La clase obrera internacional está llamada a intervenir con sus métodos

La respuesta de Israel a la ofensiva lanzada por Hamas el sábado 7/10 sobre su territorio no se hizo esperar. Los sionistas bombardearon sistemáticamente la Franja de Gaza, utilizando incluso armas prohibidas como el fósforo blanco, para aplicar un “castigo colectivo” a todos los palestinos por osar desafiar al ocupante. Utilizan un discurso racista, degradando a los palestinos a la condición de “bestias humanas”, para poder justificar el asedio que ha dejado a más de 2 millones de pobladores sin alimentos, agua ni energía eléctrica. Para completar su tarea asesina, los agentes israelíes del imperialismo se disponen en este momento (15/10) a invadir la mitad norte de la franja con toda su maquinaria bélica de punta.

Frente a esto, el viernes 13/10, las capitales europeas, ciudades de EEUU y de diversos países árabes y musulmanes vieron inundadas sus calles con movilizaciones en apoyo a la heroica resistencia palestina. En muchos de estos países, las manifestaciones fueron prohibidas o reprimidas, como en Roma, Berlín y París. Los gobiernos imperialistas temen la reacción de las masas frente a la muestra más cruda de la descomposición de su sistema social basado en la explotación de nuestra clase y la expoliación de colonias y semicolonias: la existencia de Israel sobre la expulsión de los palestinos de su territorio histórico hace 75 años.

 

Una situación explosiva

El actual enfrentamiento en tierra Palestina no es un rayo en cielo sereno. Israel viene acelerando su política de conquista territorial sobre los territorios palestinos, por lo menos desde la época de la administración Trump. Esto ha conllevado diferentes enfrentamientos en Jerusalén y en Cisjordania, sobre las que los sionistas y sus colonos (movimiento de ocupación paraestatal de tierras) vienen avanzando. La incursión sobre el campamento de refugiados de Yenín el pasado julio fue el anterior episodio de estos choques.  

El gobierno de Netanyahu debe responder a una situación frágil debido a la crisis en que han entrado los Estados árabes vecinos, como Siria y el Líbano, por los efectos de la pandemia y la crisis económica mundial. La salida utópica de dos Estados ha sido enterrada por la realidad, e Israel busca avanzar en acuerdos de “normalización de relaciones” con diversos gobiernos de la región. En 2020, con el auspicio de Trump, se firmaron en este sentido los acuerdos de Abraham con Emiratos Árabes Unidos y Bahrein, y también Marruecos reconoció el enclave israelí en su pretendida condición de Estado.

Pero la crisis mundial transcurre ya una fase más aguda con la profundización de las tendencias guerreristas. La guerra entre Rusia y Ucrania tensiona a Israel, proveedor de ambos contendientes de armas y pertrechos. Ahora es Israel el principal foco de la ayuda bélica de EEUU, lo que ha llevado a Zelensky a protestar para que sus padrinos imperialistas no lo dejen relegado en los esfuerzos militares. Seguramente Israel priorice armar a su propio ejército. Se generan así nuevas contradicciones en la relación de Ucrania con la OTAN, empantanándose aun más la salida reaccionaria que tanto Rusia, de un lado, como el imperialismo del otro, pretenden dar a los Ex Estados obreros a través de su asimilación.

 

El enemigo no es invencible

Lo cierto es que la ofensiva palestina, desesperada por cierto y con métodos que no compartimos, se explica por el acorralamiento al cuál Israel pretendía llevar a la resistencia. El intento de firmar un entendimiento con el reino saudita ha quedado en suspenso ante la brutalidad sionista. El frente imperialista pro Israel aparenta ser más solido que nunca, pero al mismo tiempo se desarrollan las movilizaciones, integradas por contingentes enormes de inmigrantes árabes y musulmanes, en el corazón mismo de las metrópolis.

También el gobierno de la ocupación muestra una falsa imagen de “unidad nacional”, mientras miles de sus “ciudadanos” huyen a sus países de origen al ver que la ocupación no les garantiza seguridad en la “tierra prometida”. El gobierno de coalición ampliado, al cuál ha ingresado la oposición que venía denunciando las reformas institucionales de Netanyahu, no puede llamarse de unidad nacional, porque Israel no es un Estado, sino una ocupación militar con una población implantada sobre la limpieza étnica del pueblo palestino.

Por supuesto, la lucha es totalmente desigual si la restringimos a las fronteras de la Palestina histórica; una lucha heroica y vital, pero con pocas perspectivas. Los trotskistas ponemos la pelea en otro plano, donde los contingentes del proletariado internacional podemos poner en la balanza todo el peso de la clase capaz de liberar todas las fuerzas de la producción social de la humanidad de las ataduras a las que las someten las relaciones burguesas de propiedad y la putrefacción del imperialismo.

 

Apoyar a la resistencia palestina, una tarea internacionalista

Debemos tener en claro que no estamos ante un enfrentamiento “de siglos” (el sionismo comenzó a colonizar Palestina a principios del Siglo XX e Israel fue creado en 1948) entre dos pueblos, sino de una lucha entre una nación oprimida y el establecimiento de un enclave imperialista en el corazón de Medio Oriente para controlar sus intereses estratégicos y el petróleo. El sionismo es una ideología y un movimiento reaccionarios, que postularon una salida para el pueblo judío, perseguido durante siglos, basada en la colonización de un territorio habitado por otro pueblo y para defender los intereses del imperialismo. Por eso, decimos que Israel ni siquiera es un Estado burgués propiamente dicho, sino un engendro creado por el imperialismo en el momento de su mayor descomposición.

Los revolucionarios y la vanguardia de la clase obrera debemos intervenir en este conflicto del lado de los palestinos, con acciones que afecten al imperialismo y su maquinaria militar en la producción, como el paro en las industrias imperialistas y el bloqueo de los transportes, tomando el ejemplo de los portuarios de California, Durban y Livorno que en 2021 frenaron cargamentos con pertrechos militares destinados a Israel. Debemos sostener todas las movilizaciones por el fin de los ataques israelíes, por el fin del bloqueo y por la retirada inmediata del ejercito sionista de la Franja de Gaza, el derecho al retorno de los refugiados y desplazados y la libertad de todos los presos palestinos en las cárceles israelíes.

Los trabajadores de los países de la región, en primer lugar, sus batallones centrales de la rama petrolera, tienen la llave para avanzar en la expulsión del imperialismo de Siria, Líbano, Irak, Libia y, por supuesto, Palestina, luchando contra los gobiernos burgueses árabes, socios del imperialismo. Es fundamental llevar las acciones callejeras que se desarrollan en Europa y EEUU al corazón de la producción. La lucha internacional en apoyo a la liberación de Palestina permitirá colaborar con el surgimiento de una dirección obrera y revolucionaria en Medio Oriente, única vía para desbancar a las direcciones reaccionarias islámicas o del nacionalismo árabe como Hamas o Fatah que llevan la lucha palestina a un callejón sin salida.

La necesidad de saldar la crisis de dirección revolucionaria urge ante la situación de los palestinos, que muestra de forma desgarradora el significado de lo que llamamos descomposición imperialista. Pero es imposible plantearse la construcción de una dirección revolucionaria internacional a partir de una sumatoria de programas nacionales, que reflejan la adaptación a direcciones ajenas a la clase obrera en cada país. La cuestión palestina es un problema social e internacional, se trata de la lucha contra el imperialismo. Por ello, son impotentes los programas basados en cualquier salida nacional a partir de la constitución de un Estado burgués en la Palestina histórica, es decir, cuyos fundamentos estructurales sean la propiedad privada de los medios de producción. Existe una gradación que va desde una Palestina “laica, democrática y no racista” como plantean las corrientes morenistas, un Israel laico (el programa que comienzan a levantar los sectores antisionistas desmoralizados), hasta la salida de dos Estados que viene siendo la propuesta del imperialismo. Incluso plantear una Palestina Socialista a secas, sin considerar la dinámica internacional que el proceso histórico imprime al proceso revolucionario ni abordar programáticamente la extensión internacional de la dictadura de clase a partir de la idea de federaciones, es limitado y erróneo. Armados con la Teoría de la Revolución Permanente, y tras décadas de experiencia de las masas con las traiciones de las direcciones burguesas y pequeñoburguesas árabes e islamistas, debemos plantear claramente la necesidad de expropiar a los expropiadores para destruir las bases sociales de la dominación imperialista. Es en ese sentido que planteamos la consigna destrucción del Estado de Israel como condición necesaria para la toma del poder por la clase obrera de Medio Oriente, instaurando su dictadura de clase, cuya forma política será una Federación de Repúblicas Socialistas de Medio Oriente y el Magreb.

 

15/10/2023

Por la destrucción de Estado de Israel

Por una Federación de Repúblicas Socialistas en Medio Oriente

En las últimas horas Hamas, organización que dirige la Franja de Gaza, lanzó una ofensiva contra el enclave imperialista de Israel. La operación se realizó en respuesta a la ofensiva reaccionaria que éste viene realizando contra los territorios palestinos y contra su intención de anexar Cisjordania. Esto sucede en un escenario internacional donde las direcciones árabes de la región vienen buscando acuerdos con EEUU y con China, acuerdos que ninguno de ellos da una solución a la situación histórico del pueblo palestino.

Los gobiernos de Biden y la Unión Europea apoyan al gobierno de Netanyahu, como no podía ser de otra manera. El gobierno argentino y todos los candidatos patronales que aspiran a serlo próximamente salieron rápido a condenar el ataque y a ponerse a disposición de Israel. Así mismo, gobiernos de la región como Chile, Colombia y Brasil salieron a condenar la ofensiva de Hamas declarándola como terrorista, alineándose con el régimen sionista y llamando a impulsar la línea reaccionaria de establecimiento de dos estados.  El imperialismo apoya a su enclave y los lacayos de los gobiernos semicoloniales responden al llamado del amo. En esta situación está claro que los trabajadores y el pueblo pobre debemos estar del lado de la resistencia palestina, levantando bien alto las banderas antimperialistas y llamando al conjunto de los trabajadores de la región a enfrentar a sus gobiernos para expulsar al imperialismo de Medio Oriente. Apelamos a los trabajadores del mundo a luchar por el triunfo del pueblo palestino y a plantear una política obrera independiente ante el escenario guerrerista que nos plantea el imperialismo en Medio Oriente. Así como también debemos enfrentar la política de la OTAN en Ucrania y la invasión de Putin, en el proceso de asimilación de los ex Estados obreros.

Defendemos el derecho a defenderse del pueblo palestino, sin tener ningún tipo de acuerdo con la dirección de Hamas, que es una dirección contrarrevolucionaria que pelea por un Estado teocrático. Debemos movilizarnos para apoyar la resistencia palestina.

07/10/2023

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

 

 

El próximo 3 de septiembre se cumplen 85 años del congreso fundacional de la Cuarta Internacional, celebrado en París en 1938. En medio de la persecución y la política de exterminio de sus militantes por parte de Stalin, el congreso reunió a una treintena de delegados en representación de 11 secciones internacionales afiliadas. Ni Trotsky no pudo asistir, ya que se encontraba exiliado en México.

Ya desde hacía algunos años levantaban la necesidad de una nueva internacional, frente a la política contrarrevolucionaria adoptada por la Internacional Comunista bajo la dirección de Stalin, que llevó al movimiento obrero a derrotas en Alemania y, bajo la forma de frentes populares, en España y Francia. Estas derrotas, ante el ascenso del fascismo y la inminencia de la Segunda Guerra Mundial, significaron una tragedia para el curso de la revolución mundial y de la propia Unión Soviética.

La IV Internacional surgió con la tarea de responder a la crisis histórica de la dirección revolucionaria, responsable de la derrota del movimiento revolucionario, con un programa a la altura. Frente a la "contradicción entre la madurez de las condiciones objetivas de la revolución y la inmadurez del proletariado y de su vanguardia", el Programa de Transición, o "La agonía del capitalismo y las tareas de la IV Internacional", pretende tender un puente entre las reivindicaciones concretas de las masas trabajadoras y el programa revolucionario, es decir, un sistema de reivindicaciones transitorias que permita superar la crisis de dirección revolucionaria (salvando la distancia entre la vieja generación revolucionaria desilusionada y la nueva generación inexperta) y situar al proletariado en la lucha inmediata por el poder (desorganizando a la burguesía).

Es importante reafirmar el significado y la importancia de lo que Trotsky llamó el "sistema de reivindicaciones transitorias", porque condensa el programa revolucionario puesto a prueba en la Revolución de Octubre en la medida en que se dirige "abierta y resueltamente" contra los fundamentos del sistema burgués; por tanto, no puede reducirse a un conjunto de reivindicaciones específicas dirigidas al Estado burgués, como lo hace el centrismo. Por el contrario, busca una movilización sistemática de las masas trabajadoras hacia la revolución.

A 85 años de su fundación, la tarea estratégica de la IV Internacional sigue siendo aún más urgente: “no consiste en reformar el capitalismo, sino en derrocarlo. Su objetivo político: la conquista del poder por el proletariado para realizar la expropiación de la burguesía.” El momento actual refleja las tendencias abiertas por la crisis económica estructural, profundizada por la pandemia y la actual guerra en Ucrania, dentro del periodo histórico de descomposición del imperialismo y del proceso de asimilación de los ex Estados obreros. El aumento de la inflación y su permanencia durante un largo período de tiempo, impulsado por el aumento de los precios de los alimentos y los combustibles y la crisis de la deuda, amplificada en los años de la pandemia, ha incrementado las disputas interestatales por los mercados y los recursos. El imperialismo busca acelerar el proceso de recuperación económica y asimilación de los antiguos Estados obreros, no sin profundizar sus contradicciones y abrir procesos de lucha de clases. Las semicolonias buscan reorientarse en su relación con el imperialismo y China, en medio de los efectos más profundos de la crisis económica, provocando una mayor inestabilidad política, como en América Latina y ahora en África, que, sin una dirección revolucionaria, arrastran a las masas trabajadoras cada vez más a la miseria y al engaño de los nacionalismos.

La superación de la crisis de dirección revolucionaria es, como bien decía Trotsky, la condición para superar la crisis histórica de la humanidad. La adaptación cada vez mayor de la dirección obrera al Estado burgués en su momento de mayor crisis, así como la búsqueda de soluciones en los marcos nacionales, prolonga y profundiza la miserable situación de nuestra clase. Por eso, desde la TRCI, estamos impulsando el llamado a una Conferencia Internacional de las corrientes que reivindican la dictadura del proletariado para discutir y preparar las tareas que nos plantea esta situación. En el 85 aniversario de la fundación de la IV Internacional, reafirmamos que la reconstrucción de la IV Internacional es una tarea urgente, ¡porque sólo bajo el "partido mundial de los trabajadores, los oprimidos y los explotados" podremos organizar la lucha para derrocar a la burguesía e imponer nuestra dictadura de clase!

 

El 21 de agosto de 1940, encontrándose en su exilio en México, León Trotsky sufrió un ataque mortal por parte del sicario de Stalin Ramón Mercader. Pero lo que este golpe rastrero del estalinismo (haciéndole un enorme servicio al capitalismo) intentó silenciar para siempre no sólo siguió repercutiendo, sino que se consolidó como la única voz que todavía puede hablar de revolución socialista. A 83 años de este acontecimiento sus ideas aún siguen vigentes y nos permiten tener una guía revolucionaria para intervenir en los fenómenos de la lucha de clases, para enfrentar al sistema capitalista como vanguardia de la clase obrera organizada en partido mundial.

La crisis abierta por la guerra entre dos ex Estados obreros, situación inédita en la historia, abre, sumado a la crisis económica mundial y los procesos post pandemia, elementos de ruptura del equilibrio inestable. Esto se puede corroborar en el hecho de que el imperialismo ha comenzado a desplegar una política guerrerista para asimilar a los ex Estados obreros, rediscutiendo todos los pactos existentes en el periodo anterior, para intentar saldar la crisis abierta en el 2008 y contener los efectos catastróficos del desarrollo de la pandemia del covid. Esta política más agresiva del imperialismo no es llevada a cabo en su momento de fortaleza, sino en su momento de mayor debilidad histórica, en el que el sistema capitalista en su conjunto está en una crisis estructural y sus formas de dominación en cuestionamiento. La economía mundial se encamina a una recesión con elementos de depresión, con crisis de deuda en las semicolonias y procesos inflacionarios en gran parte del planeta.

Asistimos a una aceleración de los tiempos, impulsada por la política del imperialismo, en la necesidad de asimilar a los ex Estados obreros y abrir nuevos mercados en medio de una crisis en la organización del capital y sus instituciones, como el Estado burgués, y de su forma de dominación, con un bonapartismo decadente.

Sostenemos que el legado de Trotsky nos otorga una base teórica y política para actuar en esta etapa histórica para pensar con nuestra propia cabeza los procesos de asimilación de los ex Estados obreros, la descomposición imperialista y el derrotero de las instituciones creadas para su dominación, las tareas para avanzar en saldar la crisis de dirección revolucionaria. Una de las tareas que Trotsky planteó explícitamente era la de reemplazar al centrismo por el marxismo, para dotar a la vanguardia obrera de un programa transicional que lleve a la construcción de partidos como secciones de la IV internacional reconstruida. Debemos disputar una nueva generación que se está moldeando bajo los efectos del capitalismo en decadencia. Las recetas del centrismo están demostrando su nulidad para llevar esto adelante, ya que se adapta a la situación, realizando un revisionismo histórico del núcleo teórico del marxismo. Esto se expresa en programa y organización, que han entrado en crisis. Han realizado todo tipos de concesiones a las teorías de moda y a los movimientos tal cual son, para terminar en un parlamentarismo o movimientismo que obstruye la posibilidad del desarrollo de una vanguardia revolucionaria. Es una tarea saldar cuentas con el centrismo para regenerar el trotskismo en clave revolucionaria frente a las nuevas generaciones.

Desde la TRCI impulsamos la necesidad de una Conferencia Internacional con los grupos que aun defiendan la dictadura del proletariado para avanzar en las tareas de los revolucionarios en la etapa.

A 83 años del asesinato de León Trotsky, seguimos organizándonos y luchando por derrotar este sistema capitalista, destruir el poder de la burguesía, organizar a la clase obrera, desarrollar las etapas de la dictadura del proletariado y expropiar a los expropiadores. El trotskismo es la continuidad del marxismo revolucionario, contiene y condensa en su programa la guía para la revolución obrera y socialista, su extensión internacional y mundial.

Passadas algumas semanas da eleição para a diretoria do SINPEEM, podemos fazer um balanço mais abrangente de todo o processo, que foi importante justamente por expressar algumas tendências dentro dos sindicatos no atual período histórico de decomposição do imperialismo e da crise das instituições criadas para a sua dominação, como o estado burguês. Assim, como se aprofunda também a crise dos sindicatos, na sua relação com o estado e com a classe trabalhadora. Essa eleição também expressou o nível de adaptação do centrismo trotskista, que apresenta uma política revolucionária no discurso ou na busca de composição de frentes com outros grupos e correntes, mas é incapaz de levar essa política para onde se organiza a classe trabalhadora: no sindicato.

A Oposição de Luta, corrente sindical da Liga Operária Internacionalista - LOI, atua no SINPEEM há mais de duas décadas, com uma política de enfrentamento à burocracia, que dirige o sindicato há 36 anos, sem abrir mão da independência de classe; não como uma palavra de ordem ou consigna, mas como um princípio de ação revolucionária. Para nós, da Liga Operária Internacionalista, a tarefa nos sindicatos é ganhar influência política sobre a classe trabalhadora, através da formação de oposições revolucionárias, recuperando-os das burocracias, que nada mais são do que agentes da burguesia em nossas organizações, para transformá-los em ferramentas revolucionárias.

Por coerência com nossos princípios e entendendo as eleições sindicais como uma forma de expressão da política que defendemos, participamos, ao longo dos anos de atuação no SINPEEM, de diversas plenárias e reuniões com outras correntes de oposição para composição de chapa nas eleições, porém encontramos o limite na atuação política de alguns destes grupos, seja desempenhando um papel de colaboração com a própria burocracia no sindicato ou de adaptação às instituições do estado burguês. Assim, em todas as eleições anteriores batalhamos por sair com uma chapa própria, independente, como forma de levar a política revolucionária aos trabalhadores também nas eleições sindicais. 

Da Oposição Combativa à Unidade Independente, Classista e Combativa

Durante a pandemia, quando a centralização estatal se impôs com maior força, amplamente amparada pelas burocracias sindicais, pois enquanto o estado burguês decidia quais vidas eram mais ou menos importantes na busca de salvar o capital, nossos instrumentos de organização e luta foram fechados pelas direções totalmente adaptadas e submissas à esta política estatal, algumas correntes no SINPEEM, como a nossa, e ativistas independentes, provenientes das experiências dos comandos regionais, demandaram a abertura e o funcionamento das instâncias sindicais com atos na frente do sindicato. 

Depois, já em 2021, quando o governo determinou a retomada das aulas presenciais no pico da pandemia (depois de passadas as eleições municipais) e a burocracia viu-se obrigada a responder à base com o chamado de greve - decretada em uma “live” - essa mesma composição de correntes e ativistas levantou a necessidade de organizar ações presenciais para aumentar a adesão e dar visibilidade à luta travada contra o governo municipal, como os comandos nas escolas, panfletagem, atos centrais e regionais, passeatas, fechamento de vias, colocação de faixas nos viadutos da cidade, além de campanhas de fundo de greve para apoiar os trabalhadores que tiveram corte de ponto. Tais atos foram rechaçados pela burocracia do SINPEEM, que atacou esses militantes e ativistas comparando-os com negacionistas e bolsonaristas e chamando-os de “fascistas”. Vale lembrar que parte da oposição reformista que hoje é maioria na Oposição Unificada também atacou essa política, denominando-nos de negacionistas tal qual a burocracia, só aderindo a estas ações quando a burocracia de outro sindicato (ligada ao PT) resolveu ocupar o vácuo deixado pelo SINPEEM à frente destas ações.

Ao longo do mesmo ano, durante a segunda greve (contra o Sampaprev), esse setor mais combativo impôs o ritmo das ações de luta e obrigou, tanto a burocracia como o reformismo, a se mobilizar para não perder o controle do movimento. A resposta da burocracia foi uma maior centralização e autoritarismo nas instâncias do sindicato, utilizando-se da virtualidade nas reuniões de representantes como forma de impedir qualquer enfrentamento à sua política de conciliação com o governo e como disciplinamento da base. Já a resposta do  reformismo se deu na disputa do aparato sindical, buscando absorver e disciplinar esse setor aos seus moldes, com o objetivo de compor a diretoria do SINPEEM junto à burocracia nos próximos anos, como o sempre fez nas últimas décadas. Esse movimento se expressou com maior nitidez no último Congresso, já em 2022, no qual correntes da oposição reformista (ligadas ao PT, PSOL, CTB) acordaram com a burocracia para retirar a discussão do plano de lutas da plenária de delegados e construí-lo a portas fechadas para ser ratificado posteriormente na plenária, sem a participação da base e sem a possibilidade de fazer o balanço da atuação da direção sindical no último período - o mais crítico. Esse grande acordo também foi legitimado pelas correntes centristas (PSTU, POR e MRT) que participaram da discussão do plano de lutas a portas fechadas com o reformismo ao mesmo tempo em que enviaram militantes para participar das plenárias abertas que aconteciam, organizadas por este setor combativo, nos espaços do Congresso não dirigidos pela burocracia e nos quais os trabalhadores puderam discutir a política necessária para enfrentamento com o governo e avaliar o papel desempenhado pela burocracia nos últimos períodos. 

Ao final de 2022, participamos da construção da primeira plenária para formalizar essa “Oposição Combativa” no SINPEEM, composta principalmente pela nossa corrente - Oposição de Luta, além da OASL, Vozes da Base, FOB e ativistas independentes dos comandos regionais. Se incorporaram também Nossa Classe (MRT), Reviravolta (PSTU) e Corrente Proletária (POR). Estes dois últimos sempre compuseram com a Oposição Unificada no SINPEEM (majoritariamente composta pelo reformismo PT e PSOL) e, por conta disso, deixaram claro que “participariam” da Oposição Combativa, mas continuariam dentro da composição da Oposição Unificada. 

Neste ano, realizamos a segunda plenária da Oposição Combativa com o caráter de construção programática, na qual todas as correntes (exceto o PSTU que decidiu não participar) apresentaram suas propostas para esta frente de oposição sindical, bem como para a atuação nas eleições para a diretoria do SINPEEM que se realizaria neste ano. Defendemos nesta plenária “que a Oposição Combativa, como oposição revolucionária dentro do SINPEEM, participe como uma frente na convenção eleitoral das oposições, defendendo o princípio da independência de classe, entendida aqui como uma política de ação sindical que não condiciona nossos interesses de classe ao Estado, suas instituições como o parlamento e/ou judiciário, ou aos governos de turno e/ou partidos políticos burgueses, como palavra de primeira ordem na conformação de uma chapa.” Ou seja, defendemos a participação na convenção das oposições, assim como participamos das reuniões de construção da convenção, sempre deixando clara a nossa posição de não conformar chapa com correntes que atuam como frente parlamentar, de partidos que compõem o governo, que atuam conciliando com a burocracia nas instâncias sindicais e, como era o caso, que se uniram à burocracia da Apeoesp “que se utiliza dos mesmos métodos de conciliação, traição de classe e cerceamento da democracia sindical que a burocracia do SINPEEM, nos atingindo da mesma forma como trabalhadores da educação.

Nesta plenária, o Vozes da Base, o POR e o MRT, mesmo levantando, em suas propostas programáticas, a defesa da independência de classe, defenderam a composição de uma única chapa de oposição e que a atuação da Oposição Combativa ocorresse dentro da Oposição Unificada. Explicitaram que a conformação de uma chapa com correntes que são governo e aliadas de outras burocracias não era um problema, desde que se “comprometessem” com um programa de independência em relação aos governos e que seria “tático” conseguir lugar na direção para levar a política classista aos trabalhadores. O MRT inclusive utilizou o exemplo do sindicato dos metroviários para defender a composição com o PSOL, delegando o problema de falta de “independência de classe” apenas às correntes do PT. 

A convenção das oposições ocorreu de forma extremamente burocrática. Nossas críticas à conformação de uma Unidade a qualquer custo, suprimindo a independência de classe do sindicato e à ausência de uma caracterização de Lula / Alckmin como um governo burguês foram ignoradas pelos grupos que já estavam compondo de antemão a Oposição Unificada, servindo a convenção apenas para medir as forças de cada corrente na composição da chapa e, posteriormente, na direção do SINPEEM. 

Dessa forma, nos retiramos da convenção e buscamos construir uma Unidade forjada no princípio da independência de classe e, junto com outras correntes que defenderam esse princípio na plenária Oposição Combativa (OASL, PPRI, FOB e Independentes) construímos a Unidade Independente Classista e Combativa como expressão da política revolucionária nas eleições do SINPEEM.

O Processo Eleitoral e a Campanha Salarial

Todo o processo eleitoral, extremamente burocratizado desde a inscrição das chapas até a virtualidade do pleito, numa política clara de distanciamento dos trabalhadores, também foi marcado pela ideia, alimentada pelo reformismo da Oposição Unificada, de que tanto era possível como imprescindível tirar o presidente do sindicato - Claudio Fonseca - através dessa eleição e, portanto, tudo era válido nesse sentido. Numa distorção das eleições burguesas, esses grupos alimentaram nos trabalhadores a ideia de que qualquer outra” oposição que não fosse a frente unificada do reformismo, seria uma forma de fortalecer a burocracia “claudista” e, portanto, divisionismo. Assim, contribuíram com a burocracia para a despolitização dos trabalhadores, já que qualquer discussão política sobre o papel do sindicato e da burocracia frente ao governo, bem como as tarefas necessárias para o próximo período, colocaria em contradição a unidade formal e burocrática construída como oposição. Portanto, desde a inscrição da Unidade Independente, Classista e Combativa como chapa, ficou claro que essa seria a pedra no sapato, tanto da burocracia como da Oposição Unificada, pois trouxemos para o debate eleitoral sindical a necessária política revolucionária. 

A campanha salarial atravessou o processo eleitoral, suspenso em 05 de maio por “problemas técnicos” com o sistema virtual e retomado ao final do semestre, e colocou à prova a atuação das chapas eleitorais no processo vivo da luta. A burocracia, cumprindo seu papel histórico, atuou para negociar com o governo alguma migalha que pudesse chamar de vitória. Para isso, jogou com a ameaça da implementação do subsídio para aceitar 5% de reajuste. Nas assembleias unificadas com o funcionalismo, sem nenhuma participação dos trabalhadores, buscou se blindar atrás da burocracia dos demais sindicatos que cumpriram o papel de impedir qualquer defesa de greve. A Oposição Unificada, deixou nítida a unidade formal construída apenas para a eleição, sem nenhuma política própria para a campanha salarial, incapaz de atuar com unidade neste processo. Na última assembleia, convocada apenas para encerrar a campanha e empurrar a pressão para a Câmara dos vereadores, a burocracia que foi criticada pela ausência de democracia nas assembleias, resolveu chamar dois militantes da Oposição Unificada para proposta de encaminhamentos e ambos legitimaram o encerramento da campanha salarial propondo adendos aos encaminhamentos da burocracia. 

Findada a amarga campanha salarial, a burocracia, com a conivência e legitimação da Oposição Unificada, ambas conformando a comissão eleitoral, impediu a participação da Unidade Independente, Classista e Combativa na reunião que decidiu a retomada da eleição, inclusive não informando sequer a nova data. Isso porque tinham acordo sobre a virtualidade do pleito, munindo-se, inclusive, de técnicos especialistas e advogados para garantir a “lisura” do processo, enquanto seguimos defendendo a presencialidade como método político correto para a realização da eleição, bem como para qualquer outra atividade sindical.

O resultado da eleição expressou a tendência, apontada a priori, de maior burocratização da direção sindical, agora composta tanto pela burocracia tradicional, como pela burocracia proveniente do reformismo totalmente adaptado às instituições da democracia burguesa, especialmente o parlamento. Das 37 cadeiras da direção sindical, 16 estarão disponíveis para o aparelhamento majoritário do  PSOL e PT e, em quantidade menor, do centrismo que, apesar do discurso, é incapaz de manter uma posição independente do estado burguês.

Outro aspecto importante do resultado da eleição foi a baixa participação dos trabalhadores, apenas 11 mil (dos mais de 55 mil habilitados) votaram. Isso é consequência direta de todos os obstáculos impostos para votar, como a senha enviada pelos correios que muitos não receberam e um “0800” que não deu conta de atender a todos que não receberam a senha, além dos impedimentos regimentais, como tempo de filiação e pagamento em dia da contribuição sindical. Contudo, apesar das dificuldades, o grande absenteísmo é resultado direto do nível de despolitização e distanciamento dos trabalhadores promovidos pela burocracia.

Com todas as dificuldades encontradas, a campanha promovida pela Unidade Independente, Classista e Combativa demonstrou-se extremamente importante e necessária na atual conjuntura, não apenas na campanha eleitoral, mas principalmente nas assembleias durante a campanha salarial, mantendo a coerência dos princípios defendidos na ação. Em todas as assembleias, estivemos com material defendendo a organização da greve e denunciando as manobras da burocracia para evitar sua construção e, em todas elas, fizemos inscrição para intervir com proposta de construção da luta com os nossos métodos, como a greve, e em nenhuma assembleia nos foi permitido intervir. Dessa forma, o pequeno resultado em número de votos à nossa chapa - cerca de 2% - é incapaz de reduzir a importância do que foi essa campanha verdadeiramente militante e da política levada às escolas e, cuja defesa, não se encerrou com a campanha eleitoral. Muito pelo contrário, considerando as tendências de ataques à classe trabalhadora impostas pelos governos de turno, dada a brutal crise econômica das semicolônias e sua relação com o imperialismo em decomposição,  a experiência com uma direção sindical reformista e aliada à burocracia será assimilada de forma rápida pelos trabalhadores e só uma política independente e classista será capaz de organizar a resposta à altura dos ataques. Assim, lutaremos pela continuidade da atuação da Unidade Independente, Classista e Combativa nas instâncias do SINPEEM!

 

ADENDO: Uma resposta à nota do MRT “Por um SINPEEM nas mãos dos educadores, combativo e independente dos governos e patrões” de 28/07/23

A corrente Nossa Classe (MRT) publicou uma nota quatro dias antes da eleição remarcada do SINPEEM, numa tentativa de se posicionar, já que não o fizeram antes da data originalmente marcada para ocorrer a eleição. Antes desta nota, a última relacionada à eleição do SINPEEM foi publicada dias após a convenção das oposições, em abril, que formalizou a Oposição Unificada, anunciando sua ruptura com essa chapa por conta da presença em sua composição da corrente Debate Cutista, proveniente do PT, e, portanto da impossibilidade de se manter a “independência de classe”.

Expressão da crise mais geral do centrismo, o MRT é incapaz de levar até o final a política revolucionária, buscando nos “ziguezagues” discursivos as justificativas para os titubeios programáticos. Assim como nas eleições burguesas, cuja política velada de apoio à Lula / Alckmin se deu pela omissão de um posicionamento frente às eleições, como o voto nulo. Nas eleições sindicais do SINPEEM, esse posicionamento foi não posicionar-se ou, de forma mais justa, defender o voto em ambas as chapas de oposição, independente da composição, do programa e da trajetória militante de cada uma. Mais uma vez, reforça-se a fórmula despolitizada e personalista de compreender a burocracia sindical: basta tirar Claudio Fonseca.

A própria análise da burocracia do SINPEEM contida na nota expressa o nível de adaptação dessa corrente às instâncias do estado burguês: o problema da burocracia do SINPEEM é estar ligada ao partido CIDADANIA, base do governo do atual prefeito “de direita” Ricardo Nunes. Ou seja, a análise da burocracia é feita apenas na superestrutura, nas relações com os governos, descolada da base material de produção. Ora, a burocracia sindical se coloca na relação do estado burguês com o movimento operário e, especialmente nos países semicoloniais, é a principal base social de conformação da forma de dominação burguesa. Só assim, desconsiderando o papel histórico da burocracia na relação capital / trabalho, é possível hierarquizá-las e admitir a composição de chapa com burocracias de outros sindicatos.  

Na nota, ao denunciar a burocracia, afirmam “a luta pela democracia e combatividade de nosso sindicato só pode se dar através da defesa da sua independência política de qualquer governo e dos setores que representam a política de frente ampla e a cooptação dos sindicatos e das centrais sindicais, através de seu entrelaçamento ao governo e seus interesses.” Ora, as maiores correntes que integram a Oposição Unificada, antes mesmo da entrada do Debate Cutista, são provenientes do PSOL que fazem parte do atual governo de frente ampla Lula / Alckmin, sendo que destas, as principais ainda unificaram com a burocracia da Apeoesp, ligada ao PT e há mais de 25 anos na direção, para as eleições do maior sindicato docente do país. Aqui, fica claro que a concepção de independência de classe defendida pelo MRT para os sindicatos é uma “independência política”, de governo, superestrutural, e não sua independência do estado burguês e de suas instâncias. 

Seguindo a nota, o Nossa Classe expõe como participaram de todas as reuniões de organização da convenção das oposições que “resultou na conformação da Chapa 2 sobretudo por entender a necessidade de construir uma forte oposição que batalhasse por essa perspectiva de ter um sindicato fortalecido pela base e que seja independente”, mas que as correntes ali preferiram compor com o Debate Cutista e excluir o MRT, e denunciam que essa composição foi facilitada pela formação do bloco liderado pelo Resistência/PSOL. Não pretendemos entrar no mérito dessa convenção, da qual já fizemos um balanço específico, mas alguns fatos não podem ser omitidos. Primeiro, o Nossa Classe esteve envolvido em toda organização da convenção, inclusive na escrita das teses “consensuais” que não continham nenhuma caracterização do governo Lula, assim como teve acordo com o formato burocratizado da convenção que se realizaria por consenso, ou seja, não se votaria nenhuma diferença. Segundo, o Nossa Classe não cita em nenhum momento que participou das plenárias da Oposição Combativa e que, na última plenária que ocorreu antes da convenção, no ponto das eleições, foi afirmado e discutido que o Debate Cutista também participaria da convenção, pois estavam com boletim próprio fazendo esta convocação. Ou seja, já era de conhecimento geral essa composição.

Mas, para nós mais importante, é a crítica que fazem à Unidade Independente Classista e Combativa que não somos capazes de reproduzir aqui sem citar literalmente: 

“Apontamos como um limite da política defendida por esta chapa a não compreensão da necessidade de batalhar pela maior unidade possível dos setores de esquerda, lutadores e ativistas de oposição do sindicato, em base a um programa e uma política de independência de classe, o que poderia fortalecer a luta da educação e dos trabalhadores, unificando a vanguarda para atuar contra a paralisia e traição da direção de Cláudio Fonseca. Inclusive, fortalecendo a batalha pela independência política da Chapa 2, a partir de dentro da conformação da chapa, fortalecendo perspectivas que temos em comum, mas partindo de uma atuação pela unidade dos setores combativos e lutadores.”

Segundo o Nossa Classe, o nosso limite é não compreendermos exatamente aquilo em que se baseou a constituição da nossa chapa, ou seja, a “maior unidade possível em base a um programa e uma política de independência de classe”. A Chapa 3 foi formada não apenas pela “LOI e importantes lutadores da categoria”, mas por quatro organizações distintas (LOI, PPRI, OASL e FOB) e importantes lutadores da categoria, cuja unidade foi justamente construída com base em um programa e na defesa do princípio da independência de classe. E o MRT sabia disso, pois participou destes debates programáticos que ocorriam na Oposição Combativa, até declarar que ficariam na Oposição Unificada no dia da convenção.

E seguindo essa lógica, segundo o Nossa Classe, essa “compreensão” nos permitiria fortalecer a batalha pela independência política (novamente, superestrutural) dentro da chapa 2, “fortalecendo as perspectivas que temos em comum”. Ora, se o MRT concebe que as correntes que compõem a Oposição Unificada podem ser ideologicamente ganhas para posições de maior “independência”, porque da sua própria ruptura? Essa era uma tarefa nossa, mas não deles? Além de tudo, omite o fato que as correntes que compuseram a chapa 3 fizeram sim o debate político com todas as demais correntes de oposição. A Oposição de Luta participou das reuniões e da convenção, sem nunca, contudo, omitir ou dissimular sua política e seus princípios e sempre deixando bem claro que não comporia chapa com quem colabora com a burocracia ou com os governos de turno.

Por fim, o Nossa Classe se dirige ao PSTU e ao POR criticando-os por permanecerem na Chapa 2, encabeçada pelo Resistência/PSOL. Mas não era esse o limite da Chapa 3? Por todas essas contradições, omissões e titubeios, a conclusão do Nossa Classe é que o voto em “ambas” as chapas de oposição podem enfraquecer a burocracia e contribuir para a recuperação do sindicato. Não há sequer uma menção dos programas e métodos defendidos pelas chapas e como o Nossa Classe, como corrente de uma organização revolucionária, se coloca frente a estes programas. Afinal, ambas as chapas defendiam a recuperação do sindicato em seus programas? E a partir de qual método? 

Enfim, acreditamos que o debate político entre organizações que se reivindicam revolucionárias e que atuam nos mesmos organismos de classe deve acontecer da forma mais aberta e fraterna possível em base aos seus princípios, programas e balanços de suas atuações. Esse deve ser o método reivindicado.

Fuera el imperialismo de África

El 26 de julio pasado, militares al mando del general Abdourahmane Tiani tomaron el poder en Níger, ex colonia francesa de la región del Sahel, franja semidesértica al sur del Sahara. El desplazado presidente Mohamed Bazoum permanece detenido en su domicilio, y es considerado un aliado del imperialismo en la región. Pesa sobre el gobierno militar golpista una amenaza de intervención militar de la CEDEAO (Comunidad Económica de Estados de África Occidental), que no cumplió su primer ultimatum pero que se reunirá nuevamente esta semana (17 y 18 de agosto) para calibrar sus acciones. Por su parte, los militares que gobiernan Mali y Burkina Faso salieron a respaldar a los golpistas de Níger, mientras Chad y la Unión Africana se pronunciaron en contra de acciones armadas.

Níger ya se encuentra bajo bloqueo de Francia y sus aliados regionales. EEUU, según las propias palabras de sus funcionarios, se debate entre sostener los “principios democráticos” (que usa como mera propaganda en su enfrentamiento con China y Rusia), actuando contra el golpe, y sus intereses geoestratégicos, negociando con los militares para poder mantener sus bases en el país, establecidas para la lucha contra el terrorismo y la intervención sobre Libia. En Níger hay estacionadas 1.500 tropas francesas en la capital Niamey y EEUU tiene unos mil militares en diferentes regiones del país.

Las intervenciones en África son una marca de nacimiento del imperialismo como fase superior y descompuesta del capitalismo. La situación actual se caracteriza por la descomposición de los Estados artificiales que pretendieron establecer durante la posguerra como formaciones políticas formalmente independientes que sin embargo se mantuvieron atadas por fuertes lazos económicos y militares a sus viejas metrópolis, como es el caso de Niger que aún hoy utiliza el Franco como moneda. El imperialismo sólo ha ofrecido miseria, destrucción económica y hambrunas a África, a cambio de saquear su fuerza de trabajo (esclavizada) y sus recursos, sobre todo minerales, pero también hidrocarburíferos y agrícola-ganaderos. Níger es uno de los países menos industrializados y más pobres del mundo y, como contracara, es uno de los principales proveedores del uranio que utilizan las centrales nucleares francesas. La actual crisis se sucede luego de sendos golpes de estado impusieran cambios de régimen en otros países del Sahel, Mali y Burkina Faso, donde militares con discursos nacionalistas terminaron expulsando a los destacamentos franceses. Es claro que estos regímenes son una versión degrada de las corrientes del nacionalismo burgués de la posguerra, que ya mostró su fracaso, no sólo en África sino también en Asia y América Latina. El contenido de su política es negociar un mejor lugar en el mercado mundial ante el evidente debilitamiento del imperialismo francés, golpeado en su economía y por la lucha de clases en su propio territorio. Por eso el nuevo gobierno militar de Níger se apresura en constituir un gabinete civil para dialogar con otros países imperialistas a través de Chad y recibiendo a funcionarios norteamericanos. Y coquetea con una alianza prorrusa que incluya a otros países de la región, que ya comienza a gestarse desde Moscú y a partir de las varias intervenciones del grupo Wagner en la región. Esta crisis es parte de la situación mundial abierta por la crisis de 2008, la pandemia y la actual guerra entre Ucrania y Rusia. La situación de Ucrania y su gobierno que actúa como agente de los intereses de la OTAN también es un espejo en el cual se miran varios países de la CEDEAO, que no ven con buenos ojos ir a una guerra larga, desgastante y de resultado incierto. Por eso, los canales diplomáticos están abiertos, aunque tampoco se puede descontar el enfrentamiento militar.

Los revolucionarios de la TRCI nos pronunciamos en contra de cualquier guerra fratricida entre Níger y sus vecinos, y por la derrota de cualquier agresión militar imperialista contra los pueblos coloniales y semicoloniales. También advertimos que ningún gobierno nacionalista plantea una salida antiimperialista a los pueblos oprimidos del continente. Es la clase obrera a partir de sus organizaciones de clase, como los sindicatos mineros que muestran su potencia en Sudáfrica, la que debe erigirse como caudillo en la lucha contra los viejos y nuevos amos extranjeros. Para eso, debe imponer su programa y un gobierno obrero, derribando a dictadores y demócratas socios de tal o cual facción del imperialismo. Planteando la unidad internacionalista de la clase obrera, sobre todo con el proletariado de Francia y Estados Unidos, por el retiro de las tropas imperialistas de Níger y de toda África. Llamamos a las fuerzas revolucionarias que luchan por la dictadura del proletariado a poner en pie una Conferencia Internacional para discutir cómo enfrentar la descomposición imperialista que arrastra de forma cada vez más acelerada a nuestra clase y al conjunto de la humanidad a la barbarie.

 

COR Chile - LOI Brasil - COR Argentina

Un nuevo paro nacional para un “segundo tiempo” ante la nula respuesta del gobierno a las demandas docentes, aclaman los dirigentes del colegio de profesores. Dirigentes que llamaron a realizar campaña a brazo partido por el triunfo de Boric,  para así evitar que ganara “ el fascismo”, guardando bajo la alfombra la necesidad de retomar la lucha contra  todos los ataques de los últimos años. Hoy se dan cuenta de que “su” gobierno, no cumplirá las promesas de campaña y eligen la vía de presionar, mediante movilizaciones controladas, para obtener alguna que otra “promesa” de migajas.

A las condiciones laborales de los docentes que se han visto año a año deterioradas e incrementadas durante la pandemia, hay que sumarle la falta de solución a problemas como la deuda histórica, el no pago de mención, las condiciones laborales con salas hacinadas, los problemas de la jornada completa, el pago parcial de salarios o el no pago de imposiciones, etc. Al igual que muchas otras lindas promesas como el fin al CAE, no sólo no se han cumplido sino que quedan supeditadas a un desdibujado “pacto fiscal” condicionado a los intereses empresariales, que prometía ser la reforma triburaria que redistriburiría la riqueza. Pero el gobierno se ha dedicado a profundizar las políticas de ataque a los trabajadores y de someter a la población a los designios del capital imperialista.

Los docentes solo pueden esperar respuestas miserables de este gobierno, como se ha visto con medidas como con la fijación de un salario mínimo miserable (con el beneplácito de la CUT) a ejecutarse hacia el próximo año; o con el proyecto de ley de 40h, que no es otra cosa que flexibilización laboral. Algo que impactará fuertemente en los profesores que se desempeñan en la educación privada.

La crisis agudiza la situación de opresión y explotación de la clase trabajadora, mientras la respuesta conjunta de un régimen en descomposición se evidencia en la deleznables soluciones como son los bonos para las familias que sufrieron con la destrucción de viviendas con las lluvias, el ataque al salario, con una inflación encubierta por un IPC mentiroso, la represión a los campamentos, la impunidad para la represión y persecución a los que luchan, etc

En la educación la juventud viene sosteniendo el ímpetu de lucha y movilización, y por ello viene siendo fuertemente reprimida y amedrentada con sanciones reglamentarias, suspensiones, ley aula segura, etc. El ataque constante de las fuerzas represivas contra la manifestación estudiantil, como se evidenció recientemente en la acción policial que colocó una pistola en la sien de un estudiante de 13 años, es la violencia del estado burgués que los profesores, no docentes y estudiantes, deben enfrentar con un plan de lucha, descartando los rituales de la burocracia de presión y dialogo de manos vacías con el gobierno. ¿¡Como esperar una “convivencia saludable” al interior de las escuelas, donde resuenan las contradicciones sociales, si éstas son focos de ajustes, represión y hostigamiento estatal?!

 Debemos luchar por recuperar los sindicatos docentes para que se transformen en herramientas de lucha contra la educación burguesa. Los contratos precarios, el no pago de la deuda previsional, extenuantes jornadas, ataque al salario, problemas de infraestructura, y de material para realizar la docencia, son parte de las situaciones que debemos enfrentar además de neutralizar la presión que imponen las directivas (alineadas con el gobierno) en las escuelas sobre los docentes y el estudiantado que se organiza para debatir sobre los problemas sociales.

Nuestra pelea debe ser por disputar la orientación de la educación. Para ello debemos recuperar nuestros sindicatos de las garras de la burocracia sindical haciendo caso omiso de las disputas entre las distintas alas de esta.

Impulsemos la pelea por imponer un paro nacional efectivo con movilización en todas las ciudades del país. Impulsemos un plan de lucha votado en una asamblea nacional de delegados docentes y trabajadores de la educación (con mandato y revocables), sin distinción entre públicos y privados.

La juventud secundaria, por medio de sus asambleas y centros de alumnos, puede ser un gran punto de apoyo en la lucha por doblarle la mano a la burocracia y la patronal educativa y al gobierno.

Impulsemos un congreso educativo de lucha, de docentes, no docentes y estudiantes.

Los días 10 y 11 de junio, en San Pablo, Brasil, se realizó el II Congreso de la TRCI, con delegados de Chile, Argentina y Brasil. El Congreso trató el Proyecto de Tesis presentado para el pre congreso, que fue discutido por el conjunto de la militancia de los distintos grupos.

Se debatió sobre la situación internacional y nuestras tareas como organización internacional. En el informe que dio comienzo a las sesiones se planteó un análisis de aproximación a las tendencias reinantes a nivel mundial.

Estamos en un periodo histórico de descomposición imperialista y procesos de asimilación de los ex Estados obreros. La crisis abierta por la guerra entre dos de estos Estados, situación inédita en la historia, sumada a la crisis económica mundial y los procesos post pandemia, plantea elementos de ruptura del equilibrio inestable. Esto se puede corroborar en el hecho de que el imperialismo ha comenzado a desplegar una política guerrerista para asimilar a los ex Estados obreros, rediscutiendo todos los pactos existentes en el periodo anterior, para intentar saldar la crisis abierta en el 2008 y contener los efectos catastróficos del desarrollo de la pandemia del covid. Esta política más agresiva del imperialismo no es llevada a cabo en su momento de fortaleza, sino en su momento de mayor debilidad histórica, en el que el sistema capitalista en su conjunto está en una crisis estructural y sus formas de dominación en cuestionamiento. La economía mundial se encamina a una recesión con elementos de depresión, con crisis de deuda en las semicolonias y procesos inflacionarios en gran parte del planeta.

El desarrollo de un proceso de lucha de clases agudo en Francia y una crisis bancaria a nivel mundial, producto de la quiebra del Silicon Valley Bank en EEUU, que está arrastrando a otras instituciones bancarias en Europa, como el Credit Suisse, uno de los bancos más importantes de la UE, muestran el nivel de crisis y que intentamos analizar en debate con los delegados del Congreso.

Para desmenuzar aún más a qué nos referimos con descomposición del imperialismo, queremos decir que las instituciones creadas para su dominación están en crisis y que esa crisis no es sólo por las políticas llevadas a cabo en las disputas interimperialistas, sino producto también de la lucha de clases. Entendida ésta como la lucha por la plusvalía y no como la entiende el centrismo, que cree que la lucha de clases es algo que se desarrolla principalmente dentro de las instituciones. Esta es una diferencia importante, ya que nosotros relacionamos la lucha de clases con la producción y no con las relaciones de fuerza en las instituciones estatales.

La descomposición del imperialismo y su dominación se expresa de forma histórica en la organización de las relaciones sociales como sistema capitalista, entendida la organización del capital como una organización anárquica. Es ahí donde ha entrado en una contradicción explosiva, ya que no logra que la relación capital-trabajo sea contenida en las instituciones creadas para su dominación y no ha podido encontrar en el proceso histórico su reemplazo por otra forma de dominación estatal burguesa. Este elemento también es expresión de la crisis en cuanto a la creación de valor y su relación con las actividades que agregan valor, es decir, una contradicción en la extracción de plusvalía que está complicando el proceso de reproducción del capital.

Asistimos a una aceleración de los tiempos, impulsada por la política del imperialismo, en la necesidad de asimilar a los ex Estados obreros y abrir nuevos mercados en medio de una crisis en la organización del capital y sus instituciones, como el Estado burgués, y de su forma de dominación por medio del bonapartismo.

La proliferación de movimientos sociales con relación indirecta con la producción obliga a medidas de contención por parte de los Estados para su cooptación generando crisis de los regímenes. Su expresión más importante es la crisis de los partidos burgueses como instituciones que muestran las tendencias de un Estado, son manifestaciones de la debilidad en la dominación que está desarrollando la fase imperialista en este periodo.

La estatización de los sindicatos, como forma de organizar la relación con el movimiento obrero, está colapsando debido a la extensión de la crisis y la pauperización de las condiciones de vida, por esos nosotros decimos que intentan ir a un nuevo pacto del capital y el trabajo, no sin procesos de lucha de clases con mayor injerencia de los trabajadores, como estamos viendo en Europa y en EEUU, con el nuevo fenómeno de sindicalización.

El proceso de asimilación en los ex Estados obreros no está concluido porque el capital aún no logra organizar las relaciones sociales para su reproducción y es difícil que lo logre cuando la mayor contradicción está allí en su organización. Por eso observamos que las direcciones, tanto de China como de Rusia, intentan saldar esta contradicción en su proceso de restauración. Rusia, mediante una salida militar y quizás catastrófica, y China buscando una asimilación económica sin descartar el elemento militar.

Si escindimos la lucha de clases de la producción y su relación con la organización del sistema capitalista, indefectiblemente colocaremos la lucha de clases en las relaciones sociales impuestas por el capital y sus instituciones.

Se hizo hincapié en las consecuencias del escenario guerrerista y los procesos que éste produce al interior de los Estados y las relaciones de clase, una situación tan convulsionada como la actual. Intentamos precisar la relación de un imperialismo en descomposición y el avance de China en su restauración capitalistas y los posibles escenarios de reconfiguración de las burguesías nativas en su relación con estas potencias.  

Estos fueron algunos de los ejes que discutimos en el Congreso, en la necesidad de consolidar la TRCI y su dirección para prepararnos en la necesidad de dar lucha política a las tendencias que influencian a nuestra clase y las tareas de los revolucionarios en un escenario de guerra y las consecuencias de esta situación. En este escenario, debemos intervenir como tendencia trotskista al interior del movimiento centrista, que hoy está en crisis y con rupturas. Lo que está en juego en este periodo actual, y sigue aún vigente, es la crisis de dirección revolucionaria. Las tendencias que fueron formadas por la generación anterior de los trotskistas de posguerra, en las direcciones de los grupos centristas actuales, sin saldar cuentas con sus maestros como Mandel, Moreno, Lambert, para nombrar algunos, retoman sus revisiones metodológicas e intentan reescribir la experiencia histórica del proletariado degradando sus fases revolucionarias.

Por eso retomar los debates de programa y organización son primordiales en este periodo para la formación de los cuadros internacionalistas de la TRCI y las tareas que se desprenden, en la necesidad de avanzar en el embrión de una nueva dirección revolucionaria.

Después del debate sobre la situación internacional, cada grupo realizó un informe de su respectivo país y cómo estamos interviniendo.

Se votaron por unanimidad las Tesis presentadas al Congreso, una nueva dirección y resoluciones que permitan avanzar en las tareas planteadas. Entre ellas, editar un nuevo número de la revista internacional y reforzar el llamado a una Conferencia Internacional, con el horizonte de la reconstrucción de la IV Internacional.