TRCI-web

TRCI-web

Domingo, 19 Dezembro 2021 13:21

Muere Lucía Hiriart en completa impunidad

No olvidamos, no perdonamos, no nos reconciliamos

“Murió la vieja”, Lucía Hiriart, se festinaba el pasado 16 de diciembre en redes sociales y en la plaza dignidad, ante el fallecimiento de uno de los estandartes del pinochetismo. Fue de muerte natural y en la más completa impunidad. La “dictadora” hizo alarde reiterada y socarronamente de los asesinatos, las mutilaciones, las torturas, que despiadadamente descargaba la burguesía para asentar un proceso contrarrevolucionario de forma sangrienta sobre toda una generación de opositores y revolucionarios. Fue eje central del núcleo más íntimo de esa “familia militar” que en sus salones de té endulzados de masas finas, reafirmaban y celebraban la última redada o masacre –como si se pudiera conjurar por exterminio la fuerza de la historia- para eliminar “el cáncer marxista” y toda posibilidad del advenimiento del comunismo. Al mismo tiempo que defendió acérrimamente a la “creme de la creme” de los principales genocidas, como el “Mamo Contreras”, se paseó de forma honorífica por los salones de la Casa Blanca, en el corazón mismo donde se urdió el golpe de Estado y la extensión del proceso contrarrevolucionario por todo el subcontinente (Plan Condor). Siempre ligada al aparato central de la Iglesia Católica difundió la superioridad moral de la clase dominante y de los psicópatas descompuestos que le prestaban fiel servicio. Tanto el dictador como la dictadora murieron sin que la justicia les alcanzara. Por el contrario la justicia burguesa los aupó y defendió tanto en sus responsabilidades ante el genocidio como en sus actividades de corrupción propias del capitalismo que recompensa a los fieles que le sirven para mantener su dominación. Esa fue la legítima herencia de la transición a la democracia, una garantía de impunidad, un puñado de genocidas disfrutando de un retiro vip en Punta Peuco, y una lápida de silencio para dar continuidad a la dictadura del capital de cobertura acaramelada.

El justo júbilo que despertó su fallecimiento en sectores del pueblo y la juventud  expresada  en manifestaciones en plaza dignidad, coincidió con los cierres de las campañas de los candidatos a verdugos del pueblo. El candidato preferido por la burguesía optó por una posición pragmática al no salir a declarar su devoción abierta hacia la mujer del genocida, para no ver disminuida sus posibilidades en estas elecciones. Kast sabe que dejó de ser sólo una opción del pinochetismo más rancio, sino que debe aggiornar sus posiciones a las de la burguesía  en torno a no crispar el ambiente con algo que cala profundo en las masas

De parte del candidato del Acuerdo del 15N, Gabriel Boric y su comando, las declaraciones fueron a la mesura intentando conminar las manifestaciones que puedan verse como radicalizada. Esto devela el carácter que tendrá un posible gobierno de candidato del árbol, un gobierno de contención de las masas, de apuntalar a las mediciones como la burocracia sindical, etc, es decir, un gobierno de la concertación 3.0., está vez eso sí, con la experiencia de las masas con el levantamiento de octubre y la de una democracia burguesa ampliada con la Convención Constitucional, la que no tiene ni plan ni mandato de tocar un ápice de los privilegios y estructura de esa "familia" militar (justicia militar incluida), esencia del carácter de clase del aparato de Estado.

Para los revolucionarios, que compartimos la alegría del pueblo trabajador por la muerte de una contrarrevolucionaria pero también la rabia de su muerte en total impunidad, llamamos a organizarnos como clase obrera y juventud para enfrentar las distintas fracciones burguesas que buscarán una y otra vez la “reconciliación nacional” mediante la conciliación de clases. La lucha por justicia y castigo efectivo para los asesinos, torturadores y represores de ayer y de hoy debe ser una bandera permanente de lucha. La venganza histórica de nuestra clase es nuestra gran tarea pendiente.

Quinta, 16 Dezembro 2021 06:51

Un árbol que no deja ver el bosque

Se acerca la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y los dos postulantes al “comité administrativo de los negocios de toda la clase burguesa” les cuesta diferenciarse en lo fundamental.
El utrarreaccionario Kast ha matizado varias de sus posturas extremas como la eliminación del ministerio de la mujer, la privatización de Codelco o la ruptura con la ONU. El frenteamplista Boric ha prometido no indultar a los presos por luchar, respaldar y reforzar a carabineros (para reprimir las manifestaciones de los viernes en Plaza Dignidad entre otras perlas), “sentarse a conversar” con las AFP’s, y un sinnúmero de gradualidades para diluir sus propuestas de campaña. Todas las promesas reformistas del candidato que apareció flanqueado por la presidenta de la CUT se diluyen a medida que se acerca ...la Concertación. Estas propuestas reformistas dirigidas hacia la clase trabajadora tales como “negociación ramal”, participación obrera en los directorios de las empresas, reducción de la jornada laboral a 40 horas, etc, han salido ahora del tintero con el mote de “revisaremos” esto, “avanzaremos” en aquello. En materias de educación, salud y gasto público en general, se compromete a disciplinarse al ajuste fiscal presupuestado para este año. Ambos candidatos prometen continuidad a la obra del gobierno de Piñera en materia de Pandemia, es decir, utilizar el aparato burocrático militar del Estado para imponer cuarentenas y estrujar la fuerza de trabajo del sector sanitario hasta el máximo de sus posibilidades. Promesas reiteradas en todas las campañas como eliminar las listas de espera, inaugurar hospitales o mejorar la integración del sistema de salud, por supuesto que deberán ocuparse en ir a aumentar las arcas de clínicas y laboratorios traspasando fondos y pacientes como lo viene haciendo el actual gobierno.

Detrás de cada candidatura hay un sinnúmero de arribistas de profesión que se transfugan apostando al ganador para luego repartirse el botín de cargos y prebendas estatales. Esto es parte de la operación política de los personeros de la concertación que llenaron de contenido aceptable para la burguesía y el capital financiero al candidato del árbol, convirtiendo su eventual gobierno en uno de la “Nueva Mayoría” 2.0, una continuidad de los “30 años” de democracia para ricos.

Es verdad que el candidato Kast mantiene sus postulados de orden y represión que no difieren de lo ejecutado por el actual gobierno mas que por su carácter explícito, prometiendo en caso de reiteración una represión más cruenta a la ejercida post 18-O, legalizar las detenciones y apremios que realizan las fuerzas lúmpenes organizadas por el Estado, disponer efectivamente de mayores atribuciones para los estados de excepción, etc. Sin embargo se ha desdibujado la épica campaña contra “el fascismo” a la que nos han convocado. Ya hemos escrito sobre el carácter del fascismo como una tendencia eminentemente pequeñoburguesa representante del capital monopolista en los países imperialistas ante la amenaza de la revolución obrera y socialista. Abstrayéndonos de sus caracteres fundamentales, también habría que considerar el accionar de bandas armadas que se dirigen a liquidar físicamente a los trabajadores y sus organizaciones. De existir tales agrupamientos sería irrisorio plantear que se los derrota mediante una papeleta electoral o, en el mismo sentido, que utilizando ésta se logrará conjurar su aparición. Difícil de catalogar de fascismo a algunos puñados de “despojos humanos” que detrás de un computador se dedican a esparcir su descomposición en redes sociales. Lo que existe es el pinochetismo en sus diversas tendencias, como una expresión genuina de la continuidad de la dictadura del capital bajo su máscara democrática. La dictadura de Pinochet fue la respuesta sanguinaria para imponer un proceso contrarrevolucionario que, con el auspicio del imperialismo norteamericano, se abocó a liquidar a toda una generación de activistas y militantes revolucionarios. La democracia de los 30 años ha continuado esa tarea a baja intensidad, aunque no por ello menos persistentemente. Lo que muchas tendencias rehúsan asimilar que si bien democracia y dictadura expresan –sociológicamente hablando- distintas formas de régimen, y son resultante de las relaciones de fuerzas y la lucha de clases, es que en los países semicoloniales son expresión del bonapartismo sui géneris, ese poder estatal de índole particular que se eleva por sobre las clases fundamentales, ante un poderoso proletariado y una débil burguesía autóctona subsidiaria del capital financiero, ora para garantizar el dominio imperialista apoyados con la fuerzas represivas, ora estableciendo algunas concesiones a las masas para regatear algunas migajas en beneficio de la sub-burguesía. Una u otra variante impondrán a la clase obrera tácticas distintas de intervención, pero no conllevarán en ninguno de los casos a arrastrar a la clase trabajadora detrás de alguna de las fracciones burguesas en disputa.

Es importante considerar la existencia de la convención constitucional (CC) como un ensayo de la democracia burguesa ampliada, un intento de la burguesía para desviar el proceso que abrió el 18 de Octubre del 2019 y, al mismo tiempo, intentar "modernizar" el aparato de Estado. Es posible que el alcance de las reformas estén aún comprometidas en función de los resultados presidenciales. Sin embargo, esto será sólo una diferencia de grado. La CC convertida en una suerte de congreso ad hoc será parte de la experiencia de las masas con la democracia burguesa. Es preciso tener en cuenta que el nacimiento de esta CC fue una transacción de “paz y orden público” por nueva constitución. Eso significó el acuerdo del 15N, que catapultó al podio de “estadista” de la burguesía al candidato estudiantil, cuya coalición se dedicó a consensuar leyes represivas como la de antibarricadas. Y este acuerdo fundamental fue para conjurar la tendencia a la huelga general que expresaran la clase trabajadora y las masas el 12N cuya continuidad podía plantear el derrocamiento efectivo del gobierno de Piñera. La represión estatal continuó sistemáticamente luego de la semiinsurrección espontánea del 18-O y del mismo 15N, y tuvo su continuidad directa coartando y reprimiendo los procesos de lucha y organización con el accionar reaccionario del aparato de Estado ante la pandemia. Accionar represivo que fue exigido y festinado por muchas organizaciones políticas, sindicales y sociales, que exigían cuarentenas estatales como solución a un mal del propio capitalismo. No se puede “disputar la orientación” de un aparato de Estado cuyo carácter de clase es capitalista. Los trabajadores no pueden apropiarse del aparato estatal y ponerlo a trabajar para sus propios fines, es preciso destruir dicho aparato imponiendo la dictadura de la clase revolucionaria sobre la burguesía.
Pero al mismo tiempo que actuó esta labor represiva, la clase dominante utilizó el mecanismo de las elecciones generales como forma de atenuar, diluir y desviar los procesos de masas. Se sucedieron elección tras elección buscando imponer la masividad pasiva de mayorías nacionales para diluir, al tiempo que estatizar, los movimiento sociales de carácter heterogéneo, sin que pueda haberse desarrollado el movimiento obrero fortaleciendo su organización atacando al poder burgués donde reside que es en la producción.

Sin embargo este escenario que en apariencia es reacción en toda línea, podemos parafrasear a Trotsky cuando planteaba para otra situación: Bajo la envoltura de la reacción oficial están ocurriendo profundos procesos entre las masas, que acumulan experiencia y se hacen receptivas a nuevas perspectivas políticas.” Y si bien las luchas de masas, de los trabajadores y la juventud, pueden haber retrocedido coyunturalmente por luchas no dadas, consideramos que no han sido derrotadas y apostaremos a que sus sectores avanzados saquen las lecciones adecuadas de la situación y preparen el porvenir.

Un gran frente único por… Boric

Sin extendernos en este punto, vamos a constatar que existe un gran frente único que impulsa la candidatura de Boric que va desde Ricardo Lagos pasando por la burocracia sindical, “el joven rebelde” Chanfreu hasta la mayoría de la izquierda trotskista.

En el caso de la izquierda revolucionaria encontraremos campañas por omisión de “vota contra Kast” hasta la expresión que posicionarse por Boric es luchar por la independencia política de case. La repetición abstracta de fórmulas como la del frente único, se encuentran vaciadas de contenido, al plantearse como objetivo un fracasado destino electoral o un frente único contra el fascismo. Ignorando que si bien las coaliciones y opciones electorales burguesas influencian al movimiento obrero, distinto es traspasar fórmulas políticas que iban dirigidas hacia partidos que organizaban a millones de trabajadores tanto en sus orgánicas como en poderosos sindicatos, clubes, mutuales, etc. El objetivo de ganar a la clase obrera para la revolución, de poner en pie y regenerar su dirección revolucionaria era la base que guiaba esta orientación. Hoy ponerse tras de Boric no significa otra cosa que apoyar al orgulloso candidato del Acuerdo del 15N que tanto dicen repeler.

El desarrollo de un programa revolucionario que lucha por la independencia de clase debe hacerse carne en la clase trabajadora que es la que tiene que llevarlo a cabo. No se trata de imponer ultimatismos a los trabajadores y los sectores en lucha que optan por una candidatura, sin embargo, el puente de diálogo que pueda expresar “una adaptación pedagógica a las capas más atrasadas del proletariado no debe transformarse en una adaptación política”. Adaptación política que se expresa en la deformación estatista del programa de transición.

El frente único es necesario para militar de cara a la clase obrera, para recuperar sus sindicatos unificarlos y discutir sus tareas, levantando oposiciones sindicales revolucionarias, impulsando sus luchas, reagrupamientos y planteando un programa que apunte a que la clase obrera avance en conciencia y organización para dar una salida a la crisis.

Preparemos la salida organizando nuestras fuerzas

Las elecciones presidenciales y parlamentarias del pasado 21 de Noviembre trajo como sorpresa, para algunos, una importante votación del candidato más reaccionario de la derecha, el pinochetista Kast, que incluso obtuvo mayorías importantes en el norte, en las zonas rurales y en regiones del sur como en la militarizada Araucanía que llegó al 42 % de la votación. Además de absorber el voto de la "centroderecha" del rechazo, ante la insignificancia del candidato Sichel como continuador de Piñera, capitalizó la campaña de crear un clima reaccionario, asesinatos y represión mediante, generada desde la Moneda.

La participación de las masas, apenas superando la mitad del padrón electoral, no dejó de ser contundente en relación a otros eventos de la "fiesta de la democracia".

Por su parte la segunda "mayoría", el candidato Boric, no despertó la ilusiones y esperanzas que su bloque reformista esperaba más allá del aumento de escaños de uno u otro partido del Apruebo Dignidad. La aparecida figura de Boric sólo es admisible para la democracia para ricos por su advenimiento a salvar al gobierno de Piñera en medio de la huelga general de noviembre, mediante el "Acuerdo por la paz y el orden público" y dar su apoyo a las leyes represivas, es decir, desvío constituyente y represión a los que luchan.

Boric ya comenzó nuevamente a hacer obedientemente su tarea de prometer agendas de seguridad (de la mano de personeros tránsfugas de montajes judiciales como la famosa operación huracán), a tirarse en contra del indulto a los presos, y a moderar todo su aparente programa de reformas estatistas, que chocará de lleno con el congreso electo.

Las direcciones de organizaciones obreras como la FTC de Codelco, los sindicatos portuarios de San Antonio, el colegio de profesores, Fenats, la CUT, etc, llaman a votar a Boric o a emitir un voto "anti Kast" en el mejor de los casos. Es real que el programa de Kast (hoy el favorito de los patrones) impulsará una agenda de avance sobre conquistas y derechos de la clase trabajadora; sin embargo, la "agenda" de Boric, que estará pauteada desde el día 1 por las infinitas "necesidades" de las 7 familias que dominan Chile, regentando los intereses imperialistas y su porción de la torta de expropiación de la riqueza producida por los trabajadores. Boric como ya lo viene evidenciando, en cada giro, irá recortando su "programa social" favoreciendo a los empresarios, impulsando la lógica de lo posible, para descargar los problemas como los de la deuda y la crisis generada por la burguesía sobre las espaldas de los trabajadores.

La desesperación de estas direcciones sindicales que mantienen ante potenciales ataques sobre el Cobre, la salud, la educación o las organizaciones obreras, los lleva a llamar a los trabajadores a confiar en las instituciones de la democracia patronal antes que en las potencialidades de que la clase obrera intervenga de forma independiente y con medidas de lucha para imponer nuestras demandas y reivindicaciones. Así hemos visto desde el gobierno de la Nueva Mayoría (Concerta-PC) al mismo gobierno de Piñera un sistemático ataque con despidos masivos a subcontratados y quite de conquistas a los trabajadores mineros, sin que haya sido sustantiva y sistemática, la resistencia, lucha y organización contra estos ataques. Del mismo modo, las listas de espera, la precariedad del sistema de salud, pre y postpandemia, los contratos a honorarios, las jornadas extenuantes, falta de insumos, miles de muertes evitables etc, etc, ha sido la tónica de todos los gobiernos y será también la tónica de Boric o de Kast.

Las direcciones de salud se acoplaron a la intervención reaccionaria del Estado con las cuarentenas represivas, no preventivas no protectoras, llamando a no luchar, a no movilizar sino hasta muy avanzada la pandemia y el desgaste extremo de los trabajadores de la primera línea de salud. También el colegio de profesores, antes de retomar las acciones como las del 2019 que llegaron a doblarle la mano a la displicente ministra Cubillos, siguió la línea de bregar por hacer exigencias al Senado para que cumpla sus promesas, mientras los problemas de presencialidad, virtualidad, infraestructura educativa, etc, seguirán profundizándose, y la burocracia no fue capaz de llamar a un plenario nacional siquiera para enfrentar este ataque.

El avance de la burguesía en la pandemia sobre los trabajadores ha sido feroz, lo que se expresa en la prácticamente duplicación de las ganancias capitalistas y de un salto en la pauperización de las masas sólo amortiguado por los subsidios estatales, por los que también planean pasarnos la boleta con ajustes fiscales, inflación y disminuciones salariales.

Como expresamos en el balance del pasado aniversario del 18 de Octubre, el mismo fue una reiteración de masividad, descontento y disposición a lucha de cientos de miles en todo el país. Sin embargo, al no haber avanzado nuestra clase en conciencia y organización, salvo algunas importantes luchas obreras y experiencias que son patrimonio de los luchadores activistas de la clase obrera, permitió a la burguesía retomar la iniciativa. Ejemplo de esto fue la puesta en pie de un congreso adhoc como la CC, que pretende ajustar las reformas en la medida de lo posible para corregir y asegurar la dominación del capital imperialista, declamando "derechos" que no traspasará la estructura del Estado (no osarán meterse con el ejército y su "justicia militar" por ejemplo, o declamando el derecho al agua, no expropiarán su anárquico usufructo capitalista, etc, etc). Del mismo modo, la coerción estatal de la pandemia, así como la cooptación de un reformismo estatista, son algunos condimentos de la reacción en toda línea de la burguesía para reestablecer su dominación, en el marco de un proceso de descomposición del capitalismo.

Una mención aparte merece el triunfo al Senado de Fabiola Campillay, obrera y luchadora, una de los cientos de mutilados oculares de la represión estatal piñerista. Un importante mensaje de la necesidad de luchar por la justicia y contra la impunidad, confrontando a todo el sistema represivo, judicial y carcelario. El masivo apoyo a una candidatura por fuera de las espuelas alianzas burguesas, es significativo. Hoy ingresará a una de las instituciones más reaccionarias de la democracia semicolonial, habrá que luchar contra las presiones que reciba de parte del poder burgués y que su victoria electoral sirva como una tribuna para potenciar la lucha por el castigo efectivo a los represores de ayer y de hoy.

 

Diversas expresiones de la izquierda revolucionaria llaman hoy a votar por Boric, abierta o solapadamente. Expresan que está lucha es la lucha contra el fascismo. Difícil es saber que el fascismo, una corriente pequeñoburguesa portadora de los intereses del capital monopolista en los países imperialistas que se dio en el período de entreguerras, para conjurar el avance la de revolución obrera, pueda hoy tener expresión en un país semicolonial.

Hablan que esa es la expresión de la independencia de clases. Claro, solo ver el programa de Boric y su actual oscilación a derecha, bastaría para saber que no es una alternativa de clase como pretenden mostrar.

Su problema reside en creer que la independencia de clase es un estado pasivo, en pensar que la declamación programática basta para delimitarse de una variante pequeñoburguesa al servicio del capital. Parten de una visión de régimen político, donde una dirección revolucionaria puede ser una expresión más en la superestructura. Se asientan en una lógica de poder formal, sin atenerse a ver que el poder de la burguesía reside en la producción. Por ello no definen lo sucedido el 18-O como una semi-insurrección, sino como una revuelta o revolución, sin proyectar militar por organizar a la clase obrera y forjar su dirección internacional en los avatares de la lucha de clases.

La lucha por la independencia de clase significa batallar incansablemente en las filas de la clase trabajadora para preparar a su elementos más avanzados para enfrentar los ataques patronales y desarrollar un programa que entre otras cosas contenga el desarrollo del control obrero, del cobre, de la salud, de la educación, etc, los obreros tenemos que controlarlo todo, prepararnos para enfrentar al aparato burocrático militar de la democracia para ricos, y en unidad con la clase obrera del continente tomar el poder para instalar un gobierno obrero en el camino de una Federación de Repúblicas Socialistas de América.

Nuestro llamado a voto nulo o blanco en las elecciones de segunda vuelta, es una opción de llamar a los trabajadores a rechazar a los candidatos y sus programas de distintas fracciones burguesas, y prepararnos para las grandes tareas de lucha y organización que tenemos por delante.

Terça, 16 Novembro 2021 21:09

ANTE LAS ELECCIONES

Nos encontramos ad portas de una nueva elección, esta vez de presidenciales y parlamentarias. El centro de esta democracia para ricos coloca a los trabajadores y al pueblo en la disyuntiva de elegir quién será su próximo verdugo, el que aplique los planes que la patronal y el imperialismo tienen en carpeta.

Como en toda elección de cargos a las instituciones del aparato estatal burgués es una coyuntura favorable para los empresarios. El actual escenario donde el candidato (Sichel), designado por el gobierno y las cámaras empresariales, se proyecta con pocas posibilidades de ganar esta elección, les provoca incertidumbre en cuanto a la relación a establecer con la clase obrera (con más mediaciones o no) a la hora de desplegar su orientación para descargar la crisis (de la deuda, la inflación, la cesantía, etc) sobre las espaldas de la población trabajadora.

Junto a esto su necesidad política de fortalecimiento del aparato represivo, que ha dado una gran muestra de unidad en la acción y en la omisión ante la militarización de la Araucanía de parte de todos los candidatos, de Kast a Boric. Y esta política es fundamental para el próximo periodo ya que se trata de fortalecer al estado para confrontar con los procesos de lucha de clases que se vienen desarrollando. Ya el candidato de Apruebo Dignidad pagó su derecho a estar en la papeleta presidencial salvando a Piñera de su derrocamiento por medio de la huelga general, mediante el “Acuerdo por la paz y el orden público” y el respaldo de las leyes represivas en medio de las movilizaciones de masas.

Lo claro es que la burguesía requiere un candidato que les garantice el ajuste y ataques a la clase obrera sin la necesidad de procurar (por ahora) una derrota física a ésta. Por ello es difícil que después del 18-O la burguesía apueste sus fichas a un candidato como Kast, toda vez que la política dictada desde el amo yanqui de intervenciones militares para el control interno ha provocado la respuesta de las masas desarrollando procesos álgidos de lucha de clases en el patio trasero del imperialismo.

Respecto al candidato de la pequeñaburguesía, en el coalición electoral Apruebo Dignidad, donde conviven una serie de partidos y grupos políticos con concepciones estatistas, identitarias , etc, expresa en su programa, lo dicho por el candidato Boric, traer estabilidad con cambios, de manera gradual, en definitiva garantizar el orden burgués con reformas al estado. Ante la presión empresarial dio marcha atrás con la política de conciliación de clases de intentar meter representantes obreros en los directorios de las empresas, reculó “con gradualidad” sobre la disminución de la jornada laboral, etc, etc, y apuesta a coronar lo iniciado con el Acuerdo del 15N, dando por cerrado el proceso abierto del 18-O junto a la C.C.

Un importante sector lo vota por el temor de que salga elegido el candidato “fascista Kast”. Si bien este candidato es un sujeto ultra reaccionario amigo de contrarrevolucionarios del estirpe del genocida Krassnoff (condenado a más de 840 años de cárcel), debemos dejar en claro que estructuralmente el fascismo (como una variante del bonapartismo en los países imperialistas, fue una corriente burguesa del capital monopolista para extender sus dominio coloniales y conjurar la extensión de revoluciones obreras) no se puede desarrollar en los países semicoloniales. El fortalecimiento de esta candidatura, sí puede considerarse como la reserva de un bonapartismo sui generis apoyado más decididamente en el aparato represivo para sostener la dominación imperialista. Toda la cantata “antifascista” que engrupe hasta sectores de la izquierda revolucionaria, no significa más que un embellecimiento de la democracia de los ricos, para cerrar filas con otras fracciones burguesas y del arribismo pequeñoburgués.

Mientras el candidato estalinista Artés lleva a cabo el reaccionario programa del socialismo en un solo país de la burocracia soviética, pero ahora a un estado burgués con la idea de “reindustrialización”, que impulsará la “independencia nacional” de la mano de las “pequeñas y medianas empresas” mediante planes “quinquenales”, representándose como virtud todas las deformaciones del Estado, entre ellas el culto al burócrata y al absolutismo burocrático.

Lamentablemente sectores del trotskismo como el POR han llamado a votar por este candidato, adaptándose a los programas nacionales de los grupos populistas y reformistas, y olvidando que con el estalinismo ríos de sangre obrera nos separan. En la adaptación a la democracia burguesa caen los grupos centristas agrupados en el frente de unidad por la clase trabajadora, cuyo principal partido es el PTR, quien continúa desarrollando su línea de adaptación a los slogans surgidos de la pequeña burguesía y de la opinión pública. En ese sentido va su derrotero, de la vieja consigna militante de “trabajadores al poder” se reconvierte en su adaptación a la “lucha contra la derecha” en la consigna de “trabajadores al congreso”, con la idea de que en ese reducto burgués se pueden votar leyes a favor de los trabajadores. De mismo modo han dejado la posibilidad abierta de votar en segunda vuelta por algún candidato contra el “fascismo”(?!!).

Es por esto que en este escenario burgués como son las elecciones, denunciamos el carácter patronal de las mimas y llamamos a votar nulo o en blanco tanto en primera como en segunda vuelta.

Los trabajadores debemos prepararnos para enfrentar el ataque que preparan las patronales, el que aplicarán con mayor o menor dificultar con cualquier presidente y coalición parlamentaria resultante de estas elecciones. El ensayo de reforma constitucional, pretende llevar las demandas sociales al seno del Estado burgués, buscando su estatización, su absorción, su liquidación, para que no sean los trabajadores organizados los que impongamos una salida independiente confrontando con el aparato reaccionario de las patronales y su gobierno, con los métodos de la lucha de clases, y con un programa obrero en la lucha por la conquista del poder.

Quinta, 04 Novembro 2021 07:07

Asesinados por el Estado

En el transcurso de la jornada de ayer, comunidades mapuches protestaban en Cañete contra el despliegue de militares y blindados en la región de la Araucanía. Carabineros desplegaron una cruenta represión la que fue respaldada por infantes de marina, que desde sus vehículos desataron ráfagas de munición militar contra manifestantes y transeúntes, mujeres y niños, asesinando a Jordan Lempi (23 años) y a Ivan Porma (44 años)*. Del mismo modo en la ruta hacia Tirúa, que estaba bloqueada por los propios militares, dejando pasar vehículos se pusieron a disparar contra los mismos a medida que estos circulaban, dejando a varios heridos de bala, incluida una menor de 9 años, según algunos testimonios.
Esta es la consecuencia directa del Estado de Excepción montado en la zona por el gobierno con el fin de intentar azuzar a los elementos más reaccionarios de la pequeñoburguesía en medio de las campañas electorales presidenciales. La intensificación de la militarización de la zona ha motivado distintas acciones de resistencia ante la ocupación y despliegue represivo, al tiempo que se suceden puestas en escena de grupos armados por terratenientes y empresarios forestales para inducir a confusión y aplicar el terrorismo estatal. Esto a pocos días de la conmemoración del segundo año del levantamiento semiinsurreccional del 18 de Octubre el que fue recordado reiterando masivas movilizaciones y saqueos a supermercados, lo que llevó a todos los candidatos presidenciales a condenar la "violencia"... de los explotados.
Iniciada su labor de redacción constitucional el mismo 18 de Octubre, con pomposos discursos de un "nuevo Chile" por un "pacto social", la CC tuvo que salir obligada y momentáneamente de su burbuja, de convencionales danzando y cantando con guitarra en mano, espoleada por la ineludible lucha de clases que ni la constitución de Pinochet, aunque lo quiso, pudo conjurar. Así los convencionales mapuches salieron a repudiar los asesinatos sin que la militarización y el estado de excepción en la zona les haya perturbado el sueño en la víspera. Esta falta de pronunciamiento no es casual, se trata de los límites de la reforma estatal que empuja empeñosamente la pequeñoburguesía, que no tocará un ápice de la estructura del Estado burgués semicolonial, el que recostado sobre el imperialismo ha pertrechado con equipamiento y armamento del más avanzado a sus fuerzas represivas para someter a los trabajadores y el pueblo.
Los trabajadores y la juventud debemos enfrentar con masivas movilizaciones y acciones de resistencia el accionar represivo del Estado. Al mismo tiempo debemos batallar por recuperar los sindicatos para la lucha contra el imperialismo creando los comités de autodefensa necesarios para enfrentar la represión y derrotar el accionar y la trampas de la democracia para ricos.
Es prioritario que impulsemos la organización obrera y de la juventud levantando un Congreso de delegados de la clase trabajadora, donde se discuta un programa y un plan de acción para enfrentar al Estado y dar salida a la crisis capitalista. Es necesario levantar la bandera de la desmilitarización de la Araucanía, arrancar de las cárceles a los presos por luchar, la disolución de las fuerzas represivas y la destrucción del aparato burocrático-militar del Estado burgués en el camino de conquistar un gobierno de trabajadores.

Justicia por Jordan, Justicia por Iván
Abajo la militarización de la Araucanía
Libertad a los presos por luchar
Enfrentemos la represión, levantemos comités de autodefensa
Impulsemos un Congreso de Delegados de base de la clase trabajadora

 

*Luego de publicada la presente nota se informó que afortunadamente no había fallecido Ivan Porma luego de recibir varios proyectiles. Aún su estado de salud es grave, encontrándose internado en el Hospital de Temuco. 10-11-21

Al conmemorarse dos años de la semiinsurrección de fuerzas elementales protagonizada por diferentes estratos de la clase obrera y la juventud, vemos como este proceso álgido de lucha clases, la burguesía no ha logrado derrotar a las masas trabajadoras, pese a haber ocupado el arsenal represivo del Estado sistemáticamente, y puesto en marcha el desvío con la constituyente.
En esta conmemoración del 18O nos encuentra ante la cercanía de las elecciones presidenciales y parlamentarias, donde la burguesía busca a engañar a los trabajadores y el pueblo.
El gobierno trata de “derechizar la situación” imponiendo el estado de emergencia en la Araucanía, orquestado por una puesta en escena de los grupos de empresarios forestales y camioneros, desplegando gran contingente militar y policial. Esto ante la debilidad del gobierno, que simbólicamente firmó el decreto de militarización de la zona mapuche el mismo 12 de Octubre, pocas horas después de asesinar a Denisse Cortés en las cercanías de la plaza dignidad.
Los ataques a la CC por parte de sectores derechistas no provienen del actuar “ soberano”, y menos revolucionario, de esta institución transitoria del estado burgués, sino más bien cumple el rol de colocar límites a cualquier reforma del aparato que sostiene la dominación imperialista, límites a los cuales se adaptan paulatinamente los representantes de la pequeñoburguesía. Su rol de desvío queda muy bien graficado al dar inicio a la redacción de la constitución el mismo 18-O, intentando dar por cerrado un ciclo de luchas. Muy simbólico es que referentes de las comunidades mapuches en la convención, empezando por la propia presidenta, se sienten cómodamente a redactar la carta magna mientras los militares se despliegan por el territorio y las comunidades mapuches
La Convención fue un subproducto de la irrupción violenta de las masas, del 18-O, con la finalidad de evitar una escalada y la inevitable caída del gobierno de Piñera ante la huelga general del 12 noviembre de ese año. Fue la intervención de la clase trabajadora paralizando el aparato productivo en esa huelga general de carácter semiinsurreccional la que puso al gobierno al borde del precipicio. La burguesía y pequeña burguesía desde la UDI al Frente Amplio, con Boric a la cabeza, blindaron al gobierno mediante el llamado “acuerdo por la paz y el orden público”. Mientras se mantenían las manifestaciones con su carácter heterogéneo, y con el visto bueno del gobierno se sucedieron los muertos, los mutilados, y los presos políticos producto del actuar de las policías, la fiscalía y tribunales.
Arribó la pandemia al país y eso le dio una oportunidad al gobierno en extremo debilitado, para poder sacar a las masas de las calles, mediante la intervención del Estado burgués (siempre reaccionario) con toques de queda, despliegue de personal militar y de carabineros. Así, la política para cuidar las ganancias de los empresarios, quienes multiplicaron su fortuna en la pandemia, fue fortificada con suspensiones, pérdida de derechos en los convenios colectivos, mayor carga laboral, reducciones salariales explotando la fuerza de trabajo inmigrante etc. Para contener la explosividad de una potencial crisis social de alza de la desocupación y la pobreza, tuvo que ceder con los retiros de los fondos previsionales, incrementar la deuda con subsidios estatales, etc. Asimismo vimos el desastre sanitario, con miles de muertes, producto del precario sistema de salud semicolonial, desastre que fue atenuado por el valioso trabajo de los trabajadores de la salud que le pusieron el hombro a la situación con extenuantes jornadas laborales.
Pero también pudimos ver interesantes procesos de lucha y de organización obrera para enfrentar los ataques. Distintos sectores obreros salieron a la huelga por mejores condiciones laborales, sectores del proletariado minero, transportes, supermercados, trabajadores bancarios, etc, que pueden expresar moleculares procesos de organización obrera, etc. Los trabajadores de la salud también han salido a luchar contra los despidos del gobierno que dejó en la calle a miles de trabajadores como si la pandemia hubiese terminado, dejando al ya precario sistema de salud que el capitalismo tolera para los explotados en peores condiciones que previo a la pandemia. Por su parte los trabajadores de la educación vienen de realizar un contundente paro y una masiva movilización ante un ataque directo de Piñera quien vetó un proyecto de ley que restringía despidos por evaluación docente, abordaba las deudas previsionales y la “deuda histórica” que se arrastra de la dictadura militar, entre otros beneficios; lo que debe ser un punto de apoyo para retomar la contundente lucha que dieron en el 2019 retomando los plenarios de delegados impulsando un plan de lucha nacional.
También la juventud ha organizado la solidaridad ante la crisis y la pandemia, ha enfrentado la represión del Estado y ha estado en la primera línea de la liberación de los presos político.
El levantamiento del 18 de Octubre de 2019 es parte de los procesos de masas que recorren el continente, como se diera en Ecuador, Colombia o Bolivia, ante la descomposición del capitalismo y la ofensiva reaccionaria de los Estados y el imperialismo.
La entrada en escena de la clase obrera mediante huelgas generales, aunque aún de forma espontánea y heterogénea, coloca la perspectiva de la intervención del proletariado para dar salida a la crisis de un sistema en decadencia.
Es preciso organizar nuestras fuerzas, recuperando los sindicatos en manos de la burocracia, unificándolo, organizando a la juventud como batallón auxiliar de estas luchas.
La experiencia de los trabajadores y el pueblo con una democracia para ricos ampliada puede ser un primer episodio de la intervención consciente de la vanguardia obrera y de la juventud para luchar por colocar a la clase trabajadora en el poder destruyendo el aparato estatal de la burguesía.
La lucha por una dirección revolucionaria internacional, la reconstrucción de la IV, el partido mundial de la revolución social, es una tarea primordial de las actuales y nuevas generaciones.
18/10/21

Segunda, 11 Outubro 2021 22:54

Em breve - Revista Internacional - TRCI # 2

 
Segunda, 11 Outubro 2021 20:58

Justicia para Denisse

El domingo 10 de Octubre, en el marco de la movilización en plaza dignidad contra la militarización en la Araucanía, la libertad de los presos políticos y la exigencia de la salida de Piñera, fue asesinada, en medio de la cruenta represión, Denisse Cortés, activista de la defensoría popular y estudiante de derecho.
Carabineros salió al poco tiempo a decir que su muerte había sido provocada por el lanzamiento de fuegos artificiales de parte de los manifestantes. Sin embargo, según las propias brigadas de emergencia que la atendieron indicaron que el tipo de contusión y esquirlas que tenía, era mas propio de una bomba lacrimógena lanzada a quemarropa sobre el cuello de Denisse. Por otra parte, Carabineros impidió que recibiera la atención médica oportuna en momentos en que se debatía entre la vida y la muerte.
A pocos días de conmemorar dos años de la semiinsurrección del 18 de Octubre, Denisse se suma a las decenas de asesinados por las fuerzas represivas desde entonces a esta parte, como Alex Nuñez, Pablo Marchant, los asesinados encontrados en el incendio de Kayser, Mauricio Fredes y Abel Acuña en plaza dignidad, este último muerto el día del "acuerdo por la paz y el orden público", etc. Una activista más asesinada por la democracia para ricos. A una larga lista hay que contar los cientos de mutilados, con pérdidas oculares, ceguera o con discapacidad motora producto de la represión.
Sintomático es que este asesinato se dio poco tiempo después que Carabineros estrenara "nuevos protocolos" de acción sobre las manifestaciones en un intento de lavarle la cara a esta institución de lúmpenes organizados por el Estado. La convención constitucional, en sus intentos de diseñar una reforma estatal que ponga fin y cierre a un ciclo de luchas abierto el 18-O, también discute la posible "disolución de carabineros". Esta "disolución" no es la de liquidar un aparato represivo al servicio de sostener la dominación capitalista. Le llaman disolución a un posible cambio de nombre, uniforme y organismos de fiscalización "ciudadana". Lejos están de cuestionar la esencia represiva del Estado, como instrumento de la burguesía.
Es necesario redoblar la movilización por conquistar la justicia y el castigo a los responsables, liberar a los presos políticos y enfrentar a la democracia para ricos.
Las organizaciones obreras y de la juventud deben tomar estas banderas de lucha

Segunda, 27 Setembro 2021 22:59

La clase obrera es una y sin fronteras

El gobierno de Piñera comienza una nueva oleada de expulsión de inmigrantes.

El pasado 24 de setiembre carabineros arremetieron contra familias migrantes instaladas en carpas en la plaza Brasil de Iquique, en indignantes condiciones de indigencia, insalubridad y precariedad absoluta. Como es costumbre para este grupo de lúmpenes organizados por el Estado, arremetieron a palos contra hombres, mujeres y niños, dejando lesionados y detenidos. El día posterior una nutrida convocatoria de un par de miles de manifestantes, muñidos con banderas chilenas y cantos “patrióticos”, azuzados por los grupos más reaccionarios, salieron a quemar carpas, enseres y hasta coches de infantes de las familias migrantes. Contradictoriamente una de las manifestantes expresaba que el problema era que “no podemos hacernos cargo de nuestros pobres para que vengan más”.

En su gran mayoría las familias trabajadoras provienen de Venezuela, país del que ha emigrado casi un 20% de su población por las condiciones de subsistencia en que se encuentra.

El mismo gobierno de Piñera fue el que alentó (previo al levantamiento del 18 de Octubre del 2019), de la mano del empresariado, y promocionó a la semicolonia Chile S.A. como el “oasis” latinoamericano al cual llegar. Efectivamente al “país modelo” del patio trasero del imperialismo norteamericano han arribado, en medio de la crisis económica capitalista y la pandemia mundiales, importantes contingentes de trabajadores de distintos países, principalmente de Haití y Venezuela, que ya conforman más del 10% de la clase obrera nacional.

La inmigración ha sido alentada persistentemente desde mediados del 2000 por las 7 familias, enfeudadas al capital financiero internacional y los monopolios imperialista, los dueños de Chile, para disponer tanto de personal calificado como de mano de obra barata dispuesta para todo tipo de atropellos. No es menor que la mayor cantidad de denuncias de abusos laborales en la inspección del trabajo sea de parte de los trabajadores migrantes. Es así que según estudios del 2019 (sin contar los efectos potenciadores de la pandemia) los ingresos de los trabajadores migrantes habían reducido casi un 20% el ingreso salarial por el mismo trabajo, al tiempo que aumentaba considerablemente el índice de desocupados. El “modelo” de país semicolonial es el de profundizar de forma sistemática las divisiones de la clase trabajadora, ya sea mediante la subcontratación, la rotación laboral, la precarización, etc. Esto coronado con una atomización extrema de las organizaciones sindicales capaces de unificar a la clase obrera y empujarla a la lucha.

La descomposición acelerada del capitalismo imperialista, la intervención reaccionaria de los Estado, los reacomodamientos de las burguesías latinoamericanas en medio de la crisis, descargando sus efectos de forma despiadada sobre las masas, el aumento exponencial de la pobreza y la indigencia, las “corrientes” migratorias en distintas partes del mundo (Medio Oriente, CentroAmérica, Asia Central, etc), grafican un decadente cuadro de un sistema que avanza hacia la barbarie.

Las respuestas de la burguesía ante esta situación crítica pasa desde la expulsión, hasta la instalación de campos de refugiados en sus versiones más progres.

El fin de los subsidios estatales, el incremento de la población trabajadora desocupada, el fin de los efectos supérfluos de una recuperación ficticia, pronostican un escenario que puede ser caldo de cultivo para algunas expresiones de xenofobia ante la falta de salida de fondo y el crecimiento de la miseria.

Es preciso que la clase trabajadora intervenga unificando sus filas, unificando a sus destacamentos nacionales e inmigrantes. Los trabajadores no tenemos patria, somos parte de una clase poderosa, de una clase que es por escencia internacional. La lucha contra el imperialismo y las sub-burguesías latinoamericanas (sea Chilena, Venezolana, Argentina, etc) está a la orden del día.

Que las organizaciones obreras se dispongan a luchar por incorporar al aparato productivo a todos los trabajadores desocupados, chilenos o inmigrantes, así como a levantar acciones de solidaridad activa para con las luchas de los trabajadores en los distintos países contra el imperialismo y sus democracias para ricos.

Para ello es necesario también preparar la dirección política internacional de los trabajadores que se ponga como norte la conquista del poder de la clase obrera, destruyendo los aparatos burocráticos estatales de la burguesía. Un partido mundial de la revolución socialista, la IV internacional.

Paso a las luchas de la clase trabajadora y la unidad de sus filas.

Por una Federación de Estados Obreros Socialistas de Latinoamérica

Trabajadores del mundo Uníos

Se cumplen 48 años del sangriento golpe contrarrevolucionario, planificado y orquestado desde el corazón mismo del imperialismo norteamericano, que se dio a la tarea de eliminar a una generación de luchadores, activistas y militantes revolucionarios, aniquilando a su paso todo vestigio de organización obrera.

Este proceso contrarrevolucionario fue acompañado del “plan Cóndor”, una confabulación de las burguesías latinoamericanas que, apoyados en las fuerzas armadas y la asistencia técnica y financiera del imperialismo, vieron en los procesos de lucha y organización de la clase trabajadora y la juventud un peligroso fermento revolucionario que hacia remecer la dominación del capitalismo imperialista.

Las burguesías locales tuvieron una activa participación, como la familia Matte de CMPC, aportando con vehículos, armas y predios para la tortura, asesinato y desaparición de activistas y dirigentes sindicales de sus plantas y de la zona (como lo atestigua la Masacre de la Laja de 1973). El aparato represivo, político y judicial, tapó los muertos y desaparecidos en la impunidad.

La vuelta a la “democracia” no significó otra cosa que la continuidad de la dictadura del capital bajo formas amañadas, maquilladas, edulcoradas del aparato burocrático militar que resguarda la propiedad privada de los medios de producción, la penetración del capital financiero en todos los órdenes de la vida social y económica, así como el control de los recursos naturales y productivos.

Luego de 30 años de democracia burguesa y con varias batallas obreras y estudiantiles mediante, vivimos la semiinsurrección espontánea del 18 de Octubre del 2019. Un levantamiento de las fuerzas elementales de la sociedad, que se enfrentan directamente contra todas las instituciones de la democracia para ricos. Y este proceso tiene un punto culmine el 12 de Noviembre, donde de forma espontánea, dado su bajo nivel de conciencia y organización, interviene la clase trabajadora con una paralización caótica y a la vez contundente, que coloca al gobierno de Piñera al borde de su derrocamiento. Presurosas todas las fuerzas de la democracia para ricos, desde la UDI hasta el FA salen a salvar al gobierno y el ejercicio de la dictadura del capital, con el infame “acuerdo por la paz”. En definitiva es su pasaporte de existencia, el sostenimiento de una farsa de charlatanería y represión.

Así llega un verdadero vendaval de elecciones, debidamente regimentadas, para tratar de “regenerar” lo que le llaman un “pacto social”. Esto no sería otra cosa que el intento de consolidación permanente de la conciliación de clases, de la conciliación entre explotados y explotadores en la sociedad capitalista, dándole espacio en la superestructura política a nuevos personeros provenientes de las capas intermedias de la pequeñoburguesía. Ante la evidente brutalidad de un sistema de explotación en descomposición, la burguesía sabe que no puede dominar de forma directa y debe recurrir a estos sectores para consolidar las formas “bonapartistas” de gobierno. Una característica estructural de los países semicoloniales subyugados al imperialismo, ora apoyados en el aparato militar para ejercer su dominio de forma despótica, ora apoyada en sectores de masas para tratar de regatear migajas con el amo imperialista.

La Convención Constitucional (CC) se forjó en los programas levantados por las generaciones previas, centralmente estudiantiles, que apuntaron a la constitución del 80 el súmmum de todos los problemas. Enarbolaron la bandera de reformas democráticas dejando de lado que dicha constitución no fue más que la escrituración de una relación de fuerzas impuesta nada más y nada menos que por un golpe contrarrevolucionario, por la derrota de la clase obrera  y la masacre de toda una generación militante.

Por medio de sus conflictos internos la CC avanza paso a paso en la consolidación del mismo aparato de Estado que pretende reformar. Se disciplina a las normas establecidas por el “acuerdo 15N”, se estructura como un congreso paralelo (con cargos, asesores, viáticos, etc), recurre al policías, tiras y fiscales (el aparato de Estado) para liquidar a díscolos, aupa en su seno a militantes pinochetistas y genocidas como Arancibia, en un elegante gesto de convivencia democrática.

La existencia de la CC no sólo constituye un desvío de las perspectivas abiertas el 18-O sino que, es verdad, una importante experiencia de amplios sectores de masas con una democracia burguesa “ampliada”. En la época de crisis, guerras y revoluciones, en la fase imperialista donde el capitalismo avanza a su descomposición, no hay cabida para el surgimiento de nuevos Estados, ni para la regeneración de los mismos. La revolución rusa (posteriormente traicionada, deformada y degenerada por la burocracia estalinista) inició la era de la revolución proletaria. Existen y pueden existir etapas en todos los procesos de masas, pero no hay etapas intermedias necesarias a las que recurrir para evadir las tareas revolucionarias de nuestra época.

La intervención de los Estados en la pandemia, junto a la crisis económica, constituyó un ensayo general reaccionario donde la clase dominante “corrió el cerco”, aumentando considerablemente  sus ganancias, intensificando los ritmos de trabajo, los niveles de precarización, desocupación, pobreza, etc. Descargó con creces los efectos de la descomposición del capitalismo.

Es tarea de una nueva generación retomar las banderas de lucha por el socialismo desde una perspectiva revolucionaria.

Ayer, la confianza en el aparato del Estado, llevó a una cruenta derrota al tratar de llegar al socialismo por la vía “pacífica”, por la vía de la reforma y posicionamiento gradual en el aparato de Estado. Las nuevas generaciones surgidas al calor de la lucha del 18-0 aún no han llegado ni a plantearse la perspectiva de la revolución socialista. Un subproducto genuino de importantes derrotas y traiciones, pero fundamentalmente de la crisis de dirección revolucionaria de la clase trabajadora.

Es preciso buscar fortalecer una perspectiva de poder obrero, que significa militar en las filas de nuestra clase. Si algo de particular tiene el “modelo chileno” es el de haber conquistado para la burguesía un alto grado de fragmentación y atomización de las organizaciones obreras, de los sindicatos. Si bien la historia de un país está plagada de particularidades que resurgirán en cada manifestación de la lucha de clases, estas son expresión del desarrollo de las leyes generales del capitalismo de carácter mundial, el cual avanza velozmente en su descomposición, como lo atestiguan los procesos de masas y crisis interestatales que recorren el planeta. En la mecánica de estas leyes es donde debe basarse el programa revolucionario, del cual es parte el programa de transición para llevar a la clase obrera hacia el poder.

Luchar por recuperar lo perdido, enfrentar los ataques burgueses, levantar y recuperar los sindicatos en manos de la burocracia, liberar a los presos políticos, impulsar el control obrero de los medios de producción, es parte de estas pequeñas grandes tareas.

La venganza histórica de nuestra clase, internacional por esencia, no se encontrará en intentar buscar rellenar los “vacíos” del poder formal de la democracia para ricos, sino en los esfuerzos por impulsar la conciencia y organización de la clase trabajadora, y reconstruir su dirección histórica, la IV Internacional, el partido mundial de la revolución socialista.