TRCI-web

TRCI-web

Al conmemorarse dos años de la semiinsurrección de fuerzas elementales protagonizada por diferentes estratos de la clase obrera y la juventud, vemos como este proceso álgido de lucha clases, la burguesía no ha logrado derrotar a las masas trabajadoras, pese a haber ocupado el arsenal represivo del Estado sistemáticamente, y puesto en marcha el desvío con la constituyente.
En esta conmemoración del 18O nos encuentra ante la cercanía de las elecciones presidenciales y parlamentarias, donde la burguesía busca a engañar a los trabajadores y el pueblo.
El gobierno trata de “derechizar la situación” imponiendo el estado de emergencia en la Araucanía, orquestado por una puesta en escena de los grupos de empresarios forestales y camioneros, desplegando gran contingente militar y policial. Esto ante la debilidad del gobierno, que simbólicamente firmó el decreto de militarización de la zona mapuche el mismo 12 de Octubre, pocas horas después de asesinar a Denisse Cortés en las cercanías de la plaza dignidad.
Los ataques a la CC por parte de sectores derechistas no provienen del actuar “ soberano”, y menos revolucionario, de esta institución transitoria del estado burgués, sino más bien cumple el rol de colocar límites a cualquier reforma del aparato que sostiene la dominación imperialista, límites a los cuales se adaptan paulatinamente los representantes de la pequeñoburguesía. Su rol de desvío queda muy bien graficado al dar inicio a la redacción de la constitución el mismo 18-O, intentando dar por cerrado un ciclo de luchas. Muy simbólico es que referentes de las comunidades mapuches en la convención, empezando por la propia presidenta, se sienten cómodamente a redactar la carta magna mientras los militares se despliegan por el territorio y las comunidades mapuches
La Convención fue un subproducto de la irrupción violenta de las masas, del 18-O, con la finalidad de evitar una escalada y la inevitable caída del gobierno de Piñera ante la huelga general del 12 noviembre de ese año. Fue la intervención de la clase trabajadora paralizando el aparato productivo en esa huelga general de carácter semiinsurreccional la que puso al gobierno al borde del precipicio. La burguesía y pequeña burguesía desde la UDI al Frente Amplio, con Boric a la cabeza, blindaron al gobierno mediante el llamado “acuerdo por la paz y el orden público”. Mientras se mantenían las manifestaciones con su carácter heterogéneo, y con el visto bueno del gobierno se sucedieron los muertos, los mutilados, y los presos políticos producto del actuar de las policías, la fiscalía y tribunales.
Arribó la pandemia al país y eso le dio una oportunidad al gobierno en extremo debilitado, para poder sacar a las masas de las calles, mediante la intervención del Estado burgués (siempre reaccionario) con toques de queda, despliegue de personal militar y de carabineros. Así, la política para cuidar las ganancias de los empresarios, quienes multiplicaron su fortuna en la pandemia, fue fortificada con suspensiones, pérdida de derechos en los convenios colectivos, mayor carga laboral, reducciones salariales explotando la fuerza de trabajo inmigrante etc. Para contener la explosividad de una potencial crisis social de alza de la desocupación y la pobreza, tuvo que ceder con los retiros de los fondos previsionales, incrementar la deuda con subsidios estatales, etc. Asimismo vimos el desastre sanitario, con miles de muertes, producto del precario sistema de salud semicolonial, desastre que fue atenuado por el valioso trabajo de los trabajadores de la salud que le pusieron el hombro a la situación con extenuantes jornadas laborales.
Pero también pudimos ver interesantes procesos de lucha y de organización obrera para enfrentar los ataques. Distintos sectores obreros salieron a la huelga por mejores condiciones laborales, sectores del proletariado minero, transportes, supermercados, trabajadores bancarios, etc, que pueden expresar moleculares procesos de organización obrera, etc. Los trabajadores de la salud también han salido a luchar contra los despidos del gobierno que dejó en la calle a miles de trabajadores como si la pandemia hubiese terminado, dejando al ya precario sistema de salud que el capitalismo tolera para los explotados en peores condiciones que previo a la pandemia. Por su parte los trabajadores de la educación vienen de realizar un contundente paro y una masiva movilización ante un ataque directo de Piñera quien vetó un proyecto de ley que restringía despidos por evaluación docente, abordaba las deudas previsionales y la “deuda histórica” que se arrastra de la dictadura militar, entre otros beneficios; lo que debe ser un punto de apoyo para retomar la contundente lucha que dieron en el 2019 retomando los plenarios de delegados impulsando un plan de lucha nacional.
También la juventud ha organizado la solidaridad ante la crisis y la pandemia, ha enfrentado la represión del Estado y ha estado en la primera línea de la liberación de los presos político.
El levantamiento del 18 de Octubre de 2019 es parte de los procesos de masas que recorren el continente, como se diera en Ecuador, Colombia o Bolivia, ante la descomposición del capitalismo y la ofensiva reaccionaria de los Estados y el imperialismo.
La entrada en escena de la clase obrera mediante huelgas generales, aunque aún de forma espontánea y heterogénea, coloca la perspectiva de la intervención del proletariado para dar salida a la crisis de un sistema en decadencia.
Es preciso organizar nuestras fuerzas, recuperando los sindicatos en manos de la burocracia, unificándolo, organizando a la juventud como batallón auxiliar de estas luchas.
La experiencia de los trabajadores y el pueblo con una democracia para ricos ampliada puede ser un primer episodio de la intervención consciente de la vanguardia obrera y de la juventud para luchar por colocar a la clase trabajadora en el poder destruyendo el aparato estatal de la burguesía.
La lucha por una dirección revolucionaria internacional, la reconstrucción de la IV, el partido mundial de la revolución social, es una tarea primordial de las actuales y nuevas generaciones.
18/10/21

Monday, 11 October 2021 20:58

Justicia para Denisse

El domingo 10 de Octubre, en el marco de la movilización en plaza dignidad contra la militarización en la Araucanía, la libertad de los presos políticos y la exigencia de la salida de Piñera, fue asesinada, en medio de la cruenta represión, Denisse Cortés, activista de la defensoría popular y estudiante de derecho.
Carabineros salió al poco tiempo a decir que su muerte había sido provocada por el lanzamiento de fuegos artificiales de parte de los manifestantes. Sin embargo, según las propias brigadas de emergencia que la atendieron indicaron que el tipo de contusión y esquirlas que tenía, era mas propio de una bomba lacrimógena lanzada a quemarropa sobre el cuello de Denisse. Por otra parte, Carabineros impidió que recibiera la atención médica oportuna en momentos en que se debatía entre la vida y la muerte.
A pocos días de conmemorar dos años de la semiinsurrección del 18 de Octubre, Denisse se suma a las decenas de asesinados por las fuerzas represivas desde entonces a esta parte, como Alex Nuñez, Pablo Marchant, los asesinados encontrados en el incendio de Kayser, Mauricio Fredes y Abel Acuña en plaza dignidad, este último muerto el día del "acuerdo por la paz y el orden público", etc. Una activista más asesinada por la democracia para ricos. A una larga lista hay que contar los cientos de mutilados, con pérdidas oculares, ceguera o con discapacidad motora producto de la represión.
Sintomático es que este asesinato se dio poco tiempo después que Carabineros estrenara "nuevos protocolos" de acción sobre las manifestaciones en un intento de lavarle la cara a esta institución de lúmpenes organizados por el Estado. La convención constitucional, en sus intentos de diseñar una reforma estatal que ponga fin y cierre a un ciclo de luchas abierto el 18-O, también discute la posible "disolución de carabineros". Esta "disolución" no es la de liquidar un aparato represivo al servicio de sostener la dominación capitalista. Le llaman disolución a un posible cambio de nombre, uniforme y organismos de fiscalización "ciudadana". Lejos están de cuestionar la esencia represiva del Estado, como instrumento de la burguesía.
Es necesario redoblar la movilización por conquistar la justicia y el castigo a los responsables, liberar a los presos políticos y enfrentar a la democracia para ricos.
Las organizaciones obreras y de la juventud deben tomar estas banderas de lucha

Monday, 27 September 2021 22:59

La clase obrera es una y sin fronteras

El gobierno de Piñera comienza una nueva oleada de expulsión de inmigrantes.

El pasado 24 de setiembre carabineros arremetieron contra familias migrantes instaladas en carpas en la plaza Brasil de Iquique, en indignantes condiciones de indigencia, insalubridad y precariedad absoluta. Como es costumbre para este grupo de lúmpenes organizados por el Estado, arremetieron a palos contra hombres, mujeres y niños, dejando lesionados y detenidos. El día posterior una nutrida convocatoria de un par de miles de manifestantes, muñidos con banderas chilenas y cantos “patrióticos”, azuzados por los grupos más reaccionarios, salieron a quemar carpas, enseres y hasta coches de infantes de las familias migrantes. Contradictoriamente una de las manifestantes expresaba que el problema era que “no podemos hacernos cargo de nuestros pobres para que vengan más”.

En su gran mayoría las familias trabajadoras provienen de Venezuela, país del que ha emigrado casi un 20% de su población por las condiciones de subsistencia en que se encuentra.

El mismo gobierno de Piñera fue el que alentó (previo al levantamiento del 18 de Octubre del 2019), de la mano del empresariado, y promocionó a la semicolonia Chile S.A. como el “oasis” latinoamericano al cual llegar. Efectivamente al “país modelo” del patio trasero del imperialismo norteamericano han arribado, en medio de la crisis económica capitalista y la pandemia mundiales, importantes contingentes de trabajadores de distintos países, principalmente de Haití y Venezuela, que ya conforman más del 10% de la clase obrera nacional.

La inmigración ha sido alentada persistentemente desde mediados del 2000 por las 7 familias, enfeudadas al capital financiero internacional y los monopolios imperialista, los dueños de Chile, para disponer tanto de personal calificado como de mano de obra barata dispuesta para todo tipo de atropellos. No es menor que la mayor cantidad de denuncias de abusos laborales en la inspección del trabajo sea de parte de los trabajadores migrantes. Es así que según estudios del 2019 (sin contar los efectos potenciadores de la pandemia) los ingresos de los trabajadores migrantes habían reducido casi un 20% el ingreso salarial por el mismo trabajo, al tiempo que aumentaba considerablemente el índice de desocupados. El “modelo” de país semicolonial es el de profundizar de forma sistemática las divisiones de la clase trabajadora, ya sea mediante la subcontratación, la rotación laboral, la precarización, etc. Esto coronado con una atomización extrema de las organizaciones sindicales capaces de unificar a la clase obrera y empujarla a la lucha.

La descomposición acelerada del capitalismo imperialista, la intervención reaccionaria de los Estado, los reacomodamientos de las burguesías latinoamericanas en medio de la crisis, descargando sus efectos de forma despiadada sobre las masas, el aumento exponencial de la pobreza y la indigencia, las “corrientes” migratorias en distintas partes del mundo (Medio Oriente, CentroAmérica, Asia Central, etc), grafican un decadente cuadro de un sistema que avanza hacia la barbarie.

Las respuestas de la burguesía ante esta situación crítica pasa desde la expulsión, hasta la instalación de campos de refugiados en sus versiones más progres.

El fin de los subsidios estatales, el incremento de la población trabajadora desocupada, el fin de los efectos supérfluos de una recuperación ficticia, pronostican un escenario que puede ser caldo de cultivo para algunas expresiones de xenofobia ante la falta de salida de fondo y el crecimiento de la miseria.

Es preciso que la clase trabajadora intervenga unificando sus filas, unificando a sus destacamentos nacionales e inmigrantes. Los trabajadores no tenemos patria, somos parte de una clase poderosa, de una clase que es por escencia internacional. La lucha contra el imperialismo y las sub-burguesías latinoamericanas (sea Chilena, Venezolana, Argentina, etc) está a la orden del día.

Que las organizaciones obreras se dispongan a luchar por incorporar al aparato productivo a todos los trabajadores desocupados, chilenos o inmigrantes, así como a levantar acciones de solidaridad activa para con las luchas de los trabajadores en los distintos países contra el imperialismo y sus democracias para ricos.

Para ello es necesario también preparar la dirección política internacional de los trabajadores que se ponga como norte la conquista del poder de la clase obrera, destruyendo los aparatos burocráticos estatales de la burguesía. Un partido mundial de la revolución socialista, la IV internacional.

Paso a las luchas de la clase trabajadora y la unidad de sus filas.

Por una Federación de Estados Obreros Socialistas de Latinoamérica

Trabajadores del mundo Uníos

Se cumplen 48 años del sangriento golpe contrarrevolucionario, planificado y orquestado desde el corazón mismo del imperialismo norteamericano, que se dio a la tarea de eliminar a una generación de luchadores, activistas y militantes revolucionarios, aniquilando a su paso todo vestigio de organización obrera.

Este proceso contrarrevolucionario fue acompañado del “plan Cóndor”, una confabulación de las burguesías latinoamericanas que, apoyados en las fuerzas armadas y la asistencia técnica y financiera del imperialismo, vieron en los procesos de lucha y organización de la clase trabajadora y la juventud un peligroso fermento revolucionario que hacia remecer la dominación del capitalismo imperialista.

Las burguesías locales tuvieron una activa participación, como la familia Matte de CMPC, aportando con vehículos, armas y predios para la tortura, asesinato y desaparición de activistas y dirigentes sindicales de sus plantas y de la zona (como lo atestigua la Masacre de la Laja de 1973). El aparato represivo, político y judicial, tapó los muertos y desaparecidos en la impunidad.

La vuelta a la “democracia” no significó otra cosa que la continuidad de la dictadura del capital bajo formas amañadas, maquilladas, edulcoradas del aparato burocrático militar que resguarda la propiedad privada de los medios de producción, la penetración del capital financiero en todos los órdenes de la vida social y económica, así como el control de los recursos naturales y productivos.

Luego de 30 años de democracia burguesa y con varias batallas obreras y estudiantiles mediante, vivimos la semiinsurrección espontánea del 18 de Octubre del 2019. Un levantamiento de las fuerzas elementales de la sociedad, que se enfrentan directamente contra todas las instituciones de la democracia para ricos. Y este proceso tiene un punto culmine el 12 de Noviembre, donde de forma espontánea, dado su bajo nivel de conciencia y organización, interviene la clase trabajadora con una paralización caótica y a la vez contundente, que coloca al gobierno de Piñera al borde de su derrocamiento. Presurosas todas las fuerzas de la democracia para ricos, desde la UDI hasta el FA salen a salvar al gobierno y el ejercicio de la dictadura del capital, con el infame “acuerdo por la paz”. En definitiva es su pasaporte de existencia, el sostenimiento de una farsa de charlatanería y represión.

Así llega un verdadero vendaval de elecciones, debidamente regimentadas, para tratar de “regenerar” lo que le llaman un “pacto social”. Esto no sería otra cosa que el intento de consolidación permanente de la conciliación de clases, de la conciliación entre explotados y explotadores en la sociedad capitalista, dándole espacio en la superestructura política a nuevos personeros provenientes de las capas intermedias de la pequeñoburguesía. Ante la evidente brutalidad de un sistema de explotación en descomposición, la burguesía sabe que no puede dominar de forma directa y debe recurrir a estos sectores para consolidar las formas “bonapartistas” de gobierno. Una característica estructural de los países semicoloniales subyugados al imperialismo, ora apoyados en el aparato militar para ejercer su dominio de forma despótica, ora apoyada en sectores de masas para tratar de regatear migajas con el amo imperialista.

La Convención Constitucional (CC) se forjó en los programas levantados por las generaciones previas, centralmente estudiantiles, que apuntaron a la constitución del 80 el súmmum de todos los problemas. Enarbolaron la bandera de reformas democráticas dejando de lado que dicha constitución no fue más que la escrituración de una relación de fuerzas impuesta nada más y nada menos que por un golpe contrarrevolucionario, por la derrota de la clase obrera  y la masacre de toda una generación militante.

Por medio de sus conflictos internos la CC avanza paso a paso en la consolidación del mismo aparato de Estado que pretende reformar. Se disciplina a las normas establecidas por el “acuerdo 15N”, se estructura como un congreso paralelo (con cargos, asesores, viáticos, etc), recurre al policías, tiras y fiscales (el aparato de Estado) para liquidar a díscolos, aupa en su seno a militantes pinochetistas y genocidas como Arancibia, en un elegante gesto de convivencia democrática.

La existencia de la CC no sólo constituye un desvío de las perspectivas abiertas el 18-O sino que, es verdad, una importante experiencia de amplios sectores de masas con una democracia burguesa “ampliada”. En la época de crisis, guerras y revoluciones, en la fase imperialista donde el capitalismo avanza a su descomposición, no hay cabida para el surgimiento de nuevos Estados, ni para la regeneración de los mismos. La revolución rusa (posteriormente traicionada, deformada y degenerada por la burocracia estalinista) inició la era de la revolución proletaria. Existen y pueden existir etapas en todos los procesos de masas, pero no hay etapas intermedias necesarias a las que recurrir para evadir las tareas revolucionarias de nuestra época.

La intervención de los Estados en la pandemia, junto a la crisis económica, constituyó un ensayo general reaccionario donde la clase dominante “corrió el cerco”, aumentando considerablemente  sus ganancias, intensificando los ritmos de trabajo, los niveles de precarización, desocupación, pobreza, etc. Descargó con creces los efectos de la descomposición del capitalismo.

Es tarea de una nueva generación retomar las banderas de lucha por el socialismo desde una perspectiva revolucionaria.

Ayer, la confianza en el aparato del Estado, llevó a una cruenta derrota al tratar de llegar al socialismo por la vía “pacífica”, por la vía de la reforma y posicionamiento gradual en el aparato de Estado. Las nuevas generaciones surgidas al calor de la lucha del 18-0 aún no han llegado ni a plantearse la perspectiva de la revolución socialista. Un subproducto genuino de importantes derrotas y traiciones, pero fundamentalmente de la crisis de dirección revolucionaria de la clase trabajadora.

Es preciso buscar fortalecer una perspectiva de poder obrero, que significa militar en las filas de nuestra clase. Si algo de particular tiene el “modelo chileno” es el de haber conquistado para la burguesía un alto grado de fragmentación y atomización de las organizaciones obreras, de los sindicatos. Si bien la historia de un país está plagada de particularidades que resurgirán en cada manifestación de la lucha de clases, estas son expresión del desarrollo de las leyes generales del capitalismo de carácter mundial, el cual avanza velozmente en su descomposición, como lo atestiguan los procesos de masas y crisis interestatales que recorren el planeta. En la mecánica de estas leyes es donde debe basarse el programa revolucionario, del cual es parte el programa de transición para llevar a la clase obrera hacia el poder.

Luchar por recuperar lo perdido, enfrentar los ataques burgueses, levantar y recuperar los sindicatos en manos de la burocracia, liberar a los presos políticos, impulsar el control obrero de los medios de producción, es parte de estas pequeñas grandes tareas.

La venganza histórica de nuestra clase, internacional por esencia, no se encontrará en intentar buscar rellenar los “vacíos” del poder formal de la democracia para ricos, sino en los esfuerzos por impulsar la conciencia y organización de la clase trabajadora, y reconstruir su dirección histórica, la IV Internacional, el partido mundial de la revolución socialista.

83 years since the founding of the Fourth International

 

On September 3, 1938, in Paris, the founding conference of the Fourth International was held, where twenty-six delegates represented 11 sections out of 29 affiliated (according to the report of the International Secretariat). Trotsky was unable to attend as he was in exile in Mexico. Several delegations were unable to travel due to various inconveniences, such as persecutions or economic problems. Let us remember that Stalinism sought to prevent the formation of the International. One of the organizers, Klement, was assassinated by their agents before the conference and many important documents were lost. Erwin Wolf and Leon Sedov, Trotsky's son, were also assassinated by the GPU shortly before the conference.

Trotsky sustained the need for the formation of the Fourth International, with the aim of regenerating a revolutionary leadership in the face of the debacle of the Third.  He proposed to recover internationalism against the reactionary theory of socialism in a single country upheld by Stalinism. He stated: "internationalism is not an abstract principle, it is the expression of an economic fact". He wanted to demonstrate that the program raised by the revolutionaries was to fight against a world system and not for particularisms. "The proletarian revolution rises as much against the private property of the means of production as against the national fragmentation of the world economy," he said.

The creation of the new International took place in a world scenario that was heading towards the Second World War, after several defeats in revolutionary processes, such as the Spanish or the German, where Stalinism proved to be a counterrevolutionary leadership. The task was to recover a theoretical and political continuity of revolutionary Marxism, so battered at that time.

The Fourth International tried to form a new revolutionary leadership, with a transitional program, which was the expression of the generalized conclusions of the Russian revolution for a whole process. It posed the historical tasks of the proletariat, to destroy the capitalist system.

83 years after its formation, the historic tasks are still in force, but the crisis of revolutionary leadership, that delays the world revolution and gives a survival to this rotten capitalist system, still persists. To draw the programmatic lessons of the different centrist tendencies that led the IV International until its virtual disappearance is a necessary task to recover the transitional program from the statist, syndicalist and reformist influence that led many currents to degenerate and adapt to the capitalist system.

To rebuild the IV International is to try to settle the crisis of revolutionary leadership and prepare the struggle for power, to recover the transitional program and to deploy revolutionary action in the face of a world crisis that continues its course.  From the TRFI we continue to maintain the need for an International Conference with the currents that still raise the dictatorship of the proletariat to advance in the task of providing a revolutionary leadership to the processes of class struggle that are taking place.

We revolutionaries are facing unprecedented historical events, such as those we are living in the midst of a pandemic, that accelerated the processes of world crisis we had been suffering: the decomposition of imperialism and the assimilation of the former workers' states. We have theoretical and political tools bequeathed by Marxism. The theory of Marx and Engels, the theory of the Permanent Revolution, the theory of imperialism, the theory of the revolutionary party, the program of the Internationals in their revolutionary phases, the Transitional Program and so many programmatic lessons of living processes of class struggle.

83 years after the formation of the Fourth International, we make our own the programmatic definition of the Fourth that Trotsky put forward: The Fourth International can be defined in three words: For the dictatorship of the proletariat!

 

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

Wednesday, 25 August 2021 07:16

Preparemos nuestras Fuerzas

Un rebote para un zarpazo

 

Tanto del gobierno cómo de las cámaras patronales a quiénes éste sirve celebran con júbilo el efecto rebote de la economía que en el segundo trimestre arrojó un 18,1% del PIB. Y este festejo no es menor para los grandes empresarios que en medio de la pandemia han visto duplicar el incluso triplicar su patrimonio, lo que constituye una expropiación abierta hacia la clase trabajadora donde el capital, por intermedio de las políticas represivas estatales, intervino en las relaciones sociales para favorecer a la clase dominante la que aprovechó la pandemia para imponer mayores niveles de explotación.

Este "crecimiento", si bien ficticio dado qué se compara con los datos recesivos del 2020, ha estado dinamizado principalmente tanto por un aumento del consumo interno, impulsado coyunturalmente por los subsidios estatales (IFE), por las inestables aperturas sanitarias así como por aumento de las exportaciones del orden de los 23,000 millones de U$, de las cuales dos terceras partes corresponden a la minería. Este impulso de las exportaciones mineras ha estado centrado principalmente en la recuperación económica China que recientemente ha enfriado sus pronósticos de recuperación, así como ha tenido una política activa de liquidación de inventarios del cobre para intervenir sobre los precios que tuvieron una suba del 55%.

La vociferada recuperación de un millón de puestos de trabajo, en su mayoría da cuenta de la reapertura del comercio minorista, servicios, obras de construcción o empresas volcadas al consumo interno, que por lo demás se trata de empleo precario y transitorio. Del mismo modo hemos visto quejarse a los empresarios de que los desocupados no están aceptando trabajo por culpa del IFE. Claramente una familia trabajadora opta por una vida de subsistencia con el IFE que someterse a ser sobreexplotado con extenuantes jornadas a cambio de un salario que apenas es una fracción de este subsidio. Es por lo mismo que ya han comenzado implementar un IFE laboral en una suerte de transición desde una medida de contención, ante la extrema miseria qué dejaba expuesta a las masas trabajadoras a la crisis y a la pandemia, hacia un subsidio directo al empresariado para que puedan seguir pagando salarios de miseria y así poder bajar la masa salarial a mediano plazo.

Ya los economistas burgueses comienzan a hablar de un "sobrecalentamiento" dado el aumento del dólar así como de la inflación. Y más allá de factores puntuales como el precio del cobre, el aumento de los costos de transporte de los bienes internacionales,o la mayor demanda bienes de consumo (mayor liquidez, 60% aumento del circulante monetario); los procesos inflacionarios internacionales, el pronto retiro de estímulos económicos estatales en EEUU, predisponen a la economía semicolonial a preparar un nuevo giro más restrictivo que vaya directamente contra las condiciones de vida del pueblo trabajador. Esto sin mencionar que el aumento del gasto público para financiar subsidios como el IFE lo harán recaer sobre nuestras espaldas.

En suma, el retiro del subsidio universal, el aumento de la precarización el empleo, la consolidación de una desocupación estructural, y el potencial rebrote de la pandemia por nuevas variantes, será el cóctel de crisis que deberemos prepararnos para enfrentar con nuestras propias fuerzas.

 

Peguemos donde les duele, que triunfen los mineros

 

Y es en este escenario de exorbitantes ganancias que los trabajadores salen a luchar votando y haciendo efectiva la huelga cómo los trabajadores mineros. La patronal de BHP minera escondida (la de mayor producción mundial de cobre) se apresuró a responder positivamente al pliego de los trabajadores quienes ya habían demostrado en el 2017 con una extensa huelga su centralidad en la economía. Casi en paralelo salía a la huelga efectiva los trabajadores de la mina Caserones de la japonesa JX, quién se empeña en derrotar esta huelga con la excusa de un bajo desempeño de resultados durante la pandemia. Al mismo tiempo tres de los cuatro sindicatos de la división Andina de Codelco ya se encuentran en huelga dado que la estatal está decidida a liquidar beneficios históricos así como establecer divisiones entre trabajadores nuevos y antiguos. Codelco ha intentado adelantar los procesos de negociación en la mina del teniente lo que ha sido rechazado por los principales sindicatos. Cómo es usual, Codelco pretende imponer las condiciones de explotación obrera como una suerte de vara al resto de la rama minera. El presidente de la Sonami (exgerente de empresas como Angloamerican, BHP y la propia Codelco) Diego Hernández afirma que existe un "límite ético" en el aumento de los salarios ya que no sería "ético", para la burguesía claro está, otorgar aumentos proporcionales a los aumentos de la ganancia empresaria. Y del mismo modo, de forma amenazante, indicó que en el caso de Andina "una huelga larga pierden la empresa y pierden los trabajadores. De alguna manera es un mensaje para los trabajadores de las otras empresas que tienen que pensar muy bien si vale la pena estirar el elástico e ir a la huelga… el próximo sindicato que esté negociando lo va a pensar un poco más".

Desde diversas organizaciones de corte populista se critica y se le resta apoyo a los trabajadores mineros dadas condiciones de privilegio en relación a otros sectores obreros y populares. Y esto es así ya que la penetración del capital imperialista en las semicolonias produce un estrato de aristocracia obrera que suele ser la base de la misma burocracia sindical. Sin embargo es un error colocar al conjunto de los trabajadores de planta en esta categoría, ya que la estratificación de la clase obrera es una de las herramientas fundamentales de la dominación capitalista para dividir nuestras filas. También es importante considerar que la mercancía fuerza de trabajo en esta rama tiene un desgaste inusitado con turnos extenuantes, el aislamiento esclavizante en los campamentos mineros, además de enfermedades mortales como la silicosis. Es por ello que una política correcta para neutralizar las tendencias conservadoras de las capas altas de la clase obrera es impulsar a la cabeza de las organizaciones obreras a dirigentes decididos a luchar por el conjunto de los intereses de la clase trabajadora. Desde ahí recuperar las organizaciones mineras para aliarse a los sectores más explotados de los trabajadores mineros cómo los subcontratados (del orden del 60% de la clase obrera minera), quienes han dado grandes gestas de lucha en su historia, planteando la lucha por el pase a planta permanente, ampliando las funciones de los sindicatos impulsando el control obrero del conjunto de la rama. Es prioritario que estás luchas triunfen al tiempo que se colocan como objetivo la superación de las divisiones entre trabajadores de planta y subcontratados, ocupados y desocupados, dando un golpe de gracia a la base del poder burgués.

Los sindicatos en huelga deben unificar sus asambleas y su pliego y ampliar sus objetivos para torcerle el brazo a los explotadores.

 

Una superficie agitada

 

Se lanzó oficialmente la carrera presidencial. No sólo no hay nada nuevo bajo el sol sino que amplios sectores quedaron huérfanos del "mal menor". Dejando de lado a los tradicionales representantes de los partidos burgueses, de la derecha y la maltrecha concertación, el resto de los candidatos en diversas expresiones de la pequeñoburguesía, no sólo no constituyen salida alguna a los grandes dramas sociales, sino que son opciones nefastas para los trabajadores y el pueblo. Así se puede ver reflejado en el candidato Boric, que con una fraseología "transformadora", se ha mostrado solicito una y otra vez que la clase dominante lo llama a cerrar filas, como fue su participación en el "acuerdo por la paz", una salida del régimen para salvar a Piñera de su caída a manos de la huelga general y emprender un desvío mediante una convención constitucional. Asegurar la paz también implicaba comprometerse a fortalecer las leyes represivas como fue el alineamiento del bloque del FA con la ley antibarricadas. Y es importante señalar que no fue ni la irrupción del 18 de Octubre, ni la masiva movilización histórica posterior la que urgió al conjunto de los partidos, sino el carácter semiinsurreccional de la huelga general del 12 de Noviembre la que paralizando el aparato productivo hizo tambalear los cimientos de la democracia burguesa semicolonial.

Ante esta ausencia del mal menor, o de una expresión aproximada a lo que fue el “estallido”, desde distintos sectores, del MIT, la coordinadora 8M, No + AFP y diversas personalidades político-culturales intentaron sin éxito conseguir posicionar a último minuto la candidatura de Cristian Cuevas, quien salto a la palestra al dirigir una importante gesta de la lucha de subcontratistas del Cobre en el año 2007; lucha que fue bajada por Cuevas, entonces militante del PC, llamando a confiar en el gobierno de Bachelet con intermediación de la iglesia dejando un tendal de despidos. Como la burguesía sí saca lecciones, el gobierno posterior de la Nueva Mayoría, del que fue parte Cuevas, liquidó con su reforma laboral la accesibilidad de crear sindicatos en las subcontratistas y le dió a la patronal la posibilidad de desligarse de las empresas subcontratistas en caso de que sus trabajadores vayan a huelga reemplazándola por otra. Quizás para estas direcciones era más importante el perfil identitario al que apostó Cuevas en su fugaz campaña que las valiosas lecciones de la lucha de clases.

Por su parte, con el fin de presentar candidaturas parlamentarias, se forma el Frente por la unidad de la Clase trabajadora (PTR, MST, FUL, el Porteño). Organizaciones que si bien critican el acuerdo por la paz y la actual CC su orientación durante el proceso post18 fue y es la de impulsar una Asamblea Constituyente. Sus orientación no se dirigen a volcar los esfuerzos militante para organizar a la clase obrera y reconstruir su dirección histórica, la Cuarta Internacional, poniendo en debate un programa de transición hacia la toma del poder, sino que pretenden replicar la experiencia del FITU argentino, como una coalición superestructural, con figuras públicas y proyectos de ley en reemplazo de un programa revolucionario.

 

"El que se ríe se va al cuartel"

 

Una última mención a la CC donde las "rondas de San Miguel", trasladadas de las ágoras universitarias al palacio Pereira (con actores incluidos) convocan a que superemos la lucha entre las clases y la reemplacemos por simbolismos culturales, se va abriendo el paso de su institucionalización burguesa. Ya se estructuró, no como una representación distorsionada o “del pueblo” sino como una copia berreta del congreso con sus cargos, viáticos, asesores y reglamentos de comisión. El MIT, con la única representante de la izquierda revolucionaria en la convención, tuvo el "privilegio" de ser la voz que aclarare a los medios que el edecán de la dictadura genocida de Pinochet (genocida Arancibia) se le permitirá ser parte de la comisión de derechos humanos, aunque no cuando testimonien las víctimas. María Rivera quien es sobreviviente directa de esa dictadura, impulsada por su programa, se adapta progresivamente a la danza de la democracia, vaya modo de "utilizar la tribuna". Claro que para el MIT, no es el carácter de institución ad hoc del Estado burgués lo importante sino que "es la única institución estatal con alguna credibilidad en el pueblo después del 18-O". Si sumamos que resolvieron cambiar "expropiar" por "recuperar" vemos que la adaptación a la opinión pública es un síntoma considerable de centrismo.

 

Este escenario donde los trabajadores salen a la lucha para recuperar lo perdido, y la burguesía se prepara paso a paso para profundizar su ataque contra los trabajadores y el pueblo, es prioritario dirigirse a organizar las filas obreras, recuperando sindicatos, pelear por una Central única, impulsar un congreso de delegados de toda la clase trabajadora, que impulse el control obrero de los grandes medios de producción, unificar a la vanguardia en pro de estos objetivos se vuelve vital. La lucha de clases que en su forma es nacional pero en su contenido es internacional debe preparar nuestras fuerzas con independencia de clases para combatir al capitalismo imperialista en descomposición y dirigir a la clase obrera hacia el poder, expropiando a los expropiadores.

August 21, 2021 marks the 81st anniversary of the physical disappearance of Leon Trotsky. The circumstances of his death are indicative of the relentless revolutionary struggle he waged until his last day. But Ramon Mercader, the agent of Stalinism who inflicted the fatal wound on him in his exile home in Mexico, was far from imagining that his act would only exalt the Bolshevik leader and prove that Stalin was leading the first Workers' State in history to counterrevolution. Stalinism celebrated having finally managed to get rid of the revolutionary authority of the old guard in order to kidnap the Workers State and put it at the mercy of its interests. But above all the imperialist bourgeoisie celebrated the great favor that Stalinism would do it, by assassinating the founder of the Fourth International -together with several of its most valuable cadres- and thus quenching, at least for a time, the light of the international organization of the proletariat in a party whose aim is to bury capital: the Fourth International. But the class struggle does not tolerate interruptions. The present situation shows once again the correctness of the revolutionary conclusions that Trotsky drew from the greatest events of history until his death and the revolutionary edge of the program of the Fourth.

Capitalist decadence and pandemic

The Transitional Program begins by stating: “The world political situation as a whole is chiefly characterized by a historical crisis of the leadership of the proletariat. The economic prerequisite for the proletarian revolution has already in general achieved the highest point of fruition that can be reached under capitalism. Mankind’s productive forces stagnate. Already new inventions and improvements fail to raise the level of material wealth. Conjunctural crises under the conditions of the social crisis of the whole capitalist system inflict ever heavier deprivations and sufferings upon the masses. Growing unemployment, in its turn, deepens the financial crisis of the state and undermines the unstable monetary systems. Democratic regimes, as well as fascist, stagger on from one bankruptcy to another.”

And, in light of the events triggered by the SarsCov-2 coronavirus pandemic, we can say that this is still a fair characterization. Two years after the start of the pandemic, we have taken advanced lessons in how capitalism works and who are its guarantors and defenders. We were able to see everywhere in the world how bourgeois governments settled in their States to exercise a reactionary centrality to control the situation opened by covid, trying to safeguard their health systems and the interests of large industrial, pharmaceutical and service companies to the detriment of the living conditions of the great majorities.

We call that policy a “reactionary general rehearsal”, which was an attempt to dominate the situation in the midst of a world crisis that the pandemic came to accelerate. The quarantines, the idea of living with the virus, the state repression to guarantee confinements, the committees of experts and so many things imposed by bourgeois methods to further disorganize the proletariat and prevent it from even thinking of imposing its methods. For this the bourgeoisie had the invaluable help of the currents of class conciliation and especially of the trade union bureaucracy at world level.

The capitalist system showed its true face when it managed to get emergency approval for some vaccines against covid. Far from ensuring the inoculation of the whole world, the vast majority were hoarded by the imperialist countries in order to reactivate their economies as soon as possible and use the "diplomacy of vaccines" to have a greater interference in semi-colonial countries. Thus, they left a large part of the world's population without any vaccine. The big laboratories have been the great winners of the pandemic. In the meantime, variants, such as Delta, continue to spread throughout the world.

The capitalist system showed why it is exhausted as a system, since it cannot act as a bloc. Although it can, at certain moments, make progress in some economic sector over another, it does so on the basis of an anarchy that guarantees a greater pauperization of the living conditions of the great masses. In this pandemic we could see many phenomena of class struggle against the hardships to which they wanted to subject us, the processes in Palestine, the strikes in Italy, the mobilizations in the USA against the assassination of Floyd, the acute processes in Latin America such as Chile, Ecuador, Colombia to name a few.

We are living a stage of decomposition of imperialism. The recent events in Afghanistan are a clear example. After 20 years of U.S. occupation for a supposed war against terrorism, today their troops have handed over power to the Taliban.

And perhaps the most important thing we have witnessed in this pandemic is the decomposition of States as a form of domination. The State-capital relationship has entered into a historical contradiction.

To complete the program and put it into action

Given the circumstances that have arisen since the emergence of the pandemic and, fundamentally, faced with the rottenness of the bases of the capitalist system, we maintain that Trotsky's legacy confers on us a theoretical and political basis to act in this historic stage. To take on this task implies assimilating the revolutionary method he taught us to think with our own head the processes of assimilation of the former workers States, the imperialist decomposition and its course in the institutions created for its domination. This, mainly, to make progress in settling the crisis of revolutionary leadership. On this road we must replace the centrism that influenced layers of fighters by revolutionary Marxism, to provide the workers vanguard with a transitional program that leads to the construction of parties as a section of the reconstruction of the IV International.

From the TRCI we promote the need for an International Conference with the groups that still defend the dictatorship of the proletariat to advance in the tasks of the revolutionaries in the stage.

It is necessary to defeat this capitalist system, destroy the power of the bourgeoisie, organize the proletariat and develop the stages of the dictatorship of the proletariat. We must expropriate the expropriators. These tasks are inscribed in raising high the banners of the Fourth International, the world party of the socialist revolution.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

Luego de 24 días de huelga los trabajadores del sindicato Ártica retornan a sus labores.
Luchan contra una patronal que utilizó reiteradamente prácticas persecutorias contra el sindicato, negándose a establecer negociaciones colectivas o directamente despidiendo a los trabajadores sindicalizados. Luego del proceso abierto del 18 de Octubre, los trabajadores, impulsados por sus sectores juveniles, vieron la necesidad de organización y comenzaron a sumarse al sindicato, lo que los llevó al actual proceso de negociación donde plantearon un modesto pliego donde pedían beneficios de colación y movilización entre otras demandas de mejoras en las condiciones de trabajo, entre ellas las de rechazar jornadas laborales extenuantes, de más de 12 horas 7 dís a la semana. La patronal se siguió negando a dar el más mínimo beneficio lo que empujó a los trabajadores a ir a la huelga.
La huelga logró paralizar gran parte de la producción de esta empresa gráfica dedicada a la fabricación de etiquetas, en particular para las embotelladoras de vino. Si bien los trabajadores se mostraron cautos para tomar acciones más decididas desde el inicio de la huelga, a medida que la patronal colocó y luego sacó de forma insultante a los trabajadores propuestas de cierre, los llevó al "día de furia" donde llovieron huevos y palos al enardecerse los ánimos de los huelguistas.
Durante el proceso recibieron la solidaridad de organizaciones y dirigentes sindicales que también han pasado por experiencias similares como en la reciente huelga de Cosmoplas, entendiendo la necesidad de apoyar y fortalecer estas luchas obreras para torcerle el brazo a la patronal. También el sindicato intentó ligarse con las confederación gráfica como con los sindicatos de las productoras de vinos, de quienes lamentablemente no hubo respuesta solidaria.
Algunas organizaciones de la izquierda revolucionaria se acercaron con la intención de que los trabajadores vayan a llevar su lucha hacia la Convención Constitucional, intentando colocar una mediación política en una huelga económica. Esta propuesta fue adecuadamente recibida más bien con apatía de parte de los trabajadores.
Finalmente la empresa, apurados por las pérdidas de producción y los pedidos pendientes, cedió en varios puntos del pliego de los trabajadores como el bono nocturno, el IPC retroactivo, un bono de término, media jornada para los días festivos, y el descuento en 2 años de los días caídos en la huelga, entre otros puntos.
De conjunto el sindicato sale fortalecido de esta huelga logrando instalarse para las próximas batallas ante eventuales represalias o nuevos procesos de negociación. Queda pendiente dar una pelea por tender lazos y unificar las luchas del rubro gráfico para lograr imponer nuestras condiciones a la patronal.
Que las jóvenes generaciones de trabajadores nacidas al calor de las luchas de masas, busquen fortalecer a la clase trabajadora, a su organización y la dispongan a luchar contra el capitalismo.

Friday, 16 July 2021 16:09

Cuba, once again at a crossroads  

 

To put an end to the imperialist blockade and defeat the CP's policy of capitalist restoration, the intervention of the working class of all America is urgent.

 

The outbreak of protests in San Antonio de los Baños last Sunday, which spread to Havana and other Cuban cities, has taken the unaware by surprise. Starting with the “gusanos” in Miami, who came out to demand US military intervention from Joe Biden, not only to take advantage of the crisis but also frightened to see no clear leadership of the protests. It also takes Biden focused on other problems, mainly domestic, but also of foreign policy: his relations with Latin America and the Caribbean (assassination of Jovenel Moïse, president of Haiti) show great disorientation. On the Cuban side, President Díaz Canel also showed himself to be completely disoriented, coming out with a hard line against the protests and then having to recognize the problems legitimately claimed by the demonstrators, and calling a sector of these "confused revolutionaries".

The confusion of these counterrevolutionary leaderships is based on a real element: the disorder generated by the pandemic worldwide and the lack of clarity of imperialism to lead a process of fulminating defeat of the working masses, starting from the reactionary general rehearsal launched last year, opens up all kinds of political processes. In the case of Cuba, we must consider the difficulties of the process of assimilation of the former workers' state, which is showing, as in Belarus and other countries, tendencies towards capitalist chaos in the face of the leadership weakness of the bureaucracy of that state, this element accentuated by the very weakness of the economic structure of the island. Imperialist decomposition makes assimilation more difficult, but it cannot stop the process ad eternum, rather, it aggravates the decomposition and the tendencies towards confrontation between the social forces present. We have seen this in Eastern Europe (Ukraine, Belarus, Georgia), in the Caucasus (Nagorno-Karabakh), in China (Hong Kong), all with their own particularities but all determined by a whole historical stage marked by a process of decomposition of a social system that undermines the bases of the nation-states as political form. All this, as we said above, accelerated by the Covid-19 pandemic.

In the case of Cuba, it’s evident how the pandemic hit the State structures already decayed by years of rotting since the fall of the USSR and the beginning of a tortuous transition towards full capitalist assimilation, where the bureaucracy and a social base linked to the State try to maintain their position, against the sector that intends to sweep away those structures with a program that, rather than "homeland and life", is summarized in "semicolony, yes; 51st US State, better". The lack of medical care, food and electricity, also show their awful silhouette against the backdrop of the reforms voted in the last congress of the CCP, which advanced in a savage devaluation with the unification of the exchange rate. The living conditions of the working masses are contrasted with the dollar-valued merchandise on display in the tourist stores and the privileges of the "communist" bureaucracy. These elements are the driving force behind the protests, of which heterogeneous sectors are part, who for years have identified the ideas of socialism and communism with a State that in reality is trying to impose capitalist restoration with repression. But it’s clear that the US imperialist blockade, imposed for decades with the aim of pressuring the bureaucracy to accelerate the restorationist measures (a goal it has more than fulfilled), is the main cause of the hardships of the Cuban working class. Díaz Canel, Biden, the Republican Party and the “gusanos” are all in agreement in taking the counterrevolution in Cuba to the hilt.

 

The intervention of the proletariat of all America is urgently needed

To collaborate in the task of setting up a revolutionary leadership capable of confronting the imperialist leadership and the leadership of the CP bureaucracy in Cuba, the intervention of the American proletariat is necessary, in Latin America and the Caribbean as well as in the US. Because it’s also evident, and it has been proven by historical experience, that the program of the dictatorship of the proletariat cannot be realized within the narrow borders of any Latin American country, but that it acquires its political form in the Federation of Socialist Republics of Latin America and the Caribbean.

To carry out this task, we revolutionaries must fight within the trade unions so that the working class takes action with clear goals: Down with the imperialist blockade! Especially in the US, we must impose the opening of trade with the island, with our methods, the occupation under workers' control of ports, warehouses and factories, the seizure of control of ships and workers' confiscation to take to Cuba the hydrocarbons, food, medicines and vaccines needed by the workers and the poor people. No to imperialist military intervention! At the slightest sign of threat of military intervention, let us impose a strike in the US and the stoppage and occupation of all US-owned companies in the region. Down with the repression of the CCP bureaucracy, freedom for the prisoners! We must impose that the Latin American and US trade unions pronounce themselves for the freedom of the socialist fighters who were arrested on Sunday, July 11th, among them Frank García Hernández, Leonardo Romero Negrín, Maykel González Vivero and Marcos Antonio Pérez Fernández.

 

For an international revolutionary leadership

Far from what the Latin American Centrists postulate, it’s not a matter of developing a democratic program to take the demands of the masses towards a solution from the (national) State based on more or less "radical" reforms, it’s a matter of regenerating the foundations of the Cuban revolution with the extension of the revolution in the region and the establishment of the proletarian dictatorship under a revolutionary leadership. Capitalism is in frank decomposition and can offer nothing more than repression, in increasingly open confrontations with the working class, to try to modify in its favor the relation between capital and labor with the intention of giving itself a survival. The need for an international revolutionary leadership, the reconstructed Fourth International, becomes palpable and cannot be a simple declamation for party congresses and conferences. We have before us the great task of preparing the reconstruction of the IV taking the programmatic debates to the heart of our class, giving political battle to the trade union bureaucracy and fighting to recover the trade unions. We propose, with new emphasis given the events in Cuba, to organize a Latin American Conference of the currents that claim for the dictatorship of the proletariat, to debate the policy, tactics and program to intervene in the situation with that objective. As a step towards a world conference that allows revolutionaries to face the task of the moment: to begin to settle the crisis of leadership of our class, the only revolutionary class, the working class.

El pasado viernes fue asesinado el joven mapuche militante de la CAM, Pablo Marchant, en momentos que se encontraba en acciones de sabotaje contra la Forestal Mininco, de CMPC.

En una confusa situación la fiscalía en un primer momento señaló que el cadáver era de Ernesto Llaitul, hijo del líder de la CAM, para después ser desmentido por el propio Llaitul. El joven habría muerto de disparos a corta distancia en el rostro y en la cabeza, efectuados por la policía. En el lugar también fue herido, encontrándose grave el trabajador Ceferino González.

La asociaciones empresariales y representantes de la derecha de la zona salieron a aplaudir el accionar de carabineros, así como a pedir mayor intensificación de la represión en la “macro zona”. En el mismo sentido se manifestó el alcalde de Carahue luego de su reunión con el encargado del gobierno.

Lo que ya es una política del Estado ahí, con militarización, aparataje de inteligencia y dotación policial, para resguardar la propiedad privada, quieren llevarlo a otro nivel.

Por su parte la Convención Constitucional se ha limitado a la impotencia de las declaraciones. No fue hace mucho que mediante un comunicado pidió por el “indulto de los presos políticos y la desmilitarización del wallmapu”. Ya en la CC se empieza a dar el juego de los bloques políticos donde los grupos empiezan a darle la impronta de institución ordenada del Estado burgués, lo que quedó graficado con las solicitudes de las mismas condiciones de funcionamiento de "sus pares" del congreso. Que militantes y organizaciones de la izquierda revolucionaria llamen a confiar, fortalecer y/o presionar a este organismo ad hoc del Estado, diluye la luchas como las de la libertad de los presos por luchar y la desmilitarización de la Araucanía.

Los sindicatos de trabajadores de las forestales deben establecer compromisos mutuos respecto a las comunidades mapuches para enfrentar a la patronales forestales. Deben pelar por la desmilitarización de la zona, exigir el retiro de las fuerzas policiales de los predios laborales, e impulsar la expulsión de las fuerzas represivas del Estado.

Debe quedar claro en la vanguardia que el enemigo es la burguesía y su Estado, y que es la clase obrera la que puede llevar a cabo esta tarea, impulsando el control obrero de la producción de las forestales, liderando la revolución agraria