán que velar por garantizar cuantiosas ganancias en medio de una situación de crisis, para después comenzar el show de la charlatanería parlamentaria para “negociar” qué migajas quedan para repartir y tratar de sacar aplausos. Al igual como lo hicieron con el sueldo mínimo, dejándolo planchado con un techo indigno de $500 mil pesos alcanzable a Julio del 2024, la burocracia sindical pretenderá vender gato por liebre en esta tónica de posar como que le hacen exigencias a un gobierno que respaldan desde el día 1.

Debemos recordar que durante el 2019, los trabajadores de la educación dieron una importante pelea de varios días de huelga, con manifestaciones, asambleas y tomas de establecimientos, que fue uno de los más importantes antecedentes de la semiinsurrección de Octubre de ese año.

Esta lucha, en vez de ser fortificada y amplificada, fue desgastada por las continuas maniobras de la burocracia a cargo de Mario Aguilar, que logró bajar la medida con las manos casi vacías y algunas promesa de proyectos de ley que nunca se cumplieron. Por supuesto que esto pasó antes que se dedicaran a postularse fallidamente para la fracasada farsa constituyente.

La crisis de la educación se acentúa día a día. La juventud secundaria en particular viene enfrentando las políticas reaccionarias de este gobierno, aumento miserable de tarjeta alimenticia, problemas de infraestructura, ley de gatillo fácil e impunidad Naim-Retamal, aplicación persecutoria de los RICE y ley aula segura, etc. Algunos sectores docentes también se han venido manifestando aunque aisladamente y sin contar con el apoyo de las directivas sindicales.

Planteamos nuestro apoyo a cualquier medida de lucha que enfrente a los empresarios de la educación tanto estatal como privada. Por esto es que debemos luchar por recuperar los sindicatos docentes para que se transformen en herramientas de lucha contra la educación burguesa. Los contratos precarios, el no pago de la deuda previsional, extenuantes jornadas, ataque al salario, problemas de infraestructura, y de material para realizar la docencia, son parte de las situaciones que debemos enfrentar además de neutralizar la presión que imponen las directivas (del gobierno) en las escuelas sobre los docentes y el estudiantado que se organiza para debatir sobre los problemas sociales.

Nuestra pelea debe ser por disputar la orientación de la educación. Para ello debemos recuperar nuestros sindicatos de las garras de la burocracia sindical haciendo caso omiso de las disputas entre las distintas alas de la burocracia.

Impulsemos la pelea por imponer un paro nacional con movilización en todas las ciudades del país. Impulsemos un plan de lucha votado en una asamblea nacional de delegados docentes y trabajadores de la educación (con mandato y revocables) sin distinción entre públicos y privados. La juventud secundaria, por medio de sus asambleas y centros de alumnos, puede ser un gran punto de apoyo en la lucha por doblarle la mano a la burocracia y la patronal educativa y al gobierno.

La clase obrera es una y sin fronteras

Abajo la represión de la burguesía y el imperialismo

Abajo la xenofobia de la burguesía

 

Familias enteras se encuentran al intemperie sobreviviendo y tratando de salir de Chile, impedidos en la frontera entre con Perú, producto de la “agenda de seguridad” que ha trazado el gobierno de Boric, con las leyes sobre infraestructura critica, militares en la frontera, órdenes del fiscal Valencia para meter en prisión a extranjeros, y leyes que aceleran la expulsión del país.

Desde abril se encuentran viviendo en condiciones infrahumanas, trabajadores venezolanos, colombianos y haitianos sin acceder a alimentación, salud, techo, sufriendo la represión de militares y policías de ambos países. No hay que olvidar que durante el gobierno de Boric se han recrudecido las medidas antiinmigrantes que políticos de ultraderecha hubiesen querido aplicar.

Las salidas reaccionarias de los gobiernos de la región demuestran la descomposición capitalista y la crisis de los semiestados latinoamericanos. Recordemos que muchos trabajadores huyeron de sus países por sus condiciones materiales de vida para venir al “oasis chileno”, que era la forma como la burguesía y el imperialismo vendían al país modelo y disciplinado a los dictados del amo yanqui, toda una farsa ya que la burguesía los recibió con precariedad, desocupación, bajos salarios, represión, etc.

Gobiernos latinoamericanos vienen aplicando ajustes y sendos ataques contra los trabajadores, reprimiendo la movilización obrera y del pueblo. La clase obrera viene interviniendo aunque de manera diluida en movilizaciones que han sido desviadas por procesos electorales o constituyentes, cambios de régimen y reformas a los estados.

Los sindicatos de los países latinoamericanos deben ampliar sus funciones, imponer el control obrero de la producción contra la anarquía del capital, garantizando la escala móvil de horas de trabajo y de salarios, asegurando la ocupación de los trabajadores cesantes, un plan de obras públicas, el derecho a vivienda, salud, y educación, desarrollando la planificación socialista de la sociedad, luchando por una federación de estados socialistas latinoamericanos y del caribe. Para estas y otras tareas transicionales se hace necesaria la construcción del estado mayor de la revolución, la IV internacional reconstruida.

El pasado 7 de mayo se realizaron las elecciones a consejo constitucional. Una reiteración de la farsa de la reforma al aparato estatal.

Si la anterior farsa constituyente, que obtuvo un rotundo rechazo, concitaba la atención (no la esperanza) en amplios sectores de masas de que algo podía cambiar- en una operación de desvío que no cuajó -, el actual proceso sólo significa una necesidad del régimen burgués de dar vuelta la página a la discusión constitucional, a la “constitución de Pinochet” y ojalá conjurar levantamientos de masas como el de Octubre del 19. Mal que les pese a muchos reformistas “bienintencionados”, la lucha de clases es un proceso histórico e internacional, no conjurable con maquillajes jurídicos.

Una de las “sorpresas” destacadas en esta votación fue el 28% (del total de votos emitidos) obtenido por el Partido Republicano. Una derecha “radical” o más reaccionaria, que es sustentada por sectores evangélicos, militares, policías, fuerzas de represión en general, pequeñoburgueses enfurecidos, y también penetra en sectores de trabajadores y el pueblo desesperanzado. Sin embargo este partido está lejos de representar algo más orgánico y, por el contrario, es un rejunte de despojos humanos y de reaccionarios disconformes.

Lo caricaturesco de este resultado es que Republicanos conquistó la mayoría de este “consejo” (23 de 50) siendo uno de sus principales detractores. Claramente luego de este resultado han intentado contenerse mostrándose como buenos demócratas que llevarán adelante la tarea encomendada. Baste decir que dicha tarea ya se encuentra pauteada con los “bordes” acordados en nimios acuerdos de “unidad nacional”, y regenteados por una “comisión de expertos” liderados por el pinochetista Hernán Larraín. Es así que el resultado de las elecciones otorga una mayoría absoluta (34 de 50) a la derecha en bloque para la tarea de escribir las “bases fundantes de la casa de todos”.

Boric, luego de lamer las heridas de su sector que sacó apenas un 22 % (del total de votos emitidos), llamó reiteradamente a buscar los “equilibrios”, “aprender de los errores”, etc , etc, en un intento de expresar que están a entera disposición de las fuerzas de la derecha. Y es que en este acto la coalición gobernante vio esfumarse los votos que los llevaron a la presidencia en la lucha del “lápiz azul contra el fascismo”. Al parecer, sus reiterados intentos por congraciarse con el gran empresariado, firmando el TPP11, impulsando el gatillo fácil y la impunidad para los represores, entregando recursos naturales al capital trasnacional, etc, etc, no han sido suficientes para demostrar que a la hora de gobernar pueden ganarse las medallas de defensores de los intereses capitalistas. Si esto lo hacían en nombre de una simulada y manipulada “opinión pública”, en lo sucesivo no podemos esperar más que “negociaciones” en corto con esa minoría de “republicanos” para volver sus políticas reaccionarias, más reaccionarias.

Una mención especial cabe a los más de 5 millones de personas que no votaron o votaron blanco o nulo. En particular el voto nulo, con 2.119.506 votos (17%), que expresaron en su inmensa mayoría una disconformidad con el proceso, la situación, o el gobierno. Nos contamos dentro de las fuerzas de izquierda y revolucionaria que llamaron a anular el voto. Algunos análisis versan sobre que es un número histórico desde la vuelta a la democracia. Sin embargo, contario a los que se atribuyen títulos de dominio o características especiales a esta masa de votantes, esta es una expresión heterogénea y distorsionada dentro de una elección burguesa, sin que exprese por si misma algún nivel de conciencia y organización, aunque sí deje en evidencia una mayor crisis del semiestado en su relación con las masas.

Los resultados de esta elección son una consecuencia de las políticas reaccionarias (militarización, represión, presos políticos, sumisión al capital financiero, etc) seguidas por el gobierno y de un reflujo más general de las luchas de masas. Cabe destacar que este reflujo, de lo que fue la semiinsurrección de Octubre del 19 a esta parte, no es producto de una derrota física o categórica impuesta sobre la clase trabajadora y el pueblo; constituye una política de desvío, un intento de consolidar el orden burgués para intentar dar respuesta a la crisis de dominación imperialista. Algo difícil de conseguir en un proceso de descomposición del capitalismo a nivel mundial que hace resquebrajar el andamiaje del semiestado. La actual coyuntura está signada por un conservadurismo de masas, espoleado por la crisis económico-social, que evidenciará giros bruscos en la situación de tanto en tanto.

Podemos resaltar las luchas que continúa dando la juventud secundaria enfrentándose a esta política reaccionaria del gobierno y las autoridades educativas, como también la decena de luchas de trabajadores que intentan vencer el aislamiento en contra de los ajustes y los despidos en curso.

La izquierda centrista se encuentra más dolida con este resultado por su apuesta constante en una salida constituyente. Aun no pueden sacar balance de sus seguidismo al gobierno bonapartista de Boric y de sus devaneos de reforma constituyente.

Es necesario que impulsemos la organización de nuestra clase para enfrentar los ataques del gobierno, los empresarios y el imperialismo. Levantemos y recuperemos sindicatos para la lucha. Impulsemos un congreso de delegados de base de toda la clase trabajadora para discutir un programa de independencia de clases y un plan de lucha como salida a la crisis.

La construcción de un partido revolucionario, como la herramienta fundamental de la vanguardia proletaria, en lucha por la reconstrucción de la IV Internacional, está a la orden del día.

Quarta, 03 Mai 2023 23:26

Folleto #2 - Juventud de la COR

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Terça, 02 Mai 2023 11:33

Periódico "El Nuevo Curso #33"

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1º de Maio

 

Enfrentar a crise e a guerra lutando por uma saída revolucionária

 

Pela unidade internacionalista dos trabalhadores contra o imperialismo e a OTAN.

Expulsão das tropas russas da Ucrânia!

 

Os trabalhadores de todo o mundo devemos enfrentar esta situação mundial histórica com a força de nossa classe para destruir este sistema capitalista que só nos garante superexploração e uma vida miserável.

Neste dia, reafirmamos nossa história como classe e sustentamos com firmeza as bandeiras da Comuna de Paris, da Revolução Russa, dos mártires de Chicago e dos dirigentes operários que morreram ou foram assassinados enfrentando este sistema capitalista. Por isso, há 137 anos daquele 1º de maio no qual a burguesia norte-americana assassinava os mártires de Chicago, se faz crucial retomar as tarefas dos revolucionários na luta contra o capitalismo e suas instituições, como os Estados-nação. Lutamos pela destruição do Estado burguês e nos apoiamos na experiência da Revolução Russa e seu sistema soviético.

Este 1º de maio encontra a nós trabalhadores lutando contra as conseqüências da pandemia, da guerra na Ucrânia e de uma crise econômica, política e social internacional.

Assistimos processos inflacionários em nível mundial e uma enorme crise bancária que começou com a queda do Sillicon Valley Bank e do Credit Suisse e apelou ao resgate dos Estados imperialistas para, uma vez mais, salvar o capital. Contudo, a classe operária não “ficou em casa” e tem protagonizado importantes greves, mobilizações e lutas nas ruas, como temos visto na França, Inglaterra, Alemanha e EUA.

A América Latina está protagonizando importantes processos de massas como foram os levantes em países como Chile, Peru ou Colômbia, com a intervenção de amplos setores operários e camponeses, fortemente reprimidos por seus estados à serviço do amo yanque. Também processos de organização e luta dos trabalhadores empregados e desempregados nos diferentes países como Argentina ou Brasil, que enfrentam o retrocesso das condições de vida.

A crise dos semi-estados produto da decomposição imperialista, não terá resolução nas eleições de troca de seus personagens políticos ou de reformas constituintes. É imprescindível organizar nossa classe, recuperando os sindicatos e reagrupando a vanguarda para preparar Congressos de delegados de base para enfrentar a crise, expulsar o imperialismo e as políticas do FMI na região, na luta pelos Estados Unidos Socialistas da América Latina e Caribe.

 

Construir uma direção revolucionária

 

A intervenção de nossa classe abre a possibilidade de embriões de direção revolucionária. Nesta época, é uma tarefa principal deter a guerra Rússia-Ucrânia, para convertê-la em uma guerra revolucionária. O proletariado dos países imperialistas deve enfrentar seus governos e frear a máquina de guerra ocupando as empresas ou boicotando o envio de armas, para, desta maneira ajudar o proletariados russo e ucraniano a desenvolver uma vanguarda que enfrente a restauração capitalista em curso e abra processo revolucionário.

No território ucraniano estão se definindo processos históricos inconclusos, na necessidade de sobrevivência do sistema capitalista. Por isso sustentamos a unidade revolucionária do proletariado ucraniano e russo contra seus governos atuais, contra esta guerra que não defende nenhum de nossos interesses como classe.

São tarefas inéditas para nossa classe, frente ao cenário de decomposição do imperialismo e do processo de assimilação dos ex-Estados operários. O sistema capitalista expressa uma crise histórica em sua organização das relações sociais de produção e suas formas de dominação.

São nestes momentos em que se torna primordial a intervenção da classe operária como uma classe internacional e não ligada a seus Estados nação, para mostrar o poderio de uma classe que pode enfrentar o sistema capitalista.

Frente a uma direção anárquica como é o sistema capitalista, que depende de seus Estados maiores armados para garantir a reprodução do capital, nós lutamos por uma direção coletiva consciente, que prepare as etapas da ditadura do proletariado, já que o sistema atual engendra as condições materiais e as formas sociais para a reconstrução econômica da sociedade.

Para que se desenvolva o internacionalismo é de primeira ordem a reconstrução da IV Internacional para dotar de uma direção revolucionária este processo histórico, para regenerar uma vanguarda operária que possa dar uma perspectiva marxista ao proletariado mundial. Cremos que como primeira tarefa que vá nessa direção, devemos chamar uma Conferência internacional das correntes trotskistas que ainda reivindicam a ditadura do proletariado para discutir as tarefas frente a guerra na Ucrânia, os processos na França e a crise mundial.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

 

La burguesía aceita su aparato represivo

 

Se promulgo la ley Nain Retamal, que busca fortalecer el aparato represivo del estado burgués, garantizando mayor impunidad a policías, militares y servicios de inteligencia, con la figura de “legítima defensa privilegiada”. La ley fue rápidamente aprobada por las cámaras del congreso, lo que luego termino en su promulgación por parte del Boric.

Con la muerte del Policía pudimos ver como se montó todo un funeral del estado donde acudieron prácticamente todos los representantes de los “poderes” del estado burgués. Todos los sectores políticos de la burguesía pidiendo más y más represión, y un lavado de imagen de políticos verdugos del pueblo, etc, presentando a los pacos como víctimas, si hasta el criminal Claudio Crespo que cegó a Gustavo Gatica y atacó a tantos otros llegó a hablar en el televisado funeral.

Con la excusa de combatir el narcotráfico, que el mismo imperialismo y que los estados semicoloniales regentean como “parte de su economía no formal”, en connivencia y protección de los descompuestos aparatos represivos, lo que subyace en la discusión del fortalecimiento de la policía y la optimización de la función represiva del estado, es que la burguesía se prepara para tener una máquina más aceitada para cuando se agudice la lucha de clases. Por eso la militarización de la Araucanía y en las fronteras, y es que quieren anticiparse para evitar cualquier cuestionamiento por “violación de derechos humanos”, de eventuales procesamiento a represores, una suerte de amnistía anticipada por parte de ésta “ley del gatillo fácil”.

Debemos tener claro que conscientemente la burguesía sintió la fuerza de la clase obrera durante la semi-insurrección del Octubre del 19, donde acciones de paralización parcial de la producción, y la intervención de amplios sectores de masas que de forma espontánea, con los límites que imponen la falta de conciencia y organización, se enfrentaron a la maquinaria represiva estatal, que no dudó en asesinar, mutilar, encarcelar y torturar a los que luchan, masificó una experiencia de masas y de las nuevas generaciones en el enfrentamiento al aparato de estado.

Ésta experiencia intentó ser truncada por una batería de elecciones y procesos de reforma al descompuesto anadamiaje jurídico del semi-estado, en un desvío que no cuajó. En el mismo proceso, la cooptación de amplios sectores del activismo en lucha y de la pequeñaburguesía, acompañaron la farsa de apoyar a Boric y el fantoche constituyente en una supuesta lucha contra “el fascismo”. El coro histriónico “antifascista” provenía centralmente de las alas izquierdas de la democracia burguesa, como el PC o Convergencia Social, etc. Lo que motiva a éstos militantes “sociales”, además de las prebendas y repartijas de cargos estatales, es su norte por instrumentar, en medio de una acelerada descomposición mundial del capitalismo, la conciliación de clases, entre la burguesía y el proletariado, subsumiendo éste a la ofensiva patronal e imperialista, conciliación base reaccionaria del bonapartismo pequeñoburgués. Hoy de forma disciplinada se alinean tras esta cobertura de impunidad para fortalecer a la policía, a la que se suman leyes como la de “infraestructura crítica” para solicitar la intervención militar en caso de huelgas obreras y con ello aceitar el aparato represivo, haciéndolo más eficiente para la lucha de clases.

El pueblo trabajador debe reivindicar a sus propios y genuinos mártires, y no tener ninguna muestra de conmiseración ante los Pacos y policías en general, lúmpenes que organiza el estado burgués, que desde su génesis la burguesía los organizó como “brazo” de la represión estatal contra la clase trabajadora y el pueblo para defensa de la propiedad privada capitalista.

Las atrocidades cometidas por las policías contra la clase obrera son innumerables, habría que recordar cómo fueron parte de la eliminación de compañeros durante la dictadura militar y las cometidas durante el levantamiento de octubre; como decía León Trotsky, un policía es burgués al servicio del estado capitalista. La clase obrera debe organizarse incluso en el plano militar para enfrentar a la policía que es parte de sus enemigos de clase y de su estado.

Se conmemora un nuevo 29 de marzo del joven combatiente, donde reivindicamos el arrojo de esa juventud que se enfrentó a la represión estatal de Pinochet, debiendo sortear persecuciones, cárcel, tortura,  asesinatos, etc. Asimismo reivindicamos a la juventud que ha salido a luchar el 2006 y 2011, así como en el 18O, y la viene protagonizando luchas en Perú contra la represión Boluarte, y la juventud que interviene en las luchas de la clase obrera en Francia.

El gobierno de Boric ha sido continuidad en la represión hacia el pueblo y a la clase obrera, ha salido recientemente a dar un “espaldarazo” a esa institución lumpen  como son los Carabineros y la Policía, ha acelerado la agenda de “seguridad” y pretenden desde la UDI al PC darle manga ancha a la policía para reprimir mediante leyes que les aseguren mayor impunidad. Si ya las mutilaciones, asesinatos y atrocidades cometidas por esta institución podrida durante el levantamiento de octubre y posteriormente había quedado casi sin sanción, ahora el margen para dar rienda a la represión será mayor contra la juventud y los trabajadores. Ya lo vemos con la represión constante contra las movilizaciones estudiantiles, la implementación de medidas de expulsión de alumnos, y los ataques a las organizaciones estudiantiles.

Una nueva generación de jóvenes comienza a salir luchar y organizarse, enfrentando las consecuencias de la descomposición capitalista y la ofensiva de la dominación imperialista.

Es necesario que en esta nueva generación se forjen la militancia revolucionaria e internacionalista, que impulsando las luchas de la juventud como fuerza auxiliar de las luchas de la clase obrera, salga a luchar para enfrentar la crisis del capitalismo en descomposición, como lo viene haciendo en Francia, por ejemplo, como ya lo ha hecho en el pasado.

Luchemos por construir la organización de la juventud revolucionaria, levantemos las banderas de la juventud cuarta internacionalista.

¡Abran paso a la juventud!

¡Abran paso a los hijos de la clase obrera!

O terceiro mandato de Lula/PT se aproxima de completar 3 meses, eleito na esteira da onda rosa, que recoloca no poder na América Latina governos de frente popular. Expõe o desbotamento político desses setores e reafirma a fragilidade desses governos diante dos processos de crises que se aprofundam pelas tendências abertas pela pandemia e pela Guerra na Ucrânia e, sobretudo, diante da política do imperialismo estadunidense na busca da recuperação da sua hegemonia econômica e da de assimilação dos ex-Estados operários, especialmente Rússia e China. Cenário esse que acirra as disputas por mercados, pelo controle de recursos naturais, pelo monopólio de semicondutores e pelo controle das cadeias da produção.

O prolongamento da Guerra na Ucrânia, a tendência cada vez mais concreta de recessão mundial, preconizada pelo organismos internacionais, a persistência da alta inflacionária, e, internamente, a pressão do rentismo e da oposição bolsonarista enraizada socialmente e em maioria no congresso nacional, exigem do atual governo um alinhamento estreito com setores do capital monopolista e da burguesia nacional.

Mesmo com a recrudescimento do regime após os eventos de 08 de janeiro apoiado e aplaudido pela esquerda reformista, a polarização política segue aberta, e Lula se mexe para atuar na reestruturação de sua relação com as forças armadas e auxiliares e com as instituições da democracia burguesa em sua relação com as massas. No entanto, está claro que a governabilidade e as condições políticas necessárias para o cumprimento das promessas de campanha dependerão da consolidação da frente ampla, inclusive com os bolsonaristas.

Conter a grave crise social que assola o Brasil terá um alto custo político e econômico. Desde o governo de transição, o discurso é de que o orçamento está depauperado. A dívida pública bruta beira a 7 trilhões, ou 74% do PIB, continuará restringindo fortemente o poder de investimento do governo. A nota do diretório nacional do PT, publicada em meados de fevereiro, apresenta um projeto de defesa da democracia, um governo popular e soberano. Todavia, logo na largada teve de recorrer ao congresso, e bancar a eleição de Arthur Lira e Rodrigo Pacheco, para aprovar uma emenda constitucional que permitisse governar fora do teto de gastos. Essa nota busca convencer que esse governo colocará o Estado burguês em prol dos trabalhadores; engodo maior não há.

Diante dessas barreiras, a estratégia foi girar as ações para a política externa, e recolocar o país na cena política mundial depois dos anos de isolacionismo adotado por Bolsonaro. Desde a cúpula da CELAC, Lula vem tentando remontar o papel de liderança na América Latina, mas, principalmente, de parceiro de primeira hora dos EUA, sem constranger os interesses chineses, já que a China é o principal parceiro comercial do Brasil.

Dessa forma, os EUA querem pôr um freio no avanço chinês sobre as semicolônias da região. Têm o objetivo de que o Mercosul seja um obstáculo aos interesses da nova rota da seda da China.  Para tanto, vê no atual governo brasileiro uma peça-chave para que os Estados semicoloniais latino-americanos se submetam aos interesses imperialistas. Não à toa, Lula vem tentando acelerar o acordo de livre comércio entre UE e Mercosul.

A visita do chanceler alemão Olaf Scholz ao Brasil e o encontro de Lula com Biden, nos EUA, no fim de fevereiro, serviram para acelerar esse realinhamento. Em Washington, na pauta estava o combate à extrema direita e a defesa da democracia, e mais centralmente o debate acerca do papel norte-americano no Fundo Amazônia, financiado por Noruega e Alemanha. Biden exerceu pressão para disciplinar Lula acerca da questão da Guerra na Ucrânia. Depois dessa visita, na ONU, o Brasil, quando se completava um ano do conflito, votou pela resolução que exigia a retirada das tropas russas da Ucrânia. Mas, para além do alinhamento com o imperialismo e na tentativa de se demonstrar como um grande estadista, Lula propôs a criação de um “clube da paz", para negociar o fim da guerra.

Já acerca do debate amazônico, o que está posto é que a “preservação” da floresta e a defesa dos territórios dos povos originários também são foco de negócios burgueses. Por trás da questão do desmatamento e a problemática do aquecimento global, temas com forte apelo popular no imperialismo, está o interesse pela exploração recursos naturais da região amazônica, suas riquezas minerais, sobretudo, as terras raras, matéria prima fundamental para o controle da cadeia de semicondutores, fundamentais para o desenvolvimento da indústria 4.0, produção dos automóveis elétricos e as altas tecnologias. Por tanto, o discurso de preservação do meio ambiente não passa de cortina de fumaça, se na ordem do dia não estiver a superação do modo de produção capitalista. Da forma que está posto, servirá apenas para camuflar o avanço dos interesses dos monopólios da mineração, do capital financeiro vinculado à denominada economia verde.

Essa movimentação na política externa desloca o foco da crise interna que segue aberta. A previsão de crescimento abaixo de 1%, a inflação que persiste e segue corroendo o poder aquisitivo dos trabalhadores, o alto desemprego que repercute o profundo processo de desindustrialização, a grave crise de solvência em grandes empresas do varejo, (vide caso “Americanas”) e as demissões das gigantes da computação são elementos que implicam na dimensão da grave crise social, que ganha contornos de barbárie com o flagelo da fome no território Yanomami, as denúncias de trabalho análogo à escravidão em grandes vinícolas no Rio Grande do Sul e a catástrofe das enchentes no litoral norte de São Paulo.

Esse cenário exige que o governo avance com o anúncio de medidas que mitiguem essa crise. Todas as medidas do governo figuram no campo das ações afirmativas que pautam as demandas movimentistas e amplia as mãos do Estado para remediar uma possível explosão social. Pauta essa que vai ao encontro com as políticas apresentadas pelas esquerdas reformistas e centristas, no qual apontam o estatismo como saída para os trabalhadores. O governo de Lula tem se ancorado no reajuste do salário-mínimo, no reajuste da bolsa para pesquisadores universitários e na manutenção de programas como o Bolsa Família, no valor de 600 reais; programas estes que tinham sido negligenciados pelo governo anterior. O discurso do PT é de construção de um estado de bem-estar social, que precisa estar na agenda do governo. Só esqueceram de combinar com os seus parceiros da frente ampla.

Para dar conta desse suposto estado de bem-estar social petista, Fernando Haddad, ministro da economia, vem se equilibrando entre os arroubos de Lula contra o mercado financeiro, a política de preços dos combustíveis da Petrobrás, a alta taxa de juros do Banco Central e a tarefa de fazer a economia acelerar. Para tanto, aponta a necessidade de aprovação da Reforma Tributária. Nessa linha, um pacote de medidas foi apresentado visando um ajuste fiscal. O objetivo é transformar o rombo previsto nas contas do governo federal para este ano, de R$231,55 bilhões, em um superávit de R$11,13 bilhões. Segundo Haddad, o déficit deve ser reduzido para o patamar de 0,5% a 1% do PIB. Um dos principais pontos dessas medidas é o retorno do imposto federal sobre os combustíveis, que havia sido suspenso por Bolsonaro; medida cara ao governo, pois pressiona a inflação dos alimentos.

Fato é que esse o cenário econômico recessivo, exige que os trabalhadores se organizem para defender seus interesses e responder a altura ao aumento da exploração e à barbárie a qual estamos submetidos. Todavia, as direções políticas e sindicais da classe trabalhadora restringem-se a exigir, que o governo revogue as Reformas aprovadas por Bolsonaro: a trabalhista e previdenciária e, na educação, a reforma do Ensino Médio, bem como a suspensão do pagamento da dívida pública. O governo já acenou que não o fará e mesmo assim, nenhuma mobilização é encampada. Greve geral é palavra proibida. Concretamente, o fato é que centrais sindicais e movimento sociais abraçaram o governo, com a desculpa de defesa da democracia contra o bolsonarismo, recrudesce cada vez mais as instituições do estado burguês. No Brasil sob os desígnios de Lula, lutar hoje pode ser uma ação terrorista. Portanto, a política dessas direções será o de conter qualquer luta que tente se erguer daqui para a frente com o argumento de que o governo precisa de tempo e que a tarefa central dos trabalhadores é defender a democracia das garras da extrema direita.

O centrismo trotskista repete o discurso da independência de classe contra o golpismo e o bolsonarismo, pelas liberdades democráticas. Caracterizam que as eleições não derrotaram a extrema direita, mas a vitória eleitoral de Lula/Alckmim foi uma conquista da classe trabalhadora. Dessa forma, defendem o regime democrático burguês e a frente ampla de Lula/Alckmim em última instância. A cada nota, a cada discurso, mostram-se cada vez mais distantes estratégia da revolução e da ditadura do proletariado, transformando cada vez mais a ideia de “independência de classe” numa possível ação parlamentar que melhor atenda os direitos dos diversos segmentos populares. O corte de classe está longe de qualquer análise, reivindicações e consignas.

Para nós, trabalhadores, não há caminho possível pelo Estado burguês. Para isso, é urgente batalhar pela recuperação dos nossos sindicatos e centrais das mãos da burocracia que tem atuado cada vez mais na supressão de qualquer democracia sindical e para impedir qualquer possibilidade de luta organizada e, internamente, lutar contra a adaptação do centrismo ao regime democrático burguês. Só assim, poderemos organizar o enfrentamento aos governos de turno. Para nós, trabalhadores, a política não pode ser a defesa da democracia burguesa, mas a construção do Partido Revolucionário, sob a IV Internacional, que coloque em marcha o programa transicional à ditadura do proletariado.

"Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres" [Rosa Luxemburgo]

El 8 M conmemoramos el día internacional de la mujer trabajadora, fecha instaurada a partir de una gesta obrera de fines del siglo XIX en el corazón de EEUU que puso a las mujer trabajadora en primera fila contra la desigualdad salarial, por la disminución de la jornada de trabajo, el acoso y vejación de patrones y las condiciones laborales paupérrimas. Esa gran lucha fue respondida con el incendio de una fábrica textil donde murieron más de 120 trabajadoras, encerradas con llave por sus patrones para ser consumidas por las llamas, en un acto más de brutalidad de la esclavitud asalariada. Aunque el 8M fue fijado por el inicio de la Revolución Rusa en Febrero (8 de marzo según nuevo calendario) donde el impulso de la conquista del primer Estado Obrero fue dado por las mujeres trabajadoras rusas derrocando al zar.

Cientos de luchas revolucionarias protagonizadas por la clase obrera y el pueblo, teniendo como protagonista decidido y abnegado a la mujer trabajadora, lograron arrancar a la burguesía algunas concesiones mínimas como el derecho al voto, la incorporación al trabajo o los derechos de descanso pre y posnatal entre otros.

Sin embargo, la sociedad capitalista en descomposición torna cualquier reforma en ilusoria volviendo a relegar a la mujer trabajadora a labores domésticas continuamente, siendo parte del ejército de reserva, utilizada su fuerza de trabajo para bajar los salarios y precarizar las condiciones de vida de las familias obreras.

La farsa del feminismo burgués y pequeñoburgués de colocar paridad o cupos de mujeres en cargos políticos, de dirección de empresas o en las instituciones represivas, puede haber aumentado la presencia mujeres en los cargos de administración de los negocios de la burguesía, mientras las condiciones de explotación de nuestra clase y de la mujer trabajadora en particular siguen empeorando. La política de “no discriminación” por género hecha ley, sólo aplica para cargos iguales, no para las concentraciones obreras como la industria alimenticia, supermercado o las empresas de limpieza donde la mayoría son mujeres trabajadoras que apenas ganan un poco más que el salario mínimo. La crisis que acentuó la pandemia aumentó la desocupación de la mujer trabajadora en mayor medida sin considerar el impacto en el sistema de salud, lo que agrava las deplorables condiciones de la salud reproductiva, las labores de cuidados, etc.

El 8 M fue puesto en el centro por las mujeres socialistas a principios del siglo XX. Ellas se delimitaban claramente del feminismo “las feministas burguesas aspiran a conseguir las reformas en favor del sexo femenino en el marco de la sociedad burguesa, a través de una lucha entre los sexos y en contraste con los hombres de su propia clase, no cuestionan la existencia misma de dicha sociedad. Las mujeres proletarias, en cambio, se esfuerzan a través de una lucha de clase contra clase, en estrecha comunión de ideas y de armas con los hombres de su clase – los cuales reconocen plenamente su igualdad – por la eliminación de la sociedad burguesa en beneficio de todo el proletariado.” [Clara Zetkin]

Las actuales marchas del 8M han tomado un carácter reaccionario al expulsar de su participación y lucha a trabajadores, jóvenes y militantes que levantan la liberación de la mujer de toda forma de opresión. Central responsabilidad la tienen las direcciones de la izquierda centrista quienes de forma oportunista se han hecho eco del feminismo burgués y pequeñoburgués llegando a modificar sus programas, suplantando la necesidad que los militantes se levanten contra toda injusticia y forma de opresión, por exigencias de reformas de inclusión al aparato estatal burgués o institucional. Del mismo modo han obrado con las “posmodernas” políticas burguesas “identitarias” relegando la lucha de clases y fragmentando a nuestra clase en disputas de géneros e individualidades.

Es prioritario recuperar el 8M como un día de lucha, organización y combate de nuestra clase, con la mujer trabajadora en la primera fila, por la liberación de la mujer de toda forma de opresión que inscribirá la clase obrera en la tumba del capitalismo.

“El grado de emancipación de la mujer es la medida natural de la emancipación general” [Marx]

Paso a la Mujer Trabajadora