El pasado 11 de marzo asumió el gobierno de Boric dándose un “baño de masas”, no tan numerosas como cuando amplios sectores salieron a festinar la derrota electoral del candidato ultraderechista, más bien un cúmulo de expresiones heterogéneas donde la algarabía por el inicio de un “nuevo Chile” era condimentado por una cruenta represión de los pacos (ahora de Boric) contra los que exigían la libertad de los presos por luchar. Al día posterior retiraron 139 querellas por ley de seguridad del estado contra los presos políticos, cuyo efecto es absolutamente nulo ya que a nadie dejará en libertar, a lo sumo disminuirá la potencial condena en algún caso aislado. En un gobierno esmerado en la producción de los simbolismos culturales o identitarios, es bien simbólico que la encargada de liderar el “tema de los presos políticos”, Camila Barros, sea la que envió a al profesor Roberto Campos a la cárcel por atentar contra un torniquete del metro el mismo 18 de Octubre de 2019.

No tardó Boric en llamar a terminar con las “actividades delictuales” de los viernes en “plaza Italia” en alusión a las persistentes manifestaciones dando luz verde a la continuidad de la represión. Lo que no es de extrañar de un gobierno integrado por el PC que intentará aislar y liquidar cualquier expresión crítica que surja “por izquierda”. Eso sí, felicitó emocionado contar con “escuadrones paritarios” de represión (de pacas y pacos) que darán el sello “feminista” al gobierno al garantizar el orden en la democracia semicolonial.

En el mismo sentido dio continuidad al Estado de Excepción en el norte del país con el fin de atacar el “problema migratorio” de cientos de miles de familias trabajadoras que emprendieron rumbo hacia el “oasis” chileno que las acoge a punta de fusiles.

La expresidenta del colegio médico devenida en ministra del interior, que se autopostula como la “madre de Chile”, fue recibida a balazos cuando trató de ingresar a la comunidad mapuche de Temucuicui con una comitiva de autos blindados, carabineros y servicios de inteligencia. Evidentemente el “baño de masas” recibido unos días atrás, así como los saludos en lengua mapuche, no fueron suficientes para seducir a los jóvenes, trabajadores y campesinos mapuches que, asediados en una zona militarizada por décadas, requieren llevar adelante una profunda y extensa revolución agraria que lideren los trabajadores forestales cuestionando la propiedad privada de los medios de producción.

La incorporación y cuoteo de cargos estatales con los viejos personeros de la concertación deja en calma a la burguesía, como el ministro de hacienda Mario Marcel, un ejecutor eficiente de políticas del imperialismo como la regla del superávit estructural, quien promete sostener la reducción del 20% del gasto público así como limitar la reforma tributaria a subir algunos puntos al impuesto a las ganancias, sin afectar por supuesto a las 7 familias que regentean Chile que casi triplicaron sus ganancias durante la pandemia.

Prometen ingresar al congreso como parte de su promesa de campaña el proyecto de salario mínimo de$ 400 mil, digamos que el salario medio que hoy reciben las familias trabajadoras y que no llega ni a la mitad de una canasta familiar, el que será absorbido por la creciente inflación. Eso sí, muy probablemente el proyecto venga acompañado con algunos subsidios para ir en ayuda de las pobres “pymes” emprendedoras, de los pequeños explotadores que abundan en las grandes empresas donde el los niveles de subcontratación llegan al 70%.

La reforma laboral que tienen en carpeta apunta a la reducción de la jornada laboral de 45 a 40 hs semanales, algo que despierta sin dudas expectativas entre los trabajadores. Sin embargo los empresarios ya están imponiendo distintas formas de “jornadas excepcionales” para que las 40 hs no signifique trabajar de lunes a viernes, sino que imponer la flexibilización laboral con jornadas que alternen descansos entre semana y cambios de turno alternados. Al mismo tiempo aprovecharán estos cambios para reducir los salarios por medio de la rotación, aprovechando el extenso ejército de reserva, incluida la mano de obra barata a que destinan al trabajador inmigrante. Los trabajadores debemos organizarnos e impulsar un Congreso de delegados de base de toda la clase trabajadora para levantar un plan de lucha e impedir este ataque en curso contra nuestra jornada y salario imponiendo el control obrero en las empresas y luchando por la escala móvil de horas de trabajo y salario.

Una última referencia la podemos dar a la Convención Constitucional que, en sintonía con el actual gobierno, se encuentra entrampada en las definiciones semánticas de Estado, aunque ya zanjó el “derecho a la propiedad privada” para dar “seguridad jurídica” a las empresas imperialistas. Tratarán de sacar el nuevo texto constitucional lo antes posible para hacer que su aprobación sea como una suerte de plebiscito del nuevo gobierno. “Sanar las heridas del estallido” en palabras de Boric, no significa otra cosa que terminar de asentar el desvío de la semiinsurrección de Octubre del 19, en una operación de maquillaje al aparato burocrático militar que sostiene la dominación del capital y el imperialismo.

Bregamos porque el activismo y la izquierda revolucionaria puedan recapacitar de su política de seguidismo y exigencia al actual gobierno y nos demos a la tarea de impulsar una política de independencia de clase hacia la conquista de un gobierno obrero, sobre las ruinas del semiestado capitalistas.

 

Artículo publicado en "El Impreso #80", Periódico de la Corriente Obrera Revolucionaria de Argentina, próximamente en www.cor-digital.org

Fuera las tropas rusas de Ucrania. Por la unidad internacionalista del proletariado contra el imperialismo de la OTAN

7 de marzo de 2022

La denominada “Operación especial” del gobierno de Putin en contra de Ucrania ya lleva 12 días de invasión, tratando de imponer mediante la fuerza militar las condiciones de un nuevo statu quo en el escenario mundial, después de la caída del muro de Berlín y el desmembramiento de la URSS.

Mientras tanto la OTAN utiliza este conflicto bélico para acelerar el proceso de asimilación de los ex estados obreros, tratando de imponer condiciones de semi colonia a éstos. Por eso, en el territorio ucraniano se están definiendo procesos históricos inconclusos, en la necesidad de supervivencia del sistema capitalista.

Es que la asimilación de los ex estados obreros se iba a plantear en la arena mundial y no en las particularidades de cada país.  Por eso exige de los revolucionarios abocarse a la tarea urgente de reagrupar las fuerzas para desarrollar una dirección revolucionaria, que en esta época es la reconstrucción de la IV Internacional, para regenerar una vanguardia obrera que pueda dar una perspectiva marxista al proletariado mundial ante los escenarios de guerra a donde nos llevan los países imperialistas y las direcciones bonapartistas y restauracionistas de los ex estados obreros.

Putin trajo el fantasma de Lenin al escenario de guerra, acusando al revolucionario de ser el responsable de que Ucrania tenga ideas de nación independiente, cuando siempre debió ser parte de la gran Rusia. Debemos recordar que fue la dirección de la revolución rusa la que innovó con la forma estatal de la dictadura del proletariado internacional, lo que denominaron Federación, y desde ahí se le planteó a Ucrania la autodeterminación para que elijan la forma de relacionarse con el proceso revolucionario abierto. La población ucraniana decidió incorporarse a la Federación de repúblicas soviéticas y ese hito histórico mostró la superioridad de una dirección consciente contra las políticas del imperialismo de anexiones y colonialismo reinante. Es esa parte de la historia la que no quieren contar en esta situación, es ese fantasma el que intentan esconder y es justamente desde donde debemos partir los revolucionarios para desplegar nuestras políticas, de lo más avanzado que ha dado nuestra clase, como lo fueron las federaciones. Es por eso que sostenemos la unidad revolucionaria del proletariado ucraniano y ruso en contra de sus gobiernos actuales.

Lenin sostenía antes de la primera guerra mundial, en algunos momentos en soledad, que había que convertir la guerra en guerra civil contra sus gobiernos. Con esa línea logró convencer a gran parte de los revolucionarios y fue una de las más destacadas tácticas militares de la época imperialista. Sin embargo, en esta situación de la invasión de Rusia a Ucrania debemos repensar la táctica militar, ya que es un hecho inédito en la historia que ex estados obreros en el proceso de asimilación al capitalismo entren en guerra. La dinámica de clases de estas formaciones transicionales es diferente a la de los estados burgueses consolidados. Debemos plantear “fuera las tropas rusas de Ucrania” y la necesidad de enfrentar al gobierno de Rusia y Ucrania con una insurrección proletaria que destruya el proceso de restauración capitalista en curso. Esta insurrección debe inscribirse dentro de la táctica de guerra revolucionaria, como planteaba Lenin, en la tarea de que ésta sea parte de las revoluciones complementarias que definía Trotsky, para impedir los procesos de asimilación al sistema capitalista.

Sostenemos que los trabajadores de Ucrania deben defender las fábricas y sus organizaciones con armas en mano, es decir, deben formar una dirección proletaria contra la invasión. Y los trabajadores rusos deben imponer los métodos obreros para detener la invasión y unirse al proletariado ucraniano en la necesidad de convertir esta guerra en una guerra revolucionaria. Es evidente que estas tareas no pueden realizarlas solos, para eso debe venir en su auxilio el proletariado mundial, principalmente el proletariado de los países que integran la OTAN, y en el fragor de estos combates de clase debemos reconstruir nuestra dirección internacional que no es otra que la IV Internacional.

Por una conferencia internacional urgente con las corrientes que aun levantan la necesidad de la dictadura del proletariado donde avancemos en acciones internacionalistas.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

 

 

24 de febrero de 2022

 

El gobierno de Putin realizó una acción militar denominada “operación militar especial” en Ucrania, aduciendo una defensa en la región prorrusa del Donbass. Rusia bombardeó objetivos militares y estratégicos en Ucrania y amenaza con una invasión de sus tropas por distintos flancos a una Ucrania asediada.

Putin justifica el ataque diciendo que busca garantizar la independencia de las autodenominadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugannsk, que durante los últimos 8 años han sido atacadas por el ejército ucraniano. De esta manera intenta desestabilizar al gobierno de Ucrania, que es aliado de la OTAN.

La respuesta del imperialismo norteamericano y de la UE es mayores sanciones económicas para que Putin desista de su avance guerrerista. Por otro lado, China intenta hacer equilibrio en esta situación de caos.

Ante este escenario los revolucionarios debemos intervenir planteando una salida obrera a la crisis que se ha abierto, para intervenir de forma independiente en una situación mundial signada por la crisis económica y acelerada por la pandemia. Debemos agitar ante el conjunto de los trabajadores que esta no es nuestra guerra, que es totalmente ajena a los intereses históricos del proletariado. Los intereses que persiguen la OTAN y el imperialismo son los de asimilar como una semi colonia a los ex Estados obreros. Por el lado del gobierno de Putin se busca sostener una burocracia restauracionista al servicio de una protoburguesía que no está dispuesta, en su transición al capitalismo, a ser una simple semi colonia.

Las “severas sanciones económicas” que plantea el imperialismo se pagarán a costa de una mayor explotación de nuestra clase, no solo en sus propios países, sino de la expoliación de las semicolonias. Es por eso que debemos unir a los trabajadores en contra de los gobiernos de turno e impedir, con métodos obreros, que se ponga en marcha la maquinaria militar para defender intereses imperialistas. En la región en conflicto debemos buscar la unidad entre el proletariado ucraniano y el ruso para detener la restauración capitalista en curso, expropiar a la protoburguesía y retomar las tareas revolucionarias que quedaron inconclusas. Esto partiendo de recuperar lo más avanzado de las lecciones del proceso revolucionario de octubre, como la conformación de federaciones como forma estatal de la dictadura del proletariado, lecciones que no por casualidad tanto el imperialismo como Putin y los restauracionistas rusos aborrecen y quieren borrar de la historia.

Este conflicto se desarrolla en medio de una descomposición del imperialismo y un proceso de asimilación de los ex Estados obreros. El imperialismo norteamericano intenta retomar la hegemonía mundial, mostrando a su paso su debilidad histórica, mientras que las burocracias al mando de los ex estados obreros de Rusia y China intentan mantener el lugar conquistado dentro del sistema capitalista en crisis.

A los que nos reivindicamos marxistas revolucionarios llamamos de forma urgente a las corrientes que aun levanten la dictadura del proletariado a una Conferencia Internacional para discutir un programa y acciones internacionalistas en común. 

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

 

La escalada belicista por intermedio de la OTAN para disciplinar las zonas de influencia de Rusia, en este caso en Ucrania, la cual el imperialismo norteamericano pretende que pertenezca a la OTAN contradiciendo la consideración de Rusia de que debe estar bajo su influencia, ha entrado en la diplomacia de las armas.

Esta situación se da en un contexto internacional donde la supuesta normalidad de la post pandemia es un espejismo, ya que la variante ómicron sigue demostrando que no está solucionado el problema del covid. El impacto de la crisis económica es cada vez mayor, a pesar de la remontada de 2021 y las expectativas de recuperación que impulsaría la vacunación masiva, las economías en general no han logrado alcanzar los niveles de producción del 2019 y para este año ya se prevé una fuerte desaceleración.

El territorio en disputa, Ucrania, condensa los procesos históricos del último periodo. Fue parte de la URSS, parte de su proceso de disolución y de las disputas territoriales en la formación de su Estado, considerando que en su momento fue uno de los motores económicos de la ex URSS por su petróleo y recursos naturales.

Este conflicto debe enmarcarse dentro de una etapa histórica que nosotros definimos como un proceso combinado de descomposición del imperialismo y de asimilación de los ex Estados obreros. Consideramos importante hacer esta precisión en el análisis, porque nos permite entender mejor el fenómeno, en el cual el imperialismo norteamericano en su decadencia pretende recuperar la hegemonía mundial e intenta asimilar a Rusia al sistema capitalista mientras la protoburguesia rusa negocia la condición de su transición al capitalismo.

Los marxistas sostenemos que la asimilación de los ex Estados obreros se desarrollará en la arena mundial, donde se definirá si su transición es a Estados o semi Estados semi coloniales, o si en el desarrollo de la restauración capitalista se dan procesos revolucionarios, con revoluciones complementarias -como denominaba Trotsky a las revoluciones internas que corregían el rumbo de las transiciones en la dinámica de revolución permanente-, donde derrotemos la transición capitalista y formemos un nuevo Estado obrero. La burocracia rusa que sobrevivió del estallido de la URSS, pero que no pudo convertirse en clase burguesa por su relación con los medios de producción aun estatales en su mayoría, no puede conformarse como clase y por lo tanto dificulta la formación de un Estado burgués y esa contradicción llevado al plano internacional obliga a esa protoburguesía en formación a la autoadaptación al proceso de restauración capitalista conquistado parcialmente, defendiéndolo y buscando áreas de influencia mediante mecanismo económicos o militares como fue la anexión de Crimea en 2014.

En la transición del capitalismo al socialismo, en los albores del primer Estado Obrero del mundo, Trotsky se preguntaba si la burocracia soviética iba a ser asimilada en el proceso de transición, situación que no se dio y fue esa burocracia la que truncó la extinción del Estado y se conformó en un bonapartismo que preparó las condiciones para la restauración capitalista. Lo que no pudo prever esa burocracia fue que su asimilación al sistema capitalista se produciría en momentos de una decadencia histórica y sin garantías de supervivencia.

Mientras tanto el imperialismo norteamericano intenta, en medio de una crisis mundial que la pandemia vino a acelerar, recuperar terreno perdido en la arena mundial, utilizando su poderío militar para disciplinar a sus aliados como la UE, que está en crisis total, y mostrar su dirección ante su enemigo número uno, que es China. La debilidad de EEUU para imponer su poderío es su situación interna, ya que no puede recrear una base social que apoye una eventual guerra.

Asistimos a una situación mundial convulsiva donde hemos presenciado procesos de masas en distintos puntos del mundo enfrentando la política imperialista ante la pandemia y los ataques a las condiciones de vida de la población.

El conflicto abierto entre Rusia y la OTAN obliga a los revolucionarios a una gran campaña internacional para que los trabajadores intervengan en contra de la OTAN y sus países miembros e impulsen la solidaridad entre el proletariado ucraniano y ruso para enfrentar la restauración capitalista con métodos revolucionarios. Es necesario que el proletariado de esta región recupere lo más avanzado de las lecciones del proceso revolucionario, como la conformación de federaciones como forma estatal de la dictadura del proletariado.

La crisis mundial y la pandemia aceleraron las definiciones históricas en la situación internacional para la supervivencia del imperialismo norteamericano y para clausurar el periodo de los Estados obreros. En esta situación los marxistas tenemos grandes desafíos y responsabilidades. Insistimos en nuestro llamado a una Conferencia Internacional con las corrientes que aun reivindican la dictadura del proletariado y la necesidad de la reconstrucción de la IV Internacional como tarea urgente.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

600 trabajadores de la mina La Florida de la comuna de Alhue, en propiedad de la Canadiense Yamana Gold, llevan más de 38 días de huelga, en lo que constituye una lucha histórica para la minera y un hito en la lucha de clases del presente periodo.

No sólo su pliego de negociación abarca temas de importancia como beneficios de educación y salud, además del bono de término, sino que sus denuncias sobre las condiciones laborales y de insalubridad e inseguridad están también sobre la mesa. Así denuncian el trabajo contínuo de más de 13 días sin descanso, debiendo pernoctar en muchas ocasiones en colchonetas en el suelo sin las más mínimas condiciones de higiene, ventilación, etc, etc.

Yamana Gold, explota minas oro, plata y diversos minerales en distintos países (Canadá, Chile, Argentina) además de proyectos de exploración (Brasil, Mexico, Colombia, etc). Sus resultados del año 2021, en plena pandemia, ha tenido volúmenes de producción récord. Como lo denuncian los propios trabajadores en lucha, no han parado la producción pese a los contagios, aislamientos, accidentes laborales, etc.

La huelga ha logrado paralizar la producción, una medida fundamental para golpear la centralidad capitalista. La organización en turnos ha conseguido mantener el piquete en el acceso de entrada, lo que ha obligado a la minera a trasladar para el ingreso y egreso a un puñado de trabajadores que mantienen funciones básicas de la mina en helicóptero.

El corte de rutas efectuado periódicamente ha afectado la circulación de mercancías, lo que llevó a la empresa a trasladar a contingentes de carabineros de fuerzas especiales, dispuestos al servicio de la patronal, los que con guanacos, zorrillos y demás pertrechos, se trasladaron hacia la zona, siendo bienvenidos con una arsenal de piedras, “y los mineros sabemos de piedras”, por lo que la acción represiva no tuvo mayor efecto.

Se han hecho presente constituyentes, diputados, concejales a dar su apoyo y manifestar la “impotencia” de estas instituciones de charlatanería al servicio de la dominación capitalista.

También han recibido el apoyo de distintos sindicatos, entre ellos varios mineros y de federaciones mineras, aunque no han efectuado hasta el momento un apoyo activo para que su lucha triunfe instando a la movilización de nuestra clase.

La compañía asegura estar negociando de buena fe”, al tiempo que asegura a sus accionistas que “no espera ningún impacto negativo en la producción y los costos generales, ya que sus otras minas compensarán con creces cualquier posible déficit como resultado de la acción laboral”. Por ello también es prioritario establecer contacto y acuerdos de apoyo mutuo con los trabajadores organizados en las otras minas en los distintos países, tanto en las faenas de Yamana Gold, como hacia el resto de la rama minera mundial.

Es preciso llevar a cabo acciones de solidaridad y lucha para que triunfen los mineros en huelga, e impulsar el control obrero de la producción minera.

 

El freno del estatismo

 

Varios activistas que han pasado a solidarizar con la huelga del sindicato minera florida, han señalado que el camino es impulsar un proyecto de renacionalización del cobre y los recursos naturales, impulsando amplias campañas de firmas para que se declame esto en la nueva carta magna. Y lo hacen también impulsando una lógica redistribucionista, declarando que con dicha nacionalización se solucionarán todos los problemas, porque habrá dinero para solucionar la pobreza, la educación, la salud, las pensiones etc. Incluso en sus versiones más izquierdistas, que proclaman que esta nacionalización debe estar bajo control de los trabajadores, pretenden abstraerse del carácter mundial de la economía capitalista, recurriendo a recetas de corte estatistas pretendiendo reformar el aparato estatal burgués “en beneficio del pueblo”. De este modo en vez de impulsar el camino de la independencia política de nuestra clase, forjada en la acción, la lucha y la organización contra el capital y el imperialismo, pretenden llevar a los trabajadores a exigir migajas para la redistribución del renta nacional de la economía semicolonial.
La misma producción de oro sólo expresa la explotación de una materia prima cuyo producto ganó su lugar en la historia como equivalente general dentro de la sociedad capitalista, que hoy es fuente de salvaguarda en los flujos de capital, y residualmente como insumo para procesos productivos. Lo mismo podríamos decir del cobre cuya fluctuación en su precio se haya asociado a los vaivenes de la producción mundial. Intentar ver la acumulación capitalista como un proceso de base nacional el cual puede distribuirse de forma “justa” o “equitativa”, lleva de cabeza al estatismo reaccionario, que exige ora a la burguesía ora a la pequeñoburguesía que realice tareas que son propias de nuestra clase. El control obrero en el régimen capitalista debe imponerse de forma activa, ante los descalabros ocasionados por la descomposición del capitalismo producto de su desarrollo anárquico, al que habrá que oponerle la planificación socialista de la economía mundial.

 

No ceder a los cantos de sirena

 

Ya la misma burguesía en el pasado encuentro de Icare tertulió con el mandatario electo felicitándolo por expresar el “absoluto respeto a la institucionalidad y la democracia, como lo hizo usted Presidente el 15 de noviembre de 2019, optando por la institucionalidad, al suscribir el histórico Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución” en palabras del explotador Juan Sutil. Boric por su parte, entre lectura de poemas y frases colmadas de esperanza, prometió un gobierno de cambios con gradualidad, orden y responsabilidad fiscal. El espaldarazo de los empresarios a los futuros resultados de la “nueva” constitución, manifiestan que la democracia para ricos está a salvo y la explotación y expoliación imperialista siguen su curso.

Descartan que los trabajadores por medio de su lucha y su organización aún tiene mucho que decir. Y esto se expresa en cientos de procesos organizativos que se producen al interior de las fábricas y las minas. De importantes luchas obreras que van dejando lecciones como las de los mineros de Florida o los trabajadores de la fábrica de chocolates La Fete que se mantuvieron 25 días de huelga pasando el fin de año en pie de lucha por recuperar lo perdido.

Gran parte de los luchadores obreros y juveniles, y de la izquierda revolucionaria, pasaron del apoyo crítico a la candidatura de Boric a la exigencia. Planteando algunos que éste es un gobierno de frente popular (habría que saber quién representa a la clase obrera al interior del bloque Apruebo Dignidad) seguramente para volver a jugar la carta de la “lucha contra el fascismo” ya que esta sería la anteúltima carta de la burguesía antes de la salida contrarrevolucionaria.

Esta orientación sólo hará perder tiempo en sembrar expectativas en los juegos políticos propios de la democracia patronal. Será necesario apoyar e impulsar toda expresión genuina de lucha de los trabajadores y el pueblo, al tiempo que atacar y enfrentar sin descanso todas las formas de engaño propias de la dominación capitalista. Por ello es de vital importancia apoyar y potenciar las luchas de la clase trabajadora, sobre todo aquellas centradas en la producción donde reside el poder de la burguesía.

Que las organizaciones obreras en lucha convoquen y organicen un Congreso de delegados de base de toda la clase obrera para votar un programa y un plan de lucha que desarrolle un camino de independencia de clase hacia la conquista del poder, hacia la instauración de un gobierno obrero.

La situación de los presos políticos se ha transformado en un tema molesto para el gobierno de Boric. Mientras comienza a acentuar su giro hacía la vieja ex concertación, en busca de la repartija de ministerios y cargos en el Estado, el gobierno de Boric que aún no asume, se esmera en dar tranquilidad al empresariado dando muestra que será un gobierno responsable, y del orden.

Este gobierno busca a cerrar el ciclo abierto con la semi-insurrección del 18-O, y parte de esto es intentar responder a la exigencia de sectores del activismo que lo apoyaron críticamente y hoy le exigen que se defina por la libertad de los presos por luchar. Fiel a su estilo, Boric hace la distinción entre presos por delitos “violentos” con los que no. Esta distinción además de ser absurda, coloca un doble candado a las celdas de los presos políticos ya que todos los hechos por los que se les acusan son para el Estado “delitos violentos”. En la misma línea, no es tan tajante cuando se trata de la atacar la impunidad de los pacos, señalando “la buena disposición de carabineros a un proceso de reforma”. Por incomodidad, y por evitar que se le abra un flanco al gobierno, busca dar alguna salida particular a los familiares, dejándolo como un tema doméstico, no político, no como la esencia represiva del Estado burgués contra los trabajadores y el pueblo.

La salida de retirar las querellas por ley de seguridad interior del estado, además de promover el indulto, no son más que gestos simbólicos porque han sido de cientos los presos, mutilados, y asesinados por el Estado que la burguesía busca borrar; y los estratos de la pequeñaburguesía en los cargos del aparato estatal buscan olvidar con fuegos de artificio y pasar la página, como lo hicieron en la Convención Constitucional, la que no sesionaría con presos en las cárceles.

El parlamento que justifica día a día el accionar represivo en la Araucanía manteniendo su militarización no puede darles una salida. Incluso el indulto general no será una salida porque será el Estado burgués el que dirimirá a quien otorgárselo. Lo mismo con la impunidad de ayer y de hoy, cuando existen cientos de desaparecidos y muertos por el estado burgués, así como los asesinatos cometidos en “democracia” que los que no han quedado impune, se han resuelto con condenas irrisorias para los represores e insultantes para los familiares.

Al igual que cualquier conquista al interior del capitalismo en descomposición deberá ser arrebatada mediante la lucha de clases, serán las organizaciones de la clase obrera mediante sus métodos, tal como lo mostró parcialmente la huelga del el 12 noviembre 2019, con la paralización de la producción, las barricadas, los comités de autodefensa, la primera línea, la acción de los sindicatos, la clase obrera deberá intervenir de forma independiente para acaudillar al conjunto de la nación explotada y oprimida, dotándose para ello de un partido revolucionario internacional que aglutine a los mejores elementos de su vanguardia obrera y juvenil.

Es preciso llamar a no depositar confianza en las instituciones de la democracia para ricos para resolver una tarea que es parte de nuestra lucha. Decenas de organizaciones se han pronunciado por la libertad de los presos por luchar y por el castigo efectivo a los represores de ayer y de hoy. Es necesario arrancar a nuestros presos de sus cárceles. Sin intención de hacer analogías, sobran los ejemplos en la historia de la lucha de clases donde se ha conquistado la libertad mediante la lucha, como en el “Devotazo” en Argentina (mayo del 73), donde la movilización abrió las puertas de las cárceles liberando a los detenidos.

Las organizaciones obreras, los organismos de DDHH, las agrupaciones de familiares, los activistas y luchadores en general, podemos llamar a concentrar las movilizaciones donde están nuestros compañeros.

Libertad y desprocesamiento a los presos por luchar

Castigo efectivo a los represores de ayer y de hoy

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos

El pasado domingo 19, el candidato de Apruebo Dignidad, obtuvo un contundente triunfo electoral (55,87% a 44,13%)en una elección que numéricamente se encontraba perdida si se observa los resultados de la primera vuelta. Los acercamientos de los principales personeros y sus tránsfugas de la vieja Concertación, como Ricardo Lagos o Michelle Bachelet , consiguieron moderar las propuestas de gobierno del candidato del árbol prometiendo gradualismo y una política de “grandes acuerdos” volviéndolo un personaje más aceptable para la burguesía y el imperialismo.

Sin embargo, lo significativo de esta victoria del “lápiz bic” no fue su acercamiento al “centro” político, como le llama la prensa burguesa, sino en la afluencia adicional de más de un millón doscientos cuarenta mil votantes que acudieron a las urnas dando un triunfo decisivo revirtiendo los resultados de primera vuelta en la mayoría de las regiones del centro y norte del país con excepción de la región centro sur (Maule, Ñuble, Araucanía). La participación electoral superó al plebiscito por una nueva constitución, siendo el candidato a presidente con mayor caudal de votos en términos absolutos y la elección con mayor participación (55,64 %) en términos relativos bajo el voto voluntario.

Este mar adicional de votantes fue aportado por un importante contingente de jóvenes, de una nueva generación, que se desplazó a votar para conjurar una eventual presidencia de Kast. También el voto femenino fue significativo ante una candidatura oficialista que promovía la eliminación del ministerio de la mujer, la anulación del aborto en tres causales y un discurso moral cristiano centrado al relegamiento de la mujer a la crianza y el trabajo doméstico.

Con distintas expresiones en las principales plazas del país, decenas de miles salieron a festinar, algunos el triunfo y la gran mayoría la derrota del candidato pinochetista. La coalición triunfante montó el escenario en la Alameda a poco más de un kilómetro de Plaza Dignidad, epicentro de la insurrección del 18-O y lugar de disputa, para unos símbolo de la “destrucción violenta” del Chile “modelo”, símbolo de la lucha “por la dignidad” para otros, además de ser el lugar donde se produjeron gran cantidad de asesinatos y mutilaciones durante el “estallido”. Esta distancia también es significativa ya que fue el lugar donde el próximo presidente fue funado por los manifestantes a pocos días de haber firmado el “Acuerdo por la paz y el orden público”.

No podríamos hablar de un voto de “clase” ante la expresión ampliamente heterogénea que ofrece de forma distorsionada las elecciones burguesas. El artificio de la democracia consiste en ofrecer la igualdad del ciudadano individualizado ante el acto del sufragio para encubrir y consolidar su desigualdad social. Por supuesto que para llegar a la papeleta el candidato a “administrar los asunto públicos”, o sea, los negocios de la burguesía, debe haber pasado los filtros de la blancura como lo hizo Boric desde el momento que salvó a Piñera cuando éste se encontraba al borde de su derrocamiento por la huelga general del 12N. Sin embargo en esta distorsión, al igual que en el plebiscito constitucional, se volvió a expresar el triunfo del candidato oficialista en las comunas más ricas del país y, por el contrario, el aumento exponencial de votantes así como el resultado favorable para el candidato opositor se dio en las comunas más pobres.

Y esto es también lo que está leyendo la burguesía del proceso que, pese a haber puesto en marcha una batería de elecciones, de haber descargado los efectos de la crisis y de la pandemia sobre la clase trabajadora y la población, no ha logrado derrotar a las masas y paralizarlas por simple conservadurismo.

El Boric 3 (el del candidato triunfante) prometió un sinnúmero de medidas estatistas para garantizar “derechos sociales”, pensiones dignas, mejores salarios, acceso universal de salud, fin al lucro en educación, respeto a las minorías y diversidades, etc, etc. No tiene sentido ponerse a desembrollar cada una de estas promesas que se contradicen con el Boric 1 o el Boric 2. Antes de subirse al podio de ganador dialogó “civilizada y republicanamente” con Piñera y junto con él recorrió los jardines de la Moneda al día después de bajarse del escenario.

El apoyo social obtenido también refleja amplias expectativas de cambio que chocarán con las tendencias recesivas de la economía mundial y las exigencias de ajuste de la patronal. Boric promete más gasto estatal al tiempo que cumplir con el superávit estructural impuesto por el imperialismo; promete mejores salarios y también que se amoldará a la reducción del presupuesto del año entrante; que volverá el acceso a la salud universal pero sin tocar las ganancias de clínicas y laboratorios; que retirará las querellas de seguridad del Estado contra los presos pero que no indultará a saqueadores de supermercados o incineradores de iglesias; que no “violará los derechos humanos” pero “respaldará a carabineros y aumentará su dotación y presupuesto”. Así va perfilando en su práctica de equilibrista propia del bonapartismo pequeñoburgues que oscila para sostener el aparato de estado y la dominación imperialista.

Dado el “equilibrio” parlamentario entre oficialismo y oposición, sus promesas de ir “peldaño a peldaño” por el camino de los acuerdos en la ya conocida práctica concertacionista de “en la medida de lo posible”, ante la agudización de las contradicciones sociales y económicas, preanuncian llamados reiterados a sus votantes a defender su gobierno, a defender su democracia, a que "la esperanza le gane al miedo" una vez más, y a aceptar los ataque burgueses, eso sí… con gradualidad. Así se reiterará la épica de la “lucha contra el fascismo”, la que quedó desdibujada en la civilizada última recta electoral, ante la consolidación de una degradada pero no derrotada derecha dura.

Hay quienes plantean que el actual gobierno es el de la versión chilena del Podemos español o del Syriza griego, preanunciando correctamente su descomposición. Si bien el Frente Amplio cumple cabalmente con estas características de fenómenos políticos transitorios de carácter pequeñoburgués, no se tiene en consideración que la reanimación del FA (casi desintegrado en la víspera de la elección constituyente) se dá en un proceso posterior a una semiinsurrección de fuerzas elementales con tendencias a la huelga general. Por ello el triunfo del Boric para la burguesía significa también terminar de cerrar, de liquidar un proceso, al tiempo que buscan los resquicios para reformar el estado semicolonial, para que éste sea más asequible para las masas. Repitiendo frases de Alwin en el inicio de la transición, los llamados a la unidad nacional de los “compatriotas” se configuran en los intentos de la burguesía de establecer un nuevo “pacto social”, una suerte de ensayo para imponer una nueva relación entre el capital y el trabajo.

De acá al 11 de marzo se procederá al cuoteo político del botín de cargos y ministerios estatales, pero también para dar señales de tranquilidad a la patronal y al mismo tiempo a las expectativas sociales. Probablemente veremos en los ministerios de hacienda o economía a personeros de la vieja concertación y a uno que otro “progresista” de la coalición en los ministerios sociales.

Parte de la afluencia masiva a la votación se debe a que Kast representaba nítidamente a la derecha pinochetista, algo sensible para la población, al mismo tiempo que la continuidad, en una versión descarnada, del actual gobierno de Piñera.

Decenas de agrupamientos “populares”, de izquierda y hasta revolucionarios le dieron el apoyo a Boric e impulsaron su campaña. Algunos para enfrentar el “fascismo” con el “lápiz bic”, otros argumentando conseguir más tiempo para organizarnos. Sin embargo en este apoyo y fugaz triunfo pírrico en la democracia para ricos, también se contiene el programa estatista de una fracción patronal que puja por un recambio generacional del personal político burgués que “refresque” un régimen semicolonial en descomposición.

La tarea de luchar por la independencia política de la clase trabajadora, es una tarea de elaboración programática claro está, pero significa al mismo tiempo aportar claridad absoluta a los elementos más avanzados de nuestra clase y de las nuevas generaciones para una lucha sin cuartel contra el capitalismo. La construcción del partido de la revolución socialista, es una tarea internacional, y a la vez imposible de realizar diluyéndose en frentes y experimentos políticos que apuntan a remendar lo que está caduco. La militancia por poner en pie a la clase obrera está en el corazón del objetivo de los revolucionarios. Aggiornarse a los programas estatistas del reformismo, de alguna que otra variante patronal, o embellecer las instituciones transitorias de la democracia burguesa (CC), no sólo se separa años luz de esta tarea sino que abiertamente la traiciona. La lucha porque la clase obrera tome el poder es el desafío nodal de un programa de transición.

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos

“Murió la vieja”, Lucía Hiriart, se festinaba el pasado 16 de diciembre en redes sociales y en la plaza dignidad, ante el fallecimiento de uno de los estandartes del pinochetismo. Fue de muerte natural y en la más completa impunidad. La “dictadora” hizo alarde reiterada y socarronamente de los asesinatos, las mutilaciones, las torturas, que despiadadamente descargaba la burguesía para asentar un proceso contrarrevolucionario de forma sangrienta sobre toda una generación de opositores y revolucionarios. Fue eje central del núcleo más íntimo de esa “familia militar” que en sus salones de té endulzados de masas finas, reafirmaban y celebraban la última redada o masacre –como si se pudiera conjurar por exterminio la fuerza de la historia- para eliminar “el cáncer marxista” y toda posibilidad del advenimiento del comunismo. Al mismo tiempo que defendió acérrimamente a la “creme de la creme” de los principales genocidas, como el “Mamo Contreras”, se paseó de forma honorífica por los salones de la Casa Blanca, en el corazón mismo donde se urdió el golpe de Estado y la extensión del proceso contrarrevolucionario por todo el subcontinente (Plan Condor). Siempre ligada al aparato central de la Iglesia Católica difundió la superioridad moral de la clase dominante y de los psicópatas descompuestos que le prestaban fiel servicio. Tanto el dictador como la dictadora murieron sin que la justicia les alcanzara. Por el contrario la justicia burguesa los aupó y defendió tanto en sus responsabilidades ante el genocidio como en sus actividades de corrupción propias del capitalismo que recompensa a los fieles que le sirven para mantener su dominación. Esa fue la legítima herencia de la transición a la democracia, una garantía de impunidad, un puñado de genocidas disfrutando de un retiro vip en Punta Peuco, y una lápida de silencio para dar continuidad a la dictadura del capital de cobertura acaramelada.

El justo júbilo que despertó su fallecimiento en sectores del pueblo y la juventud  expresada  en manifestaciones en plaza dignidad, coincidió con los cierres de las campañas de los candidatos a verdugos del pueblo. El candidato preferido por la burguesía optó por una posición pragmática al no salir a declarar su devoción abierta hacia la mujer del genocida, para no ver disminuida sus posibilidades en estas elecciones. Kast sabe que dejó de ser sólo una opción del pinochetismo más rancio, sino que debe aggiornar sus posiciones a las de la burguesía  en torno a no crispar el ambiente con algo que cala profundo en las masas

De parte del candidato del Acuerdo del 15N, Gabriel Boric y su comando, las declaraciones fueron a la mesura intentando conminar las manifestaciones que puedan verse como radicalizada. Esto devela el carácter que tendrá un posible gobierno de candidato del árbol, un gobierno de contención de las masas, de apuntalar a las mediciones como la burocracia sindical, etc, es decir, un gobierno de la concertación 3.0., está vez eso sí, con la experiencia de las masas con el levantamiento de octubre y la de una democracia burguesa ampliada con la Convención Constitucional, la que no tiene ni plan ni mandato de tocar un ápice de los privilegios y estructura de esa "familia" militar (justicia militar incluida), esencia del carácter de clase del aparato de Estado.

Para los revolucionarios, que compartimos la alegría del pueblo trabajador por la muerte de una contrarrevolucionaria pero también la rabia de su muerte en total impunidad, llamamos a organizarnos como clase obrera y juventud para enfrentar las distintas fracciones burguesas que buscarán una y otra vez la “reconciliación nacional” mediante la conciliación de clases. La lucha por justicia y castigo efectivo para los asesinos, torturadores y represores de ayer y de hoy debe ser una bandera permanente de lucha. La venganza histórica de nuestra clase es nuestra gran tarea pendiente.

Se acerca la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y los dos postulantes al “comité administrativo de los negocios de toda la clase burguesa” les cuesta diferenciarse en lo fundamental.
El utrarreaccionario Kast ha matizado varias de sus posturas extremas como la eliminación del ministerio de la mujer, la privatización de Codelco o la ruptura con la ONU. El frenteamplista Boric ha prometido no indultar a los presos por luchar, respaldar y reforzar a carabineros (para reprimir las manifestaciones de los viernes en Plaza Dignidad entre otras perlas), “sentarse a conversar” con las AFP’s, y un sinnúmero de gradualidades para diluir sus propuestas de campaña. Todas las promesas reformistas del candidato que apareció flanqueado por la presidenta de la CUT se diluyen a medida que se acerca ...la Concertación. Estas propuestas reformistas dirigidas hacia la clase trabajadora tales como “negociación ramal”, participación obrera en los directorios de las empresas, reducción de la jornada laboral a 40 horas, etc, han salido ahora del tintero con el mote de “revisaremos” esto, “avanzaremos” en aquello. En materias de educación, salud y gasto público en general, se compromete a disciplinarse al ajuste fiscal presupuestado para este año. Ambos candidatos prometen continuidad a la obra del gobierno de Piñera en materia de Pandemia, es decir, utilizar el aparato burocrático militar del Estado para imponer cuarentenas y estrujar la fuerza de trabajo del sector sanitario hasta el máximo de sus posibilidades. Promesas reiteradas en todas las campañas como eliminar las listas de espera, inaugurar hospitales o mejorar la integración del sistema de salud, por supuesto que deberán ocuparse en ir a aumentar las arcas de clínicas y laboratorios traspasando fondos y pacientes como lo viene haciendo el actual gobierno.

Detrás de cada candidatura hay un sinnúmero de arribistas de profesión que se transfugan apostando al ganador para luego repartirse el botín de cargos y prebendas estatales. Esto es parte de la operación política de los personeros de la concertación que llenaron de contenido aceptable para la burguesía y el capital financiero al candidato del árbol, convirtiendo su eventual gobierno en uno de la “Nueva Mayoría” 2.0, una continuidad de los “30 años” de democracia para ricos.

Es verdad que el candidato Kast mantiene sus postulados de orden y represión que no difieren de lo ejecutado por el actual gobierno mas que por su carácter explícito, prometiendo en caso de reiteración una represión más cruenta a la ejercida post 18-O, legalizar las detenciones y apremios que realizan las fuerzas lúmpenes organizadas por el Estado, disponer efectivamente de mayores atribuciones para los estados de excepción, etc. Sin embargo se ha desdibujado la épica campaña contra “el fascismo” a la que nos han convocado. Ya hemos escrito sobre el carácter del fascismo como una tendencia eminentemente pequeñoburguesa representante del capital monopolista en los países imperialistas ante la amenaza de la revolución obrera y socialista. Abstrayéndonos de sus caracteres fundamentales, también habría que considerar el accionar de bandas armadas que se dirigen a liquidar físicamente a los trabajadores y sus organizaciones. De existir tales agrupamientos sería irrisorio plantear que se los derrota mediante una papeleta electoral o, en el mismo sentido, que utilizando ésta se logrará conjurar su aparición. Difícil de catalogar de fascismo a algunos puñados de “despojos humanos” que detrás de un computador se dedican a esparcir su descomposición en redes sociales. Lo que existe es el pinochetismo en sus diversas tendencias, como una expresión genuina de la continuidad de la dictadura del capital bajo su máscara democrática. La dictadura de Pinochet fue la respuesta sanguinaria para imponer un proceso contrarrevolucionario que, con el auspicio del imperialismo norteamericano, se abocó a liquidar a toda una generación de activistas y militantes revolucionarios. La democracia de los 30 años ha continuado esa tarea a baja intensidad, aunque no por ello menos persistentemente. Lo que muchas tendencias rehúsan asimilar que si bien democracia y dictadura expresan –sociológicamente hablando- distintas formas de régimen, y son resultante de las relaciones de fuerzas y la lucha de clases, es que en los países semicoloniales son expresión del bonapartismo sui géneris, ese poder estatal de índole particular que se eleva por sobre las clases fundamentales, ante un poderoso proletariado y una débil burguesía autóctona subsidiaria del capital financiero, ora para garantizar el dominio imperialista apoyados con la fuerzas represivas, ora estableciendo algunas concesiones a las masas para regatear algunas migajas en beneficio de la sub-burguesía. Una u otra variante impondrán a la clase obrera tácticas distintas de intervención, pero no conllevarán en ninguno de los casos a arrastrar a la clase trabajadora detrás de alguna de las fracciones burguesas en disputa.

Es importante considerar la existencia de la convención constitucional (CC) como un ensayo de la democracia burguesa ampliada, un intento de la burguesía para desviar el proceso que abrió el 18 de Octubre del 2019 y, al mismo tiempo, intentar "modernizar" el aparato de Estado. Es posible que el alcance de las reformas estén aún comprometidas en función de los resultados presidenciales. Sin embargo, esto será sólo una diferencia de grado. La CC convertida en una suerte de congreso ad hoc será parte de la experiencia de las masas con la democracia burguesa. Es preciso tener en cuenta que el nacimiento de esta CC fue una transacción de “paz y orden público” por nueva constitución. Eso significó el acuerdo del 15N, que catapultó al podio de “estadista” de la burguesía al candidato estudiantil, cuya coalición se dedicó a consensuar leyes represivas como la de antibarricadas. Y este acuerdo fundamental fue para conjurar la tendencia a la huelga general que expresaran la clase trabajadora y las masas el 12N cuya continuidad podía plantear el derrocamiento efectivo del gobierno de Piñera. La represión estatal continuó sistemáticamente luego de la semiinsurrección espontánea del 18-O y del mismo 15N, y tuvo su continuidad directa coartando y reprimiendo los procesos de lucha y organización con el accionar reaccionario del aparato de Estado ante la pandemia. Accionar represivo que fue exigido y festinado por muchas organizaciones políticas, sindicales y sociales, que exigían cuarentenas estatales como solución a un mal del propio capitalismo. No se puede “disputar la orientación” de un aparato de Estado cuyo carácter de clase es capitalista. Los trabajadores no pueden apropiarse del aparato estatal y ponerlo a trabajar para sus propios fines, es preciso destruir dicho aparato imponiendo la dictadura de la clase revolucionaria sobre la burguesía.
Pero al mismo tiempo que actuó esta labor represiva, la clase dominante utilizó el mecanismo de las elecciones generales como forma de atenuar, diluir y desviar los procesos de masas. Se sucedieron elección tras elección buscando imponer la masividad pasiva de mayorías nacionales para diluir, al tiempo que estatizar, los movimiento sociales de carácter heterogéneo, sin que pueda haberse desarrollado el movimiento obrero fortaleciendo su organización atacando al poder burgués donde reside que es en la producción.

Sin embargo este escenario que en apariencia es reacción en toda línea, podemos parafrasear a Trotsky cuando planteaba para otra situación: Bajo la envoltura de la reacción oficial están ocurriendo profundos procesos entre las masas, que acumulan experiencia y se hacen receptivas a nuevas perspectivas políticas.” Y si bien las luchas de masas, de los trabajadores y la juventud, pueden haber retrocedido coyunturalmente por luchas no dadas, consideramos que no han sido derrotadas y apostaremos a que sus sectores avanzados saquen las lecciones adecuadas de la situación y preparen el porvenir.

Un gran frente único por… Boric

Sin extendernos en este punto, vamos a constatar que existe un gran frente único que impulsa la candidatura de Boric que va desde Ricardo Lagos pasando por la burocracia sindical, “el joven rebelde” Chanfreu hasta la mayoría de la izquierda trotskista.

En el caso de la izquierda revolucionaria encontraremos campañas por omisión de “vota contra Kast” hasta la expresión que posicionarse por Boric es luchar por la independencia política de case. La repetición abstracta de fórmulas como la del frente único, se encuentran vaciadas de contenido, al plantearse como objetivo un fracasado destino electoral o un frente único contra el fascismo. Ignorando que si bien las coaliciones y opciones electorales burguesas influencian al movimiento obrero, distinto es traspasar fórmulas políticas que iban dirigidas hacia partidos que organizaban a millones de trabajadores tanto en sus orgánicas como en poderosos sindicatos, clubes, mutuales, etc. El objetivo de ganar a la clase obrera para la revolución, de poner en pie y regenerar su dirección revolucionaria era la base que guiaba esta orientación. Hoy ponerse tras de Boric no significa otra cosa que apoyar al orgulloso candidato del Acuerdo del 15N que tanto dicen repeler.

El desarrollo de un programa revolucionario que lucha por la independencia de clase debe hacerse carne en la clase trabajadora que es la que tiene que llevarlo a cabo. No se trata de imponer ultimatismos a los trabajadores y los sectores en lucha que optan por una candidatura, sin embargo, el puente de diálogo que pueda expresar “una adaptación pedagógica a las capas más atrasadas del proletariado no debe transformarse en una adaptación política”. Adaptación política que se expresa en la deformación estatista del programa de transición.

El frente único es necesario para militar de cara a la clase obrera, para recuperar sus sindicatos unificarlos y discutir sus tareas, levantando oposiciones sindicales revolucionarias, impulsando sus luchas, reagrupamientos y planteando un programa que apunte a que la clase obrera avance en conciencia y organización para dar una salida a la crisis.

Preparemos la salida organizando nuestras fuerzas

Las elecciones presidenciales y parlamentarias del pasado 21 de Noviembre trajo como sorpresa, para algunos, una importante votación del candidato más reaccionario de la derecha, el pinochetista Kast, que incluso obtuvo mayorías importantes en el norte, en las zonas rurales y en regiones del sur como en la militarizada Araucanía que llegó al 42 % de la votación. Además de absorber el voto de la "centroderecha" del rechazo, ante la insignificancia del candidato Sichel como continuador de Piñera, capitalizó la campaña de crear un clima reaccionario, asesinatos y represión mediante, generada desde la Moneda.

La participación de las masas, apenas superando la mitad del padrón electoral, no dejó de ser contundente en relación a otros eventos de la "fiesta de la democracia".

Por su parte la segunda "mayoría", el candidato Boric, no despertó la ilusiones y esperanzas que su bloque reformista esperaba más allá del aumento de escaños de uno u otro partido del Apruebo Dignidad. La aparecida figura de Boric sólo es admisible para la democracia para ricos por su advenimiento a salvar al gobierno de Piñera en medio de la huelga general de noviembre, mediante el "Acuerdo por la paz y el orden público" y dar su apoyo a las leyes represivas, es decir, desvío constituyente y represión a los que luchan.

Boric ya comenzó nuevamente a hacer obedientemente su tarea de prometer agendas de seguridad (de la mano de personeros tránsfugas de montajes judiciales como la famosa operación huracán), a tirarse en contra del indulto a los presos, y a moderar todo su aparente programa de reformas estatistas, que chocará de lleno con el congreso electo.

Las direcciones de organizaciones obreras como la FTC de Codelco, los sindicatos portuarios de San Antonio, el colegio de profesores, Fenats, la CUT, etc, llaman a votar a Boric o a emitir un voto "anti Kast" en el mejor de los casos. Es real que el programa de Kast (hoy el favorito de los patrones) impulsará una agenda de avance sobre conquistas y derechos de la clase trabajadora; sin embargo, la "agenda" de Boric, que estará pauteada desde el día 1 por las infinitas "necesidades" de las 7 familias que dominan Chile, regentando los intereses imperialistas y su porción de la torta de expropiación de la riqueza producida por los trabajadores. Boric como ya lo viene evidenciando, en cada giro, irá recortando su "programa social" favoreciendo a los empresarios, impulsando la lógica de lo posible, para descargar los problemas como los de la deuda y la crisis generada por la burguesía sobre las espaldas de los trabajadores.

La desesperación de estas direcciones sindicales que mantienen ante potenciales ataques sobre el Cobre, la salud, la educación o las organizaciones obreras, los lleva a llamar a los trabajadores a confiar en las instituciones de la democracia patronal antes que en las potencialidades de que la clase obrera intervenga de forma independiente y con medidas de lucha para imponer nuestras demandas y reivindicaciones. Así hemos visto desde el gobierno de la Nueva Mayoría (Concerta-PC) al mismo gobierno de Piñera un sistemático ataque con despidos masivos a subcontratados y quite de conquistas a los trabajadores mineros, sin que haya sido sustantiva y sistemática, la resistencia, lucha y organización contra estos ataques. Del mismo modo, las listas de espera, la precariedad del sistema de salud, pre y postpandemia, los contratos a honorarios, las jornadas extenuantes, falta de insumos, miles de muertes evitables etc, etc, ha sido la tónica de todos los gobiernos y será también la tónica de Boric o de Kast.

Las direcciones de salud se acoplaron a la intervención reaccionaria del Estado con las cuarentenas represivas, no preventivas no protectoras, llamando a no luchar, a no movilizar sino hasta muy avanzada la pandemia y el desgaste extremo de los trabajadores de la primera línea de salud. También el colegio de profesores, antes de retomar las acciones como las del 2019 que llegaron a doblarle la mano a la displicente ministra Cubillos, siguió la línea de bregar por hacer exigencias al Senado para que cumpla sus promesas, mientras los problemas de presencialidad, virtualidad, infraestructura educativa, etc, seguirán profundizándose, y la burocracia no fue capaz de llamar a un plenario nacional siquiera para enfrentar este ataque.

El avance de la burguesía en la pandemia sobre los trabajadores ha sido feroz, lo que se expresa en la prácticamente duplicación de las ganancias capitalistas y de un salto en la pauperización de las masas sólo amortiguado por los subsidios estatales, por los que también planean pasarnos la boleta con ajustes fiscales, inflación y disminuciones salariales.

Como expresamos en el balance del pasado aniversario del 18 de Octubre, el mismo fue una reiteración de masividad, descontento y disposición a lucha de cientos de miles en todo el país. Sin embargo, al no haber avanzado nuestra clase en conciencia y organización, salvo algunas importantes luchas obreras y experiencias que son patrimonio de los luchadores activistas de la clase obrera, permitió a la burguesía retomar la iniciativa. Ejemplo de esto fue la puesta en pie de un congreso adhoc como la CC, que pretende ajustar las reformas en la medida de lo posible para corregir y asegurar la dominación del capital imperialista, declamando "derechos" que no traspasará la estructura del Estado (no osarán meterse con el ejército y su "justicia militar" por ejemplo, o declamando el derecho al agua, no expropiarán su anárquico usufructo capitalista, etc, etc). Del mismo modo, la coerción estatal de la pandemia, así como la cooptación de un reformismo estatista, son algunos condimentos de la reacción en toda línea de la burguesía para reestablecer su dominación, en el marco de un proceso de descomposición del capitalismo.

Una mención aparte merece el triunfo al Senado de Fabiola Campillay, obrera y luchadora, una de los cientos de mutilados oculares de la represión estatal piñerista. Un importante mensaje de la necesidad de luchar por la justicia y contra la impunidad, confrontando a todo el sistema represivo, judicial y carcelario. El masivo apoyo a una candidatura por fuera de las espuelas alianzas burguesas, es significativo. Hoy ingresará a una de las instituciones más reaccionarias de la democracia semicolonial, habrá que luchar contra las presiones que reciba de parte del poder burgués y que su victoria electoral sirva como una tribuna para potenciar la lucha por el castigo efectivo a los represores de ayer y de hoy.

 

Diversas expresiones de la izquierda revolucionaria llaman hoy a votar por Boric, abierta o solapadamente. Expresan que está lucha es la lucha contra el fascismo. Difícil es saber que el fascismo, una corriente pequeñoburguesa portadora de los intereses del capital monopolista en los países imperialistas que se dio en el período de entreguerras, para conjurar el avance la de revolución obrera, pueda hoy tener expresión en un país semicolonial.

Hablan que esa es la expresión de la independencia de clases. Claro, solo ver el programa de Boric y su actual oscilación a derecha, bastaría para saber que no es una alternativa de clase como pretenden mostrar.

Su problema reside en creer que la independencia de clase es un estado pasivo, en pensar que la declamación programática basta para delimitarse de una variante pequeñoburguesa al servicio del capital. Parten de una visión de régimen político, donde una dirección revolucionaria puede ser una expresión más en la superestructura. Se asientan en una lógica de poder formal, sin atenerse a ver que el poder de la burguesía reside en la producción. Por ello no definen lo sucedido el 18-O como una semi-insurrección, sino como una revuelta o revolución, sin proyectar militar por organizar a la clase obrera y forjar su dirección internacional en los avatares de la lucha de clases.

La lucha por la independencia de clase significa batallar incansablemente en las filas de la clase trabajadora para preparar a su elementos más avanzados para enfrentar los ataques patronales y desarrollar un programa que entre otras cosas contenga el desarrollo del control obrero, del cobre, de la salud, de la educación, etc, los obreros tenemos que controlarlo todo, prepararnos para enfrentar al aparato burocrático militar de la democracia para ricos, y en unidad con la clase obrera del continente tomar el poder para instalar un gobierno obrero en el camino de una Federación de Repúblicas Socialistas de América.

Nuestro llamado a voto nulo o blanco en las elecciones de segunda vuelta, es una opción de llamar a los trabajadores a rechazar a los candidatos y sus programas de distintas fracciones burguesas, y prepararnos para las grandes tareas de lucha y organización que tenemos por delante.